viernes, julio 01, 2022

Roberto Álvarez Quiñones: La 'revolución' siempre tuvo tufo fascistoide y hoy lo tiene mucho más fuerte, con el nuevo Código Penal.

 
Tomado de https://diariodecuba.com/

La 'revolución cubana' es hoy más fascista que nunca

*******

La 'revolución' siempre tuvo tufo fascistoide y hoy lo tiene mucho más fuerte, con el nuevo Código Penal.

*******

Por Roberto Álvarez Quiñones

Los Ángeles

30 junio 2022

Cuando Raúl Castro, Miguel Díaz-Canel y otros vividores de la cúpula dictatorial cubana tildan de fascistas a opositores políticos, o al Gobierno de EEUU, hacen lo mismo que el ladrón que grita "¡Al ladrón!". Y a la vez muestran una supina ignorancia.

Porque la "revolución cubana" siempre tuvo tufo fascistoide y hoy lo tiene mucho más fuerte aún, sobre todo con el nuevo Código Penal, ya vigente. De inspiración mussolinista, aumentó de 19 a 23 los delitos que implican la pena de muerte, y en diez más los de cadena perpetua. Criminaliza el periodismo no estatal, algo único en todo Occidente, y castiga toda protesta popular con penas de hasta 25 y 30 años de prisión, incluyendo a menores de edad.

Aberraciones jurídicas similares a las que aplicaba Hitler

Nunca un académico de derecha ha realizado un paralelismo entre la dictadura castrista y los regímenes fascistas. Y mucho menos lo ha hecho uno de izquierda, ni lo hará.

Pero sí que las hay y uno se asombra al echarles un vistazo. El nuevo Código Penal plasma aberraciones jurídicas que eran aplicadas por Adolf Hitler. En los años 30 los nazis fabricaron el concepto jurídico de "enemigo", aplicado a ciudadanos no fascistas. Y en 1941, luego del decreto Nacht und Nebel (Noche y Niebla), se detenía sin explicación a cualquier persona, hasta por reírse con un chiste antifascista.

En Cuba se hace lo mismo. Hasta turistas extranjeros son arrestados por la policía en plena calle por tomar fotos o videos que no gustan a la dictadura. Hay cada vez menos diferencias entre castrismo y fascismo. Y si de diferencias se trata hay dos en las que el castrismo sale peor:

El fascismo se afinca en una ideología sublimada al grado de cuasi dogma religioso, y en Cuba ya no hay ya ideología, ni discurso político, desaparecieron junto con el encantador de serpientes Fidel Castro.

El modelo castrista es económicamente inviable, incapaz de alimentar al pueblo, y ha hundido al país en una dramática pobreza y atraso, cosa que no causó el fascismo en Europa.

Entre las semejanzas sobresale la fascistización de la represión en Cuba, y la militarización del país, incluyendo la economía. El modelo raulista se basa en la propiedad corporativa capitalista de Estado de las Fuerzas Armadas, y en la represión. Ese protagonismo militar en la sociedad es un rasgo fascista.

En la Alemania hitleriana la propiedad privada capitalista era legal, pero puramente formal. Era el Gobierno fascista el que decidía qué se producía y a quién se distribuía, los precios y los salarios que se pagaban.

Había en la época nazi un llamado Betriebsführer, quen fungía como líder o dueño de la fábrica o comercio, y también los Gefolgschaft, que representaban la masa obrera, pero subordinados al principio del Führerprinzip, que establecía principios jerárquicos típicamente militares de obediencia absoluta.

Además, la obsesión de Castro II por la represión es patológicamente fascista. Incluso conmina a los sindicatos a firmar un documento en que se comprometen a reprimir con palos cualquier manifestación antidictatorial.

En Cuba se dan ya solo palos, no más zanahorias comunistas

En los países socialistas el Estado sometía cual esclavos a los ciudadanos, pero les daba algo a cambio. Se aplicaba la táctica del palo y la zanahoria (para que un burro camine se le cuelga una zanahoria delante del hocico y se le da con un palo en el lomo), que fue aplicada también en Cuba cuando era subsidiada por la URSS.

Pero Raúl Castro solo da palos, sin zanahorias. La gente incluso sufre de desnutrición (el 70% de las embarazadas en Maternidad Obrera de La Habana tiene anemia,) no hay medicinas, ni transporte, hay apagones diarios, el sistema de Salud Pública y el de Educación se derrumbaron, y la Seguridad Social prácticamente desapareció.

Y algo clave a precisar en esto, el fascismo en rigor no es una ideología de extrema derecha, como generalmente es identificado. Nació en 1919 en la izquierda italiana y por su naturaleza anticapitalista, antidemocrática, antiliberal y totalitaria, está mucho más a la izquierda que a la derecha procapitalista.

Eso lo precisó su fundador, Benito Mussolini, quien dijo a una periodista extranjera: "Durante toda mi vida yo fui socialista internacionalista. Cuando estalló la Gran Guerra vi que todos nuestros partidos, que eran internacionalistas, se convirtieron en socialistas nacionalistas. Eso me pasó a mí y eso es el fascismo".

Efectivamente, Mussolini se inició en la política como agitador marxista de puño cerrado. Arengaba a los trabajadores contra la "explotación capitalista", idolatraba a Marx y a Lenin (quien a su vez elogiaba a Mussolini).

O sea, el fascismo es un socialismo nacionalista, no internacionalista como el comunismo, con algunas aberraciones que sobrepasan a las comunistas, como la exaltación fanática de la patria y de la raza, la xenofobia, la paranoia política, y otras. Pero son hermanos gemelos, como mostró la politóloga alemana Hannah Arendt, en Los orígenes del totalitarismo (1951).

El fascismo plantea el colectivismo (representado por el Estado) por encima del individuo; rechaza la democracia occidental, el libre mercado, la competencia capitalista. Y se afinca en un régimen de partido único para construir una “sociedad perfecta”.

Hitler, en su obra genésica Mein Kampf, consideraba a Marx como una herramienta del judaísmo internacional capitalista, pero a la vez proclamaba que el fascismo alemán debía atraer a todos los simpatizantes de la extrema izquierda, que era su público natural y objetivo.

Al estallar la Segunda Guerra Mundial, el Estado más interventor del mundo luego de la Unión Soviética, era el de la Italia fascista. Y había en Berlín un partido-Estado, como lo había en Moscú.  El partido nazi desde los años 20 adoptó la bandera roja, declaró feriado el Primero de Mayo y exigía que sus miembros se llamaran "camaradas" (Genossen). En 1936 se creó la Oficina del Comisario para la Formación de Precios y se suspendió el mecanismo capitalista regulador del mercado.

La manifestación más completa del anticapitalismo socialista

El economista y sociólogo austríaco Ludwig von Mises en su obra El socialismo (1947) mostró científicamente que en la Alemania nazi había un Estado socialista que era "la manifestación más pura y completa del espíritu anticapitalista y socialista de nuestro tiempo".

La palabra nazismo es la contracción de Nationalsozialismus, vocablo alemán que significa nacionalsocialismo. Hitler no creía en el individuo, y consideraba que lo colectivo debía estar siempre por encima de lo individual, un principio básico del marxismo y el leninismo.

Hitler no creía en el individuo, y consideraba que lo colectivo debía estar siempre por encima de lo individual, un principio básico del más puro marxismo.

En los años 20 el sociólogo italiano Luigi Sturzo mostró que el fascismo era "comunismo negro" (por las camisas negras de Mussolini) y el comunismo "fascismo rojo". En los años 40 y 50, Friedrich Hayek (discípulo de Von Mises) y Zbigniew Brzezinski (luego asesor de los presidentes Johnson y Carter) demostraron la simetría ideológica, política e institucional de dichos sistemas.

El programa del partido nazi, "Principio Político-Económico de la Economía Comunitaria" (Volkwirtschaft), se oponía a que hubiera una rentabilidad cada vez más alta para los capitalistas. El régimen fascista italiano promovía programas anticapitalistas en favor de los trabajadores y los sindicatos.  

Discursos aparatosos para hipnotizar a las masas, origen fascista

Al igual que el fascismo, el castrismo, hoy con más ensañamiento y brutalidad que nunca, exige la obediencia ciega y enajenante de las masas. Y las adoctrina. Los medios de comunicación son instrumentos de propaganda y siembran el odio a un enemigo imaginario, interno o externo, para alentar el patriotismo chovinista nacionalista. Distorsionan la realidad, exaltan al "líder supremo" cual dios pagano: el Führer (Hitler), el Duce (Mussolini, el Caudillo (Francisco Franco), y en Cuba el Comandante en Jefe (Fidel Castro), y ahora  Raúl.

La costumbre de Castro I de pronunciar aparatosos discursos dramatizados en las plazas públicas para hipnotizar a las masas y guiarlas a capricho eran típicas de Mussolini y Hitler. Ni Stalin, ni Brézhnev, ni ningún otro dictador comunista hizo eso para "convencer" a nadie, hablaban en sitios cerrados y bien protegidos.

Documentales de la época muestran cómo el Führer y el Duce hipnotizaban con su verborrea a multitudes impresionantes, mayores que las reunidas por Fidel en La Habana. En Berlín las mujeres lloraban y se desmayaban de la emoción al escuchar a Hitler.

Ya lo dijo el mariscal Herman Goering en el juicio de Nuremberg: "Con voz o sin ella, al pueblo siempre se le puede llevar hasta el punto que sus dirigentes quieran. Eso es fácil".

Fue lo que hizo siempre Fidel Castro, con voz, y lo que, ahora sin voz, siguen haciendo su hermano menor y sus secuaces.

Etiquetas: , , , , , , , , , , , , , ,