martes, agosto 22, 2006

CRÓNUCAS DEL INFIERNO: ¡ QUEMARNOS VIVAS !

Testimonio del Presidio Político Histórico cubano


CRÓNICAS DEL INFIERNO


¡QUEMARNOS VIVAS!


Teresita Mayans *
Columnista
La Nueva Cuba
Agosto 19, 2006


Otra vez la angustia. El miedo dormido se despierta y se mantiene alerta. ¿Qué está pasando? !Quién sabe! Siempre la angustia. Ajetreo de guardias armados, voces de mando. De madrugada, ruido de camiones. Nadie sabe nada. Por fín, alguien dijo: "si se tiran, quedan". Preguntas y más preguntas, preguntas sin respuestas.

"Se espera un ataque del enemigo, una invasión de los yankees" dijo la sargento Severina "pero si se tiran, quedan". Mientras, sacaban de las galeras a las prisioneras comunes. A las políticas nos dejaron cerradas. Amaneciendo regresaron a las comunes y nos dijeron que las habían llevado a un salón para que vieran en la televisión las noticias de un ataque de los yankees contra los cubanos que estaban trabajando en una embajada de Cuba en una isla en el extranjero pero que ellos, los cubanos, que eran "patria o muerte" habían muerto en combate gritando "viva la revolución" y que el locutor que estaba dando la noticia estaba llorando. Este fue el elemental comentario que nos trasmitieron las presas comunes que apenas entendieron qué escucharon, qué vieron, y mucho menos orígenes y consecuencias de lo que estaba ocurriendo. Desde luego, en su mayoría analfabetas. Creo que tampoco les importaba. Se referían a los sucesos de Grenada.

Después la entrada brutal de los guardias sacaron de las galeras a las prisioneras políticas y nos distribuyeron en distintos grupos. A mi me reunieron con unas treinta prisioneras. Yo conocía a cuatro de ellas, el resto, aunque presas políticas también venían de otros destacamentos y nunca nos habíamos visto. Menos mal, me dije, todas somos políticas, tenemos un pensamiento homogéneo y fuera de las comunes podíamos protegernos mejor. Eso creía pero, nada más lejano a la realidad, nos habían reunido para "si el enemigo se tiraba, quemarnos vivas". Esa fue la advertencia.
Nos llevaron a un lugar y nos cerraron en una especie de cuartucho, muy pequeño, húmedo, con el techo de madera y guano desde donde colgaba el tallo de un racimo de plátanos seco y nada más. Nos sentamos en el suelo. No había agua. A una señora entrada en años presa por ser Testigo de Jehová la picó un alacrán en la pierna.

Por supuesto, estábamos rodeadas por la policía política armada hasta los dientes. Todas sabíamos que cuando los sucesos de Bahía de Cochinos la prisión que estaba en Isla de Pinos fue dinamitada con TNT para hacer volar en pedazos a los presos políticos.

A cada minuto crecía el desconcierto.Se escuchaban voces de mando, sirenas de carros, una pequeña rendija permitía ver por el ala sur la parte de atrás de una porción de la cárcel, y en el entra y sale de guardias se notaba agitación. Habían situado dos tanques medianos llenos de kerosene casi pegados al cuartucho. Sentíamos el olor.

Un guardia le dijo a otro: "No fumes al lado del tanque de luz brillante (kerosene) que te vas a quemar tú también"

Mientras tanto, sentada en el suelo puse mi cabeza en las rodillas y con las manos me tapé los oídos. Hice una fuga virtual gracias al Don de Ubicuidad que me permite el escapismo y pensé: "a esta hora en muchos lugares del mundo está naciendo una criatura; una mujer se prueba su vestido de novia; los cocuyos vuelan alrededor del algarrobo y de la enredadera de picualas de mi casa de Caibarién y mi mamá toca en el piano Crisantemo de Lecuona. A esta hora, mientras yo espero que me conviertan en un trozo de carbón irreconocible un hombre y una mujer se besan apasionadamente mientras fabrican un niño.

Así pasó el día. Todas hablábamos, hacíamos conjeturas, otras lloraban, una mujer presa, acusada bajo los cargos de Fuga de Información, perdió el control y le dió un ataque y se desmayó .

Dijo una de las presas: "vamos a morir achicharradas como Juana de Arcos", otra, la mandó a callar. "No seas ave de mal agüero". Crecían los lamentos y el miedo."!Ay, Dios mío, si me queman qué será de mis hijos! y otra mujer agregaba: "¿qué diré yo que tengo tres hijos chiquitos y me los cría mi mamá que tiene 80 años y uno me nació con el mal de Down? Lamentos y más lamentos, oraciones cargadas de una angustia indescriptible.

Como (calculo yo), a las doce de la noche suena la sirena de la cárcel, los guardias corrían en varias direcciones, por el alta voz ordenaron tirarse en el suelo y apagaron la luz en toda la ciudad penal. Sirenas, voces de mando y pitos.

"Nos llegó el momento" decíamos. Los guardias arrastraron los tanques de kerosene, todas nos abrazamos, llantos, era el momento final, las palabras se convirtieron en gritos desgarradores, en rezos, en oraciones, "Padre nuestro que estás en los cielos, ampáranos; Dios es nuestro amparo y fortaleza, nuestro pronto auxilio en las tribulaciones, decía la Testigo, Madre de la Caridad del Cobre cúbrenos con tu manto, rogaba la otra: Cristo de Limpias, no lo permitas gritaba una y otra tratando que la voz saliera por el techo y llegara al cielo". Los ruegos fueron tantos, las oraciones tan urgentes que Dios se presentó en el cuartucho y nos abrazó con tanta fuerza que todavía tengo la marca en el pecho.

!Y todavía Fidel Castro, con un perfecto cinismo dice: en Cuba no se tortura!



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* Teresita Mayans es una ex prisionera políta cubana