domingo, enero 24, 2021

Carlos Carballido: La Operación Confianza de los Bolcheviques ahora renovada y como daño peor que el fraude Electoral que destronó al presidente Trump

 Tomado de https://zoepost.com/

La Operación Confianza de los Bolcheviques ahora renovada y como daño peor que el fraude Electoral que destronó al presidente Trump

Por Carlos Carballido.

24/01/2021

Es un hecho. Trump ya no es presidente debido a unas elecciones totalmente amañadas e irregulares con cientos de miles de denuncias, videos, informes forenses y declaraciones juradas de personas que han tenido incluso que sufrir persecución y pérdida de sus trabajos.

La noche del 3 de noviembre Trump ganaba por amplio margen hasta que ocurrió el milagro de la multiplicación de los panes y los peces pero en forma de boletas .  Lo que ocurrió después podemos considerarlo como un escenario de ajedrez dónde la estrategia que primó, y habría que preguntarse de dónde salió, fue la conspiración y la fabricación o renovación de una estrategia muy similar a lo que la Historia recoge como La Operación Confianza, Oперация «Трест» que tuvo lugar en los inicios de la extinta Unión Soviética, de 1921 hasta 1926.

Operation Trust, como se conoció en EE UU, fue una acción de la Inteligencia Soviética llevada a cabo por el Directorio Político Unificado del Estado ( OGPU) . La operación consistió en el establecimiento de un falso movimiento antibolchevique que estaría orquestado por altos oficiales militares descontentos y leales al Zar que desde adentro llevarían a cabo una especie de Insurrección con la cual acabarían con Lenin y toda su camarilla de sucesores. En los Manuales de Espionaje se dice que está operación fue una de las mejores fabricadas porque permitió arrestar y fusilar a un buen número de anti bolcheviques tanto en ese país como en el extranjero. Borís Sávinkov y Sidney Reilly fueron los más renombrados.

El único historiador occidental que tenía acceso limitado a los archivos de Operation Trust, John Costello, británico, informó que comprendían treinta y siete volúmenes y eran de una confusión tan delirante de agentes dobles, nombres en clave cambiados, supuestas operaciones ultrasecretas de militares antibolcheviques y engaños a la población que los historiadores rusos del Servicio de Inteligencia tuvieron dificultades para separar los hechos de la fantasía.

¿Esta descripción no les parece familiar luego de la fatídica noche del 3 de noviembre y que colmaron las redes sociales hasta el 20 de enero?

LA DESVIACIÓN DEL FOCO DE ATENCIÓN

Tras la irregularidad experimentada en estas elecciones comienza una avalancha de teorías conspirativas que tuvieron eco en redes sociales y canales de YouTube en las que se hablaba del Sello de Agua, el Gran Plan Maestro de Trump, de un Kraken que se extendió hasta el satélite Michelangelo del Vaticano y por supuesto en esa cúpula de militares del Pentágono, secretamente Unidos en Qanon y que, fieles al presidente Trump, arrestarían a Biden y a toda la dirigencia del partido Demócrata por violar la Constitución. Estos grupos fueron extremadamente hábiles en hilvanar hechos que estaban ocurriendo con sus teorías cada vez más fantasiosas e inverosímiles como la toma de Washington por la Guardia Nacional para finalmente aplicar la Ley Marcial que se había ejecutado en total secretismo. Estas teorías han tenido casi el mismo efecto que aquella alocución radial de Orson Welles sobre la invasión marciana (adaptación  de la novela «La guerra de los mundos») ocurrida el domingo 30 de octubre de 1938 a las 9 de la noche. El público creyó aquel disparate sin siquiera salir afuera y ver que el mundo seguía su curso normal.

Las teorías que aparecieron después de la noche del fraude y aun con más fuerza cuando las demandas legales comenzaron a desestimarse en todos los niveles tuvieron la misma metodología que la Operación Confianza Bolchevique pero con la diferencia que a 100 años después  solo sirvieron para primero,  elevar los  ratings en canales alternativos así como la monetización de varios youtubers y segundo -y peor-, desviar el foco de atención de lo que esos 75 millones de votantes debimos hacer como única solución para presionar a nuestros políticos e instituciones, es decir manifestarnos en masa frente a oficinas de políticos, instituciones y Legislaturas estatales para exigir el respeto por la Constitución y que se investigase bipartidistamente todas las irregularidades presentadas. Tuvimos 2 meses, pero preferimos seguir cómodamente siguiendo a estos conspiranoides y esperando el milagro prometido que sonaba dulce a los oídos y a nuestras esperanzas, pero alejando abrumadoramente el sentido común de casi todo el sector conservador estadunidense.

Una vez identificada la derecha y los votantes de Trump como locos que sueñan hasta  con un satélite espía del Vaticano, el Big Tech hizo el resto: silenciar al presidente y a toda plataforma que pudiera despertar al pueblo en una movilización de descontentos sin precedente pero si observamos bien, fueron  muy cuidadosos  de dejar abiertos perfiles y canales de YouTube como los de Simón Parkes (y de muchos cubanos que no mencionaré para NO herir susceptibilidades) que daban rienda suelta a cosas tan absurdas como arrestos masivos en el momento que Biden jurara la Presidencia mientras que Trump gobernaría desde su cuartel general en Mar a Lago. El efecto que perseguían era que la Bola de Nieve alcanzara el tamaño necesario como para desviar la atención y conseguir el Poder presidencial sin peligro.

Mientras el equipo legal de Trump batallaba y se esforzaba por presentar todas las evidencias recopiladas y respaldadas por miles de declaraciones juradas en casi 10 estados, la carrera desenfrenada de estas conjeturas hacía crecer más las esperanzasde triunfo que al final jamás ocurrió debido al guión corrupto que las instituciones y sus periodistas serviles se encargaron de cimentar.  En otras palabras, el pueblo se mantuvo entretenido con un cuento de hadas.

LO QUE NO QUISIMOS MIRAR Y LO QUE REALMENTE SE HIZO MAL.

Tan temprano como cuando comenzó la histeria global del Covid 19, Donald Trump advertía sobre el peligro de aceptar una votación por correo debido a que sería una puerta abierta al fraude tal y como sucedió. En aquella ocasión nadie escuchó y muchísimo menos el Partido Republicano tuvo la intención de formar frente común con el presidente e impedir que fuera modificada la Ley Electoral Estatal como ocurrió finalmente.

El otro error garrafal fue que las Legislaturas Estatales, únicas autorizadas para una modificación de elecciones, no se opusieron abiertamente a la nueva reglamentación que hicieron las cortes de cada estado en conflicto y muchas veces sus Secretarias de Gobernación. Sencillamente lo permitieron desde una época tan temprana como mediados del 2020. Tuvieron demasiado tiempo para haber establecido el orden tal y como estipula el Artículo III de la Constitución de EUA y haber iniciado en aquel momento toda la batalla legal necesaria de manera independiente.

Lo demás cayó por su propio peso. El Congreso, en manos de Nancy Pelosi, estableció como norma el voto por correo que debido al Covid debería ser libre, sin inspección y con la posibilidad de tabularlo hasta 2 semanas después.

Estás acciones jamás debieron ser permitidas ni por las legislaturas estatales ni mucho menos por el Partido Republicano en los que casi el 60 por ciento de sus afiliados utilizó esa forma de votación cuando Trump estaba pidiendo a gritos hacerlo personalmente. La complicidad del GOP en este fraude electoral ha sido tan vergonzoso que el 70 por ciento de sus votantes están convencidos en discrepancia y esperan con ansias que Trump forme otra institución política para moverse a ella.

La mesa se sirvió en una especie de festín a lo grande. Ocurrido el fraude y prestando atención a esas conspiraciones ya era muy difícil probarlo porque como vimos, el Poder Judicial, desde los tribunales locales hasta la Corte Suprema se negaron a escuchar las demandas que estuvieron avaladas por cientos de miles de declaraciones juradas, videos, informes forenses digitales,  el informe Navarro y por ùltimo el informe de Inteligencia que debió ser discutido en la sesión de certificación en ambas cámaras. Todas y cada una de las evidencias fueron tiradas al retrete porque el descredito de locos trumpistas ya estaba consumado.

¿EXISTIÓ EL KRAKEN?

Para ser honestos con la verdad, actores en esta especie de drama como los abogados Sidney Powell y Lin Wood iniciaron una serie de demandas sobre las irregularidades tecnológicas que fueron denunciadas en varios estados debido al uso del sistema Dominion para la tabulación de votos y que, debido a sus fallas comprobadas en elecciones anteriores en Texas, por ejemplo, está prohibido ese tipo de máquinas electorales. Ambos abogados contaron con informes forenses que expertos estaban aportando sobre estas irregularidades como conexión de las máquinas a internet y demostraciones de como en solo 7 minutos podían hackearse y favorecer a uno candidato. También centraron sus demandas en los fuertes vínculos con Venezuela desde donde este software ha cambiado de dueño pero que mantienen los mismos esquemas de votación que han permitido la permanencia del Chavismo y en unos 7 países están bajo investigaciones fiscales. Estos informes fueron presentados en audiencias públicas que no fueron televisadas y aunque estuvieron algunos días disponibles al público, por alguna razón hoy han sido bajados de los sitios web oficiales.

En las audiencias públicas estos informes fueron presentados, pero jamás fueron aceptados por ninguna fiscalía para su estudio. Esta fue la razón por la que la campaña de Trump decidió anunciar que ambos abogados no pertenecían al equipo legal que estaba batallando en todas las cortes. Era evidente que por esa vía no se llegaría siquiera a una aceptación de juicio debido a lo corrupto del sistema judicial y al tiempo que tomaría para investigarlo. El argumento estaba sostenido la mayoría de las veces en que eran especulaciones que circulaban por internet.

A partir de ese punto el escenario se volvió mucho más favorable para la especulación de los influencers que rebotaron una serie de teorías que apuntaban al grupo Qanon y que se viralizaron a nivel extremo en redes mientras las voces oficiales como las de Trump eran cada vez más censuradas. Fueron tan hipnóticas esas teorías que pocos se dieron a la tarea de comprobarlas. Yo, por ejemplo, cuando me enviaban algo de Simon Parkes, dudaba porque el señor, aunque es inteligente,asegura que es nacido de la unión de su madre con un extraterrestre. Aun hoy sigue emitiendo sus podcasts diciendo que el plan continúa y por desgracia sus videos cuentan con cientos de miles de seguidores cada día.

La extraordinaria similitud con la Operación Confianza soviética parece coincidir en un complot inteligente para descreditar y asesinar la credibilidad del trumpismo y sus seguidores.  Aún hay conservadores esperando por ese plan maestro del expresidente. Y al final lo que hemos conseguido es facilitar la estrategia  del Partido Demócrata de copar los tres poderes de esta nación en un punto sin aparente retorno. El disfraz de la realidad con una fantasía tan absurda impidió que el sentido común se enfocara en denunciar a través de los canales constitucionales que desde el principio de había violado la constitución.

Amañar una elección es ya demasiado fácil para ellos. Al certificase Biden el pasado día 6 de Enero, más que coronar aun anciano senil, se validó el fraude y la posibilidad de usar la constitución como papel de baño. El ciclo del virus, encierro, terror doméstico por contagio, voto por correo y avalancha de votos en vertical a favor del candidato demócrata en tan solo 6 horas de la madrugada del 4 de noviembre, ya surtió efecto y con toda seguridad podrá repetirse nuevamente sin encontrar resistencia. El plan surtió efecto. La atención se desvió con historietas de niños a la hora de dormir que se repitieron hasta el cansancio.

Al final perdimos la República. Operación Confianza, Renovada, típica de los Comunistas, terminó haciéndonos el favor y hundiendo a EE UU en un pantano del cual ya no hay salida.


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