viernes, septiembre 15, 2006

LOS HILOS DEL TITIRITERO // LOS PAGOS DE EMISORAS FEDERALES A PERIODISTAS SON UNA PRÁCTICA COMÚN

LOS HILOS DEL TITIRITERO


Por Orlando Rodríguez (Rossardi)
Ex director y Director adjunto y Ex Director del Centro de Información de Radio Martí.


¡Qué lástima! El pasado viernes ocho de septiembre se destapó una hedionda maniobra que atenta, en el fondo, contra el derecho a que los individuos nos expresemos libremente utilizando cualquier medio de comunicación que tengamos a mano. La democracia de un lado nos brinda las armas para defender nuestro criterio, pero del otro nos las quita, por aquello de que existen reglas de juego para limitar el acceso de un individuo al campo donde otro se mueve también con la misma libertad con que éste se mueve, al menos aquí, en los EE.UU. donde el respeto a la libertad de un grupo es sagrada para el otro. Resulta ahora que un grupo, en este caso el grupo director del The Miami Herald y su voz en español El Nuevo Herald, se otorga el derecho a despedir a otro grupo, en este caso uno de serios y honrados periodistas que ejercen su derecho a decir lo que quieran donde quiera y, de paso, sin insultar ni herir a nadie, solo a un gobierno, el cubano, que ha probado una y mil veces su enemistad con EE.UU. y su deseo de borrar del mapa de la historia a otro grupo que podríamos llamar exilio. Para probar la “legalidad” de su criterio de expulsión alega la existencia de un documento en el que se exponen unos párrafos con los que se prueba “conflicto de intereses” y que dejan en claro --según llego a entender-- que los individuos en cuestión cometían una grave falta por ocultar el grave delito de hablar verdades fehacientes contra el régimen de Fidel Castro usando los micrófonos y las cámaras de Radio y Televisión Martí, operación conjunta bajo la sombrilla de la Oficina de Transmisiones a Cuba que dirige y patrocina el gobierno de los Estados Unidos de América.

En fin de cuentas y gracias a una excelente decisión bipartidista en Washington, D.C., las emisoras transmiten sus programas a un grupo muy importante para el exilio, el pueblo cubano en Cuba, privado de la libertad para escuchar y ver lo que otros ven y escuchan, un espacio lleno de verdades y de franca y abierta democracia. Gracias a esas transmisiones y al acopio de conocimientos que poseen periodistas de la talla de Pablo Alfonso, Wilfredo Cancio, Olga Connor por hablar solo de los del grupo de El Nuevo Herald y dejando a un lado nombres tan responsables como Carlos Alberto Montaner, Juan Manuel Cao, Ariel Remos y Helen Aguirre Ferré, entre otros, es que los cubanos residentes en Cuba pueden hacer decisiones y llegar a conclusiones. Para eso sirven los micrófonos de radio y las cámaras de televisión de nuestro país norteamericano que desde el 20 de mayo de 1985 se han utilizado para luchar con solo la palabra para que en un futuro no muy lejano, tengamos más palabras para el disfrute, el entendimiento y la concordia en Cuba. No veo por ningún lado que a estos periodistas se les compre con el parco estipendio que reciben en Radio Martí para que se conviertan en voceros de ninguna administración, demócrata o republicana, de este país. Como lo garantizan las normas que rigen a estas entidades, he sido testigo en programas de Radio Martí, de críticas al gobierno de Washington y comentarios que, llenos de objetividad, exponen criterios encontrados y diversos a los que ostenta la Casa Blanca. Lo que a todos estos periodistas felizmente les une es su oposición a un gobierno que oprime las libertades civiles y niega los derechos humanos de los cubanos en Cuba y a esto se concretan y en esto invierten su talento y sus largas horas de trabajo. La empresa, en este caso el gobierno de EE.UU., compensa con una tarifa bastante reducida si la comparamos con los grandes medios de comunicación de este país, a los individuos que invita a participar en sus programas de información y debate. Nada nuevo, nada viejo. Eso se hace y se sigue haciendo con todos los periodistas del mundo en todas las emisoras del mundo.

¡Qué lástima, que veamos al titiritero de barbas blancas y pijamas rojos manejar los hilos de toda la trama!. ¡Qué lástima que tengamos que luchar entre nosotros, con nosotros mismos en el exilio, para poner los puntos sobre las ies!. ¡Qué lástima que empresas como McClatchy Co., no haya obrado con más cautela, poniéndose por encima de los acontecimientos, y se haya dejado llevar sabe Dios por qué intereses –en los cuales pareciera no existir conflicto—y no haya recurrido a cierto respeto a la labor de años de estos serios periodistas y al ideal anticastrista de esta comunidad que les conoce y aprecia. ¡Qué lástima que al mover los hilos se vea tan claramente la mano del titiritero!



Orlando Rodríguez Sardiñas (Rossardi)
12 de septiembre del 2006

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Los pagos de emisoras federales a periodistas son una práctica común


Por Gerardo Reyes y Joaquim Utset / El Nuevo Herald
WASHINGTON


El pago a periodistas en Estados Unidos por su participación en medios gubernamentales es una práctica común que se ha venido haciendo con prestigiosas figuras de la prensa nacional e internacional, y no exclusivamente con reporteros cubanoamericanos.

Así lo indicaron a El Nuevo Herald voceros de Broadcasting Board of Governors (BBG), la entidad federal bajo la cual funcionan radioemisoras y estaciones de televisión del gobierno federal, así como varios periodistas estadounidenses que han recibido los pagos.

Larry Hart, el vocero de BBG, lamentó que el periódico The Miami Herald hubiera omitido ese importante aspecto en la información sobre el conflicto de intereses de 10 reporteros de Miami que recibieron pagos de Radio y TV Martí. Dos de estos reporteros y una colaboradora fueron despedidos el jueves de El Nuevo Herald.

''Durante décadas, por muchos, muchos años, algunos de los más respetables periodistas en el país han recibido pagos por participar en programas de Voz de América'', explicó Hart. ``El artículo [de The Miami Herald] da la apariencia de que esto es algo que sólo ha hecho Radio o TV Martí, y que ellos están necesariamente pagando para que [los reporteros] digan ciertas cosas o tengan ciertos puntos de vista''.

Joseph D. O'Connell, director de relaciones públicas del Buró Internacional de Transmisiones, explicó que por lo menos cuatro programas de la radioemisora oficial Voice of America (VOA, por sus siglas en inglés) pagan entre $100 y $150 por sesión a periodistas invitados para hablar de temas de actualidad cada semana.

''Yo creo que todos aceptan los pagos y esto se hace desde comienzo de los años ochenta'', afirmó O'Connell. ''VOA es como Times Square, o los periodistas vienen aquí o nosotros vamos a donde ellos están. Imagínese en 65 años toda la gente que ha pasado por aquí'', agregó.

VOA fue fundada en 1942.

La nota de primera página en The Miami Herald firmada por Oscar Corral, y a la que contribuyeron otros cuatro reporteros de ese diario, señaló que al menos 10 influyentes periodistas del sur de la Florida, entre ellos dos de El Nuevo Herald, recibieron con regularidad pagos de Radio y TV Martí.

Sin embargo, el artículo no explicó que se trata de una modalidad mucho más amplia y extendida entre otros periodistas de Estados Unidos, tanto en forma habitual como esporádica.

''`El artículo del Miami Herald da la impresión de que esto es algo terriblemente malo e inusual'', dijo Hart.

Ante las afirmaciones de que ésta es una práctica común, Tom Fiedler, el director ejecutivo de The Miami Herald, explicó ayer que ello no justifica los pagos.

''Es contrario para la mayoría de los periodistas aceptar dinero o cualquier cosa de valor del gobierno aunque haya instancias en las que esto ha ocurrido'', afirmó Fiedler. ''A cualquier periodista que lo haya hecho se le debe pedir una explicación pública'', agregó.

En cuanto al artículo, Fiedler respondió que el objetivo del mismo era Radio y TV Martí, no VOA.

Los reporteros de El Nuevo Herald Pablo Alfonso y Wilfredo Cancio, quienes cubrían temas de Cuba, fueron despedidos el pasado jueves luego de que sus superiores consideraron que habían violado el código de ética de la empresa, el cual prohíbe recibir dineros o dádivas de fuentes gubernamentales. Alfonso, columnista del diario en español, colaboraba regularmente con programas de Radio y TV Martí, mientras que Cancio intervenía en un programa semanal de Radio Martí. La colaboradora de El Nuevo Herald Olga Connor también fue desvinculada del periódico.

Según la publicación, desde el 2001, Alfonso recibió $175,000 y Cancio $15,000.

Hart citó como ejemplos de periodistas que han recibido pagos por su participación, en forma habitual o intermitente, en programas de VOA, a Tom M. DeFrank, el jefe de la oficina en Washington del New York Daily News; Georgie Anne Geyer, columnista sindicada que publica en 120 periódicos; David Lightman, jefe del buró en Washington del periódico Hartford Courant de Connecticut y Helle Dale, ex directora de las páginas de opiniones de The Washington Times.

''Yo no veo nada malo en eso, consideraría un insulto que me dijeran que por recibir $100, cambio mi manera de pensar'', dijo Geyer. ''La clave está en que los jefes lo sepan'' agregó.

Por su parte, DeFrank reconoció que desde hace más de un década ha estado participando en programas de VOA.

''No veo un conflicto, Voice of America no tiene el control editorial de este programa, lo único que hace es emitirlo al mundo'', expresó DeFrank. ``Los pagos son una minucia... me gusta hacer el programa, lo del pago es sólo una banalidad''.

Lightman aseguró que su participación en los programas de VOA no acarrea un conflicto de intereses.

''No cubro el Departamento de Estado ni el Pentágono ni ninguna agencia gubernamental'', indicó Lightman, quien participa ocasionalmente en el programa dominical Issues in the news. ``Segundo, me pagan muy poco, y lo que me pagan es por que soy un profesional y me remuneran por mi tiempo. En general, no cubro los temas de los que hablamos''.

La página digital de VOA describe Issues in the News (Temas en las noticias) como un programa en el que ``tres prominentes periodistas de Washington de medios de comunicación impresos, agencias y audiovisuales discuten las principales historias de la semana en el mundo y el país''.

También reciben pagos los periodistas que participan en el programa Press Conference USA (Conferencia de prensa Estados Unidos), Encounter (Encuentro) y Talk to America (Habla con América), explicó O'Connell.

''Lo hacemos [los pagos] porque consideramos que los periodistas son profesionales que enriquecen nuestros programas'', explicó O'Connell. ''Y ellos pueden comentar lo que quieran, si alguien trata de decirles lo que tienen que decir o lo que no deben decir los invitados, desaparece, esa persona no podrá repetir eso porque se va de aquí'', agregó.

A raíz de la publicación de The Miami Herald, el columnista del diario The New York Sun, Josh Gerstein, citó a otro colaborador habitual de VOA quien recibe pagos como moderador de Issues in the News. Se trata de Martin Schram, columnista de Scripps Howard.

Schram admitió a Gerstein que para él ha sido un dilema interno el tema de trabajar para el gobierno.

''Yo, y creo que otros periodistas que han hecho este programa durante 40 ó 30 años, se han planteado la misma cosa'', afirmó Schram.

Schram comentó a Gerstein que, de ordinario, dona el dinero a asociaciones de caridad, pero que no sería realista esperar que reporteros con experiencia aparezcan gratuitamente en el programa, semana tras semana.

Sin embargo, Schram marcó una diferencia entre VOA y Radio Martí, argumentando que la emisora dirigida a Cuba ``tiene como propósito final sacar a Castro, y son muy ideológicos y ellos lo han reconocido. Nunca trabajaría para ellos''.

Antes de la fundación de Radio Martí en 1985, las transmisiones en español de VOA eran considerada subversivas por el régimen de Fidel Castro y sus oyentes tenían que seguirlas en secreto o clandestinamente.

Tanto Radio y TV Martí, como VOA, dependen de la misma autoridad federal, la BBG, y oficialmente comparten los mismos principios de transmitir ''informaciones verídicas y objetivas'', según la página digital de la Oficina de Transmisiones a Cuba.

La Voz de América en español también cuenta con el programa Foro Interamericano en el que participan corresponsales extranjeros en Washington que reciben pagos por su intervención. O'Connell expresó que no sabía si ésta era una práctica fija o esporádica.

Además de la remuneración a periodistas invitados, VOA paga regularmente a colaboradores (stringers) en Estados Unidos que a su vez trabajan como stringers para conocidas agencias de noticias en este país, agregó O'Connell.

O'Connell prefirió no sumnistrar más nombres de periodistas que han recibido pagos de VOA porque al menos dos de ellos llamaron para reclamar porque sus nombres fueron entregados a El Nuevo Herald.

''No puedo dar más nombres por cuestión de cortesía'', explicó O'Connell.

Acogiéndose a la ley de acceso a la información, El Nuevo Herald presentó una petición formal para que BBG entregue la lista de los periodistas que han recibido pagos de VOA, lo cual es información pública.

De acuerdo con Hart, en la década de 1980 recibieron honorarios de VOA el legendario Hugh Sidey, corresponsal de la revista Time en la Casa Blanca; Haynes Johnson, de The Washington Post, y Marquis Childs, el jefe de la oficina en Washington del St. Louis Post Dispatch.

Para Al Tompkins, profesor del Poynter Institute y coautor de un manual de ética periodística, la remuneración a profesionales independientes en VOA es ''ligeramente menos preocupante'' que los casos de Radio y TV Martí, pero es ``el mismo conflicto''.

''El código de ética de la Sociedad de Periodistas Profesionales dice que uno debe evitar conflictos de interés que puedan ser reales o que puedan ser percibidos como tales'', agregó.

Iván Román, director ejecutivo de la Asociación Nacional de Periodistas Hispanos, consideró que en el caso de VOA no existe un conflicto de interés porque los periodistas que allí colaboran no reportan en sus medios sobre esa agencia, pero sí representa un problema ético porque hay una remuneración económica.

Román agregó que la nota de The Miami Herald y las contribuciones de periodistas a VOA han revivido el debate sobre la relación de los periodistas con el gobierno y la necesidad de especificar en los códigos de ética qué es lo incorrecto.

''Sabemos que nadie se vende por $100'', agregó.

El periodista de El Nuevo Herald Joaquim Utset contribuyó a esta información desde Miami