lunes, junio 13, 2016

Traición, compra, cobardía y exageración respecto al Che Guevara y el tren blindado en la ¨batalla¨ de Santa Clara. Lo que la historia oficial Castrista en Cuba no dice


Nota del Blogguista de Baracutey Cubano


Primeramente deseo señalar que hay un sitio en Internet que, en idioma Inglés,  ofrece más detalles sobre la ¨captura¨ del tren blindado y que pueden llegar a él haciendo click en el siguiente título: THE TRUE STORY OF THE ARMORED TRAIN OF SANTA CLARA
El periodista, residente en Cuba, Ciro Bianchi Ross en su artículo Destinos (I) del 29 de Agosto del 2015    escribe:

¨El coronel Florentino Rosell y Leyva era el jefe de la Ingeniería del Ejército y, por tanto, del tren blindado. Murió en Miami enormemente rico. El general Alberto Ríos Chaviano, el carnicero del cuartel Moncada en 1953 y concuño del viejo Tabernilla, salió de Cuba días antes de la caída de la tiranía, cuando Batista lo destituyó de su mando militar en Las Villas y lo designó agregado militar en la República Dominicana. Derrocada la dictadura, se estableció allí como ganadero. Ramón Tabunda, un cubano que se fue después, de Caibarién, y que llegó a convertirse en el «zar de la carne» en ese país caribeño, tenía una opinión pésima acerca del ex militar. Decía: «Tramposo. Mala persona, mal amigo, mal negociante. Le comprabas 500 cabezas y si podía te robaba diez. Pensé en boicotearlo para que no pudiera salir de sus reses ni regalándolas, pero, por suerte, murió»¨.

Una persona de apellido Rosell, de cuyo nombre no me acuerdo, era uno de los jefes del Movimiento 26 de Julio (M-26-7) en su vertiente de ¨El Llano¨ en la provincia de Las Villas  ¿ Serían parientes el ¿Teniente¿  Coronel  Florentino Rosell y esa persona del M-26-7  en ¨El llano¨villareño?

Tengo el criterio que salvo ¨los casquitos¨, los cuales fueron entrenados a ¨todo vapor ¨, el Ejército estaba bastante bien preparado militarmente pero el grado de desmoralización era alto debido a la corrupción de altos jefes militares tanto de la cúpula como de los mandos medios. Tropas como las del Teniente Coronel Ángel Sánchez Mosquera que no veían a sus jefes caer en la corrupción eran tropas que tenían una alta moral combativa. Ejemplos de esa corrupción desmoralizante eran no reportar los caidos en combate para quedarse con los salarios de los muertos; vender medicinas y balas a las mismas fuerzas rebeldes, etc..

Según se comenta en Cuba, el tren blindado fue ¨vendido ¨ por 20 000 pesos cubanos o dólares por militares del Ejército Constitucional a las fuerzas rebeldes; algunos señalan al Coronel Florentino Rosell. Una de las últimas conspiraciones que tuvo en su contra Fulgencio Batista, según se narra en el libro oficialista El Último Año de Aquella República, de Juan J. Abreu y publicado en Cuba en los años 80, fue la de Rio Chaviano y Florentino Rosell.

En el post El héroe que nunca existió, del blog Herejías y Caipirinhas 2.0 de Rui Ferreira se lee:

¨A los pocos meses, el gobierno de Batista entró en la crisis final y los cuarteles de su ejército fueron cayendo en manos de los rebeldes uno a uno y cada vez con menor resistencia. La organización de Gutiérrez Menoyo hizo contacto con el coronel Rosell quien, a cambio de una suma de dinero y salvoconducto para escapar a Miami, pactó la entrega del tren blindado en que avanzaba rumbo a Santa Clara. Enterado de esto, el Che aprovechó la indefensión de la tropa que se transportaba en él y se adelantó a Gutiérrez Menoyo para rendirlo sin mayores esfuerzos. Pero como la historia la escriben los vencedores, la escaramuza del tren blindado se convirtió en una batalla mayor consagrada por los cronistas y hasta por una película de Alejandro Saderman y ahora otro par de Soderbergh.¨

Las tropas del Directorio Revolucionario del Comandante Rolando Cubelas se unieron a las del Che Guevara para atacar a Santa Clara y si mal no recuerdo también las del posteriormente fusilado Sinesio Walsh Ríos, según vi estando en Cuba en un noticiero filmado en esa época  .

(Che Guevara en la Sierra Maestra)

En el blog especializado http://www.trenblindado.com se afirma que Florentino Rosell estuvo en Santa Clara cuando el tren blindado en Villa Clara y que ese tren no llevaba tropas de combate.:

One of the biggest problems facing Batista was the sabotage of the country's roads and bridges in the areas the Rebels were controlling. To alleviate the problem, he dispatched an armored train full of men and materiel. Guevara's and the official Castroite version of the story contend that this was a major offensive aimed at crushing the Rebellion once and for all. But the truth is that the 340 officers and enlisted men on that train belonged to the corps of engineers. Among them was my grandfather, by that point a captain. Batista did not lack infantry troops, his forces greatly outnumbered Rebel forces in almost every engagement of the war. In fact the garrison fort in Santa Clara contained several thousand well-equipped men. The town also contained several hundred police officers that had been summoned from around the province. What he lacked at that point was troops that were committed to fighting for and possibly dying for him. The objective of the men on that train was to repair bridges and roads that had become casualties of the war thus far. The highest-ranking officer aboard the train was Colonel Florentino E. Rosell y Leyva. In addition to being my grandfather's commanding officer, Gomez Perez knew Rosell personally and socially.

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The purpose of this site is to explore the circumstances surrounding the surrender of the train. One might ask why this is important. In the end, a surrender is a surrender. But since those fateful day since late December 1958 it has been rumored that Colonel Rosell “sold” the armored train; that he was given cash to surrender the train and its contents to Che Guevara. If true, these allegations shed a new light on Guevara's “genius” as a guerrilla strategist. After all this was his biggest victory as a professional revolutionary. His subsequent failures in the Congo and Bolivia (where he was caught and killed) are well documented so if he indeed took Santa Clara without the heavy fighting he reported in his diaries and that has been accepted as the official version of the events, then his entire career as a guerilla commander would be largely a fraud.

Colonel Rosell presumably arrived in Santa Clara by airplane on the 24th. He participated in a somber noche buena, (Christmas Eve dinner) with the officers in the garrison fort. He ate breakfast aboard the armored train on Christmas morning, yet he was not among the surrendering officers and enlisted men a couple of days later. Rosell's brother, a local politician in Santa Clara was seen by my grandfather when he came to visit the colonel aboard the train. Gomez later saw both brothers depart with several briefcases in automobiles. Colonel Rosell never returned to the train leaving it in the command of Comandante Gomez Calderon (no relation to my grandfather Gomez Perez). That Colonel Rosell abandoned the train is not in doubt. His motivations are. Was he returning to Havana under orders of his superiors? Was he going to update Batista on the situation in the field? Was he a coward who did not want to be caught by Rebel forces and executed? Or was he bribed to surrender the train and then (in an act of self-preservation and greed) abandoned it and the men in his command?

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Tomado de http://eichikawa.com/

Batista y su ejército incompetente (II)

Por Gustavo Silva
septiembre 13, 2010

La mitología castrista difunde que Batista mandó un tren blindado con refuerzos a Oriente y Che Guevara se encargó de tomarlo para dar la estocada final al régimen marcista, id est: generado por el cuartelazo del 10 de marzo de 1952. Sólo que ese tren no llevaba tropas de choque, sino al batallón de ingenieros con misión primaria de reparar las vías de comunicación cortadas por las guerrillas en Las Villas. La suerte quedó echada desde que el propio jefe del convoy, coronel Florentino Rosell, prefirió escurrirse hasta su yate en los muelles de Biltmore y largarse a Miami. Henry Gómez maneja incluso que Rosell «vendió» el tren al Che Guevara. Lo cierto es que llegó a Santa Clara (diciembre 25-26, 1958) bajo el mando improvisado del comandante Gómez Calderón y con sombrías perspectivas de ataúd blindado. Se detuvo al pie de la Loma del Capiro, pero los soldados desplegados allí para protegerlo se retiraron (diciembre 29) ante el fuego rebelde. Gómez Calderón decidió entonces acercarse más a la ciudad, pero la maniobra terminó con el descarrilamiento (foto) y el batallón «entrenado» estuvo disparando con desespero, bajo pertinaz llovizna de cócteles Molotov, hasta que por una de las troneras apareció un pañuelito blanco sujeto al cañón de un fusil. «Nos dijeron que llegaríamos hasta Agabama [cerca de Fomento, en Sancti Spiritus] reconquistando fácilmente los cuarteles», dijo uno de los 401 prisioneros.

Entonces principió el asalto a Santa Clara, bajo el bombardeo de la aviación batistiana. Todavía el miércoles 31, el jefe del Regimiento Leoncio Vidal, coronel Joaquín Casillas, gritaba a los enviados de la Cruz Roja: «No hay tregua. Exijo la rendición». Las tropas del MR-26-7, el DER 13 de Marzo y el II Frente replicaron tomando la Audiencia, el Escuadrón 31, el cuartelito Los Caballitos, la estación de policía y el Gran Hotel. La primera mañana de 1959 encontró a los rebeldes enfrascados en operaciones de limpieza calle por calle. Che Guevara fue a entrevistarse con Casillas, quien se mantuvo en sus trece: «Con las armas que yo tengo usted no puede vencerme». Che repuso: «Usted tiene las armas, pero ya no tiene quien las empuñe». Así fue: una comisión de militares había contactado ya al Che con la propuesta de rendición y esta se consumaría sin disparar un tiro. Casillas escapó, vestido de civil, pero fue apresado por la guerrilla de Víctor Bordón en el central Washington y moriría en el trayecto al paredón, tras revirarse contra uno de los custodios.

Lo demás fue un paseo. Camilo Cienfuegos y su columna invasora «Antonio Maceo» habían salido de Yaguajay a las tres de la tarde del 31 de diciembre de 1958 y entraron sin contratiempos a las nueve de la noche en Santa Clara, donde recibió la orden de Castro: «avanzar sobre La Habana». Luego de engullir 600 sandwiches y 24 cajas de refrescos, la columna re-emprendió la marcha hacia Matanzas poco antes del amanecer, por la Carretera Central y con Camilo al frente en jeep descapotado. A eso de las nueve de la mañana acamparon dos horas en Colón y para el mediodía estaban en Coliseo. Camilo llamó por teléfono al jefe del Regimiento Plácido (Matanzas): «Quiero saber si usted está en disposición de entregar el mando (…) Yo sigo para allá. Hablaremos personalmente». A las tres de la tarde, la guarnición de más de mil hombres del cuartel Goicuría se rendía sin rastrillar los fusiles. A las cinco, Camilo andaba ya por San Francisco de Paula y mandaba a enrumbar por la Avenida de Dolores con ánimo de llegarse a su «viejo barrio» para saludar a familiares y amigos.

El general Eulogio Cantillo, nombrado jefe de las Fuerzas Armadas por Batista, recurrió al coronel «puro» Ramón Barquín, quien ordenó enseguida retirar los tanques del polígono militar de Columbia. Antes que Camilo entraron Aldo Vera, jefe de Acción y Sabotaje del MR-26-7 en La Habana, Armando Hart y otros. Camilo llegó y detuvo a Cantillo, apartó a Barquín, habló a los reporteros y voló a Oriente para dar parte completo a Castro. Entretanto, el «Comandante Diego» (Víctor Manuel Paneque) ocupaba el Coliseo Deportivo con milicianos del MR-26-7, que ya venían dando caza a los «esbirros y chivatos» por las calles de La Habana.

-Batista y su ejército incompetente (I)

-Foto: © Latinamerican Studies
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Tomado de http://www.cubademocraciayvida.org/

El Tren Blindado de Batista en Santa Clara.

 Por Roger Redondo (publicado por Félix José Hernández)

París, 9 de mayo de 2016.

Querida Ofelia:

Recuerdo haber visto el célebre Tren Blindado a la entrada de la Ciudad de Marta Abreu. Íbamos a esa ciudad cada fin de semana desde Camajuaní, a visitar a mi familia paterna. Pero aquel día fue muy especial. Santa Clara había caído en manos de Ché Guevara y el bullicio imperaba en la ciudad. Fui a ver con mi prima  Gloria las ventanas  quemadas del inmueble del Gobierno Provincial y los huecos en la fachada del hotel en cuya planta baja se encontraba  el Cine Glorys. ¿Quién hubiera podido imaginar lo que vendría después? Tenía sólo nueve años y me sentía muy orgulloso de mis tres primos guerrileros.

Pues bien, ahora te hago llegar este testimonio del amigo Roger Redondo, ex guerrillero que participó activamente en la lucha contra el régimen de Batista en Las Villas.


“El ejército  rebelde decretó leyes muy severas contra los políticos que participaran en los comicios convocados por la dictadura de Batista. Menoyo recibió un aviso desde La Habana, para una entrevista muy importante precisamente con un candidato a representante por la provincia de Las Villas, quien además tenía el agravante de no ser de las filas de la oposición política sino precisamente de las filas gubernamentales. Nunca supe la procedencia, el origen de esa misión. Nunca lo pregunté, aunque  pensaba que ese político tenía mucho valor, pues estaba dispuesto a venir directo a la boca del lobo.

La cita se iba a efectuar en el poblado de Veguitas, a muy poca distancia de Manicaragua. Allí estaban las tropas de Genaro Arroyo. Yo llegué el día antes a caballo. Menoyo, Artola y  José Arcadio García (alias el Barbero), llegaron al día siguiente en un jeep. Otros llegaron a pie. Veguitas era un poblado de mucha actividad situado en un valle. Bajaban  arrias de mulos desde las lomas con cargas de malanga y otros productos agrícolas para que los camiones las transportaran  hacia las ciudades, así como campesinos a caballo, que hacían  sus compras en las bodegas del pueblito.

Pues, poco tiempo después de estar en Veguitas, un carro dejó a un hombre que traía una cámara fotográfica grande como las que usaban los periodistas. Antes de irse el vehículo hablaron unos minutos los dos hombres que  acompañaban al de la cámara y se retiraron. El hombre desde que llegó comenzó a retratar a todos los grupitos de soldados rebeldes, que posaban para las fotos. Yo, por mi parte, me acerqué al individuo y le pregunté si era periodista y que de ser así debía mostrarme su identificación.  Entonces llegaron Menoyo y Rafael Garrigas y saludaron al visitante. Menoyo me lo presentó y me dijo que era Ñico Núñez, quien nos había proporcionado unos mapas.

Menoyo se refería a unos mapas militares, que trajo Darío Pedrosa en diciembre del 1957, al campamento del Cacahual. Pero Garriga en un aparte mientras Menoyo conversaba con Núñez, me dijo al oído: “es un cuadro,  se llama Antonio Núñez Jiménez.” En el argot marxista, un cuadro era un miembro del partido, se refiere a un afiliado al P.S.P, pero de categoría, un individuo con jerarquía. ¿Andaba Núñez en una misión  o era un turista? Pues portar fotos de soldados rebeldes era peligroso.

Más tarde llegó el político batistiano, que esperábamos, se bajó del carro que lo traía y se montó con nosotros en el jeep. Finalmente,  llegamos  hasta el final del poblado a un bohío de piso de tierra que estaba algo separado del poblado. El político habló rápido y claro. Dijo que su hermano era militar y  estaba a cargo de traer un tren lleno de armas y él quería una cantidad de dinero por las armas. Por supuesto, como no teníamos el dinero que él proponía,  Menoyo le hizo la propuesta, de nombrarlo comandante, pero el individuo la rechazó de inmediato. Mire usted -dijo el político-, mi hermano ya es coronel. Lo que nosotros necesitamos es dinero para salir del país. El político se dio cuenta de que no era posible hacer el negocio. El tren estaba en venta pero el cliente no disponía del dinero. Entonces,  pidió que lo dejáramos en el lugar donde lo recogimos, porque allí lo vendrían a buscar los mismos que lo habían traído.

Rápidamente llevamos al visitante hasta el poblado de regreso, pero unos guerrilleros,  unos minutos más tarde lo arrestaron porque lo reconocieron en un pasquín, con su foto para representante  y lo llevaron donde estaba Menoyo de nuevo. En ese momento Menoyo estaba conversando con  Núñez Jiménez. Dio la casualidad de que éste último conocía al político y  se saludaron. Menoyo ordenó ponerlo en libertad. Una vez liberado, el político le dijo a Núñez que se quedara con él, pues estaba esperando que vinieran a recogerlo. Así fue, pues  llegaron separados y se fueron juntos. Ambos se servían de escudo recíprocamente. El automóvil por fin llegó y los dos acompañantes de Núñez Jiménez nunca  bajaron del auto, ni cuando dejaron a Núñez Jiménez ni cuando lo recogieron con su nuevo pasajero.

En el corto viaje de regreso a la Ciudad de Santa Clara, sólo los pasajeros del automóvil supieron de qué conversaron. Antonio Núñez Jiménez, tiempo después se destacó en la toma heroica de un tren lleno de armas, en la Ciudad de Santa Clara a sangre y fuego. Si las fotos que tomara Núñez Jiménez, era personales, es posible que las guardara como recuerdo, ahora si era una misión para un organismo político, deben de estar en otro lugar. Pero alguien, quizás guarde las numerosas fotos que tomó aquel día en Veguitas.

Hay varias lagunas en la historia de la toma del tren blindado. Por ejemplo, el teniente Coronel Florentino Rosell, jefe del Cuerpo de Ingenieros del ejército de Batista, estuvo en contacto con un dirigente clandestino del Movimiento 26 de julio y viajaron juntos entre La Habana y la ciudad de Santa Clara, más de una vez. Otra cosa difícil de entender es que el Coronel Florentino Rosell, arribó al Estado de la Florida en su yate, a Cayo Maratón, cuatro días antes de que Batista abandonara Cuba.  El oficial que rindió el Tren Blindado a las fuerzas del Ché Guevara,  fue el comandante Gómez Calderón, segundo al mando de la misión militar del tren. Según la historiografía oficial esta rendición tuvo lugar después de una batalla a sangre y fuego.

Los historiadores tendrán que esclarecer los hechos y deslindar la historia de la leyenda cuando aborden este capítulo de nuestra historia. En el ataque a Santa Clara hubo resistencia en el escuadrón 31 de la guardia rural y en la estación de la policía comandada por el coronel Cornelio Rojas así como en otros lugares. Pero yo no tengo noticias de resistencia en la mayor fortaleza de Santa Clara, que era el Regimiento del Ejército, donde se encontraban acuartelados centenares de soldados y carros de guerra bajo el mando del General Ríos Chaviano. Este general desertó  unos días antes de la toma de la ciudad y dejó abandonados a su suerte a los hombres bajo su mando”.
Roger Redondo González.

Un gran abrazo desde este París en plena crisis económica. Anoche una infeliz vagabunda perdió a su criatura al nacer en una acera frente a los jardines del espléndido Palacio de Luxemburgo, sede del Senado de Francia. En lo que va de año han fallecido más de doscientos vagabundos en las calles de esta riquísima ciudad. Algo muy difícil de comprender. Y… ¡aún no ha comenzado el invierno!

Félix José Hernández.