DE MANIPULACIONES Y MANIPULADOS || DE PROFETAS Y TIRANOS ... || LO MAS CÓMODO PARA EL CARDENAL
Tomado de Democracia Participativa
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De manipulaciones y manipulados. Y algunas reflexiones sobre el mensaje de los obispos.
por / Yaxys Dallan Cires
Recientemente, Alejandro Armengol publicó en su “Cuaderno de Cuba” un comentario titulado: “Manipulación simple y efectiva”. Se refería al diario Granma, específicamente a las ediciones de los últimos días. Armengol expresó que no se podía negar que “desde el martes este diario muestra una perfección absoluta en guiar la opinión y el estado de ánimo de sus lectores aquí en Miami.” (…) “Con el tiempo estas ediciones pasarán a ser ejemplos de manipulación informativa, ejemplares por su efectividad con tan pocos recursos.” Ese comentario me pareció un poco exagerado si solamente pensamos en el porcentaje de exiliados que acceden a Granma, que debe ser muy ínfimo. Además, creo que lo que está influyendo sobre el estado de ánimo de los lectores, más que las informaciones que da ese periódico, es el nivel de secretismo y hermetismo con el que el gobierno cubano ha logrado tratar el asunto. Sin embargo, me doy cuenta de que la cuestión tiene sus matices, por lo menos si tenemos en cuenta a los lectores que están en Cuba.
Me sorprendió sobremanera lo expresado en un cable de la agencia EFE. La noticia trataba sobre la misa celebrada el domingo en la Catedral de La Habana por el Cardenal cubano Jaime Ortega. Poco tendría de noticiosa –en el sentido no cristiano- dicha celebración si no fuera por el contexto en el que se celebra y por la anunciada lectura de un mensaje de la Conferencia de Obispos Católicos de Cuba en el que se pedía por la salud del presidente cubano Fidel Castro y se imploraba para que Dios iluminara “a quienes han recibido provisionalmente las responsabilidades de gobierno”.
El comunicado de los obispos causó perplejidad en muchos, si no la mayoría de los creyentes católicos de dentro y de fuera de la isla, también en los no católicos. Las opiniones fueron y son muy diversas. Van desde el apoyo por el sentido cristiano del “setenta veces siete”, pasando por refrendo por obediencia, hasta la oposición rotunda a lo expresado. Me imagino que así debió haber sido en el interior del corazón de cada obispo, como en el de la propia COCC. Lo cierto es que el comunicado debe ser bien leído y reflexionado, ya que puede ser que por la pasión o la frustración que sin dudas ha generado el momento, se nos escapen detalles que revelan el verdadero estado de las cosas. Además de que cada expresión verbal en este momento puede evidenciar cómo se ve cada grupo y gobierno extranjero a si mismo de frente al proceso que se puede estar iniciado en Cuba.
Por ejemplo, el diario español El País, que a pesar de que sigue una línea editorial considerada de izquierda, en el tema cubano al parecer se ha esforzado por ser bastante objetivo en sus análisis, se refirió al mencionado acontecimiento: “En un mensaje dirigido a todos los fieles de Cuba dado a conocer hoy y que mañana será leído en todas las iglesias cubanas, la jerarquía católica pide a sus comunidades que ‘ofrezcan oraciones para que Dios acompañe en su enfermedad al presidente Fidel Castro’, y algo no menos importante, que ‘ilumine a quienes han recibido provisionalmente las responsabilidades de gobierno’”. Continuó el diario: “Los obispos aseguran también que ‘el delicado estado de salud que aqueja’ al mandatario ‘constituye un momento especialmente significativo para nuestro pueblo’. Y sentencian, con lenguaje medidísimo: ‘La Iglesia Católica, como parte de este pueblo, comparte esta preocupación y las súplicas de todos los creyentes’”. Haciendo una buena lectura junto al diario El País nos damos cuenta de que los obispos usan un lenguaje muy cuidadoso, con los pies bien puestos en el presente y los ojos en el futuro, actitud que en ningún momento los descalifica como posibles futuros moderadores del cambio social.
Aunque puede ser que tengan razón los que no perdonan algunas importantes omisiones sobre la preocupante realidad de la Patria. También se hace difícil entender la petición para que “nada rompa la concordia entre los cubanos y la paz entre nosotros”, partiendo los obispos de la presunción de que esos son valores que socialmente existen en la Cuba actual. Ello es una flagrante distorsión de lo que sucede, pues Cuba es un país dividido, con muchos presos políticos en las cárceles, miles de marginados y un hambre espantosa. ¿A qué concordia se refieren? ¿A qué paz? ¿A la de los sepulcros? No se puede romper lo que ya de por sí está roto, en todo caso habría que reconstruirlo. En fin, fue una expresión de la cual podían haber prescindido.
Pero regresando a lo que verdaderamente me sorprendió del cable de EFE y en relación con el tema de la manipulación de Granma, fue que, según la agencia al finalizar la ce remonia y a preguntas de la prensa, el cardenal Ortega subrayó que la Iglesia Católica cubana "jamás estaría no solamente respaldando, ni siquiera aceptando mínimamente cualquier intervención extranjera". Aunque no tengo claro el contexto en que dijo eso, a priori puedo interpretar que tanto el que preguntó –en caso de que el origen hubiera sido una pregunta- como el que respondió son de esas personas a las que el órgano oficial del Partido Comunista engañan con sus embustes y mentiras.
Si nos guiamos por Granma y por los demás medios del gobierno de la isla, Estados Unidos está invadiendo o preparando la invasión a Cuba desde 1959. Historia mentirosa con la que embobecen a todos los niños en las escuelas, pero también a los adultos y ancianos. Ese es uno de los argumentos que esgrime el gobierno para secuestrar las libertades de los ciudadanos: el enemigo externo que está al acecho. Qué pena que personas que están mediana o altamente informadas mastiquen eso como si fuera un chicle insípido que pasa de boca en boca. Qué lástima que algunos no encuentren frases o declaraciones más responsables y comprometidas para evidenciar su amor a la Patria o su sentido común. Qué pena que algunos todavía vean el problema cubano desde la diatriba con el gobierno de los Estados Unidos, aún cuando no lo hicieron con la URSS en su tiempo, aun cuando Washington ha descartado cualquier tipo de intervención, tal y como lo ha demostrado en la práctica. La propia Secretaria de Estado norteamericana en referencia a los comentarios de que EEUU invadiría Cuba dijo que era una idea “simplemente rocambolesca”.
Si de veras alguien cree que el problema y la correspondiente solución es de los cubanos y lo que desea es el bien para nuestra Patria, lo que debe lograr es solo una cosa, una simple y sencilla cosa: hacer que se le note. Mientras tanto, Granma seguirá manipulando.
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Por Ernesto Ortiz
"Oh enemigo de Dios, tirano despiadado, perro rabioso, ¿hasta cuándo seguirás derramando sangre inocente de cristianos? ¡Tienes sobre ti la sentencia del Señor, terrible y durísima!". Eso y muchas cosas igualmente vehementes, espetó san Antonio de Padua al tirano veronés Ezzelino da Romano, echando a un lado el miedo y la prudencia. Y dicen las hagiografías más conmovedoras que esa actitud aplacó al tirano.
Sin duda a la Conferencia de Obispos católicos de Cuba la animan los mismos valores y le preocupan similares injusticias y una más atroz tiranía, pero ha decidido tomar un camino hasta cierto punto contrario, incomprensible en las circunstancias actuales. Me refiero, por supuesto, al reciente comunicado en el cual piden que oremos por la salud de Fidel Castro. Y no nos ha cogido confesados, porque la mayoría de nosotros, católicos cubanos, lo que desea es que Fidel Castro acabe sus días en este mar de tribulaciones y dolor en que ha convertido a su tierra. Que esté muerto ya, de ser posible.
El Catecismo de la Iglesia católica (Número 2266) reconoce el recurso a la pena de muerte como medida extrema para la “preservación del bien común de la sociedad” que “exige colocar al agresor en estado de no poder causar perjuicio” y como pena proporcionada a la gravedad del delito. El paradigma de esta proposición lo tenemos en San Agustín, que justificaba el tiranicidio. Y son muchos los santos y laicos que han encontrado esa única salida a la opresión que vivieron en su tiempo (cómo no tener presente ahora a José Antonio Echeverría), y que nos alivian la conciencia. Y eso que nosotros, incluso aquellos que piden a la Iglesia un arrojo quizá excesivo y que presuntamente ellos tienen en lo personal, no hemos llegado a tanto: sólo participamos de ese deseo de que la voluntad de Dios quiera que muera Fidel Castro. Que llegue ya su hora.
Así que perdónenme, queridos Obispos, no quiero orar por la salud de un tirano. No quiero caer en el pecado de hipocresía. Y peor aún, no quiero compartir el pecado de omisión ante tanta maldad; deseo de vosotros la palabra que sea noticia nueva, que libere a los oprimidos y alimente a tanta alma necesitada de justicia. Porque ese comunicado está falto de eso: parece más la beatería de los velorios de pueblo que un evangelio de vida futura para una nación necesitada.
Aunque quizá nuestros obispos quieran la conversión in extremis de esta alma pecadora, asunto que es más lógico y compartido: que Dios le perdone –con todo el profundo respeto que la cercanía de ese íntimo encuentro nos provoca-, que su misericordia le llegue. Pero es que este comunicado, aunque ha sido imposible encontrar una versión “oficial” y completa, participa de la ambigüedad de estos días. Qué pena.
Y es mucho más triste que el Cardenal Ortega siga haciéndole el juego al gobierno cubano. Con tantas cosas interesantes y profundamente cercanas al pueblo cubano que podría haber dicho el habanero Cardenal, se pone grave hablando de una supuesta intervención extranjera y un poco dulzón cuando comenta “la concordia entre los cubanos”, “la paz entre nosotros”. ¿En qué país vive este ciudadano?, ¿a qué CDR pertenece? Es lamentable, pero no estoy en lo absoluto orgulloso de mi cardenal, cuya altura profética se minimiza considerablemente si lo comparamos con otros (no tantos) obispos de nuestra tierra.
Quien quiera orar por la salud de Fidel Castro que lo haga –cúmplase tu voluntad y no la mía, Padre, que no puedo apartar esta piedra de mi alma. Rezo por nuestro pueblo, por nuestras familias, tan heridas; por un futuro de reconciliación con justicia, de paz y progreso; y por nuestros obispos, para que el Señor les ilumine en esta hora delicada, para que nos guíen según su santa voluntad. Que Dios nos perdone y nos asista. Y que Dios bendiga a Cuba.
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Los más cómodo para el Cardenal
Por Pedro Pablo Arencibia Cardoso
Para el Cardenal cubano le es mucho más cómodo hablar de una muy remota invasión norteamericana que del sufrimiento, las penurias, la falta de libertades y derechos, etc.. que padece el pueblo cubano desde hace más de 47 años. El color de la sangre de los mártires que viste al colegio cardenalicio no parece ser el color apropiado para nuestro cardenal. Algunos jerarcas de la Iglesia Cubana, además del Nuncio Apostólico Monseñor Centoz, le pidieron al dictador autoritario Fulgencio Batista la renuncia como Presidente de la República de Cuba; en estos 47 años ningún Obispo cubano le ha hecho al dictador totalitario Fidel Castro semejante petición.
Juan Pablo II en la visita que todos los obispos cubanos hicieron Ad Limina, o sea el peregrinaje a los sepulcros de San Pedro y San Pablo, les señaló al Episcopado cubano:
( http://www.nacub.org/nacub/otros/127.htm )
¨ Cuando Ustedes, como Obispos católicos de Cuba, reclaman justicia, libertad o mayor solidaridad, no pretenden desafiar a nadie, sino que cumplen su misión, propiciando para el pueblo cubano una vida sólidamente basada en la verdad sobre el hombre. Por ello, les animo a continuar en el trabajo paciente en favor de la justicia, de la verdadera libertad de los hijos de Dios y de la reconciliación entre todos los cubanos, los que viven en la Isla y los que se hallan en otras partes, no ahorrando esfuerzos conciliadores que permitan ampliar siempre el trabajo caritativo de la Iglesia en la promoción humana del pueblo. ¨
Y anteriormente les había dicho:
¨ Ustedes son bien conscientes de su responsabilidad de transmitir el mensaje de Cristo como "verdaderos y auténticos maestros de la fe, pontífices y pastores" (Christus Dominus, 2). Este mensaje ha de ser proclamado en toda su integridad y belleza, sin dejar de lado sus exigencias y teniendo presente que la cruz forma parte del camino de Cristo y del que recorren sus discípulos. ... ¨
Por otra parte, veamos la diferencia entre el pensamiento del Prebístero Félix Varela, quién será el primer santo cubano según los procesos canónicos de la Iglesia romana, y las palabras pronunciadas por el Cardenal Jaime Lucas Ortega y Alaminos con respecto a la invasión; pero antes, deseo aclarar que según la más ortodoxa Tradición de la Iglesia cristiana, mártires como Virgilio Campanería Ángel, Rogelio González Corso, etc.., que murieron defendiendo su fe alcanzaron la santidad aunque la Iglesia Cubana nunca los mencione y nunca aparezcan en los altares; también deseo aclarar que estoy en contra de cualquier invasión salvo que sea una intervención humanitaria que pare las matanzas y el genocidio que se estén llevando a cabo en determinado país. La Invasión Vietnamita para detener el genocidio del Kmer Rojo contra la población de Cambodia es un claro ejemplo.
Félix Varela en el número 2 de ¨El Habanero ¨, publica Tranquilidad de la isla de Cuba, en donde se lee:
¨ ... Si por desgracia se diere lugar a la invasión de tropas colombianas o mexicanas, es menester unirse a ellas; no tomar la defensa de un gobierno que solo pide sacrificios inútiles; cambiar el orden de cosas, y despedir prontamente los huéspedes con las indemnizaciones que fueren justas y con las pruebas de la mas sincera amistad y gratitud. Cualquier otro partido que se tome, es inútil, es absurdo, y es destructor del país. ¨
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