Luis Posada Carriles escribe sobre la voladura del avión cubano el 6 de octubre de 1976 en Barbados
Avión DC8 de Cubana de Aviación, igual al volado en Barbados
Por Luis Posada Carriles
de su libro
¨Los Caminos del Guerrero¨
Los sucesos que relataré están basados, primero en las declaraciones hechas por Ricardo Morales Navarrete, alias “El Mono” a mi amigo y abogado Raymond Aguiar, que viajó a Miami para entrevistarlo. En conversaciones posteriores que sostuvo el propio “Mono” con el periodista cubano y amigo de El Mono, Francisco Chao Hermida, relatándole minuciosamente los pormenores del hecho, declarándose el autor intelectual de la voladura del avión de Cubana, y que posteriormente Chao me las comunicó. Segundo en entrevistas que sostuve después de mi libertad con un funcionario del gobierno cubano que estuvo muy ligado a los acontecimientos. Esta persona se encuentra todavía trabajando para el gobierno cubano, actuando como doble agente, por lo que no puedo revelar su nombre.
Y tercero, por pesquisas e investigaciones de nuestros abogados, contratando a detectives privados que se trasladaron al lugar de los hechos y pagaron información confidencial y secreta.
MARZO DE 1976
Recibí una llamada de El Mono Morales (en la foto) que quería visitarme, le cité para el restaurante El Caney. Llegué al bar a las 7:50 y mientras saboreaba un trago me preguntaba: “¿Qué hará El Mono en Venezuela?” En todo encuentro con el Mono había que estar alerta sospechando una segunda intención. A las ocho llegó el Mono, y al saludarme me palpó para saber en que posición llevaba mi arma, “por si las moscas”, como decía.
Pidió un trago y me anunció: “Luis, vengo a instalarme definitivamente en Venezuela. Orlando García me ofreció un trabajo en la DISIP, que yo he aceptado. Estoy liquidando todo en Miami”. Me contó que Orlando le había ofrecido nombrarlo de Comisario. Yo no podía creer lo que estaba escuchando. En aquellos tiempos, para llegar a Comisario había que tener muchos años de servicio y haber pasado por grados y cursos. El Mono no era siquiera ciudadano venezolano. Así que el Mono llegó a Venezuela, se le nombró Comisario de la DISIP y luego se le nacionalizó venezolano.
Dos meses antes de su instalación definitiva en Venezuela, Morales, según le relató al periodista Chao, viajó a la ciudad de México, es allí donde, por primera vez se le pide que sabotee el avión de Cubana de Aviación que regresa a La Habana pasando por Guyana, Trinidad y Tobago, Barbados Y Jamaica. Morales recibe $ 18,000.00 dólares de los cubanos y regresa de nuevo a Venezuela. De aquí (Venezuela) vuela a Miami con su re entry permit (permiso de re entrada).
Ya el Mono es Comisario y Jefe Encargado de la División 54 de la DISIP; ya es venezolano nacionalizado; tiene escolta, carro asignado equipado con planta móvil de transmisión. Tiene además buen sueldo, subalternos, armas, acceso a los aeropuertos y a dependencia gubernamentales. Puede detener, interrogar, mandar a vigilar, perseguir y fotografiar personas; consultar archivos confidenciales y secretos y mandar a intervenir teléfonos. Tiene viáticos para sus movimientos, pasajes nacionales e internacionales gratis.
Con astucia, habilidad, seducción, simpatías y relaciones políticas, el Mono se transforma y adquiere real poder. Hasta su promotor Orlando García estará de acuerdo en el grave error que cometió al dejarse engañar por el Mono Morales.
En dos ocasiones diferentes, el Mono fue detectado entrevistándose con un cubano de nombre Cuenca Montoto, que era Oficial de Inteligencia de la Embajada cubana en Caracas, y con otro Oficial, Eduardo Fuentes, que fungía como Consejero Político. Posteriormente llegaron a Caracas procedentes de México, dos agentes de la DGI cubana, acreditados como correos diplomáticos y que en realidad traían instrucciones concretas para Morales.
El día 2 de octubre de 1976 se realiza una entrevista en el apartamento de El Mono, en el Arauca Hilton, a la que asisten Cuenca Montoto y Lázaro Otero(foto de la izquierda ) representante en Guyana de Cubana de Aviación.
Hernán Ricardo me pidió permiso para ausentarse unos días de su trabajo de custodio de Orlando Bosch. El Mono lo había llamado para que realizara un trabajo de fotografía operativa en un vuelo de Cubana de Aviación, en el que venía una delegación de Cortea del Norte, compuesta por cinco personas que tomarían en avión en Guyana, rumbo a Cuba.
El Mono le entregó a Hernán un pasaporte con el nombre de José Vázquez García. No era el primer trabajo de esta índole para Hernán Ricardo. Hernán llevó de acompañante al también fotógrafo Freddy Lugo, a quien estaba entrenando enseñándole fotografía operativa. Freddy Lugo y Hernán Ricardo aparecen en la foto)
ORIGEN Y DESTINO DEL VUELO CU-455
De acuerdo con lo declarado por el representante de Cubana de Aviación en Guyana, el CU-455 llegó al aeropuerto de Timehri, Guyana el martes 5 a las 8 y 35 y estacionó en el puesto # 1, bajo vigilancia del personal de seguridad cubano. Todo fue realizado bajo la supervisión del Sr. Santos, encargado de Cubana y del señor Lázaro Otero, quien se había entrevistado con el Mono en Caracas y quien muriera en el accidente. Al día siguiente, el 6 de julio el aprovisionamiento para el vuelo fue recibido media hora antes de la hora fijada para la partida, por el Sr. Martí, quien también murió en el siniestro. La tripulación abordó el avión aproximadamente a las 9 y 25 a. m. Desde ese momento nadie, aparte de la tripulación, pasajero y oficial de Cubana de Aviación, subieron al avión, a excepción del oficial de Aduana, que rompió los sellos de los licores libres de impuesto, en presencia del jefe de compras.
El avión partió a las 10:57 a.m., con 27 minutos de retraso, por solicitud del gobierno de Guyana para que esperaran a una delegación diplomática de Nor Corea. El Sr. Santos declaró en Barbados que en Guyana todo se desarrolló normalmente y que todas las medidas de seguridad fueron tomadas al abordar el avión los pasajeros. Sin embargo esa afirmación quedó en franca contradicción con el testimonio de Glyne Clarke, empleado de la British West Indian en Barbados, quien se encontraba de vacaciones en Guyana y regresó en el vuelo. También los pasajeros Arnold Quick y Feona Stalla afirmaron que les llamó la atención que el citado procedimiento no se efectuó en el Aeropuerto de Guyana. (Piezas 8, folios 20, 29 y 32 del expediente jurídico).
Para que el lector comprenda toda esta trama fatídica que conduce a la voladura del avión cubano, es necesario que siga con paciencia estos pasos fatales que relatamos. El vuelo llegó a Trinidad y sólo desembarcaron dos pasajeros, debido a que el personal de la British West West Indian se había declarado en huelga no se permitió a los pasajeros en tránsito bajar del avión.
Hernán Ricardo y Freddy Lugo registraron sus equipajes en el mostrador de BWIA, en el aeropuerto de Piarco en Puerto España, Trinidad, donde se tomaron todas las medidas de seguridad. Tanto del equipaje como de las personas de Hernán y Lugo fueron revisados por los funcionarios de seguridad cubanos. Encargados de los registros de rigor.
En el vuelo de Trinidad a Barbados-que era la próxima Parada- Hernán fija fotográficamente a los norcoreanos, sin que lo adviertan. Los coreanos eran: Juan Ne Ik, Kim Do Yem, Pak Je Chin, Ki Bon y Jan Sang Kyu. Ni las películas reveladas, ni la cámara fotográfica, una costosa Nikón, con varios lentes, les fueron devueltos.
Este trayecto de Trinidad a Barbados transcurrió normalmente, a excepción de que Ricardo se quedó encerrado en el baño al atrancarse la puerta y el capitán de vuelo tuvo que acudir a rescatarlo. Al llegar a Barbados, 18 pasajeros, entre los que se encuentran Hernán y Lugo, bajaron de la nave y 13 pasajeros abordaron con destino a Jamaica y Cuba Eran las 12:25 p.m. Al desembarcar los 18 pasajeros el avión fue preparado para continuar su itinerario. Los equipajes de los pasajeros que ingresaron a la nave fueron colocados en el compartimiento de carga delantero. Lo demás es historia conocida. (Este artículo es una versión del relato de Posada Carriles en su libro “Los Caminos del Guerrero”)
(Publicado en la edición del jueves 25 de enero del 2007 del blog Nuevo Acción dirigido por Aldo Rosado-Tuero)
MI TRABAJO
Venezuela es un país muy rico y el dinero bien empleado trae tecnicismo y adelanto. La Policía había mejorado increíblemente. Cursos en el exterior, instructores bien pagados, más la adquisición de costosos pero altamente eficientes equipos para interceptar teléfonos, para “sonorizar” habitaciones con transmisores ocultos, la adquisición de patrullas motos, y sobre todo, suficientes recursos económicos para establecer redes de colaboradores en hoteles, restaurantes, vehículos de alquiler, etc, apoyaban nuestras operaciones, situando a determinado “cliente” en una habitación de hotel previamente “sonorizada” o dirigiéndolo a una mesa “trabajada” en el restaurante. El más costoso, pero también el más fructífero de los departamentos era el de “control y manipulación de fuentes vivas” o informantes. Las áreas de interés del Cuerpo, como eran los grupos subversivos de izquierda, los militares de tendencias golpistas, grupos políticos y financieros, determinados personajes y cualquier sector de la población que resultara interesante para el gobierno, eran penetrados e infiltrados por nuestros agentes que reclutaban, la mayoría de las veces, personas cercanas o en íntimo contacto con el objetivo,
Sin embargo, una idea fija ocupaba mi mente: combatiría hasta el final a los enemigos de mi patria, en aquel tiempo, los cubanos castristas y sus aliados los rusos., Con la capacidad operativa y financiera que me daba mi alta posición en el Cuerpo (léase DISIP) pude desarrollar operaciones de captura contra Arna
ldo Ochoa Sánchez y Leopoldo Cintra Frías,(en las fotos a la izquierda de este párrafo) contra Tomassevich, en la actualidad general y contra otros cubanos que habían penetrado al país y que, junto a los guerrilleros venezolanos, esparcieron el odio, la sangre y el terror tratando de derrocar al gobierno legalmente constituido. Mandé interceptar los teléfonos de la agencia de noticias cubana Prensa Latina, de su director y agente de la DGI (Dirección General de Inteligencia cubana), un chileno de apellido Pineda y pude clasificar a algunos periodistas venezolanos que le hacían la corte al régimen de La Habana.
También trabajé con intensidad contra los rusos, recién instalados en el país. Bajo mi control estuvieron las operaciones que se efectuaron contra el oficial; de inteligencia de la embajada, Gravichenko. Este oficial estuvo penetrado por un agente nuestro por más de dos años. Por esta penetración pude saber la petición de información de mis actividades y un estudio sobre mis costumbres que le hicieron al ruso los servicios de inteligencia cubanos: éste se lo transmitió a nuestro agente venezolano, quien a su vez me lo transmitió a mí. Solamente hay una razón para que un servicio de inteligencia como el cubano solicite información sobre la “rutina” o “costumbres” de determinada persona: una “operación castigo”, es decir, una atentado con miras a la eliminación física.
Muchos esfuerzos había puesto Cuba en el entrenamiento e infiltración del grupo subversivo Punto 0.
Poco duró la esperanza cubana, cuando sus efectivos fueron muertos o encarcelados al enfrentar nuestras fuerzas con la consecuente eliminación de la unidad guerrillera. Ahora Cuba pretendía pasarme el recibo de mi actuación en esos sucesos, atentando contra mi vida.
La DISIP se estructuraba en Divisiones; el Cuerpo se hacía más efectivo y cada vez las operaciones eran más profesionales. También el enemigo había mejorado. Las guerrillas eran más reducidas, y, por lo tanto, más difíciles de detectar. Su arma principal era la emboscada a las fuerzas del ejército y operaciones con fines económicos, como los secuestros de ganaderos. Los principales jefes guerrilleros como Douglas Bravo y Carlos Betancourt, bajaron de las montañas a las ciudades. (De su libro: “Los Caminos del Guerrero”)- Publicado en la edición del martes 23 de enero del 2007)
http://baracuteycubano.blogspot.com/2009/11/una-guerra-de-15000-dias-chichiriviche.html
Comandantes Arnaldo Ochoa (tercero de izq. a der., última fila) y Luben Petkoff (sexto de izq. a der., última fila) junto a los 15 cubanos que desembarcaron en julio de 1960 en las playas de Falcón para incorporarse al frente guerrillero comandado por Douglas Bravo.
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