lunes, abril 16, 2018

BAHÍA DE COCHINOS Lo Que No Dijo el Informe del Inspector de la CIA (Parte I). Néstor Carbonell Cortina sobre la invasión de la Brigada de Asalto 2506 a Bahía de Cochinos para derrocar a la tiranía castro comunista en Cuba

Nota del Bloguista de Baracutey Cubano

Los  primeros especialistas extranjeros en Inteligencia y Contrainteligencia  que asesoraron a los incipientes órganos de la Seguridad del Estado  después del triunfo de la Revolución fueron los checoslovacos, hispanosoviéticos y ex combatientes  de la Guerra Civil española. Uno de ellos fue Angel Martínez Riosola,   ¨Angelito¨, cuyo verdadero  nombre  era  Francisco  Ciutat de Miguel  quien llegó a Cuba el 4 de  marzo de 1960;  su avión procedía de Venezuela pero antes había recorrido varios países europeos como Checoslovaquia y Bélgica. Era graduado de la prestigiosa Academia  Voroshilov, de la Unión Soviética,  donde también ejerció como profesor. En el 40 aniversario de la invasión de Bahía de Cochinos, recuerdo, aunque ha pasado mucho tiempo,  a Fidel Castro decir en la televisión que  si la invasión hubiera sido por Trinidad,  no tenía ninguna probabilidad de éxito, pues ¨Angelito¨ había hecho fortalecer dicha zona con fuerte artillería y tropas. Se  afirma que participó en combatir a los alzados antiCastristas de la Sierra del Escambray y hasta que fue herido; quizás este ¨asesor¨haya formado parte del grupo operativo especial  ¨Molino¨. Posteriormente ofreció  asesoramiento militar en Vietnam y en Argelia . En Vietnam fue un importante apoyo del General Võ Nguyên Giáp.
(Francisco Ciutat de Miguel cuyos otros nombre fueron:   Ángel Martínez Riosola ¨Angelito¨ y  Pavel Pavlovich Stepanov ¨ recibiendo un reconocimiento o una condecoración de manos de Fidel Castro  y de Raúl Castro. Comentario añadido por el bloguista de BC.)

Las tempranas  relaciones políticas, militares,  de Inteligencia y Contrainteligencia con la Unión Soviética y otros países en el marco de la mal llamada Guerra Fría, las invasiones Castristas que partieron tempranamente de Cuba (desde marzo-abril de 1959, a Panamá, Nicaragua, Santo Domingo, Haití, etc.) y otras acciones subversivas  no escapaban a los órganos de Inteligencia de los EE.UU., los cuales tenían informado al Presidente Dwight D. Eisenhower, el cual el 17 de marzo de 1960 aprobó  el documento titulado “Un programa de acción encubierta contra el régimen de Castro”,con el objetivo de derrocar a la amenaza que se establecía a 90 millas de las costas de EE.UU. pese a que su gobierno de manera extraordinariamente rápida había reconocido  la llegada al poder del nuevo régimen en Cuba. 

La invasión de Playa de Girón o Invasión de Bahía de Cochinos (este segundo nombre es más apropiado ya que el desembarco fue por varios puntos de ese lugar y no sólo en Playa Girón), ni la Crisis de Octubre o Crisis de los Misiles, ni la expulsión del régimen castrista de la OEA fueron las causas de la subversión cubana en América Latina ni de la inclinación del régimen castrista hacía el comunismo pues ya desde los primeros meses de 1959 la subversión castrista había empezado a rodar conjuntamente con el acercamiento al Comunismo.

En el  libro¨One hell of a Gamble (The Secret History of the Cuban Missile Crisis) de los investigadores Aleksander Fursenko Timothy Naftali que desde febrero de 1959, según los archivos abiertos de la KGB y la GPU soviéticas, comenzaron los acercamientos a la Unión Soviética iniciados no por Jorge Risquet, que es la versión oficial trasladándolos a fecha posterior, sino por Emilio Aragonés en México.
(Angelito, Sergio del Valle, Raúl Castro y Tomás Menéndez Tomasevich. Otro asesor fue el General hispano soviético Enrique Lister quien fue el  VERDADERO CREADOR de los CDR en Cuba)
Pero se plantea por algunas personas que Fidel y Raúl Castro ya estaban vinculados al Comunismo internacional desde antes del asalto al cuartel Moncada el 26 de julio de 1953 y que, mediante el oficial de la KGB Nikolai Leonov, el comunismo soviético  le brindo  en México ciertos recursos a la preparación y expedición del yate Granma; en su libro Raúl Castro, un hombre en Revolución,  Leonov da información que apunta  a que tal ayuda existió para la expedición del yate  Granma: Yo mantenía en secreto mis encuentros con los revolucionarios cubanos. El Che Guevara me pidió que le buscara unos libros en español. Esos libros eran Chapaev, de Furmanov; Un hombre de verdad, de Boris Polevói, y Así se templó el acero, de Nikolai Ostrovski. Los hallé en nuestra Embajada. Mantuve amistad con el Che Guevara hasta su viaje a Bolivia, donde murió. El espía Nikolai  Leonov tuvo que abandonar México después de que los futuros expedicionarios del yate Granma   fueron detenidos por la Policía mexicana, la cual  halló   una tarjeta de presentación de Nikolai Leonov en un libro que leía  Ernesto ¨Che¨ Guevara. Pueden leer más sobre lo anterior  en mi artículo Sobre la biografía  del dictador Raúl Castro Ruz escrita por  Nikolai Leonov.



No obstante, lo verificable, hasta ahora, es  lo siguiente, lo cual se extrajo del ensayo  Razones de Angola IX, de César Reynel:

¨La inteligencia checa, que desde 1948 era incapaz de tomar una sola decisión sin consultar con Moscú, pidió asesoramiento de los soviéticos y recibió respuesta a través de la decisión del Presidium de Comité Central que hoy puede ser consultada en el Archivo del Presidente de la Federación Rusa (Extracto del Protocolo 198, reunión del Presídium de diciembre 27, 1958, folio 3, lista 65, Fichero 871). En esa resolución (que ya está desclasificada y es pública), el PCUS aprobó “la intención de los amigos checos de ayudar al movimiento de liberación en Cuba”, y dio instrucciones precisas de no dejar ningún rastro escrito diciendo que la armas eran para Cuba, que verificaran exhaustivamente la seriedad de las intenciones de la compañía (léase contacto), y que no enviaran ningún arma que pudiera ser rastreada como perteneciente al bloque soviético.
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BAHÍA DE COCHINOS. Lo Que No Dijo el Informe del Inspector de la CIA  (Parte I)

Por Néstor Carbonell Cortina
http://www.futurodecuba.org/

NOTA DEL EDITOR  DE LA NUEVA NACIÓN: Este artículo fue escrito por el Dr. Nestor Carbonell Cortina y publicado originalmente en la revista cibernética FUTURO DE CUBA en 1998. El mismo constituye una de los análisis más completos y devastadores sobre la traición del Presidente Kennedy a los invasores de Bahía de Cochinos.

Hace 37 años que se produjo el heroico desembarco, condenado al fracaso, y los cubanos continúan sufriendo las consecuencias. Hay errores políticos y estratégicos que llegan a ser desastres. Más que fiascos son tragedias; más que fallos son crímenes. Bahía de Cochinos fue uno de ellos. Se ha escrito con abundancia sobre este tema, pero es ahora, con la publicación de documentos ultra confidenciales del gobierno de los Estados Unidos y de varias memorias privadas, que pueden despejarse muchas de las nebulosas que cubren el fatídico proceso.

Documentos Reveladores

        Uno de esos documentos es el informe que en 1961 rindió Lyman B. Kirkpatrick, inspector general de la CIA, sobre la actuación de la Agencia en la preparación y ejecución de Bahía de Cochinos.

 El voluminoso documento contiene datos valiosos que ponen de manifiesto numerosos errores de planificación, serias deficiencias logísticas y falta de coordinación entre los servicios de inteligencia, el Pentágono y la Casa Blanca.

Asimismo, el informe reprocha a la Agencia el trato humillante a los dirigentes cubanos en el exilio, marginados mientras se gestaba la operación e incomunicados durante el desembarco.

 (En junio de 1960 los representantes de  las organizaciones Manuel Antonio "Tony" de Varona (Organización Auténtica), Aureliano Sánchez Arango (Triple A), Manuel Artime Buesa (Movimiento de Recuperación Revolucionaria), José Ignacio Rasco (Movimiento Demócrata Cristiano) y Justo Carrillo (Montecristi), fundaron en la ciudad de México el Frente Revolucionario Democrático (FRD). En la foto Tony Varona, Enrique Ros, Justo Carrillo y Manuel Artime Buesa. Las fotos y comentarios fueron añadidos por el bloguista de Baracutey Cubano)

        Hay mucho de cierto y revelador en el informe de Kirkpatrick, pero también hay mucho de miope y mezquino en sus alegatos. El inspector crucifica únicamente a la CIA, exculpando por omisión la negligencia del Pentágono y la gravísima responsabilidad del Presidente Kennedy por haber micromanejado, alterado y emasculado a última hora el plan recomendado.

        ¿A qué se debe esta omisión de Kirkpatrick? Todo parece indicar que el inspector general de la CIA quería congraciarse con la Casa Blanca para llegar a ser director de la Agencia (a pesar de la parálisis que le produjo la poliomielitis ). Por eso no entrevistó a los jefes de la CIA a cargo de Bahía de Cochinos, ni siquiera les envió una copia del informe.

 Fue John McCone, el nuevo director que sustituyó a Allen Dulles a fines de 1961, quien le ordenó a Kirkpatrick que les entregara una copia del informe y que incluyera en el expediente los descargos que formularon.
        Acusado por McCone de haber sido tendencioso y superficial en su informe, Kirkpatrick reconoció en carta al director de la CIA de fecha 1o. de diciembre de 1961 que el fracaso de Bahía de Cochinos se debió fundamentalmente a estos tres factores:
a.   "Subestimación general por parte del gobierno de E.U. de la magnitud de la operación requerida para derrocar al régimen de Fidel Castro.
b.        Fallo del gobierno de E.U. por no prever todas las contingencias...., incluyendo la necesidad de utilizar fuerzas militares de E.U. si los exiliados cubanos no pudiesen acometer la tarea ellos mismos.
c.        Fallo del gobierno de E.U. por no estar dispuesto a comprometer los recursos necesarios para el éxito de la operación planeada y ejecutada.
"

        Otro de los recientes documentos iluminadores es el libro Reflections of a Cold Warrior de Richard M. Bissell, quien como subdirector de la CIA a cargo de planes (léase operaciones encubiertas) fue la figura señera durante todo el proceso que culminó en Bahía de Cochinos. Dotado de un talento privilegiado (cultivado en Groton y Yale) y de una prepotencia persuasiva, Bissell ingresó en la CIA en 1954 e inició una verdadera revolución tecnológica. Bajo su dirección, la Agencia alcanzó altos niveles de innovación y eficiencia en la captación de inteligencia militar con el avión U-2, el SR-71 Blackbird, y el satélite de espionaje Corona.

        En su libro, escrito con perspectiva y serena contrición en la antesala de la muerte, Bissell hace un recuento de su actuación en el caso de Cuba, explicando sus decisiones y confesando sus errores. El tono no es tan mordaz y defensivo como el que matizó su respuesta a Kirkpatrick en 1961. Rechaza acusaciones injustas,pero reconoce, entre sus yerros, dos que fueron críticos:
1) no cederle al Estado Mayor Conjunto la responsabilidad primaria de la expedición cuando ésta dejo de ser, a fines de 1960, una operación paramilitar de infiltración y guerrilla; y
2) no decirle claramente al Presidente Kennedy que la operación de Bahía de Cochinos no era factible con los cambios y limitaciones impuestos por él.

        De todos los libros sobre Bahía de Cochinos que han salido a la luz en los últimos meses, el más importante y completo es, sin duda, el Volumen X sobre Cuba (1961-1962) publicado por el Departamento de Estado como parte de la colección de Foreign Relations of the United States (FRUS). Este tomo de más de 1000 páginas es fascinante, no ya por los hechos que eslabona, sino por los documentos, hasta ahora secretos, que transcribe. Para profundizar en el tema de Bahía de Cochinos, ya no hay que hurgar en el informe del General Maxwell D.Taylor, ni en los archivos de los Presidentes Eisenhower, Kennedy y Nixon, ni en las memorias de los otros personajes que intervinieron en el infausto episodio. Esta nueva fuente de información, junto con el Volumen VI del Departamento de Estado correspondiente al período 1958-1960, contienen muchos de los datos esenciales del proceso, rigurosamente clasificados y cronológicamente ordenados.
     
  Teniendo a mano éstos y otros testimonios, trataré de señalar y comentar lo que aportan de novedoso y significativo, así como lo que omiten y tergiversan, para arrojar más luz sobre ese tracto imborrable de la historia que lleva el nombre de Bahía de Cochinos.

Eisenhower y los Antecedentes de Bahía de Cochinos

        Durante la lucha contra Batista, el Presidente Eisenhower se mantuvo bastante alejado del caso de Cuba. Dada la grave enfermedad del Secretario de Estado, John Foster Dulles, la política hacia Cuba fue dirigida principalmente desde el cuarto piso del Departamento de Estado por dos "expertos" en Latinoamérica: Roy Rubottom y William A. Wieland.


(Video añadido por el bloguista de Baracutey Cubano donde el recientemente fallecido, 2018,  Coronel Roger Rojas Lavernia habla sobre Fidel Castro y  el cubano Arturo Montenegro, alias Arthur Montenegro  y en EE.UU. con el nombre de William A. Wieland.. El Coronel Rojas Lavernia fue el segundo jefe  en Cuba del Buró de Represión a las Actividades  Comunistas, BRAC en un período de los años 50s)



  Aunque estos funcionarios abogaron oficialmente por una política de estricta neutralidad en la contienda cubana, sus simpatías los inclinaron a Castro. Así se explican estos hechos: el embargo militar contra Batista; los embarques clandestinos de armas a Castro desde E.U.; la subestimación del peligro comunista; la prohibición de todo intento de mediación en Cuba bajo los auspicios del Embajador Earl Smith, y el ultimátum que, por conducto de éste, le envió Washington a Batista el 14 de diciembre de 1958. Este ultimátum consistió en un escueto mensaje trasladado por Smith: "Es mi desagradable deber informarle al Presidente de la República que Estados Unidos no continuará apoyando al gobierno de Cuba, y que mi gobierno considera que el Presidente está perdiendo el control efectivo." (FRUS, VI, 299). Esto precipitó la caída ansiada de la dictadura, pero creó un vacío de poder que llenó Castro con sus cofrades comunistas.

(Embajador Earl Smith y Presidente Fulgencio Batista el 14 de diciembre de 1958)

        El 23 de diciembre de 1958 es cuando se le comunica al Presidente Eisenhower que la situación del gobierno de Batista era crítica y que "los comunistas parecen haber penetrado el movimiento de Castro..." Según la minuta de la Junta del Consejo nacional de Seguridad de dicha fecha (FRUS, VI, 302-303), el Presidente se molesta por no haber sido informado antes de esta situación y pregunta "si el Departamento de Estado había solicitado al Departamento de Defensa que estudiase una acción militar que podría ser necesaria en Cuba." El Secretario Herter contestó que las conversaciones se habían centrado únicamente en la posibilidad de una evacuación. El Presidente afirmó después que "estaba convencido de que una tercera fuerza [contraria a Batista y a Castro] con influencia y pujanza podría surgir si la organizase un hombre capaz provisto de dinero y de armas". Se acordó entonces elaborar un plan para crear o respaldar esa tercera fuerza, pero fue demasiado tarde.

        A partir de su llegada al poder en enero de 1959, Castro no ceja en su campaña vilipendiosa contra Estados Unidos. Apoyado en su poder hipnótico y en el terror difundido por sus arrestos, fusilamientos y confiscaciones a granel, el líder cubano va sentando progresivamente las bases de su sistema totalitario comunista. No conforme con subvertir a Cuba, organiza en su primer año expediciones armadas contra Panamá, Nicaragua, República Dominicana y Haití.

        Washington no sabe realmente lo que hacer. Intenta en múltiples oportunidades de negociar con Castro, pero sin éxito. No reacciona ante sus afrentas y provocaciones para que no se tilde a E.U. de Goliat abusador, sin darse cuenta de que no hay nada que ridiculice más a un gigante que ser pateado impunemente. El grande, ultrajado, no es ni popular ni respetado. El poderoso, zaherido , deleita a los resentidos.

        La estéril política de paciencia y tolerancia, personificada por el Embajador de E.U. en Cuba, Philip Bonsal, fue sustituida a fines de 1959 por una política más proactiva, "enderezada a estimular dentro de Cuba y en otras partes de Latinoamérica la oposición al régimen extremista y antiamericano de Castro." (FRUS,VI, 656) Según Bissell, el Grupo Especial (Comité #5412) que se ocupaba del caso de Cuba acordó el 13 de enero de 1960 elaborar los planes necesarios para derrocar la tiranía. Dicho plan, llamado "Programa de Acción Encubierta Contra el Régimen de Castro," fue aprobado por Eisenhower el 17 de marzo de 1960, y consistió en lo siguiente:
a) Constitución en el exilio de un frente de oposición a Castro, responsable, atractivo y unido.
b) Inicio de una fuerte campaña de propaganda, a través de Radio Swan, dirigida al pueblo de Cuba.
c) Creación en Cuba de una red clandestina de inteligencia y acción.
d) Creación fuera de Cuba de una fuerza paramilitar con apoyo logístico, naval y aéreo, para infiltrar en Cuba agentes entrenados que pudiesen intensificar la resistencia interna. (FRUS, VI, 850-851)

        Este esquema de acción paramilitar se basó en el modelo de Guatemala (golpe de estado dirigido por la CIA en 1954 contra el gobierno procomunista de Arbenz). Error craso, por tratarse de situaciones disímiles. Castro disolvió el ejército profesional, creó su propia fuerza y avanzó con mayor celeridad y destreza que Arbenz hacia la consolidación de un estado policíaco. El modelo de Guatemala no era aplicable al caso de Cuba, por lo que fue posteriormente modificado, pero no totalmente desechado. Subsistieron enfoques erróneos y faltó, en el minuto crítico, la experiencia y el carácter resuelto de un Eisenhower. éste dijo al autorizar la operación en Guatemala: "Estoy dispuesto a tomar los pasos que sean necesarios para que tenga éxito. Si triunfa, será el pueblo de Guatemala que arrojó el yugo comunista. Si fracasa, será la bandera de Estados Unidos la que fracasó." (Peter Wyden, Bay of Pigs, 21)

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