viernes, julio 17, 2015

Roberto Álvarez Quiñones: El Presidente Barack Hussein Obama y el rey Pirro

 Nota del Bloguista de Baracutey Cubano

Excelente artículo. Solamente apuntaré que no es cierto  que esta sea  la única esperanza ¨ que ha tenido el pueblo en más de medio siglo.¨. Unas cuantas veces muchos cubanos tuvimos la esperanza que Cuba mejoraría economicamente y con  todas ellas lo que obtuvimos fue  el desengaño. Nos timaron una y otra vez y no  podíamos  ni gritar nuestro desengaño y, mucho menos pedir cuentas, sino esperar el próximo cuento de ¨Tía Tata cuenta cuentos¨.

Se habla de una vieja política  de más de 50 años de EE.UU. respecto a la tiranía Castrista que no ha dado resultado. Planteamiento falso ya que la política respecto a la tiranía cubana ha cambiado ostensiblemente en este más de medio siglo; políticas  que han dado resultados en cuanto, por ejemplo, que ningún otro país en Latinoamerica  ha robado las propiedades norteamericanas como lo hizo dicha tiranía. Sin olvidar que el objetivo fundamental del Embargo de EE.UU. hacia la tiranía  fue represaliar dicho robo y no el derrocamiento de dicha dictadura. 

Por otra parte, se habla de una nueva política de EE.UU. hacia Cuba que no es nada nueva y que no ha dado un resultado positivo para el pueblo cubano ni ningún ¨empoderamiento¨. Veamos:
 HACE MÁS DE 20 AÑOS  LA ORGANIZACIÓN CATÓLICA  HOLANDESA PAX CHRISTI  RECONOCIÓ QUE ESTABAN EQUIVOCADOS CUANDO PENSARON QUE LAS INVERSIONES EXTRANJERAS PODRÍAN ESTIMULAR UN RELAJAMIENTO DEL SISTEMA POLÍTICO Y ECONÓMICO DE LA ISLA,  Y QUE ESAS INVERSIONES BENEFICIAN   A UN GRUPO BIEN SELECTO, NO AL PUEBLO CUBANO, Y QUE SIRVEN PARA QUE EL RÉGIMEN SIGA EN EL PODER SIN CAMBIO ALGUNO EN SU POLÍTICA INTERNA. EN EL INFORME SE HACE ECO DE LA PREOCUPACIÓN DE LOS GRUPOS DISIDENTES ANTE EL POSIBLE ¨INICIO DEL DESHIELO ENTRE LA UNIÓN EUROPEA Y CUBA¨. PAX CHRISTI PLANTEA QUE SU POSICIÓN ES QUE NI EL AISLACIONISMO NI LA COOPERACIÓN SIN CONDICIONES CONLLEVAN LA SOLUCIÓN PARA LA CRISIS CUBANA Y PROPONEN LA PRESIÓN INTERNACIONAL PARA HACER UN DIÁLOGO EN Y CON CUBA. EL INFORME PLANTEA QUE LA UNIÓN EUROPEA NO SÓLO TIENE LA POSIBILIDAD SINO TAMBIÉN LA RESPONSABILIDAD DE EJERCER ESTA PRESIÓN.




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Tomado de http://www.diariodecuba.com/
Obama y el rey Pirro

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El régimen cubano tiene un plan B para después del levantamiento del embargo.
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Por Roberto Álvarez Quiñones
Los Ángeles
15 Jul 2015

Para el presidente Barack Obama la inminente reapertura de las embajadas de Estados Unidos y de Cuba en las capitales de ambos países es una victoria personal suya, que presenta como la rectificación de una vieja  política basada en el aislamiento, que no funcionó, y que él cambió para acercarse a los Castro y animarlos a que enrumben el país hacia una democracia moderna.

Pero ¿de quién es realmente la victoria, al menos en el primer round del deshielo EEUU-Cuba?

A decir verdad, este  triunfo autoproclamado de Obama evoca lo ocurrido al rey Pirro de Epiro, en la antigua Grecia, quien en el año 280 A.C. derrotó a los romanos en una batalla tan encarnizada que perdió a miles de soldados y a sus mejores generales. Al finalizar los combates Pirro dijo a uno de sus generales sobrevivientes: "Si obtengo otra victoria como esta, estoy perdido".

Hoy, los cubanos pueden afirmar que con victorias como esta, en la que Washington  concede y La Habana no mueve fichas, el futuro de la democracia no está perdido, pero sí se aleja. Y no porque las libertades en Cuba  dependan de una potencia extranjera y no de los propios cubanos, sino porque esa potencia con su nueva política fortalece, paradójicamente, a la dictadura.

El acto de izar la bandera estadounidense en La Habana y la de Cuba en Washington constituirá el más grande triunfo político del castrismo en su historia y el más resonante de Fidel  Castro en 56 años. Se habrá cumplido, por ahora, la consigna de "Patria o Muerte, venceremos".

Además, con la reapertura de embajadas, EEUU podría ver repetirse lo ocurrido con la Unión Soviética, con la que aun en los peores tiempos de la Guerra Fría Washington tuvo siempre relaciones diplomáticas. La política de "coexistencia pacífica" lanzada por el líder soviético Nikita Jrushov en 1955, y la  "détente" (distensión) diseñada por Leónid Brézhnev en los años 70, que fueron aceptadas por Washington hasta la llegada de Ronald Reagan a la Casa Blanca, y que incluyeron la firma de tratados de limitación y control de armas nucleares, sirvió a la URSS para expandir su poderío militar y su influencia  política antiestadounidense  por Asia, Africa y Latinoamérica.

El envalentonamiento de la Junta Militar con la legitimidad que ya le ha concedido mundialmente la Administración Obama, si bien no puede propiciar la expansión de un sistema político fracasado, sí confiere una impunidad inédita al régimen para reprimir. La salvaje paliza propinada al líder opositor Antonio Rodiles lo muestra dramáticamente.

No importan las curiosas interpretaciones que se quieran hacer, lo cierto es que con su realpolitik, Obama reconoce al  "presidente"  Raúl Castro, abandona el deseo de EEUU de  un cambio de régimen político en la Isla, libera en gran medida los viajes de estadounidenses, quita a Cuba de la lista de naciones que apoyan el terrorismo y le abre el acceso a créditos internacionales. ¿Qué cosa sustancial ha concedido Cuba a cambio? Nada.

Tono indiferente

Mientras los medios, empresarios, legisladores, políticos y personalidades de EEUU muestran un gran entusiasmo por las negociaciones con Cuba, los medios y los funcionarios castristas solo emiten comunicados escuetos que expresan indiferencia o soberbia, y le restan importancia.

Es lógico. Para La Habana la importancia del restablecimiento de lazos diplomáticos radica en que coloca la pelota en el campo del Congreso, que recibirá ahora más presiones que nunca para poner fin al embargo. Ese es el objetivo de los Castro, y urgente, pues la crisis de su mecenas venezolano se agrava aceleradamente.

La elite político-militar cubana no aspira a tener relaciones normales con EEUU, sino a que se levante el embargo, recibir inversiones, créditos y turistas de EEUU, para tener un asidero económico al que sujetarse si colapsa el chavismo en Caracas, y para garantizar su propio fortalecimiento económico, comercial  y financiero.  

Por el contrario, una normalización  de relaciones preocupa al régimen por razones políticas e ideológicas. No en balde el dictador reitera que eso tomará mucho tiempo. La nomenklatura isleña no quiere correr el  riesgo de que "demasiada amistad" con EEUU  cree  una situación que se les vaya de las manos, y se quiere blindar contra ese riesgo. Es más, los históricos de la Sierra Maestra quieren dejar esa tarea normalizadora a sus sucesores. 

El plan B castrista

Y si se levanta el embargo la cúpula castrista buscará la forma de empantanar  las negociaciones y pondrá en marcha el plan B: exigirle a Washington $115.000 millones en compensación por los daños ocasionados por el "bloqueo". Y dirá a los cubanos y al mundo que sin ese dinero no será posible restaurar el enorme deterioro de la economía cubana como consecuencia de tantos años de "criminal bloqueo".

Definitivamente, no habrá en Cuba una transición a un Estado de derecho mientras ostenten el poder el general Castro y la casta militar que lo sostiene. Se necesita con urgencia un nuevo liderazgo político. Todos los cambios en las naciones excomunistas estuvieron a cargo de nuevos dirigentes. Pero si en vez de presiones, cuando ya los Castro no están en condiciones de andar exigiendo  nada,  la dictadura cubana recibe halagos y dinero, no habrá un nuevo liderazgo capaz de hacer transformaciones profundas en Cuba.

Los dinosaurios de la cúpula dictatorial, con la benevolencia tácita de Washington, más fuertes que nunca para reprimir a la oposición interna, no sienten amenazado su monopolio vitalicio del poder. Y se dan el lujo de negar incluso la más mínima libertad económica a los cuentapropistas para que puedan hacer negocios con los estadounidenses que, supuestamente, los van a "empoderar".

No están dispuestos, como sí se hizo en China y Vietnam, naciones también gobernadas por partidos comunistas, a que los cubanos creen capital y prosperen. Se les prohíbe a los cuentapropistas  exportar o importar nada. No pueden  negociar directamente con nadie dentro de la Isla, sino solo con empresas estatales. La producción industrial privada está prohibida y los graduados universitarios no pueden prestar sus servicios profesionales en forma privada.

Lo mínimo que se debió pedir

Lo mínimo que debió pedirle Obama a Raúl Castro antes de hacer tantas concesiones sin recibir nada a cambio fue que para que cese el embargo el Estado cubano debe derogar todas esas prohibiciones estalinistas que impiden progresar a los cuentapropistas y sus familias, o no hay negocio, y punto.

¿De no eliminarse esas leyes draconianas de qué puede servir el acercamiento de EEUU sino para enriquecer a la casta militar que ya controla el 70% de la economía cubana?

Finalmente, que la mayoría de los cubanos en la Isla apoye la normalización de relaciones con el antiguo "enemigo" no debe sorprender  a nadie. Ante el inmovilismo de la gerontocracia estalinista y su rechazo sistemático a hacer reformas verdaderas, es lógico que la gente albergue la esperanza de que "ahora sí van a cambiar las cosas", bajo la influencia arrolladora de EEUU.

Pero una cosa es tener esa esperanza, la única que ha tenido el pueblo en más de medio siglo, y otra es que se puedan cumplir esos deseos con la misma dictadura militar jurásica que convirtió en ruinas y hambruna a la otrora próspera Cuba.

Para que el deshielo EEUU-Cuba no sea otra victoria como la de Pirro, la Junta Militar castrista debe hacer concesiones, y punto.