domingo, junio 19, 2016

Raúl Rivero: Poetas con pistola en la espalda


Poetas con pistola en la espalda

Por Raúl Rivero
Madrid
18 de Junio de 2016


Heberto Padilla (izq.) y Roque Dalton durante la celebración del centenario de de Rubén Darío, Varadero, 1967. (DCA.GOB.GT).
En la extrema derecha, aún oficialista y defensor del Castrismo,  Guillermo Rodríguez Rivera (comentario sobre GRR del Bloguista de Baracutey Cubano)

A los poetas auténticos de América Latina, a los verdaderos, los que saben cantar sin perder el tono ni abandonar definitivamente los mapas de la lucidez y la honestidad, les es imposible entenderse con los grupos de poder. Con ningún grupo de poder, ya sea una dictadura de derechas o un grupo inscrito en cualquier zona del abanico sin fin de las izquierdas. Lo supo, lo vivió y lo padeció hasta la muerte el salvadoreño Roque Dalton (1935-1975), que se alzó en armas junto a sus compañeros del Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP) contra el Gobierno de su país. Pero sus jefes lo mandaron matar.
Una nota del escritor argentino Roberto Bardini cuenta que el poeta de Taberna y otros lugares fue acusado por los líderes guerrilleros de "indisciplinado, revisionista de derechas y agente procubano. Días después la acusación cambió: era agente de la CIA". La reseña dice que la versión del poeta como agente enemigo circulaba desde tiempo atrás entre algunos dirigentes del Partido Comunista de El Salvador, que lo detestaban "por transgresor, irreverente, bebedor y enamoradizo". Le dieron dos tiros por la espalda y abandonaron su cadáver en un lugar conocido como El Playón, a flor de tierra y al alcance de los perros salvajes.

El argentino Juan Gelman (1930-2014) consiguió salvarse de los militares que mataron a su hijo y a su nuera, de la ira de sus compañeros de los Montoneros, que también lo acusaron de traición y lo condenaron a muerte en 1976. Sin embargo, el escritor pudo morirse entre familiares y amigos, en enero de 2014, en la colonia La Condesa de Ciudad de México, donde vivió los últimos 20 años a pesar de que todos los enemigos lo habían perdonado. Pero por si acaso. Sus viejos camaradas de armas lo despreciaron y quisieron matarlo, pero de todo aquello lo que permanece es su memoria y la inmensidad de su obra, que incluye libros a los que habrá que volver siempre a encontrase con Juanito Gelman. Entre esas piezas están El juego en que andamos, Violín y otras cuestiones, Gotán, Cólera buey, Si dulcemente, Bajo la lluvia ajena y El emperrado amora.

Los conflictos del poeta nicaragüense Ernesto Cardenal con sus antiguos amigos y compañeros sandinistas no llegan al plomo ni a la muerte. El sacerdote, un símbolo de la lucha contra la dictadura de Somoza, un emblema de la valentía de los nicaragüenses, ocupó el cargo de ministro de Cultura en el primer Gobierno que instalaron los revolucionarios. Los problemas vinieron después, en un proceso de marginación y rechazo al poeta por parte de Daniel Ortega y su esposa, la poetisa Rosario Murillo. Cardenal fue desalojado del local donde funcionaba su grupo de trabajo en la isla de Solentiname y, de inmediato, el intelectual dijo a la prensa que "a pesar de la persecución política, no temo nada, ni a nadie y no dejaré de denunciar al mundo la dictadura que se vive en Nicaragua".

Otro reconocido escritor nicaragüense y expresidente del país, Sergio Ramírez, aseguró que quienes critican al Gobierno terminan pagando un precio, pero la otra alternativa es callarse, es el silencio. "Me es muy difícil entender que una figura internacional como Cardenal, siempre esté en la lista de finalistas de los premios Nobel de Literatura, sea objeto de esa persecución absurda".

Los personajillos olvidados o algunos otros encaramados a la fuerza o con trampas en el poder son los que prometieron libertad y cultura para sus países y, al menos a estos tres grandes poetas de América Latina, les dieron muerte o acoso de una manera tan implacable como la que usaban los esbirros que pretendían derrocar. Fuerza y presencia para Dalton y Gelman. Salud y sabiduría para Cardenal.

Este artículo apareció en El Mundo. Se reproduce con autorización del autor.
*************

Tomado de http://www.rebelion.org/

¿Quién mató a Roque Dalton?


Por Hermann Bellinghausen
La Jornada


A 35 años de su asesinato, Roque Dalton (1935-1975) está más vivo de lo que jamás pensaron sus detractores literarios, y pervive también, intensamente, en términos políticos y de experiencia revolucionaria. Es uno de los muchos caídos en las esperanzadoras insurrecciones en los años 70 del siglo pasado que terminaron enlutando Centroamérica y el Cono Sur, y que, con excepción de Nicaragua, fueron derrotadas. Lo particularmente doloroso en el caso de Dalton es que fue asesinado por sus propios compañeros de lucha en El Salvador.

( Roque Dalton )

La noche del 10 de mayo de 1975, mientras dormía, recibió un tiro en la cabeza por decisión de tres de los cuatro miembros de la Comisión Militar del Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP): Joaquín Villalobos, Alejandro Rivas Mira y Vladimir Rogel Umaña. Ellos mismos se encargaron de la ejecución.

Para entonces, Dalton llevaba un mes "preso" por los mandos del ERP, al cual pertenecía; lo acusaban de agente, primero "de la CIA", y después "castrista". El propio Fidel Castro reviró, y acusó de agentes de la CIA a Villalobos y a sus socios del tribunal guerrillero. Al parecer, el gran "delito" del poeta fue insistir en que antes de la insurrección era necesario crear un "frente de masas", o sea, tener bases en la sociedad descontenta. Eso acabaron haciendo los guerrilleros que confluyeron en el Frente Farabundo Martí de Liberación Nacional (FMLN) después de la muerte de Dalton.

Joaquín Villalobos llegó a ser uno de los comandantes del FMLN, y tras los acuerdos de paz del Castillo de Chapultepec, que dieron fin a la guerra de El Salvador en 1992, regaló su arma al presidente mexicano Carlos Salinas de Gortari; arma que a su vez había entregado a Villalobos el comandante Fidel Castro.

El gesto le ganó un boleto de primera clase a la Universidad de Oxford, donde sufrió una "metamorfosis", como ha ironizado Roberto Bardini. Los estudios de posgrado hicieron de Villalobos especialista en problemas de seguridad y le permitieron asesorar al gobierno fascista de sus antiguos enemigos de ARENA, y más recientemente al presidente colombiano Álvaro Uribe.

Su deuda con Salinas era grande, y no dudó en trasladarse a México en enero de 1994 para sobrevolar la selva Lacandona junto con mandos del Ejército federal, para orientarlos en la ofensiva que preparaban contra el Ejército Zapatista de Liberación Nacional, a raíz del levantamiento indígena de Chiapas.

El asesino de Roque Dalton vuelve a México en 2010 para hablar en Los Pinos ante el cuerpo diplomático y el gabinete del presidente Felipe Calderón, evaluar positivamente su "guerra" contra el crimen organizado y delatar los "mitos" que la intentan desprestigiar (La Jornada, 9/01/10). Coincide la visita con la nueva publicación (¡en Australia!) del libro más emblemático y polémico de su víctima, Historias y poemas de una lucha de clases (editorial Oceansur, Melbourne, 2010), que Dalton escribió hacia 1975, póstumamente conocido como Poemas clandestinos (1981).

Una franja de sus ideas y convicciones hoy resultan obsoletas pero fueron comunes en la izquierda latinoamericana de los años 60 y 70 del siglo XX, como el sovietismo devoto o el rechazo intransigente a la homosexualidad (aunque debe reconocerse que ya había asumido la igualdad de las mujeres, pues aprendió las primeras lecciones del feminismo sesentero, lo que en esa tradición de izquierda tenía su mérito).

Toda generación de poetas es en parte obsoleta. Para ilustrarlo con el caso mexicano e independientemente de los logros artísticos, esto aplica a los modernistas porfirianos, los estridentistas, los Contemporáneos, las revistas Taller e Hijo pródigo o el valemadrismo infrarrealista. Pero lo que va quedando es la poesía, donde la hay. Y las verdades que la alimentaron.

Revolucionario de corazón, miltante íntegro y comprometido hasta el final, en Historias y poemas, Roque Dalton se desdobla en cinco heterónimos, poetas de su invención: la joven activista Vilma Flores, el líder estudiantil Timoteo Lúe, el también narrador Juan Zapata, el ensayista literario Luis Luna y el de mayor edad, Jorge Cruz, asesor jurídico del movimiento obrero católico, especialista en Paulo Freire y presunto autor de una Oda solidaria a Camilo Torres; su alter ego Dalton "transcribe" la serie Poemas para salvar a Cristo, incluyendo el memorable Credo del Che.

Víctima de un "error" estalinista del hoy oxfordiano asesor bélico de gobiernos neoliberales y represivos, Dalton tiene asegurado su lugar como autor fundamental (y siempre incómodo) en las letras salvadoreñas y el conjunto de la literatura en lengua castellana. Tan sólo su libro más conocido, Las historias prohibidas de Pulgarcito (1974), en deuda con las misceláneas de Julio Cortázar, pertenece a la estirpe cuasi nerudiana de Guatemala: las líneas de su mano, de Luis Cardoza y Aragón, y Las venas abiertas de América Latina, de Eduardo Galeano.

¿Quién dijo que la poesía no muerde?

Fuente: http://www.jornada.unam.mx
***************
Marulanda no puede contestar a Fidel
************
Nunca aceptó Marulanda acudir a La Habana para que Fidel le dijera lo que tenía que hacer en Colombia
************
Por José Manuel Martin Medem
2/12/2008
( FRAGMENTO )
Fidel apadrinó a Villalobos y lo recuerda en su libro sobre Colombia, aunque sin dar su nombre: "Dediqué, personalmente, decenas de horas en transmitirle experiencias, ideas, tácticas y principios de la guerra. No dudó en aplicarlas". ¿Por qué habla Fidel sobre Villalobos en un libro dedicado a Colombia? Literalmente, para quitarse un muerto de encima. Desde Cuba enviaron al ERP al poeta salvadoreño Roque Dalton, y Villalobos fue (él lo ha reconocido) uno de los responsables de que lo liquidaran (hay versiones que incluso ponen el arma en su mano), acusándolo simultáneamente de ser ¡agente de la CIA y de los servicios secretos cubanos!

A pesar del asesinato de Dalton, Fidel eligió a Villalobos como cabeza del FMLN. Con él caminaron hacia la negociación con el argumento cubano (de Fidel) de que había que parar la guerra en El Salvador para proteger a Cuba y Nicaragua frente a los ataques de Estados Unidos. Pero no sólo participó en aquel crimen sino que, después de la negociación, Villalobos traicionó al FMLN, pactó con la Alianza Republicana Nacionalista (ARENA), el partido de los 'escuadrones de la muerte', y se ha convertido en un consultor internacional sobre conflictos que ¡asesora al presidente Uribe contra las FARC!

No me extraña que ahora Fidel quiera establecer distancias y llegue incluso a escribir lo siguiente sobre la implicación de Villalobos en el asesinato de Roque Dalton: "Había conocido al personaje cuando era militante y jefe del ERP. Realmente desconocía el bochornoso hecho que se le imputa". Miente Fidel. Y miente indignamente. ¿Sería capaz de mantener ante los hijos de Roque Dalton, que vivían en La Habana cuando mataron al poeta, que no sabía hasta ahora que Villalobos (su querido Villalobos) participó en el crimen? ¿Sería capaz de mantenerlo en un debate público? En realidad nunca ha aceptado un debate en condiciones de igualdad. Por eso escribe ahora contra Marulanda. Porque el comandante de las FARC está muerto y no le puede contestar.

Codo a Codo. Kaos en la Red