CUBA Y LA CARRERA DE SAPOS
Por Wenceslao Blanco Cruz
España
Colaboración
La Nueva Cuba
Agosto 29, 2006
Existe un cuento sufí que habla de una carrera de sapos en un país de sapos y que tiene un mensaje parecido a una animación de Bruno Bozzetto, en el que un extraño y amorfo personajillo lucha por salir de unos límites al que otros se han adaptado como pueden, uno se ha dado a la bebida, otro “mira” el tiempo pasar, y así distintos personajes que caracterizan la despreocupación de unos, frente al tesón y la perseverancia de otro, que quiere ampliar su horizonte y disfrutar de libertad.
En el cuento de la carrera de sapos el objetivo era llegar a la cima de una gran torre, pero los participantes contaban con unos espectadores, que al ver ciertamente que la torre era muy alta, sólo salían palabras como “qué lástima, está muy alto, es muy difícil, no lo van a conseguir”. Así la mayoría de los sapitos desistieron, pero uno persistía, pese a todo, y continuaba subiendo en busca de la cima.
La situación actual de Cuba, con un dictador moribundo y alejado del poder, ha desatado las especulaciones sobre lo que será el futuro de la isla. La libertad y la democracia se han convertido en la elevada torre donde la mayoría de espectadores, unos nobles, pero embargados por el pesimismo de décadas de lucha infructuosa, y otros malvados, con el firme propósito de restar fuerzas a quien intente alcanzar ese objetivo, entorpecen las esperanzas de un futuro próspero y deseado para Cuba.
Entre los espectadores malvados están esos que se autodefinen de antianexionistas cuando la única anexión probable es la de ellos mismos a los “miedos” aprendidos e inculcados desde la tiranía. Son los que critican la ayuda de Estados Unidos porque creen que sería un compromiso sólo pagable con un futuro servilismo. Aunque sólo es la tergiversación que les da la excusa para fabricar la idea de una anexión que ellos necesitan. Por eso, poco difieren de las mismas tesis y propaganda del Castrismo. Si continuamente se amenaza con la misma hipotética anexión con que se ha adoctrinado a la población cubana y se especula con intervenciones sin ningún fundamento, se entra en el mismo proceso de desinformación para inculcar temor, hacer perder las fuerzas, y no se alcance el objetivo.
Algunos nobles espectadores junto con algunos participantes de esta “carrera” por la democracia, también han caído en la misma dinámica. Dentro de la disidencia interna, criticar la ayuda y compromiso de los Estados Unidos para el futuro democrático de Cuba se ha convertido en una especie de salvoconducto para no ir a la cárcel y la manera de presumir de independientes, algo comprensible, pero no por ello cierto.
En el cuento de los sapos, finalmente el sapito “persistente” logró llegar a la cima, fue proclamado vencedor. Muchos se acercaron a felicitarlo pero sobre todo para preguntarle como había conseguido semejante proeza. La sorpresa fue mayúscula. El sapito era sordo.
La moraleja es evidente y se aplica muy bien a ese deseo, a ese objetivo, de alcanzar una Cuba democrática y libre por parte de todos los cubanos, es la manera de encararse a esos que se inventan posibles anexiones y producen nuevos miedos. Para lograrlo no debemos dar cabida a la inseguridad, no hay que temer: Sé siempre sordo cuando alguien duda de tus sueños.
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* Wenceslao Cruz Blanco es un cubano exiliado que vive en Madrid, España. Visite Wenceslao Cruz BlobSpot
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