martes, agosto 29, 2006

CARTA DE HÉCTOR MASEDA

Carta de Héctor Maseda




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Carta desde la prisión del periodista independiente y prisionero de conciencia Héctor Maseda, condenado a 20 años durante la ola represiva del 2003, a su esposa, Laura Pollán.
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Colón, Matanzas, 7 de Julio 2006
Prisión Provincial de Agüica


Mi bella Afrodita: Con infinito cariño te saludo.


Hacía varios días que no te hacía unas letras porque me encuentro enfrascado en pasar en limpio el capítulo II Bolívar en Europa.

¡Qué maravilla! El 17 de junio se cumplió el 12 aniversario de la revista Vitral, Así es que fueron invitadas y no podían faltar: Las Damas de Blanco forman parte de la génesis, celebración indirecta, reconocimiento por los resultados de nuestro trabajo, demostración pública -con tacto y sabiduría- de la Iglesia Católica en Cuba y las organizaciones sociales apolíticas de la sociedad emergente cubana.

Me imagino cuál debió ser la tristeza que rodeó a los anfitriones cuando conocieron por fuentes fidedignas que estaba bloqueado el transporte para recogerlas en la capital, por los intolerantes y además el compromiso que Uds. tenían al siguiente en Santa Rita. Pero es que a nuestros hermanos religiosos se les pasó que Las Damas de Blanco son o pertenecen a la estirpe de Mariana Grajales, que nada ni nadie puede bloquear lo que se proponen realizar. De ahí las improvisaciones saltando dificultades. Gran sorpresa sería para los organizadores verlas a Uds. en medio de la ciudad de Pinar del Río.

Una vez más las felicito por lo corajudas que son. Me inclino ante Uds. como ante el devocionario, para rendirles tributo de cariño, admiración y respeto.

Hazle llegar mi sincera felicitación a mi hermano Dagoberto y el colectivo de Vitral.

Pasemos al plato fuerte. Encuentro con uno de los dos fiscales para darme las conclusiones de mi denuncia y acusación sobre un hecho violatorio a mis derechos como recluso, obstaculización a los servicios médicos y práctica de métodos crueles, inhumanos y degradantes contra mi persona, y otros once reclusos.

Quien vino fue el fiscal militar de Matanzas, Mayor Raúl Rodríguez Tarifa, el 30 de junio en horas de la tarde. Me leyó el resumen de sus investigaciones y las conclusiones a las que había arribado. Sus planteamientos fueron:

1- No hubo tratos crueles inhumanos y degradantes (tortura física y mental) al encuerarnos a 12 personas en un estrecho pasillo donde sólo cabían la mitad o menos, oscuro sin ventilación, con fetidez y sin acceso a un baño por varias horas.
2- Fue necesario encerrarnos allí porque la guarnición tuvo ese día, desde temprano, visita a reclusos.
3- Cuando un recluso sale del penal está establecido sea requisado y esposado.
4- Hubo declaraciones contradictorias entre los testigos en el sentido de si tuvimos acceso al baño (implica que dejaron la puerta del calabozo del vivac abierta).
5- No procede la acusación ni la denuncia, pues todo se redujo a una queja.
6- No cabe la acusación de tortura al capitán Emilio Cruz y Subteniente Tolón, pues no se demostró existieran.
7- El subteniente Tolón tenía que entrevistarse con los reos que solicitaron servicios médicos para conocer si en realidad requerían de ellos o no. El decidía, no el médico.

Mis repuestas:

1) Sí hubo tratos crueles inhumanos y degradantes al tenernos por gusto durante horas, encerrados en un hueco donde no cabíamos, con pésimas condiciones sin atendernos y bajo amenazas, cuando protestamos por el mal trato, con medidas represivas más violentas.
2) Si la guarnición y el jefe de Orden Interior sabían desde por la mañana que no podrían llevarnos al puesto médico, ¿por qué nos sacaron de los destacamentos por la tarde? Fue una medida represiva consciente de Tolón y Emilio.
3) Nosotros, en ningún momento salimos del penal sino que nos movimos de los destacamentos al vivac (por gusto) y de ahí al edificio de servicios médicos, dentro del penal. Luego no era necesario esposarnos y menos desnudarnos unos delante de otros. Penal son todas las instalaciones que se encuentran dentro del doble cordón, cercas, garitas o torres de vigilancia, puertas de acceso y postas.
4) Un solo recluso de los doce dijo que la puerta de hierro del calabozo estaba abierta. Mintió y por ello le concedieron mejorías (pasó de II fase severa a media, cambio de destacamento, visitas y pabellones con mayor frecuencia). Los demás, todos dijimos la verdad: la puerta del calabozo (reja) estuvo cerrada durante las tres horas que nos tuvieron cerrados allí.
5) Considerarlo una queja y no una denuncia-acusación es un eufemismo de los investigadores al calificar los hechos como irregularidades en el servicio del Orden Interior. Allí había hombres afectados, con dolencias y en lugar de atención médica se nos castigó para que pensáramos diez veces en el futuro la solicitud de servicios médicos.
6) Como se calificaron los hechos de irregularidades en el servicio no cabe la acusación de torturas físicas y psicológicas. Se taparon unos a otros y aquí no pasó nada.
7) La entrevista de Tolón (Jefe Orden Interior) era innecesaria: él no es médico y no puede valorar si se requería o no. Al menos tres reclusos de los doce, era evidente, lo requeríamos, uno con los pies llagados que no podía caminar, otro (Fidel Garín, que hace año y medio día tras día lo llevan a curar al puesto médico, y yo, que desde diciembre de 2005 me llevan semanalmente a tomarme la presión arterial, peso corporal y ver si tengo una nueva dolencia.

Yo le pregunté al fiscal si él pensaba que yo mentía. Me respondió que no. Le dije que había comprobado era inútil hacer una denuncia por violación, torturas, pues todo (Orden Interior, Cárceles y Prisiones, Fiscalía Militar, MINIT) es un sistema que se defiende y protege mutuamente. No acepté las conclusiones que me trajo en ninguna de sus afirmaciones, ni la categoría rebajada a queja de mi denuncia y acusación, y le dije, además, que nunca más utilizaría los canales oficiales para futuros casos como el que nos ocupaba. Era inútil, por gusto. Hasta aquí los hechos.

Le hice una carta a Sergio y Oscar Mario. Saludos fraternales al Soberano, G. P., Iglesias, Laferté y M.V.P., en fin a todos los familiares masones y amistades.

¡Cuídate! Te adoro cielo mío. Ya faltan once días para nuestro encuentro. Tuyo:

Héctor