miércoles, diciembre 23, 2015

Primer aniversario del 17D: Un análisis.. Jorge Hernández Fonseca sobre el restablecimiento de relaciones diplomáticas entre EE.UU. y la dictadura totalitaria de los Castro en Cuba


Primer aniversario del 17D: Un análisis.
Por Jorge Hernández Fonseca.
22 de diciembre de 2015

Los largos meses de negociaciones previas al 17D entre EUA y Cuba fueron dedicados íntegramente -según los negociadores de EUA- al intercambio de prisioneros entre ambos países: Alan Gross -preso en Cuba- sería cambiado por tres espías cubanos condenados en EUA.

Este intercambio de prisioneros resultaba tan evidentemente desigual, 3X1 (se incluyó a otro supuesto espía de EUA preso en la isla, del cual nada más se ha hablado) lo que decidió a la administración Obama a "avanzar" sobre la isla proponiéndole la normalización de relaciones.

Por la parte cubana la liberación de sus espías era el principal objetivo (sino el único) en las conversaciones previas al 17D. Llegado el momento, la Habana no tenía argumentos ante el Mundo para rechazar la normalización de relaciones, aunque no lo viera con buenos ojos. Cuba aceptó la apertura de las embajadas pero comenzó a hacer reclamos de todo tipo, quitándole la iniciativa a EUA y colocándose a la ofensiva en las negociaciones. La Habana, lógicamente, quiere también asegurar con EUA, ventajas financieras que pudiera perder en Venezuela.

EUA tiene otras razones que lo impulsan a normalizar relaciones con la isla, velando por la "estabilidad" frente a sus costas. Las realidades en Irak y Libia, donde la eliminación de sus hombres fuertes ha generado una dinámica desestabilizadora de grandes proporciones, les dan una lección --extrapolable o no-- que quieren evitar "preservando" los hombres fuertes en Cuba. Por otro lado, si la solución del problema cubano (supuestamente) es una "solución biológica" --lo que implica un problema a corto plazo-- eso los lleva también a estar "dentro" de la isla ahora.

No hay indicios de que las conversaciones se hayan diseñado para beneficiar directamente a la población de la isla. Desde luego, el sentido general del restablecimiento pudiera --a medio plazo-- mejorar la calidad de vida al interior de la isla, pero a costa de preservar la dictadura. Se han tomado decisiones cuidando los intereses de cada país, es decir, los intereses de la dictadura cubana por un lado y los intereses norteamericanos por otro y aunque hay envueltos intereses económicos de cubano-americanos, por ahora no juegan ningún papel determinante.

Se ha repetido hasta el cansancio que la mejora económica en Cuba implicaría a medio y largo plazo en una mejora política, como supuesta justificativa al restablecimiento bajo análisis. Sin embargo, este postulado no se cumple ni en la China comunista ni en el Viet Nam rojo. No obstante lo anterior, es muy deseable la existencia de una embajada norteamericana en la Habana cuando mueran los caudillos cubanos, ya que la falta --tanto de Fidel como de Raúl-- producirá la temida "desestabilización", para lo cual es preferible la presencia de EUA dentro.

Los cubanos tenemos una deuda de gratitud muy grande hacia los EUA por el apoyo que siempre nos han dado en este largo camino hacia la libertad. Pero lamentablemente, en lo que respecta a la Cuba actual, hay una sustancial diferencia de enfoques. Los cubanos también tenemos derecho a ser libres, como el resto del mundo. Todo cubano rechazaría una "estabilidad" que eternice el sometimiento de su pueblo ante el régimen castrista –con su falta de libertades y derechos-- prolongando los 57 injustos años de esclavitud del pueblo cubano.