viernes, enero 01, 2021

Pedro Corzo sobre Cuba: Año 62 de la Era Castrista

 
Nota del Bloguista de Baracutey Cubano

Dulce María Loynaz, en una conferencia que ofreció en la Catedral de Pinar del Río, expresó que muchos cubanos después del triunfo del 1 de enero de 1959 fueron tras un becerro que ni siquiera era de oro.


Radio Televisión Martí

Enero 7, 2019

Genocidio Castrista


*************

Fragmento tomado de http://baracuteycubano.blogspot.com/

Martí en contra del caudillismo

La experiencia latinoamericana en lo relativo a las luchas intestinas y fratricidas que siguieron a la liberación del yugo español de ciertas naciones de América del Sur y la desconcertante experiencia de ver que varios de sus libertadores se convirtieron posteriormente en dictadores de sus pueblos, dejaron en Martí una impronta tal, que él prefería que Cuba siguiera siendo colonia española, antes de que cayera en manos de caudillos:

¨Y no quiero a mi patria ¡no! víctima de capataces. La prefiero esclava de los demás a verla esclava de sus hijos.¨ (* citada por Pichardo, 189) *

El 20 de octubre de 1884, y después de un incidente desagradable con Máximo Gómez, Martí le escribió al dominicano su determinación de:

¨no contribuir en un ápice por el amor ciego a una idea en que me está yendo la vida, a traer a mi tierra a un régimen de despotismo personal, que sería más vergonzoso y funesto que el despotismo político que ahora soporta y más grave y difícil de desarraigar, porque vendría excusado por algunas virtudes, establecido por la idea encarnada en él, y legitimado por el triunfo¨ (Tomo 1, 177)

En esa misma carta definió bien claro, como buen liberal, que la búsqueda de las libertades públicas son la única razón por la que se puede iniciar una lucha:

¨¿Qué garantías pueden haber de que las libertades públicas, único objeto digno de lanzar a un país a la lucha, sea mejor respetada mañana? ¿Qué somos, General? ¿ Los servidores heroicos y modestos de una idea que nos calienta el corazón, los amigos leales de un pueblo en desventura, o los caudillos valientes y afortunados que con el látigo en la mano y la espuela en el tacón se disponen a llevar la guerra a un pueblo, para enseñorearse después de él ?¨ (Tomo 1, 178)

Bibliografía
José Martí, Obras Completas (Tomos: 1, 2, 3,4, 9, 10,12, 13, 14, 15, 16, 18, 20 ), Editorial de Ciencias Sociales, Instituto Cubano del Libro, La Habana, 1975
Hortensia Pichardo, José Martí-Lecturas para los niños.1990

* Esa cita fue tomada del libro José Martí. Lecturas para niños de la notable historiadora cubana, fallecida en Cuba, Hortesia Pichardo del capítulo Mi Patria y de  la página 189 de la edición publicada en Cuba en 1990 por el Combinado Poligráfico de Guantánamo. Quizás esa cita, y otras muchas, hayan provocado que los funcionarios de la tiranía Castrista le  asignaran la misión a  Cintio Vitier de escribir  un libro para las escuelas primarias y de nivel medio de Cuba que no tuvieran esas incómodas citas martianas.

***********************

Tomado de https://www.facebook.com/

Año 62 de la Era Castrista


Por Pedro Corzo

31 de diciembre de 2020

Muchas personas no se percatan que los años pasan para los demás, no solo para ellos, y menos aún asimilan que hay países controlados por regímenes que llevan más tiempo en el poder que las décadas que tienen de vida.  

Cuba se encuentra en esa ignominiosa relación.  

El Totalitarismo, bochorno para muchos cubanos, arriba a los 62 años en el poder, igual a 744 meses y 22320 días una cifra espeluznante si apreciamos que la inmensa mayoría de la población tiene menos de 62 años, lo que significa que una cantidad significativa de isleños ha vivido bajo un mismo régimen toda su vida. 

El poder castrista por su característica absolutista intentó y logró imponer en gran medida, las singularidades de una Nueva Era. Las creencias, valores, normas y ética fueron cambiadas dando origen al tiempo de los Castro. 

Conversaba al respecto con el poeta venezolano Abel Ibarra. Hablábamos sobre los cambios radicales que han sufrido, Venezuela y Cuba, después de la llegada al poder de esos dos singulares depredadores sociales, Hugo Chávez y Fidel Castro, sujetos que, por su gestión e influencia, han marcado de manera indeleble el antes, durante y después de ambos pueblos, amén de gobernar por largos años.  

Le decía a Ibarra que los cubanos deberíamos someternos a una especie de jornada de reflexión en la que contempláramos la Cuba antes del triunfo de la insurrección, el mandato revolucionario y las potenciales ocurrencias en el pos totalitarismo, con el objetivo de conocer las transformaciones sufridas en todos los ámbitos por el sujeto cubano y en qué medida revertir lo negativo con vistas a ser mejores ciudadanos y un mejor país, a lo que el poeta agregó que en su tierra ha ocurrido algo similar, porque sus compatriotas también han cambiado mucho,  lo que ha repercutido ampliamente en la sociedad nacional.  

Esta nota está asociada a Cuba, ojalá, Ibarra haga otro tanto con la experiencia venezolana.  

Cuba antes de Castro tenia los claros oscuros de cualquier república latinoamericana, con la particularidad de que había alcanzado cotas en la economía y el desarrollo, que la mayoría de los países del hemisferio no tenían. El país disfrutaba de un relativo progreso material, aunque se enfrentaba a problemas políticos serios y a graves problemas sociales, muchos de los cuales, a pesar de la inestabilidad política, estaban en proceso de solución.  

Bajo el castrismo los logros alcanzados se deterioraron drásticamente. El nuevo régimen se esforzó por destruir los cimientos civiles y éticos de la República. La historia nacional fue revisada y presentada en base a los intereses de la nueva clase. Las fiestas Patrias fueron sustituidas, las religiones vituperadas y la feligresía sufrió represión y discriminación. La Navidad y Semana Santa fueron abolidas por decretos y restauradas décadas después a conveniencia del régimen, aunque nunca se han deslastrado del trauma de la represión y el sectarismo.  

La primera afectada fue la sociedad civil que perdió todas sus prerrogativas y espacios públicos conquistados a través de los años. Los órganos gremiales y colegiados consagrados en leyes y costumbres se extinguieron. El poderoso movimiento sindical perdió su independencia, los medios de comunicación pasaron a manos del estado, el periodismo fue otra correa de trasmisión del incipiente totalitarismo, al igual  que la educación.  

El ciudadano empezó a decir si pensando en no. El doble pensar, la doble moral, se esparció y asentó en toda la Isla. El disentimiento condujo a muchos a abandonar el país, la represión y la incapacidad para articular una defensa exitosa de los derechos naturales afectó profundamente a la ciudadanía. La cárcel por motivos políticos fue un final feliz, la alternativa era muerte por fusilamiento.  

Como colofón las bases económicas fueron destruidas. Paradójicamente los repetidos errores de la clase dirigente condujeron a muchos de los que simpatizaban con el sistema a abandonar el país o perder la confianza en el régimen.  

El pos totalitarismo será una experiencia dura e incierta. Lo primero sería buscar una necesaria conciliación entre las partes y un profundo acto de contrición de todos los que abusaron de su prójimo. La reconstrucción será compleja pero posible si el hombre rehace la conciencia de que la República debe ser con todos y para el bien de todos. 

Pedro Corzo

Periodista

TWITTER: @PedroCorzo43

LINKEDIN: https://www.linkedin.com/in/pedro-corzo-34012153

************

Tomado de https://www.hypermediamagazine.com/

Verdad y dolor: Archivo Cuba y el costo en vidas del período de Batista

 Enrique Del Risco

Agosto 29, 2020


Archivo Cuba acaba de concluir un largo y exhaustivo esfuerzo para revisar el número de muertes por causas políticas durante la dictadura de Fulgencio Batista (1952-1958). Precisa aclararse, sin embargo, que dar por concluida esta parte de su misión no impide que en el futuro Archivo Cuba siga perfeccionando su base de datos al obtener mayor información. Raro encontrar en estos tiempos una institución consagrada de tal manera a esa cuestión anacrónica que es la verdad. En la época de las fake news y la posverdad, cuando el relativismo parece ser la esquizofrénica medida de todas las cosas, Archivo Cuba insiste en determinar el costo exacto en vidas humanas a lo largo de las dos dictaduras en las que ha transcurrido lo que académicamente se conoce como Revolución Cubana. 

(Armando Lago)

En medio de la espesa mitología que rodean las últimas siete décadas de vida cubana, Archivo Cuba insiste en la terca racionalidad de los números. Desde que empezara a publicar el resultado de sus investigaciones, Archivo Cuba no ha dejado de masacrar mitos. El primero de ellos, el famosísimo de las veinte mil muertes causadas por el régimen de Fulgencio Batista desde el golpe de estado del 10 de marzo de 1952 hasta su caída el primero de enero de 1959. Un mito enunciado en las primeras ediciones de enero de 1959 de la entonces fundamental revista Bohemia, y luego reproducido como artículo de fe en cuanto resumen oficial u oficioso se hacía de la dictadura batistiana.

En un seminal artículo publicado por Armando M. Lago en Cuba Encuentro el 15 de octubre de 2002, “El fraude de los veinte mil muertos de Batista”, la cifra monstruosa de veinte mil muertos quedó reducida a una no menos monstruosa pero numéricamente más modesta de 1.816 muertes. 

En aquel artículo, el total de muertes atribuidas al régimen de Batista aparecía desglosado de la siguiente manera:

Cualquiera que hubiera hecho estimaciones a partir de las principales masacres y combates más conocidos durante la dictadura batistiana concordaría que esa reducción en un 90 % de la cifra de veinte mil muertos estaba bastante más cerca de la realidad. Porque no se trataba de justificar a un régimen que hizo del asesinato una herramienta política habitual, sino de darle su peso más exacto posible. 

¿Por qué hasta el día de hoy el castrismo se ha aferrado a una estadística generada por la prensa burguesa? 

Todo apunta a que la aplastante redondez de la cifra de los 20.000 justificaba la feroz violencia desatada primero contra los servidores del régimen derrotado, y luego contra los que disentían del rumbo tomado por la Revolución. El triunfo revolucionario, que en los primeros días de enero de 1959 se presentó como un acto de reconciliación nacional, pasó de inmediato a convertirse en ceremonial vengativo y catártico que creó condiciones para la instauración de un aparato represivo que persiste hasta hoy.

El mito de los veinte mil muertos permitió no solo reestablecer a toda prisa y a nivel nacional la pena de muerte, abolida por la constitución de 1940 con la excepción de “los miembros de las Fuerzas Armadas por delitos de carácter militar y las personas culpables de traición o de espionaje en favor del enemigo en tiempo de guerra con nación extranjera”. Aquella cifra desmesurada también permitió que el nuevo régimen presentara el número de fusilados en los primeros meses no como penoso acto de justicia sino con el mismo entusiasmo con que se presentaban los logros económicos alcanzados por la naciente Revolución. Afirmaba Fidel Castro en un discurso del 8 de mayo de 1959 que “los Tribunales de Guerra Revolucionarios han cumplido ya su rol esencial” y “por lo tanto, la Revolución estaba segura de que había cumplido cabalmente su deber con el fusilamiento de más de 500 criminales de guerra”

Si, a pesar del celo en el cumplimiento de las metas, la maquinaria seguía funcionando, la cifra de ejecuciones siempre sería una fracción de los veinte mil muertos que supuestamente había causado el régimen depuesto. Si el régimen de Batista podía traducirse en una cifra era esa, la misma que utilizaba la Revolución para justificar sus excesos.

Rebajada la criminalidad del batistato a cifras realistas, aquel informe del 2002 se complementaba por las cifras de las muertes causadas por las fuerzas revolucionarias durante el mismo período, que, sin ser similares, tampoco eran del todo desdeñables.

Aquellos resultados parciales sirvieron, aparte de desinflar el mito de los veinte mil asesinatos, para tener una visión algo más próxima a lo que fue el proceso insurreccional que terminó con la caída del régimen batistiano. Este conteo sirvió para confirmar viejas sospechas y arribar a nuevas conclusiones. Desde confirmar la naturaleza asesina de un gobierno que causó la muerte de 1.816 personas, de las cuales algo más de la mitad (918) se atribuían a ejecuciones extrajudiciales, hasta demostrar la hipótesis de que habían sido los combatientes urbanos los más sacrificados durante la insurrección. 

Otros detalles resultaban sorpresivos para muchos, como lo parejo de las cifras entre los campesinos ejecutados por el ejército (105) y los fusilados o ahorcados a manos de los rebeldes (96). O que la mayor cantidad de bajas sufridas por las fuerzas antibatistianas no correspondiera a los publicitados acontecimientos del 26 de julio de 1953 (98) o al alzamiento de Cienfuegos del 5 de septiembre de 1957 (63) sino a la ¾ninguneada por la historiografía oficial¾ huelga del 9 de abril de 1958, en la que habrían muerto 147 combatientes. Más significativo aún era que las 1.816 víctimas de Batista fueran más de cuatro veces menos que las ocho mil que le atribuían al castrismo los cálculos más conservadores.

Con la publicación de aquel artículo, el efecto político y de denuncia podía darse por satisfecho. El relato habitual que había impuesto la propaganda castrista y sus repetidores afines en todo el mundo de una dictadura asesina derrocada por una revolución justiciera, quedaba destrozado por este sobrio recuento. El artículo de Armando Lago y, sobre todo, las estadísticas que incluía, a la vez que desmontaba la mitomanía que abundaba sobre del batistato, ofrecía un cuadro mucho más realista del régimen contra el cual el castrismo se presentaba como redentor. 

Sin embargo, en lo adelante, más que a confirmar sus hallazgos iniciales, Archivo Cuba dedicó sus principales esfuerzos a refinar las cifras obtenidas, hacerlas más precisas y confiables, aunque de alguna manera contradijeran sus conclusiones originales. El tipo de labor en que el ansia de justicia no compromete la objetividad de la investigación suele asociarse en Latinoamérica con un momento posterior a las dictaduras, cuando las Comisiones de la Verdad, una vez desaparecido el régimen represivo, pueden dedicarse con más o menos calma a reunir los datos. No era de extrañar que en el exilio cubano, tras tanto tiempo de dictadura, surgiera una iniciativa semejante antes que esta llegara a su fin. Lo sorprendente ha sido su rigor, su compromiso con la verdad incluso antes que con el reclamo de justicia. 

Algo tendrá que ver la integridad investigativa de Archivo Cuba con las personas que la fundaron y trazaron su perfil. De una parte estuvo Armando Lago, doctor en Economía de la Universidad de Harvard (1966) y coautor del libro The Politics of Psychiatry in Revolutionary Cuba (publicado por Transaction Publishers en 1991), quien desde mediados de la década de los noventa se enfrascó en la tarea de cuantificar el costo humano de la llamada Revolución Cubana. De la otra, Maria Werlau, con diplomas de Georgetown University y la Universidad de Chile en Relaciones Internacionales, y quien fuera segunda vicepresidente del Chase Manhattan Bank en San Juan y en Caracas. Werlau convenció a Lago de crear juntos la organización Free Society Project, que daría lugar al proyecto Archivo Cuba, en el 2001, “para promover los derechos humanos mediante investigaciones y publicaciones”. 

En Werlau, capacidad profesional y compromiso personal se complementaban: sus padres habían sido militantes activos de la Revolución y luego víctimas de esta. La madre, como miembro de una célula clandestina en La Habana del Movimiento 26 de Julio. El padre, como combatiente del Ejército Rebelde en la columna del Che Guevara, y quien —al sentirse traicionado por el rumbo de la Revolución— se incorporó a la Brigada 2506 que desembarcó en bahía de Cochinos y murió allí, el 21 de abril de 1961, dejando a su esposa viuda a los veinticinco años, con dos hijos. Uno de ellos, María, ha dedicado buena parte de su vida adulta a entender, muerto a muerto, el leviatán que devoró a su padre y devastó a su madre. 

“Aunque la investigación incorporó todas las fuentes que se conocen, no por eso es perfectamente exhaustiva,” advertía Lago en su artículo del 2002. “Pudiera haber muertes no reportadas en la literatura conocida, aunque es casi seguro que no sería en un número considerable”. 

Sin embargo, el mayor problema que encontraron los investigadores de Archivo Cuba fue de signo contrario: “los mismos casos […] aparecían con nombres similares o en distintas fechas,” dando lugar a una inflación de los números reales. Desde aquel informe del 2002, la depuración de datos de muertes duplicadas por reportes inexactos ha terminado reduciendo las cifras iniciales, aun habiéndose añadido muchos casos no identificados por Lago. Las supuestas 1.816 muertes causadas por las fuerzas batistianas del conteo original, quedaron reducidas a 1.591; mientras las provocadas por la acción de los grupos antibatistianos bajaron de 925 a 444. Si en el informe del 2002 las fuerzas antibatistianas eran responsables de una de cada tres muertes durante aquel período, con las nuevas actualizaciones la proporción baja a aproximadamente una por cada 4.6. El uso de una mayor cantidad de fuentes y la disponibilidad de más datos hace las cifras actuales más reducidas, pero mucho más confiables que las del informe de 2002. 

El cofundador de Archivo Cuba, Armando Lago, fallecería en junio del 2008, pero no por ello el trabajo iniciado por él se detuvo. “Con el tiempo comenzamos a revisar las listas usando medios electrónicos y el programa Excel”, nos comenta María Werlau, “que permiten hacer comparaciones y revisiones más efectivas. Asimismo, obtuvimos nuevas fuentes con las cuales Lago no contó, especialmente del gobierno cubano en la serie de cuatro volúmenes del Consejo de Estado y en numerosas páginas y listas en Ecured, así como en artículos aparecidos en la prensa oficial de Cuba”. 

Resultado de estas depuraciones son las siguientes tablas que resumen las pérdidas humanas que ocasionaron las partes en pugna entre 1952 y 1958:

Si en cambio analizamos el total de muertes durante el período, de acuerdo a los años en las que se produjeron, podemos tener una idea de cómo fue escalando el conflicto: 1952: 9; 1953: 115; 1954: 10; 1955: 19; 1956: 122; 1957: 431; 1958: 1.300.

Gracias a este nuevo conteo podemos afirmar, por ejemplo, que las víctimas de actos terroristas, aunque bajas en términos absolutos, representan un 4% del total de muertes provocadas por las acciones antibatistianas. O que estas, junto a los asesinatos políticos y las ejecuciones (193), superan claramente a las muertes ocasionados al bando contrario en enfrentamientos directos (159). O, por el bajísimo número de prisioneros asesinados (2), podemos asumir que, en general, el trato hacia estos fue todo lo correcto que se puede esperar en esa clase de conflictos.

En cambio, si se comparan las cifras de las muertes producidas por el batistato, aquella dictadura que para los estudiosos de la Revolución Cubana no requiere de apellidos, parece, en términos absolutos y relativos, asunto muy menor. Hasta los famosos asesinos de Batista (Ventura, Carratalá, Pilar García, Masferrer) parecen simples aprendices frente a los anónimos ejecutores revolucionarios. Los 1.588 muertos del batistato caben 5,4 veces en las 8.611 víctimas del castrismo documentadas hasta la fecha por Archivo Cuba. Incluso si se objeta que son incomparables los siete años de dictadura batistiana con los 61 de castrismo, las estadísticas arrojan que, en los primeros siete años de Revolución, esta produjo más del doble de muertes totales (3.317) y de ejecuciones (2.139) que las de todo el batistato.

La base de datos de Archivo Cuba contiene el siguiente desglose de víctimas mortales y desapariciones del castrismo desde el 1ro de enero de 1959 y actualizados hasta el 22 de agosto de 2020:

Pero ninguna demostración matemática será capaz de responder la pregunta de cuántos muertos son demasiados para una revolución, cuántas vidas deberá cobrar para que su costo sea inaceptable. Demostrar que una revolución puede matar bastante más que regímenes que usualmente abominamos, puede parecerle insuficiente a los que se aferran a su aureola de redención. La pregunta de cuántas personas concretas deberá matar un sistema para que se considere nocivo para la humanidad, en abstracto, servirá si acaso para medir la capacidad de empatía de quien responda.

No es ajena a su comprensión de lo humano que el interés de Archivo Cuba abarque el costo de la Revolución Cubana en el sentido más amplio posible. Bastante más allá de las matemáticas. En el sitio que aloja la institución, aparecen informes sobre el caso de la base norteamericana en Guantánamo, cuyos alrededores fueron fortificados y minados por el actual régimen cubano al poco tiempo de su llegada al poder. La base de datos recoge solo cinco casos de cubanos asesinados por guardafronteras o víctimas de las minas al intentar escapar hacia la base, pero se piensa que han sido muchos más. Archivo Cuba también incluye en su sitio informes sobre ciudadanos de diferentes países asesinados o desaparecidos en Cuba, incluidos naturales de España y Estados Unidos, cuyos casos recoge la base de datos. 

Otro informe recogido por la institución es el referido al sistema penitenciario cubano, que en los últimos años ha alcanzado el penoso liderato mundial en la proporción de ciudadanos presos respecto a la población total del país. El reporte de Archivo Cuba hace especial énfasis en el presidio político, llegando a afirmar que “puede estimarse muy grosso modo y de forma conservadora que al menos 500.000 personas han sufrido el presidio político en un momento u otro a partir del 1ro de enero de 1959, incluyendo los que han sufrido detenciones cortas”. Hasta la fecha, la base de datos recoge 1.832 casos de muertes por diversas causas (asesinatos, huelgas de hambre, suicidio, falta de atención médica y otros) de personas en detención o prisión. 

Archivo Cuba resulta una herramienta invaluable, tanto para investigadores del tema y familiares de las víctimas, como para los interesados en determinar cuántas vidas ha costado la Revolución Cubana. Por ello, la pormenorizada base de datos de Archivo Cuba merece incluir algún tipo de tutorial introductorio que permita comprender las múltiples posibilidades que ofrece su compleja base de datos. Un recorrido por el sitio de Archivo Cuba puede dar una idea de la descomunal labor que ha representado reunir, clasificar y depurar toda esta información a lo largo de los años, y la utilidad que podría aportar a nuestro conocimiento de la historia cubana reciente. Más importante aun es la probidad con que se ha llevado a cabo este descomunal esfuerzo, y la profunda lección que esto entraña para cualquiera que intente buscar algo de verdad en medio del dolor. 

**********

Nota del Bloguista Cubano

En las cifras presentadas no se puede descartar  la existencia de un sesgo favorable a las mal llamadas fuerzas revolucionarias antibatistianas por Archivo Cuba utilizar la información de  fuentes Castristas como son  Ecured  y  los cuatro tomos de los investigadores del Consejo de Estado del Castrismo de los que habla María Werlau en la entrevista  que le hizo Carlos Cabrera  ex periodista oficialista (¿del diario Granma?) residente en el exterior. Los investigadores y redactores  de esas fuentes Castristas  probablemente ¨maquillaron¨ las cifras y los hechos para no recibir represalias de diferentes índole. 

El tiempo mostró que una parte de esas ¨fuerzas revolucionarias antibatistianas¨ iban mucho más  allá del derrocamiento del gobierno constitucional de Fulgencio Batista, gobierno elegido en elecciones pluripartidistas el 1 de noviembre de 1954 con la conformación de dos cámaras en el Congreso de la República: Senado y Cámara de Representantes, donde la oposición política que concurrió a las urnas estaba representada; elección después de la cual se restituyó la Constitución de 1940 tirando abajo  los Estatutos Constitucionales que se impusieron  después del golpe del 10 de Marzo de 1952, Estatutos Constitucionales que a  petición de 25 personas,  se llevaron al Tribunal de Garantía Constitucionales. He  leido que el principal autor de esos estatutos fue el relevante intelectual, militar y entonces Coronel   Arístides Sosa de Quesada, comunista, en cuya finca se guardaban los archivos del Partido  y quien fuera condecorado, años después por la tiranía castrista, por sus servicios al triunfo de la Revolución; moriría muchos años después  en Miami con 92 años. El Tribunal de Garantías Constitucionales  determinó por votación de 10 votos contra 5 que los mencionados estatutos no eran inconstitucionales; veamos:

En el artículo del Dr. Alberto Luzárraga ( sobresaliente abogado y banquero cubano) titulado EL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL Y SU ORGANIZACION: UNAPROPUESTA DE REFORMA, se lee:

¨...Aunque sin duda hubo buenas sentencias, aparentemente el tema constitucional no cobró suficiente importancia en la conciencia popular ni en el Tribunal en sí. Este efecto se palpó a raíz del 10 de Marzo cuando por una votación de 10 contra 5 el Tribunal de Garantías (por sentencia #127 de 17 de Agosto de 1953) desestimó el recurso interpuesto por 25 ciudadanos contra los Estatutos Constitucionales promulgados por Batista...¨

Hago la observación de que los miembros de ese tribunal no estaban supeditados a Batista ni habían sido nombrados por Batista para ejercer esa responsabilidad. Sería interesante conocer los argumentos de los que votaron a favor de desestimar el recurso y los argumentos de los que votaron en contra. Tampoco he conocido de que Batista haya tomado represalias contra los 5 magistrados que votaron en contra de sus Estatutos. Durante el gobierno de Batista se mantuvo la independencia del Poder Judicial respecto al Poder Ejecutivo y al Poder Legislativo hasta el punto que muchos  revolucionarios capturados que aplicaban procedimientos terroristas en su labor insurreccional  eran presentados a los tribunales mediante ¨el habeas corpus¨  y estos eran excarcelados  temporalmente después de pagar una fianza,  oportunidad que dichos revolucionarios  aprovechaban y pasaban al clandestinaje, o se iban del país o se iban a las montañas donde hubieran focos guerrilleros.  Esta situación  fue una de las causas por las cuáles algunos agentes de los cuerpos represivos optaron por asesinar  a personas que en su gran mayoría ejecutaban procedimientos terroristas contra la población civil.

Veamos un fragmento de la antes mencionada entrevista  a María Werlau por parte del periodista Carlos Cabrera Pérez en su artículo  Investigación de Archivo Cuba fija en 1.588 los muertos durante el régimen de Batista

Cuéntanos sobre las fuentes utilizadas.

Cada uno de los archivos (casos en la base de datos) detallan las fuentes consultadas. Obtuvimos nuevas fuentes con las cuales el Dr. Lago no contó, especialmente del gobierno cubano. Ecured tiene mucha información, regada en numerosas páginas y en diversos listados (lamentablemente a veces los datos no concuerdan entre ellas mismas, lo que hizo el trabajo más difícil). Asimismo, buscamos en artículos aparecidos en la prensa oficial de Cuba a través del tiempo y en los sitios web de los municipios cubanos.

(María Werlau)

Culminamos la investigación revisando caso por caso con la serie de cuatro volúmenes del Consejo de Estado de Cuba para los años 1955, 1956, 1957 y 1958, que en un gran gesto de apoyo y solidaridad nos hizo llegar un amigo desde Cuba.

¿Cómo se llama ese amigo?

Lógicamente, no puedo identificar a ese amigo y es una pena porque hizo un trabajo que es una joya, increíble...

******************


FOTOS DE ALGUNAS ACCIONES TERRORISTAS REVOLUCIONARIAS LLEVADAS A CABO ANTES DEL TRIUNFO DEL 1 DE ENERO DE 1959


Fotos de policías asesinados aunque en la foto  inmediatamente anterior aparecen las fotos de  los cadáveres de dos revolucionarios  junto a las de los cadáveres de  varios  miembros de la Policía Nacional y la de una persona  que no era ni lo uno  ni lo otro  (hoy se le llama  ¨baja colateral¨) que murió cuando los ¨revolucionarios¨ le dispararon al policía.  El revolucionario de la foto superior izquierda es el famoso terrorista Gerardo Abreu Cantero, más conocido como ¨Fontán¨; al lado de esa foto se encuentra  la de un revolucionario que se desalzó que pudo ser víctima mortal  de sus antiguos camaradas de lucha para que no descubriera las  posiciones o planes guerrilleros o muerto por la Policía Nacional.  Hago el señalamiento que  el único  atentado a una alta autoridad represiva que recuerdo fue  el que mató en Holguín al  Coronel Fermín Cowley Gallegos, el cual iba desarmado y con un solo  escolta que se  había dirigido a otro lugar mientras Cowley estaba comprando una pieza para su avioneta; el jefe del comando terrorista fue William Gálvez si mal no recuerdo.  Pueden ver un  Resumen de Bohemia  de los atentados, muertos y heridos en 1958  (de ambas partes contendientes  así como personas ajenas a  esas contienda)  haciendo click AQUÍ. En el manifiesto de la Sierra Maestra del 12 de marzo de 1958 Fidel Castro y Faustino Pérez llamaronm con otras palabras,  a incrementar el terror para que se suspendieran las Elecciones Generales que se  llevarían a cabo  y para  las cuales Batista  hizo  gestiones para que el M-26-7 participara en ella como un partido político más; Fidel Castro  se negó, pues la historia demostró que no queria Poder sino TODO el Poder y de manera vitalicia.



Las dos fotos anteriores corresponden a la Bohemia del 16 de febrero de 1958. En la la enciclopedia Castrista Ecured se lee lo siguiente sobre ¨Fontán¨ :


(fragmento)

Por esa época pertenece a el Partido Ortodoxo y dentro de sus filas realizó una ardua labor llegándose a convertir en un prestigioso dirigente de base. Después del Moncada estrecha contactos con algunos de los participantes en aquella acción. Es uno de los fundadores del Movimiento 26 de Julio y forma parte de su Dirección Nacional. Organiza, junto a Ñico López, las brigadas, que eran las tropas de choque del Movimiento en el llano. Fontán recluta militantes, recauda fondos, contribuye a la preparación de la insurrección armada y realiza otras múltiples tareas que ocuparon su atención por espacio de meses de difícil y tenso trabajo.

Cuando Ñico Lopez parte hacia México para enrolarse en la expedición del Granma, Fontán asume la dirección de las brigadas del 26 de julio en La Habana. Desplega una actividad tan intensa que atrae sobre sí la atención de la tiranía, que empieza a perseguirlo tenazmente. Una de las acciones organizadas por Fontán, que tiene mayor repercusión en la capital, es la colocación de más de 100 bombas en una noche.

Luego del desembarco del Granma sus actividades se multiplican, realizando diversas y riesgosas acciones. Las fuerzas represivas perseguen a Fontán constantemente. En la más absoluta clandestinidad actua desde el desembarco del Granma hasta su muerte. En ese período cuando crece el odio de los sicarios del régimen contra el infatigable combatiente, él se gana la admiración, el respeto y el cariño de los restantes dirigentes del Movimiento y de los hombres que combatían bajo sus órdenes.

Muerte
El 6 de febrero de 1958, es identificado por los esbirros de Ventura y perseguido hasta la calle Santa Rosa, donde lo detuvo una perseguidora que transita casualmente por allí. Es arrestado cuando se dispone a subir a un ómnibus en la esquina de Infanta y Manglar. Conduciéndolo a la Novena Estación de Policía donde es brutalmente torturado para obtener información sobre los compañeros que integraban el Movimiento 26 de Julio en La Habana, conocidos por él y también acerca del lugar donde se ocultaban las armas.

Su cadáver presentaba 15 perforaciones producidas por armas de fuego y 57 punzonazos; le habían cortado la lengua y sus órganos genitales estaban completamente destrozados, pero ni aún así pudieron doblegar al valiente revolucionario. Al día siguiente su cadáver aparece al lado del edificio del llamado palacio de los Tribunales de Justicia, en lo que es hoy la Plaza de la Revolución.
**********




  Urselia Díaz Baez  quien murió cuando le explotó una bomba  mientras la estaba armando  en el baño del  famoso cine habanero América en plena función. Urselia era en ese entonces novia de Antonio Briones Montoto, hijo de Newton Briones quien fue el que armó la bomba  que mató, no instantaneamente, al que delató a Antonio Guiteras  y donde se escondía. Antonio Briones Montoto moriría infiltrándose en Venezuela después de pertenecer a la guardia personal del tirano Fidel Castro y miembro de  las incipientes  Tropas Especiales del MININT. En el cine Riesgo de la ciudad de Pinar del Río (que después del triunfo de la Revolución se le llamaría CineTeatro Pedro Zaydén) los revolucionarios   cometieron un acto terrorista en  dicho cine, pero de  ese acto terrorista no se habla en la prensa de  Cuba  y sí del incendio que supuestamente provocó la organización antiCastrista Frente Unido Occidental (FUO) después del triunfo de la Revolución. Uno de los jefes provinciales de la provincia de Pinar del Río, ya fallecido,  me  contó  como explotaron varios petardos en una visita del circo norteamericano Ringling Brothers .  Un  revolucionario de apellido   Rojas introdujo  explosivos dentro de un pavo que mandó a hornear para Nochebuena  en la panadería-dulcería El Tomeguín; el artefacto explotó causando heridos y destrozos al inmueble. En la gasolinera que estaba al lado de ¨la bodega de Ceferino¨ en la calle Máximo Gómez de la ciudad de Pinar del Río un revolucionario colocó un explosivo que  al explotar mató al sereno que era un padre de familia que vivía por el camino de la ceniza; ese trágico hecho me lo contó una anciana que era prima del sereno. En Cuba es tabú hablar del terrorismo revolucionario antes de la Revolución en la lucha contra el régimen de  Fulgencio Batista.




 Estragos de un atentado terrorista revolucionario en el Tent Cents de la calle Galiano en La Habana. Una señora resultó gravemente herida



Terrorista al que se le explotó un petardo en el jeep en que viajaba. Foto despues del  1 de enero de 1959

Etiquetas: , , , , , , , , , , , , ,