CASO DE LOS DOS PROFESORES ESPIAS CUBANOS
por NOAH BIERMAN y JAY WEAVER
El Nuevo Herald
Miércoles 11 de enero de 2006
La parte más provocadora del caso federal de esta semana contra una pareja de empleados de la Universidad Internacional de la Florida (FIU) es la que alega que el gobierno cubano ordenó a la pareja reclutar jóvenes norteamericanos para que se volvieran espías del gobierno de Fidel Castro.
Pero tres fuentes del gobierno de Estados Unidos afirman no tener pruebas de que Carlos M. Alvarez y su esposa Elsa cumplieron con esa parte de su misión. La pareja confesó el verano pasado que se le había pedido que reclutaran pero, según estas fuentes, su trabajo para Castro se limitó a recoger información sobre los grupos exiliados.
Por otra parte, la causa contra la pareja de FIU no los acusa de ningún trabajo de reclutamiento pese a las abundantes especulaciones entre líderes exiliados y algunos reportes de prensa.
Como académico, Carlos Alvarez tuvo muchas oportunidades para viajar legalmente a Cuba, con y sin relación con la FIU. En algunas ocasiones, Alvarez llevaba jóvenes; en otras, no.
''Nunca hubo ningún tipo de reclutamiento'', declaró Uvi Shabbel, una residente de Pembroke Pines, de 42 años, quien fue con Alvarez en un viaje de intercambio en el 2000.
Shabbel afirmó que ella estuvo entre los seis graduados de la FIU, entonces de más de 30 años, que fueron a Cuba en un viaje de dos semanas que Alvarez organizó con Puentes Cubanos y que vinculaba a jóvenes profesionales cubanos con sus colegas en Cuba. La madre de Shabbel, la investigadora de FIU Uva de Aragón, también fue una organizadora del viaje, así como Silvia Wilhelm, fundadora de Puentes Cubanos.
La Fundación Ford pagó la cuenta y FIU procuró las visas, explicó Shabbel.
''El objetivo era ponernos a discutir en la Universidad de la Habana sobre cuáles eran nuestras similitudes y cuáles nuestras diferencias'', comentó Shabbel, nacida en Estados Unidos de padres cubanos.
Shabbel indicó que el programa vinculaba personas con trabajos similares para que pudieran comparar sus estilos de vida. Shabbel, quien es maestra, fue vinculada con una profesora cubana.
Añadió que la experiencia --que también incluyó visitar la Habana Vieja y otros lugares populares-- transformó su vida porque le permitió ver y tocar la patria de sus ancestros por primera vez y comprender mejor su propia identidad. Alvarez moderaba las discusiones y ayudaba a los estudiantes a traducir si tenían problemas al expresar sus ideas, amplió Shabbel. Fuera de las aulas, los estudiantes cubanos eran más abiertos hablando de sus vidas en la restringida y empobrecida isla, señaló. Wilhelm, de Puentes Cubanos, declaró el lunes que Alvarez viajó varias veces con su grupo. Pero muchos como Wilhelm, que favorecen la reconciliación con Cuba, guardaron silencio sobre los Alvarez ayer, mientras los críticos de línea dura hablaban por la radio de Miami.
El presidente de FIU, Modesto ''Mitch'' Maidique, también mantuvo una discreta distancia. Amigo de mucho tiempo de la familia Alvarez, asistió a la audiencia de fianza de la pareja el lunes pero no ha dado entrevistas.
Los funcionarios de la FIU están estudiando los expedientes de viajes para determinar cuántas veces Alvarez, de 61 años, viajó a Cuba por medio de la universidad.
El principal centro de estudios de FIU --Cuban Research Institute-- muestra cinco viajes de Alvarez a Cuba entre 1993 y 2003 con su licencia. Ninguno de los viajes incluyeron a estudiantes, de acuerdo con Damián Fernández, el director del instituto.
Alvarez, profesor desde 1974, también pudo haber viajado por medio del Departamento de Educación de FIU, donde estaba bajo contrato permanente. Su esposa, Elsa Alvarez, de 55 años, es consejera en el Departamento de Servicios Sicológicos de la FIU. La fiscalía indicó que no tiene evidencia de que haya ido a Cuba desde 1991. Los Alvarez --en prisión y sin fianza desde el viernes-- ahora están bajo licencia con sueldo de sus empleos. La universidad contrató al ex fiscal federal Roberto Martínez para que lidie con las ramificaciones del caso Alvarez.
Las pautas del Departamento del Tesoro federal permiten que los investigadores viajen a Cuba sin licencias especiales. Todo lo que tienen que hacer es firmar una declaración jurada con la aerolínea o agencia de viajes antes de cada visita.
Los agentes federales aseguraron que todos los viajes de Alvarez fueron coberturas para su trabajo como espía. Para estos ''viajes de intercambios'' después de 1991, ciertas personas de la agencia cubana de inteligencia sirvieron como guías turísticos, explicó el fiscal federal adjunto Brian Frazier durante la audiencia de fianza el lunes.
Frazier consideró los viajes como un ''pretexto'' para intercambiar información sobre la comunidad de exiliados del sur de la Florida con los agentes de inteligencia de Castro. El supuesto espionaje se centró en líderes políticos exiliados, Hermanos al Rescate, la Fundación Nacional Cubano Americana y otros grupos anticastristas en Miami.
No se envió información sobre el gobierno o el ejército norteamericano a los funcionarios cubanos, aseveraron las autoridades.
De acuerdo con funcionarios de la justicia, no se espera que otros sospechosos sean encausados junto con la pareja de FIU. Los Alvarez están acusados por un cargo de no haberse inscrito como agentes extranjeros ante el gobierno de EEUU, un delito que conlleva hasta 10 años de prisión.
El redactor del Herald Alfonso Chardy contribuyó a esta información.
Por Emilio J. López
Miami (EEUU),
Miércoles 11 de enero 2006 (EFE) (CUBANET) .- El arresto de un profesor universitario y de su esposa estadounidenses de origen cubano, acusados en Miami de actuar como espías al servicio del castrismo, no ha tomado por sorpresa a los grupos de exiliados de la isla.
Carlos Alvarez, de 61 años, profesor de Psicología de la Universidad Internacional de Florida (FIU), y su esposa, Elsa Prieto Alvarez, de 55, que también trabaja en ese centro, fueron captados por el régimen comunista cubano del presidente Fidel Castro hace más de 30 años, según la Fiscalía.
La pareja fue trasladada el pasado lunes a prisión, después de que el juez instructor del caso en Miami rechazase conceder la libertad provisional al matrimonio de supuestos agentes encubiertos al servicio de La Habana.
El profesor era uno de los promotores del llamado "intercambio académico", participó en el "Diálogo de 1978" en La Habana y fue miembro del comité ejecutivo del Instituto de Estudios Cubanos (IEC). Alvarez es doctor en Psicología Clínica y profesor asociado al Departamento de Estudios de Liderazgo y Política Educacional. Su esposa es psicoterapeuta, especializada en tratamiento de grupo y coordinadora del programa de capacitación en el área social.
En el registro efectuado en la residencia de la pareja, que tiene cinco hijos, las autoridades encontraron materiales utilizados para actividades de espionaje. Ni las autoridades de Cuba ni los medios oficiales han comentado hasta el momento el caso.
"Es lamentable que utilice (Alvarez) una universidad pública como plataforma de ayuda a un Gobierno enemigo de EEUU", dijo a EFE Ninoska Pérez Castellón, directora del Consejo por la Libertad de Cuba, una de las principales organizaciones del exilio. Alvarez "trataba en sus conferencias de descalificar y desacreditar al exilio, presentándolo como una sociedad traumatizada", agregó.
Según los documentos judiciales presentados ante el tribunal, Alvarez está acusado de ser agente de los servicios de seguridad cubanos desde 1977 y su esposa desde 1982. De acuerdo con el fiscal Brian Frazier, el matrimonio reconoció "trabajar como espías" el pasado año. En caso de ser declarados culpables, podrían ser condenados a una pena de hasta diez años de prisión y una multa de 250.000 dólares.
En declaraciones a EFE, Dulce Negret, una persona muy cercana a la familia Alvarez, se mostró perpleja y desilusionada ante las acusaciones de espionaje. "Siento una inmensa decepción y dolor de haberles dado toda mi confianza a unas personas cristianas que nos han traicionado", afirmó Negret. "Ha sido bien traumático para la comunidad cubana. Ellos formaban parte del grupo Matrimonios en Victoria, dedicado a ayudar a las parejas con problemas de convivencia", dijo. Además, continuó Negret, "él (Alvarez) incluso era psicólogo de de la policía y, desde hace unos 20 años, elaboraba evaluaciones psicológicas de sus aspirantes".
No obstante, José Basulto, director de Hermanos al Rescate, una activa organización del exilio, se muestra convencido de que "en esa universidad hay unos cuantos espías más". "Es un fenómeno endémico. El gobierno de Cuba ha infiltrado una red de espías que puede hacer mucho daño a EEUU", recalcó.
La organización del exilio Directorio Democrático Cubano declaró a EFE sobre las detenciones que "esperan el juicio y que están alegres de que haya una actividad más proactiva de los servicios de Seguridad de EEUU". Pérez Castellón asegura que "llueve sobre mojado" con el tema de las infiltraciones castristas en Florida. "En los últimos cinco años ha habido un total de 21 personas operando en una red de espionaje (la llamada 'Red Avispa')", indicó.
En 2001, cinco cubanos fueron acusados ante un tribunal de Miami de integrar la red de espionaje "Avispa", que fue desmantelada en 1998 en el sur de Florida. El caso de los cinco espías castristas, considerados unos "héroes" en su país y condenados a penas de hasta cadena perpetua en EEUU, fue revisado el pasado año y un tribunal de apelaciones ordenó la celebración de un nuevo proceso por considerar que el juicio de Miami no fue imparcial.
Otros casos que impactaron en el exilio cubano en el sur de Florida fue la detención de Mariano Faget, funcionario del Servicio de Inmigración, en 2000, y la de Ana Belén Montes, analista militar en el Pentágono, en 2002, ambos procesados.
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