miércoles, mayo 25, 2022

Dimas Castellanos desde Cuba: La Campaña de Alfabetización de 1961, ambicioso proyecto de instrucción, fue el primer gran ensayo para el adoctrinamiento y la militarización en Cuba. Luis Cino: A L F A B E T I Z A D O R E S


 Tomado de https://diariodecuba.com/

La otra cara de la enseñanza en Cuba: alfabetización letrada y analfabetismo cívico

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La Campaña de Alfabetización de 1961, ambicioso proyecto de instrucción, fue el primer gran ensayo para el adoctrinamiento y la militarización en Cuba.

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Por Dimas Castellanos

La Habana

24 mayo 2022

La Campaña de Alfabetización, además de un ambicioso proyecto de instrucción, fue el primer gran ensayo para el adoctrinamiento y la militarización de la sociedad en Cuba. En ella participaron unos 330.000 cubanos (121.000 alfabetizadores populares, 100.000 brigadistas "Conrado Benítez", 15.000 brigadistas "Patria o Muerte", 35.000 maestros y miles de cuadros políticos y trabajadores administrativos).

Comenzó en 1959 por el Ejército Rebelde —integrado básicamente por campesinos con poca o ninguna instrucción—, continuó en 1960 por algunas provincias y en 1961 se extendió a todo el país. El 22 de diciembre de ese año se declaró que, de 979.207 analfabetos adultos, se alfabetizaron 707.000, lo que ubicó a Cuba entre los países de menor índice de analfabetismo en el mundo.

Los antecedentes

Entre 1900 y 1953 el analfabetismo en la población mayor de diez años se redujo del 57% al 23,6%, uno de los índices más bajos de este hemisferio. Es decir, la mayoría de los cubanos aprendieron a leer y escribir antes de 1959; sin lo cual no hubiera sido posible movilizar de una sola vez unos 300.000 alfabetizadores en 1961.

Los mandatarios que ocuparon la presidencia entre 1902 y 1958 —cuya mayor preocupación fue la economía— no desatendieron el tema. Tomás Estrada Palma dedicó el 25% del presupuesto nacional a la instrucción pública y aumentó el número de aulas de 3.000 a 5.000. Mario García Menocal abrió nuevas aulas y creó el servicio de maestros ambulantes en las zonas de montañas. Gerardo Machado también aumentó el número de escuelas primarias, de escuelas normales de kindergarten y creó las escuelas superiores. Fulgencio Batista, jefe de las fuerzas armadas durante la presidencia de Miguel Mariano Gómez, designó militares para enseñar en lugares apartados y abrió 2.300 escuelas rurales.

En 1956, Ana Echegoyen de Cañizares encabezó un proyecto de alfabetización. Maestra normalista, doctora en Pedagogía e investigadora, Echegoyen fue la primera mujer negra que ocupó la Cátedra de Metodología Pedagógica en la Facultad de Educación de la Universidad de La Habana. En 1941 visitó EEUU para conocer cómo se eliminaba el analfabetismo en ese país, realizó una investigación acerca de la alfabetización de adolescentes y adultos en América Latina y, junto al pedagogo mexicano Jesús Isaías Reyes, elaboró las cartillas de alfabetización del Centro de Cooperación Regional para la Educación de Adultos en América Latina y el Caribe, la cual antecedió y sirvió de base a la empleada en 1961.

Apoyada por diversos organismos públicos y de la sociedad civil, como la Universidad de La Habana, la Federación de Escuelas Privadas de Cuba y el Bloque Cubano de Prensa, Echegoyen reclutó maestros, profesores, estudiantes universitarios y trabajadores sociales como alfabetizadores. Aunque del plan piloto, que consistía en alfabetizar 10.000 adultos, por razones económicas solo se pudieron incluir 5.000, trazó un camino para un proceso gradual de alfabetización sin necesidad de paralizar el resto de las actividades docentes, como ocurrió entre abril y diciembre de 1961.

En febrero de 1957, al concluir su proyecto alfabetizador, Echegoyen escribió un informe para la UNESCO, titulado "Métodos de alfabetización de adultos en Cuba". Fidel Castro y Vilma Espín le ofrecieron el cargo de ministra de Educación, que ella rechazó. Su labor académica desapareció de las páginas de la pedagogía cubana.

La Campaña de Alfabetización de 1961

Más allá los esfuerzos y sacrificios de cientos de miles de cubanos para enseñar a leer y escribir, y de su valor para el desarrollo económico y cultural de la nación, la Campaña de Alfabetización de 1961 fue el primer paso para fomentar el analfabetismo cívico: la cartilla y el manual empleados conformaron dos instrumentos perfectos de adoctrinamiento ideológico.

La Cartilla de alfabetización se estructuró en 14 temas. El primero era la Organización de Estados Americanos (OEA), y su primer ejercicio consistía en buscar las vocales O, E y A en las palabras Cuba, Camilo, Fidel y Raúl.

Los 13 temas restantes eran: "La reforma agraria nació en la Sierra"; "La reforma agraria da tierra a los campesinos"; "Ya los campesinos son dueños de la tierra"; "La cooperativa pesquera ayuda al pescador"; "Los pescadores ahora viven mejor"; "El campesino compra bueno y barato en la tienda del pueblo"; "No habrá bohíos ni solares en años venideros"; "Unidos jóvenes y viejos, juramos con Fidel: juntos defender a Cuba"; "Ganamos todas las batallas guiados por Fidel", "Somos dueños de nuestra riqueza"; "Los obreros tienen tres deberes: producir, ahorrar y organizarse"; "Queremos enseñar al que no sabe"; "¿Qué podemos leer? ¡Patria o Muerte! Venceremos".

En la Cartilla de alfabetización la única mención a José Martí, principal figura política de nuestra historia, aparece en sus páginas finales: una foto suya y un poema de Nicolás Guillén que cierra con el verso "Vino Fidel y cumplió, lo que prometió Martí".

Por su parte, el Manual del alfabetizador —una guía técnica y política—, contenía 24 temas. Entre ellos los siguientes: "La Revolución"; "Fidel es nuestro líder"; "La tierra es nuestra"; "El derecho a la vivienda"; "Cuba tenía riqueza y ahora es pobre"; "La nacionalización"; "La revolución convierte cuarteles en escuelas"; "El imperialismo"; "La guerra y la paz"; "El pueblo unido y alerta"; "La alfabetización"; "La revolución gana todas las batallas"; y "La Declaración de La Habana".

El Manual del alfabetizador contenía un vocabulario de 336 palabras, cargado de significados ideológicos, útiles para instruir, no para educar, que es una función de mayor complejidad.

La Campaña de Alfabetización fue concebida como punto de partida de otros objetivos no declarados en el programa inicial de la revolución. Por ello, las cifras de alfabetizados conforman una cara de la moneda; la otra cara fue el adoctrinamiento.

La sustitución de la educación por la instrucción ideologizada condujo a la pérdida de la condición de ciudadano y su conversión en súbdito del Estado totalitario. Un siglo antes de la Campaña de Alfabetización, José de la Luz y Caballero, en uno de sus valiosos aforismos, había sentenciado: "Instruir puede cualquiera, educar solo quien sea un evangelio vivo".

Conclusiones

Si la alfabetización fue un paso importante para la instrucción de una parte del pueblo cubano, la restricción de las libertades —condición insoslayable de la cultura– malogró sus objetivos.

Junto al adoctrinamiento, las "Palabras a los intelectuales" de Fidel Castro en junio de 1961, el desmantelamiento de la sociedad civil y la pérdida de los derechos y libertades, desapareció el concepto de ciudadano en Cuba.

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A L F A B E T I Z A D O R E S


Por Luis Cino

Todo cambió en mi casa. Bastó que hablara el Comandante. La próxima tarea de la revolución era alfabetizar.

Ante la nueva misión, mi hermana dejó de recoger dinero por las calles para tanques y aviones de guerra. Antes había dejado de ir a misa y de escuchar los discos de Paul Anka y Neil Sedaka. Ya no le interesaba la natación ni suspiraba por Gregory Peck o el difunto James Dean.

Su enamorado y algunas de sus amiguitas estaban muertos para ella. Se habían marchado al Norte revuelto y brutal. Hicieron bien en no despedirse. No quería que la confundieran con una bitonga burguesita. Ella era revolucionaria: pa'lante y pa'lante y al que no le guste que tome purgante.

Mi hermano olvidó a Tarzán y Superman. Aplazó su preocupación por los pelos que le brotaban en las axilas. Guardó la escopeta de pellets. Se cortó el tupé para lucir un porte marcial. Apagó Radio Kramer y parado frente al espejo, en vez de remedar el meneo de Elvis, ensayó como le quedaban la boina y la camisa de miliciano del uniforme de papá.

La explosión de La Coubre ya había rajado los cristales de las ventanas de la vieja casa de mis abuelos. Su familia, que lo había resistido todo, también se resquebrajaba. Mi tía, que al principio hacía promesas a los santos para que Fidel recuperara la voz, había convencido a su marido para empezar a hacer los papeles para irse a Miami. El resto de los parientes, con mayor o menor
intensidad, proclamaban su intención de morirse por lo que todos empezaban a denominar "esto".

El primer combate familiar estalló un Día de las Madres. La discusión opacó la voz de Benny o de Daniel Santos (¿o sería Rolando Laserie?) en el tocadiscos Philco. Fui el único que no intervino en la bronca. Debajo de la mesa, estaba entretenido halando la cola al perro.

La segunda discusión fue por lo de la alfabetización.

Mi abuela, grausista a rabiar desde la lucha contra Machado (que era para ella la única revolución habida y por haber) no acababa de tragarse lo del comunismo. No entendía bien que era pero no perdonaba a los comunistas su pacto con Batista. Y ahora, Cuba se llenaba de rusos y los comunistas estaban hasta en su familia. Hasta su marido, que hablaba mal el español, descuidaba la cocción de los macarrones para declarar su conversión total a la fe de la hoz y el martillo.

Lo de que sus nietos fueran a alfabetizar a las lomas fue demasiado para ella. En vano lloró y protestó. No hubo quien convenciera a mi padre de que sus hijos no fueran a alfabetizar.

Uniformados de gris, con enormes mochilas verde oliva y provistos de las cartillas con el catecismo fidelista, partieron a alfabetizar a Oriente. Mi padre los despidió orgullosos. Mi abuela lloraba. Yo me limpiaba los mocos.

Mi hermana tenía 16 años. Mi hermano no había cumplido los 14. A ella la dejaron en Manzanillo. A él lo enviaron a la Sierra Maestra. Hizo la ascensión a lomo de mulo y con diarreas.

Regresaron en tren, como héroes, una tarde fría de noviembre. Flacos y mugrientos, abrazaron a la familia con la satisfacción de haber cumplido con el Comandante.

Mi hermana volvió más flaca, con el pelo quebradizo y la piel manchada por el sol. Volvió hablando como un carretonero y fumando como una condenada. Dejó su virginidad en un bosque de yagrumas poblado de hormigas y santanillas. La cambió por una colonia de monilias y una promesa incumplida de reanudar el noviazgo en La Habana.

Mi hermano regresó más alto, más prieto, y con piojos. Las picadas de pulgas y mosquitos infestadas le dejaron marcas oscuras en la piel. Contaba sus sustos de guijes y alzados y sus baños en los ríos helados de la Sierra. Aún guarda un collar de polimitas y una foto amarillenta en que con poco más de cinco pies de estatura, cara de guerrero comanche y revolver al cinto, posa junto a un bigotudo miliciano a caballo.

La familia serrana alfabetizada visitó nuestra casa dos veces. Luego no volvieron a la capital. Mi familia se alegró. Eran buenas personas, pero la comida racionada ya no alcanzaba para tanta gente.

Transcurridos 45 años, esos son mis recuerdos, nublados por el tiempo, de la Campaña de Alfabetización.

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Nota del Bloguista de Baracutey Cubano

Cuba en 1958 tenía uno de los índices de analfabetismo más bajos del continente americano; diferentes autores los sitúan entre el 18% y el 23%. Una frase de Fidel Castro fue  ¨yo no te digo cree, yo te digo lee¨. Lo que no dijo el Manipulador en Jefe es que se iba a apropiar de todos los medios masivos de comunicación de Cuba, en particular de la prensa escrita y de todas las imprentas, y que sólo se publicaría lo que la tiranía quería que el pueblo cubano leyera, a la vez que prohibía la entrada al país de diarios, libros, revistas, etc. que tuvieran un mensaje en contradicción con el adoctrinamiento  que le imponía el naciente Castrismo  al pueblo cubano con su bloqueo cultural e informativo.

Muchos brigadistas fueron enviados zonas de conflicto armado  con una cartilla Castrista  para adoctrinar y cantando el himno  de la alfabetización  cuya letra  muestro a continuación. La perversidad del Castrismo buscando mártires de vidas ajenas  es inigualable en la historia cubana.

Himno de la Alfabetización. Eduardo Saborit

Somos la Brigada Conrado Benítez,
somos la vanguardia de la Revolución,
con el libro en alto cumplimos una meta:
llevar a toda Cuba la alfabetización.
Por llanos y montañas el brigadista va,
cumpliendo con la Patria, luchando por la paz.
¡Abajo  imperialismo!, ¡Arriba  libertad!
Llevamos con las letras la luz de la verdad.
Cuba, Cuba, estudio, trabajo, fusil,
lápiz, cartilla, manual,
 alfabetizar, aalfabetizar.
 
Ah!, El adolescente de 16 años Manuel Ascunce Domenech  fue situado en un momento álgido de la lucha  en casa de Pedro Lantigua, un campesino de la zona que era guía (práctico) de las tropas Castristas que combatían a los alzados antiCastristas y que les mostraba a la tropa  los lugares donde  los alzados podían refugiarse, según testimonió (a principios de los años 90s del pasado siglo XX en unos supuestos juicios sobre el daño del Imperialismo norteamericano al pueblo de Cuba) el General Anibal Velaz  quién era un alto jefe del MINFAR en toda la provincia de Las Villas en esos años.. Los alzados ya le habían enviado amenazas a Pedro Lantigua. El jefe de la tenientura que llevó a cabo el asesinato de Manuel Ascunce Domenech y la muerte de Pedro Lantigua fue Braulio Amador sin que se tenga conocimiento, hasta ahora,  que alguna capitanía o comandancia de los alzados tuviera conocimiento o hubiera dado la orden de asesinar al adolescente brigadista.

Guillermo Fariñas, quién, según él,  tuvo un tío  en el selecto grupo El Molino  de la Seguridad del Estado, en la provincia de Las Villas y su padre combatió en El Congo junto a Che Guevara, escribió en  su artículo TOTAL FALTA DE CONSIDERACIÓN :

Luís Felipe Denis Díaz, un difunto general, en una conferencia en los Camilitos de la desaparecida provincia de Las Villas expresó: “Nosotros como Seguridad del Estado contábamos con la colaboración de los maestros voluntarios en las zonas de guerra”. Así que serán los historiadores quienes dirán si Ascunce era agente o no.

Luís Felipe Denis Díaz fue el jefe de la Seguridad del Estado en todo El Escambray cuando la lucha contra las guerrillas antiCastristas y anticomunistas.

Manuel Ascunce Domenech no fue el único brigadista asesinado. El Castrismo obtuvo sus mártires para sostener su régimen ¨de difuntos y flores¨.



Alfabetizadoras cubanas en el antiguo Cinódromoal cual se le llamó posteriormente Estadium Eduardo Saborit, el autor de  la canción Cuba, qué linda es Cuba y del himno de la alfabetización; foto de archivo.





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