miércoles, marzo 08, 2006

MUJERES FRENTE A CICLOPES TOTALITARIOS

Mujeres frente a cíclopes totalitarios

Desde Cuba por Miriam Leiva
L a Habana, Miércoles 8 de Marzo de 2006 --

El Nuevo Herald

Son tiempos aciagos cuando los cimientos de la familia y, por tanto, de la sociedad, reciben mayor peso sobre sus delicados hombros. Pero las mujeres cubanas se han fortalecido por el duro trabajo, la necesidad de remediar la escasez alimentaria, las dificultades con el transporte, los trámites burocráticos hasta para lo más insignificante, las exigencias gubernamentales de asistir a reuniones, actos de masas y trabajos voluntarios desorganizados e innecesarios, las colas para el médico y la búsqueda de medicinas siempre deficitarias, remendar ropa y procurar calzado, andar las calles en busca de los productos necesarios o vendiendo en bolsa negra algo para ''sobrevivir'', realizar las labores hogareñas y, además, atender a los niños, el esposo y quizás una madre o un padre anciano y hasta enfermo.

No obstante, las cubanas no pierden su típica belleza latina con ese aire isleño, que en muchas ocasiones es mezcla de razas. De España nos llegó el torrente diverso y picaresco; de Africa, la voluptuosidad; de China, el misterio exótico. Esa coquetería; esa sonrisa amplia, aun en los momentos más difíciles; ese arrojo impensado y ese valor espontáneo; esa pulcritud, ese maquillaje y ese perfume difíciles de alcanzar en tiempos de miseria, pero que se logra casi por arte de magia; esa inteligencia y esa sed de conocimientos; todo eso y mucho más permite a las mujeres sobreponerse a las dificultades, amar y ser amadas, buscar e irradiar fe y esperanza. La feminidad no se ha perdido, más bien se impone y refuerza cada día.

Cómo se sentirán si, además, a esas mujeres les secuestraron a su hijo, a su esposo, a su padre o a su hermano una madrugada, después de muchas horas de inútil registro del hogar para procurar evidencias inexistentes, luego lo condenaron a 20 o 28 años de cárcel y lo enviaron al otro extremo de la isla a prisiones inhóspitas, alimentación --si así se puede llamar-- casi inexistente, desatención médica; en fin, tortura física para ellos y psicológica para todos.

Cómo se sentirán teniendo que afrontar las presiones de la policía política para que no denuncien lo que sucede a esos hombres; cuando saben que cada día están más deteriorados y expuestos a agresiones físicas y robos de los presos comunes de alta peligrosidad con quienes deben convivir; cuando no se avizora sensatez por parte del gobierno; cuando sus prisioneros de conciencia padecen y sufren, mientras deben escuchar injurias y mentiras hasta por las Mesas Redondas de la televisión cubana; cuando al mismo tiempo increpan al gobierno de EEUU por el tratamiento dado a los presos posiblemente terroristas de la Base Naval de Guantánamo, pero no permiten las visitas de las organizaciones de derechos humanos a la Prisión Provincial de Guantánamo ni a otras instituciones carcelarias donde los cubanos están sometidos a terribles condiciones. Ni de un lado, ni de otro debe haber tortura.

Pasados tres años de ''la primavera negra'', los niños, ancianos y ellas mismas sufren enfermedades por el stress, el sufrimiento, las dificultades económicas y los problemas del transporte para trasladarse a las cárceles. Pero ellas siguen como abejitas, laboriosas, unidas, persistentes. Sus hombres las necesitan, eso las fortalece.

La gran solidaridad del mundo, de todos los sectores de las sociedades más diversas les infunde ánimo. El creciente apoyo del pueblo de Cuba las llena de confianza. No es fácil conmover a cíclopes, pero no imposible. La decisión y la razón triunfarán.

Hoy que se festeja el Día Internacional de la Mujer, el mejor regalo a estas mujeres será la demanda de que los prisioneros de conciencia de los 75 reciban la libertad inmediata e incondicional, y que todos los demás prisioneros de conciencia y políticos cubanos sean liberados.