martes, agosto 29, 2006

FIDEL CASTRO, SU ÚLTIMA ENCRUCIJADA || UN ALMA EN PENA

FIDEL CASTRO, SU ÚLTIMA ENCRUCIJADA

Hace aproximadamente 10 años mi sacerdote y consejero espiritual de la Catedral de Pinar del Río, Monseñor Mario Aguilar, habló en una homilía sobre la Fe narrando como en las innumerables ocasiones en que ha asistido a una persona en sus últimos instantes de vida, ha visto la gran diferencia en como encaran ese momento un creyente y un no creyente.

El gran científico cubano, ateo y hombre de bien Felipe Poey y Aloy escribió en su testamento que no quería ver en su lecho de muerte a un sacerdote muy amigo; también escribió estas palabras: ¨Si Dios es verdaderamente justo me juzgará por mis actos; y no por mis creencias. ¨

Hace poco menos de año y medio el examigo, excompañero de bandas estudiantiles paragansteriles de la Universidad de La Habana y excuñado de Fidel Castro, el exbatistiano y gran cubano Rafaél Díaz Balart no quiso someterse a quimioterapia y radiaciones y prolongar así un poco más su vida, murió dignamente en paz con Dios, en paz con los hombres y rodeado de los suyos; hacía décadas que había reconocido sus errores y públicamente había reconocido sus culpas, muchas de ellas nacidas de su desmedido amor por Cuba.

Mi padre, canario de nacimiento y cubano por su amor a Cuba, pues de toda mi familia es el que más la añoraba cuando todos ellos se fueron del país, murió en Hialeah deseando la muerte para reunirse con mi madre que se le había ido primero pese a que él le llevaba 11 años de edad; fueron más de 50 años de matrimonio y ambos cuerpos descansan juntos en una tumba que todavía no he podido visitar. Mi padre reunió a todos sus hijos y les dijo que él ya había vivido lo que nunca pensó que viviría ( casi 93 años), que extrañaba mucho a nuestra madre, que ya teniamos nuestras vidas hechas y que él ya no nos hacía falta; antes de caer en coma sus últimas palabras fueron: ¨ pobre Pedro ! ¨, se refería a mí que me había tenido que quedar en Cuba todos esos años, quizás esas palabras fueran porque él fue el último de sus hermanos en irse de Cuba y conocía lo que era sufrir esa situación.

Hoy algunas personas se pregunta si Fidel Castro se someterá a quimioterapia o radiaciones y el efecto que esos tratamientos tendrían en su ya rala barba. Fidel Castro en una entrevista a la televisión norteamericana, de principios de 1959, dijo desde su habitación, vestido con su pijama, que se quitaría la barba cuando fuera un buen gobernante; quizás esa sea la razón por la que nunca se ha quitado la barba. Morirá Fidel en paz ? Me aventuro afirmar que no, pues han sido muchas las muertes, las lagrimas, la sangre y el dolor que ha provocado para instalar y mantener su totalitaria dictadura y salvo que esté totalmente desquiciado y no se haya dado cuenta de todo el daño que ha hecho, su muerte será tan terrible como la de José Stalin.

Sentiré su muerte por sus familiares, y en particular por Fidelito y Jorge Ángel ya que cursamos nuestros estudios en el mismo preuniversitario Carlos Marx, antigua Ruston Academy, así como por Tony, el ortopédico, el cual es una buena persona según amigos mios que han sido conocidos y amigos suyos en el Hospital Ortopédico Fructuoso Rodríguez y en otros lugares. Cuando murió la madre de Delia Soto del Valle, esposa del único Mandatario cubano, su padre le dijo que le dijera a Fidel que no asistiera, pues ya él, su padre, tenía bastante con el dolor del fallecimiento de su madre. Fidel envió una ofrenda floral y no asistió; ya lo dice la expresión: ¨La familia nos la da Dios, Gracias a Dios que podemos escoger a nuestras amistades.¨. Por otra parte, me alegraré de su muerte por el futuro que ella abre para mi pueblo y para mi Patria, pero le pediré a Dios que lea solamente en su corazón porque por el saldo de sus obras merece el mismísimo Infierno. Dios me perdone.
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Tomado de
http://www.libertaddigital.com/opiniones/opi_desa_33060.html

Un alma en pena

Por Víctor Llano


Castro, que tanto disfrutó con la muerte ajena, no parece disfrutar con la propia. Su rostro refleja la tristeza de quien sabe que ha llegado la hora de la despedida. Le consta que hoy es él quien está frente a un pelotón de fusilamiento que no podrá disolver. Nadie, como llamaron a Batista para rogarle que no lo fusilara, llamará a la muerte para pedirle que no acuda a la cita que tiene con quien tanto obró en su favor. Sus cómplices aseguran que ya les pidió que se preparasen para asumir "noticias adversas" y, aunque pasan los días y éstas no llegan, no podrán demorarse por mucho más tiempo. Ya tarda, pero en esta ocasión, hasta sus esbirros saben que la suerte, por fin buena, está echada.

Jamás nos alegraremos del sufrimiento de un anciano enfermo. Carecemos de su alma de verdugo. Pero sí celebramos la esperanza que ha renacido en millones de víctimas de un régimen tan asesino como absurdo. Lo que llegue, sea lo que sea, no podrá ser peor de lo que ya es. No lograrán marearnos con más patrañas. Aún en el supuesto de que el fantasma de Castro se apareciera a mediados de septiembre en la Cumbre de Países No Alineados que se celebrará en La Habana, tanto sus víctimas como sus verdugos lo reconocerán como un alma en pena que no se resigna a abandonar el teatro de sus crímenes.

Se acabó. Los asesinos en serie también se mueren. Los que tanto se beneficiaron de su barbarie están buscando el mejor modo de escapar de una venganza que, a pesar de que pocos la desean, muchos la temen. No es nuestro caso. Ni la tememos ni la deseamos. Sólo queremos saber qué pasó y que se vayan todos los que ayudaron a que pasara lo que pasó. Como las víctimas de ETA en España, creemos que los cubanos también renunciarán a la venganza, lo que no se les puede exigir es que renuncien a la verdad, la memoria, la dignidad y la justicia.

1 Comments:

At 7:23 a. m., Blogger PPAC said...

Nota:
Cuando murió el padre de Dalia, pues su madre todavía está viva.

 

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