jueves, septiembre 15, 2016

Esteban Fernández: ¿VERDAD O MENTIRA?

¿VERDAD O MENTIRA?

Por Esteban Fernández
15 de septiembre de 2016

Como bien dijo mi coterráneo güinero Ramón de Campoamor: “En este mundo traidor / nada es verdad ni mentira / todo es según el color/  del cristal con que se mira”…

¿Cierto o incierto que hay verdades que parecen mentiras y mentiras que lucen verdades? Por ejemplo, una noche de madrugada me levanté con sed y fui a servirme un vaso de agua. No encendí la luz y estaba abierta una de las puertas del gabinete de cocina y me di tremendo golpe en un ojo.

Por la mañana al ir al baño a afeitarme noté que tenía todo el párpado morado y parecía que tenía un hematoma. A todo el que me preguntaba le contaba lo que me había pasado y nadie me creyó hasta que dije la gran mentira de que mi mujer me había dado tremenda trompada en el ojo por haber llegado de madrugada a la casa. Esa historia le gustó más a la gente. El embuste fue mucho más creíble.

verdadomentira

Yo, a pesar de mi edad, no tengo -o tengo muy poquitas- canas y yo no conozco a nadie, ni inclusive las personas que viven conmigo, que me crea que “yo no me pinto el pelo”. Ya cansado opto por decir que “uso Clairol color caoba” y entonces todo el mundo acepta de buena gana  ese paquete.

(Ramón de Campoamor)

Hasta un policía si me detiene y le digo la gran verdad de que jamás he usado -ni tocado- una sola droga, que nunca me he emborrachado y que hace por lo menos 30 años que no ingiero una sola gota de alcohol, me mira desconfiado. Creo que mejor aceptaría si le digo que “yo soy alcohólico y drogadicto  pero que hoy, de casualidad, no estoy ebrio ni empericado”.

¿Ustedes me creen si les manifiesto el hecho insólito de que entre cinco íntimos amigos míos podemos sumar más de 325 años de amistad? ¿Pondrá usted en dudas que nos conocimos en el Kindergarten del Colegio Americano y que hemos seguido en contacto y compenetrados por más de 65 años?

Todos los que me conocen de cerca  saben perfectamente bien  que yo no soy nada penoso y que nunca he dejado de enamorar a la mujer -si ambos estamos solteros y sin compromisos- que me guste, sin embargo ¿qué ustedes pensarán si les confieso que desde que tengo uso de razón (desde los 10 años) la que siempre he considerado “el amor de mi vida” nunca se ha enterado de serlo?

¿Me creerían si les digo que soy capaz de fajarme con Mike Tyson si este me hace enojar y que acto seguido me asusto y no me monto en el Colossus de  Magic Mountain?

¿Tomarían ustedes como cierto que a contrapelo de ser mis dos cantantes favoritos, Blanca Rosa Gil y Lino Borges -y que por compartir esa predilección con mi madre-  yo no los escucho ni he podido escucharlos en 50 años, porque me cunde la tristeza y me lleno de añoranzas por Cuba y por mi mamá?

En  los trabajos son tan pocos los que se responsabilizan  por un error cometido que nadie le cree a usted si dice la verdad aceptando la culpa y entonces todos piensan que usted está encubriendo a otra persona.

Puede ser que alguna bobería insignificante la oculte y no la ponga en mis escritos porque a pesar de ser totalmente cierta imagino que  ustedes no me la creerían o la pondrían en dudas. También evito por todos los medios poner algo que de alguna forma beneficie a la tiranía. Pero les aseguro que en el 99 por ciento de las veces les hablo con toda franqueza  y él que no me crea I’m sorry con Excuse me.

Y este escrito está dedicado especialmente a las personas que leen un par de párrafos, se aburren y no siguen leyendo los artículos hasta el final. Entonces, si en este sólo leyeron cuatro líneas, pensarán una de tres cosas: Que soy un mentiroso, se tragarán el paquete o pondrán en dudas mi ensayo desde las letras iniciales porque Don Ramón de Campoamor no era güinero. Ramón María de las Mercedes de Campoamor y Campoosorio,  nació en España el 24 de septiembre de 1817. El resto todo es cierto.