martes, septiembre 11, 2007

11 DE SEPTIEMBRE 9/11

11 DE SEPTIEMBRE


Por Iliana Curra

Ha sido, quizás, el día más espantoso para esta gran nación. El día que cesó la alegría y el terror paralizó la vida. Para muchos, la alegría jamás regresó.

Fue una mañana normal, como todas las mañanas. Nadie olvida un momento común cuando deja de serlo, cuando algo tan horrible sucede. La muerte vino desde arriba. La muerte llegó tripulando aviones como gigantescos proyectiles para demoler el símbolo del progreso y la prosperidad norteamericana.

Un pueblo cándido se paralizó en la historia. Nunca antes se había vivido un momento tan cruel en su propia tierra. Nunca la muerte penetró las barreras de la seguridad nacional como en ese 11 de septiembre del año 2001, y la historia se escribió con sangre, con mucha sangre. La sorpresa fue, quizás, el factor más sustancial de ese terrible momento. La capital del mundo había sido atacada, pero no por un ejército regular, ni por marcianos, como en la novela de Orson Wells, “La Guerra de los Mundos”. Eran simples terroristas entrenados en el propio país violentado. Era una declaración de guerra, pero una guerra sin rostros.

El odio y el extremismo pudieron más que la razón. La cordura no existe en mentes enfermas y fanáticas. Los terroristas solo piensan en matar. La destrucción es parte de su mentalidad, sobre todo, cuando no aceptas su doctrina.

Un pueblo sano y puro como el norteamericano dejó de creer en la paz. No puede existir armonía cuando el terror impone la muerte Cuando los cadáveres quedan insepultos triturados por el peso del hormigón y el amasijo de hierro que les cayó encima. Cuando el fuego, creado por el combustible de los aviones, quemaron la existencia de la vida simple y trabajadora de miles de personas. La paz ya no existe. La muerte sigue acechando en cada mensaje, en cada movimiento sospechoso, en cada rostro oculto…

Ahora el mundo gira alrededor del miedo. Atentados, secuestros y degollamientos, son parte de la vida diaria. Nos acostumbramos a lidiar hasta con la maldad de aquellos que solo creen en el crimen como modo de lograr lo que desean. La guerra, como única opción contra el terrorismo, aumenta las tensiones. Intentos de mancillar el honor de los soldados y los noticieros antiguerras provocan reacciones histéricas en una izquierda extrema y militante que prefiere humillarse ante el terrorismo para intentar demostrar un pacifismo inútil y sometido.

¿Olvidaron el 9-11? Quizás nunca lo han tenido en cuenta. Los que murieron no eran los suyos. Los suyos son los que marchan vociferando por la paz que ni ellos mismos sienten en su alma, pues odian con la misma intensidad con que gritan. Marchan por la paz demoliendo ciudades y destruyendo el ambiente.

El terrorismo tiene muchas facetas. También se desarrolla en las calles de cualquier ciudad, arruinando y deshaciendo lo que con sacrificio y trabajo se ha logrado. El terror se impone también con turbas de “hippies” hablando de paz y haciendo la guerra sucia, porque sucias son también sus almas.

Estados Unidos de Norteamérica, la nación más poderosa del mundo, se estremeció ante el terror, pero también lo combate a diario, a pesar de las críticas enardecidas de los violentos pacíficos, facinerosos que hablan de “hacer el amor y no la guerra”, pero no son más que pornográficos dispuestos a la obscenidad a favor de su ideología fracasada.

El 11 de septiembre jamás podrá olvidarse. Estará en la memoria de todos por siempre. Nadie podrá olvidar a seres humanos tratando de sobrevivir a una altura impresionantemente cruel para terminar lanzándose al vacío, a una muerte segura y dolorosa, a una inmolación desesperada porque no hay otra opción. Mensajes que quedaron grabados para el dolor eterno de los que permanecen vivos. Niños que quedaron huérfanos porque el terrorismo les arrebató a sus padres.

Rabia, mucha rabia, impotencia y frustración, es lo que ha dejado este funesto día que escogieron para matar la inocencia de esta gran nación. En el corazón de todos los que agradecemos su refugio, quedará siempre presente que no podemos olvidar, y es por eso que quiero dejar por escrito mi humilde, pero sincero homenaje, por esta, mi segunda patria.

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9/11