sábado, julio 02, 2022

Luis Cino Álvarez desde Cuba: Música y política: el arte de remover pasiones

 



Tomado de https://www.cubanet.org/

Música y política: el arte de remover pasiones

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¡Miren que nos ponemos ridículos los cubanos cuando nos da por apasionarnos y politizar en demasía las cosas!

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Por Luis Cino

30 de junio,2022

LA HABANA, Cuba. — Una vez, hace años, Pablo Milanés se quejó de que los periodistas extranjeros, cuando lo entrevistaban, le preguntaban más de política que de música. Con sus consiguientes riesgos e inconvenientes,  eso debe pasar con muchísimos cantautores. Pero en el caso de Pablo Milanés, se lo buscó, por ser, junto a Silvio Rodríguez, en su condición de padres fundadores de la Nueva Trova Cubana, los cantores oficiales de la Revolución de Fidel Castro.

Eso es algo que muchos no le perdonan a Pablo. A los intransigentes, a los que no acaba de olvidárseles aquel versito infame de “Bolívar lanzó una estrella que junto a Martí brilló, Fidel la dignificó para andar por estas tierras”, no les resulta suficiente que desde hace más de 25 años, el autor de Yolanda se haya desmarcado de la incondicionalidad castrista y se muestre crítico con el régimen.

Ahora, algunos acusan de cobarde a Pablo Milanés por no pronunciarse contra la dictadura y propiciar que la multitud prorrumpiera en gritos de libertad durante su super vigilado concierto del 21 de junio en la Ciudad Deportiva. Paradójicamente, en los días previos al concierto, no faltaron los talibanes del castrismo que en las redes sociales acusaron a Pablito de traidor e histéricamente pidieron que no se le permitiera volver a cantar en Cuba.

Con las exageraciones de ambas banderías, cualquiera hubiese podido pensar que del concierto de Pablito dependía la caída del régimen. Siempre lo digo: a demasiada gente, para bien o para mal, Pablo Milanés les revuelve las pasiones.

El revuelo del concierto de la Ciudad Deportiva me trae a la memoria el que causó en el año 2011, en Miami, la actuación de Pablo Milanés el día 27 de agosto en el American Airlines Arena (actual FTX Arena).

Hubo muchos que se sulfuraron con la presencia de Pablito en Miami. Y no fueron solo los piqueteros de Vigilia Mambisa. También Edmundo García, que, más castrista que Fidel y Raúl juntos, tuvo la tabla de atreverse a reprochar a Pablo su deslizamiento por el tobogán político y a afirmar que, de no ser por la Revolución,  andaría todavía por Bayamo, con su guitarra, cantando boleros y rancheras.

(Pablo Milanés, al centro, cuando era integrante del entonces famoso Cuarteto del Rey; años antes del surgimiento del Movimiento de la Nueva Trova Cubana; si mal no recuerdo El Cuarteto del Rey cantaba,entre otros géneros,  los llamados spiritual  norteamericanos. Por otra parte:  Beny Moré se hizo famoso sin ninguna necesidad de una Revolución y fue cantante callejero en  guaguas y cafetines. Foto y comentario añadidos por el bloguista de Baracutey Cubano)

Estaban los que consideraban que sería una afrenta al honor del exilio si no se cancelaba el concierto de Pablo Milanés en Miami.  Otros querían ver  el concierto como un acto de reafirmación patriótica y reconciliación nacional, con besos, abrazos y banderas.

De aquellos días recuerdo un cursi mensaje de Manolín (alias El Médico de la Salsa), que pedía imaginar cuán conmovedor sería que una muchacha cubana de Miami —inmigrante por motivos económicos, para nada políticos, no faltaba más— dejara por una noche de menearse con el reguetón para asistir al concierto de Pablo en el American Airlines Arena, en franco desafío a los manifestantes de Vigilia Mambisa.  La muchacha, tan solo escuchara en boca del cantor, “esto no puede ser no más que una canción de amor”, llamaría por el IPhone a su mamá en La Habana para cantar juntas “eternamente, Yolanda” y evocar aquellos tiempos felices, a pesar del hambre y los apagones, tiempos que ella dejó atrás porque puso 90 millas de agua salada por el medio y se limpia la conciencia con recargas mensuales y una remesa  cada vez que puede.

¡Miren que nos ponemos ridículos los cubanos cuando nos da por apasionarnos y politizar en demasía las cosas!

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NoticiasCubanet Cuba

Nov 15, 2021

Pablo Milanés canta Flores del Futuro en Alicante el 11 de noviembre de 2021, "por tiempos de libertades"

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Catorce pelos y un día, de Pablo Milanés, del disco Canta a Nicolás Guillén


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Tomado de https://es.euronews.com

Pablo Milanés critica la represión y denuncia las injusticias en Cuba

Por EFE

25/07/2021

El cantautor cubano Pablo Milanés criticó la represión y el hambre a los que está sometido el pueblo cubano por el "fracasado" Gobierno de la isla y se mostró confiado en que los jóvenes serán el "motor" de cambio en su país.

"Es irresponsable y absurdo culpar y reprimir a un pueblo que se ha sacrificado y lo ha dado todo durante décadas para sostener un régimen que al final lo que hace es encarcelarlo", se lamentó el trovador de 78 años en su cuenta de Facebook.

Sin nombrar directamente las manifestaciones en la isla, el cantante subrayó que desde hace mucho tiempo ha venido expresando "las injusticias y errores en la política y gobierno" de Cuba.

Las inéditas manifestaciones estallaron en Cuba el pasado 11 de julio y han sido apoyadas especialmente por el exilio cubano en Florida que ha pedido al presidente de EE.UU., Joe Biden, endurecer las sanciones contra el régimen de la isla.

"En el año 1992 tuve la convicción de que definitivamente el sistema cubano había fracasado y lo denuncié", recordó el creador de medio centenar de álbumes y más de 400 canciones en más de seis décadas.

Milanés manifestó que reitera esos pronunciamientos y dijo que confía en "el pueblo cubano para buscar el mejor sistema posible de convivencia y prosperidad, con libertades plenas, sin represión y sin hambre".

El intérprete de temas emblemáticos como 'Yolanda' o 'Para vivir', radicado en España, puso sus esperanzas en las nuevas generaciones.

"Creo en los jóvenes, que con la ayuda de todos los cubanos, deben ser y serán el motor del cambio", subrayó en una carta fechada el 24 de julio el ganador de dos premios Grammy Latino y un Grammy a la Excelencia Musical.

El jueves pasado, el Gobierno estadounidense anunció sanciones contra el ministro de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR) de Cuba, Álvaro López-Miera, y contra una unidad militar de élite conocida popularmente como "avispas negras" o "boinas negras".

También informó que busca, junto con el sector privado, formas innovadoras para "asegurar que los ciudadanos cubanos tengan acceso a internet" seguro y sólido.

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Tomado de https://elpais.com/

“La apertura cubana es un maquillaje”

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El fundador de la Nueva Trova habla de sus años en los campos de trabajo El artista comienza la próxima semana una gira por España para presentar 'Renacimiento'

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Por Mauricio Vicent

Madrid - 14 FEB 2015 

En esta entrevista concedida a EL PAÍS, mitad por vía telefónica, mitad de forma presencial, Pablo Milanés (Bayamo, 1943) habla  en profundidad de los años que pasó en las UMAP, los campos de trabajo tristemente célebres donde en los sesenta fueron recluidos homosexuales, religiosos y todos aquellos que en Cuba no se adecuaban a los “parámetros revolucionarios”.

Sobre el anuncio del restablecimiento de relaciones entre Cuba y EE UU, el cantante y compositor dice que no ve verdadera disposición a “ceder” en ninguna de las dos partes y considera “un maquillaje” las reformas realizadas hasta ahora en su país. Sin embargo, sigue sintiéndose revolucionario y pone como ejemplo a seguir al expresidente de Uruguay, José Mujica.

Este viernes por la noche acompañó a Víctor Manuel en su concierto 50 años no es nada y la semana próxima comenzará una gira por España para presentar Renacimiento, trabajo que llega siete años después de su último álbum y en el que Milanés rescata ritmos tradicionales de Cuba como el guaguancó, el son o el changüí, poco habituales en su repertorio. El año pasado el cantautor se sometió en España a un trasplante de riñón donado por su esposa, Nancy, y ahora parece rejuvenecido. Acaba de terminar un disco con José María Vitier y trabaja en dos nuevos proyectos, uno de ellos con su hija Haydee.

Pregunta. En el reciente Festival de Cine de La Habana se hizo un homenaje a García Márquez. Allí usted cantó Días de Gloria (1999), una de las canciones que más gustaban al escritor y que en su estrofa final lamenta: “Qué es lo que me queda/ de aquella mañana/ de esos dulces años/ si en ira y desengaño/ los días de gloria/ los dejamos ir”. ¿Era un desengaño compartido? ¿Por qué tanta gente arrepentida?

Respuesta. Nunca hablé con Gabo de por qué le gustaba esa canción, pero la escuchó, le gustó y la elogió muchísimo… debió comprenderla perfectamente. Arrepentido no es precisamente la palabra. Estoy más bien, y creo que los que piensan como yo también, defraudado por unos dirigentes que prometieron un mañana mejor, con felicidad, con libertades y con una prosperidad que nunca llegó en 50 años.

P. ¿Por qué Renacimiento?

R. Este trabajo se llamó así por dos motivos: porque es un renacer en mi obra después de varios años sin publicar un disco, y porque la base fundamental de casi todos los temas es la música renacentista y barroca, esencial en mi obra. A partir de esos pilares exploro distintos géneros cubanos menos conocidos e incluso algunos más olvidados como el changüí, que es una variante específica del oriente cubano y con raíces más profundas en Europa y África. En muchos de los temas se combinan dos estilos musicales, transitando desde una primera parte clásica a un género más contemporáneo o esencialmente cubano en la segunda parte de la composición.

P. En las letras también hay cargas de profundidad. En Canto a La Habana dice: “La Habana siempre es mi guía/ Limpia y bonita como fue ayer/ mustia y marchita como está hoy”.

R. La Habana es una de las ciudades más mágicas del mundo aun cuando se está cayendo. Es una canción de alabanza, pero al mismo tiempo contiene la tristeza por el hecho de cómo la han dejado caer en la “miseria y la soledad”, como digo en la canción.

P. En Dulces recuerdos se recrea el día en que se legalizó el Partido Comunista de España. “El recuerdo no marchita tu belleza de esa noche,/ pero el tiempo se ha encargado de matar otros anhelos/ y me lleva hasta París 68, cuando juntos contemplábamos un cartel que nos decía: ‘Marx ha muerto, Dios no existe...”. ¿Vale también para Cuba?

R. Aquel día estaba en Madrid y sentí la euforia de aquella cantidad de gente que corría hacia la Cibeles a celebrarlo. Yo también lo celebré hasta la madrugada. Por mucha universalidad que tengan mis canciones, es raro que no incluya a Cuba, y naturalmente Cuba también está ahí y forma parte del fracaso del socialismo real, del que hablo en ese tema.

P. Recientemente recibió un trasplante de riñón, que donó tu esposa Nancy. ¿Cómo le ha cambiado la vida?

R. Me siento extraordinariamente bien, me hago exámenes mensuales desde el trasplante y todos los parámetros están cerca de la perfección. Naturalmente me ha cambiado la vida, y eso implica el sacrificio de un cambio radical de costumbres.

P. Ese acto de amor de Nancy…

R. Efectivamente, fue un acto de amor inconmensurable. Cuando Nancy decidió donarme su riñón lo expresó ante mis hijos, mis amigos y los que me querían, con una convicción que no tuvo reproches de parte de nadie; demostró a todos que ese acto de amor era intocable.

P. ¿Cómo valora el anuncio del restablecimiento de relaciones entre Cuba y EE UU?

R. En primer lugar, me llenó de regocijo el regreso de los presos cubanos, porque aquí siempre existió la convicción de que el juicio en EE UU estuvo amañado. Luego viene el restablecimiento de las relaciones, que para los cubanos del interior y del exterior, sin duda, es conveniente por la unificación definitiva de muchas familias. Ahora, tras 18 meses de conversaciones secretas, donde se supone que llegaron a acuerdos, las declaraciones de los gobiernos de ambos países me dejan desconcertado. Cuba no cederá un ápice en su posición y EE UU penetrará en todos los ámbitos que pueda para el supuesto desarrollo de la nación cubana. Siguen enrocados. ¿A qué acuerdos llegaron los dos si ahora se contradicen? Esa es mi duda: que ninguno ceda y que otra vez el pueblo cubano siga en su agonía sin salida, como está hace 50 años.

P.¿Las medidas aperturistas en Cuba han tenido efectos positivos, o sólo han incrementado las desigualdades?

R. Ni una cosa ni la otra. Siempre he dicho que esas aparentes aperturas han sido un simple maquillaje. Hay que ir al fondo, al pueblo de a pie para ver que nada ha cambiado.

P. En recientes entrevistas se ha referido a su paso por los “campos estalinistas” de la UMAP y a cómo este hecho interrumpió su carrera. Hasta ahora nunca ha ahondado en lo que pasó. Puede contarlo hoy..

R. Nunca me han preguntado tan directamente sobre las UMAP (irónicamente Unidades Militares de Ayuda a la Producción). La prensa cubana no se atreve y la extranjera desconoce la nefasta trascendencia que tuvo aquella medida represora de corte puramente estalinista. Allí estuvimos, entre 1965 y finales de 1967, más de 40.000 personas en campos de concentración aislados en la provincia de Camagüey, con trabajos forzados desde las cinco de la madrugada hasta el anochecer sin ninguna justificación ni explicaciones, y mucho menos el perdón que estoy esperando que pida el Gobierno cubano. Yo tenía 23 años, me fugué de mi campamento —me siguieron 280 compañeros presos más de mi territorio— y fui a La Habana a denunciar la injusticia que estaban cometiendo. El resultado fue que me enviaron preso durante dos meses a la fortaleza de La Cabaña, y luego estuve en un campamento de castigo peor que las UMAP, donde permanecí hasta que se disolvieron por lo escandaloso que resultó ante la opinión internacional.

De allí, después de leerme Un día en la vida de Ivan Denisovich, de Aleksander Solzhenitsyn, que me envió un amigo, me di cuenta de que las ideas de un revolucionario no se desvían por los errores que cometen los dirigentes. De allí salí más revolucionario. La UMAP no fue un hecho aislado. Antes de 1966, Cuba se alineó definitivamente a la política soviética, incluyendo procedimientos estalinistas que perjudicaron a intelectuales, artistas, músicos. Según la historia, en 1970 comenzó lo que se llamó el quinquenio gris, y yo digo que realmente comenzó en 1965 y fueron varios quinquenios.

P. ¿Y por qué después de todo esto siguió considerándose revolucionario y defendiendo la revolución?

R. El origen está en lo que significó Cuba en el año 59 para el mundo. Yo tenía entonces 15 años, y cuando profundicé en la realidad social de América Latina me convertí en un revolucionario. Esas ideas no solo cuajaron en mí, sino en todos los países latinoamericanos. Los ideales que profesábamos eran los más puros que se podían tener en aquella época. Otra cosa hubiera sido traicionar mi pensamiento, así que, aunque se cometieran errores, vi que había que defender la idea original... y todavía la defiendo. Yo asumo el pasado, y tengo claro lo que pienso. Apoyo la revolución ciudadana de Correa en Ecuador y la de Evo Morales. Y para mí el ejemplo más grande de revolucionario en América es José Mujica, encarcelado durante 14 años y después un hombre sin rencor, capaz de crear un Estado libre, soberano, no dependiente y próspero.

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Pablo Milanés: "El reggaeton no es música: es recitar cosas groseras"

Por Iñako Díaz-Guerra
Madrid
24 ene. 2019

Pablo Milanés. Bayamo, Cuba, 1943. Cantautor. Hoy toca en el Inverfest 2019 de Madrid, patrocinado por Hyundai. En los 60 lideró, junto a Silvio Rodríguez, la Nueva trova cubana y 50 años después aún tiene energía para sacar cuatro discos en un año. Eso sí, la música y la política actuales le ponen malo.

¿Qué relación mantiene un artista con canciones con las que lleva conviviendo décadas? ¿Aún las quiere? ¿Le aburren? ¿Se convierten en rutina?
    Las quiero, las quiero. A unas más y a otras menos, pero a todas. Antes de dar a conocer una canción, tú ya has hecho una selección. Has escrito y roto papeles una y otra vez, hasta que das con lo 
que querías. Esa selección previa ya significa que la canción te complace. Todas las canciones publicadas, en definitiva, son preferidas tuyas.

(Fotografía de Ángel Navarrete)

¿Suele coincidir con el gusto del público a la hora de valorar sus canciones?
    Desgraciadamente, siempre hay una o dos canciones en cada disco que son las que gustan al público y otras 10 que quedan en el anonimato y a mí me encantan. Al final esas canciones las escribes para ti mismo.

Hay artistas que acaban odiando cantar sus grandes éxitos. ¿Es su caso?
    No, no. Mis canciones más conocidas me gustan mucho. Es increíble, porque no sé los miles de veces que la habré tocado, pero aún disfruto al cantar Yolanda. Disfruto de verdad. Lo que pasa es que uno siente también dolor por aquellas que son desconocidas y sigo intentando cantarlas en mis recitales, aunque sea correr cierto riesgo. El público merece conocer cosas que no ha oído nunca y yo no quiero acomodarme, que es un posibilidad a estas alturas de carrera.

Vivimos un 'boom' de la música latina a nivel mundial, pero, obviamente, son estilos que nada tienen que ver con lo que ustedes popularizaron hace 40 años. ¿Le interesa el fenómeno del reggaeton y derivados?
    No. Si acaso, me interesa en el sentido de analizarlo y criticarlo. La música de hoy se ha comercializado tan absolutamente que ya no es música. Diría que el reggaeton es un recitativo de cosas, a menudo, groseras. Ya no tiene nada que ver con la música. Lo que están haciendo son monólogos. Cabe más dentro del teatro que dentro de la música... si es que el teatro los admite.

Para quien, principalmente, cantó al amor y a la revolución, ¿resulta frustrante cómo se tratan ahora estos temas en la música?
    No se tratan, los evitan. La vida es la misma y la situación social y cultural del mundo es la misma. Sigue habiendo cosas para expresar que generen un sentimiento de amor y de lealtad al ser humano. Todo eso se está traicionando. Ahora hablan de cosas que nada tienen que ver con eso, que son superficiales y groseras. Evaden todas las razones de la existencia del ser humano. Me parece lamentable y me parece más lamentable aún que haya compañías internacionales que estén apoyando eso, que estén inventando a diario pseudoestrellas que se desinflan rápido, pero da igual porque inventan otra, otra y otra. Así el mercado no se agota, porque hay una cadena de artistas, emisoras, televisiones y compañías que no cesan de especular. 

Cuatro de sus hijas se han dedicado a la música...
    Más, más. Tengo otro mayor y otro pequeño que también. Ha sido espontáneo, porque ninguno tomo consciencia de quién yo era y lo que hacía hasta los 12 años.

¿Y ninguno ha elegido estos estilos que no le gustan?
    ¡Cómo que no! Un hijo mío hace rap. Antonio, de 18 años. Tiene una formación clásica, pero le dio por el rap. Y yo no me opongo a eso, siempre que sus textos sean admisibles. Está creando una serie de melodías alrededor del rap que, para mí, son algo innovador. En fin, yo hubiese querido otra cosa, pero ¿qué le voy a hacer? Son los tiempos y las influencias y contra eso no se puede hacer nada.

Usted fue durante muchísimo tiempo un gran defensor de la Revolución cubana y del castrismo, aunque tuvo sus más y sus menos en los últimos años. ¿En qué punto está su relación con Cuba?
    Yo soy residente y ciudadano cubano. Vivo allí con mi familia, aunque como mi mujer es española venimos a menudo. Amo a mi país y, por favor, no caigamos en una conversación política porque no quiero hablar de eso.

¿Por qué alguien que siempre ha hablado abiertamente de política ya no quiere tratar el tema?
    Me he cansado. Actualmente considero a los políticos lo contrario de lo que es un revolucionario. No me cuesta hablar de Pepe Mujica, de Nelson Mandela... Pero, fuera de ellos, no encuentro nadie al que se le pueda incluir en lo que debería ser un político y es un revolucionario.

¿Tampoco a Fidel Castro?
    Él fue un hombre, nada más.

¿Y usted?
    Yo soy un revolucionario. No soy otra cosa. Un hombre de izquierdas revolucionario y creo que ya me muero así. Los revolucionarios no cambian. Esa es la esencia. Y cuando un revolucionario se convierte en un político y hace concesiones, se traiciona a sí mismo. Ya no es revolucionario. 

Dijo en una ocasión que desconfía de los dirigentes que superan los 75 años. Usted va a cumplir 76. ¿Nos podemos fiar de los músicos de esa edad?
    Sí, claro. Al menos mientras tenga facultades, que es el problema. Yo considero que aún las tengo y cantaré hasta que, por lealtad a mí mismo, vea que ya no puedo más. 

¿Se vuelve uno perezoso con los años? ¿Alguna vez piensa que para qué se va a poner a trabajar y componer, si cantando Yolanda ya lo tiene hecho?
     ¡Qué va, qué va! En 2018 hice cuatro discos: uno de salsa, otro de canciones tradicionales cubanas, otro con un pianista con el que trabajo hace años y otro en inglés. Imagina tú si me quedan fuerzas y voluntad para seguir trabajando. Todo eso aparte de los conciertos, que voy a cualquier pueblo del mundo donde me inviten. Aún me queda energía


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