sábado, octubre 06, 2007

GUSANOS Y MARIPOSAS

Gusanos y mariposas

César A. Castañet
Miami

De niño siempre me pregunté por qué al padre de una amiguita de la escuela le llamaban gusano. Escuchaba de alguien preso por gusano, y muy bajito para que los niños no entendieran de otro con peor suerte, que fue llevado al paredón de fusilamiento por la misma razón.

Pasaron los años, y ya a sabiendas del por qué del apodo a todo el que no pensara como debía hacerse, conocí al vecino que era tan amable y muy decente, pero la gente le viraba la cara y evitaba saludarlo porque además visitaba la iglesia.

En el 80 volvieron a la carga: a todo el que pareciera gusano y oliera a viaje por mar se le sitiaba la casa al estilo Stalingrado: le cortaban el agua, la electricidad, y si alguno asomaba la cabeza le lanzaban huevos, lo escupían, lo golpeaban, le arrojaban chapapote caliente. La policía no hacía nada porque los verdaderos culpables eran los gusanos.

Años después, regresó de visita el vecino amable y todo el mundo quería ir con él a misa; al padre de mi amiguita casi lo condecoran en el medio de la cuadra. Regresaron los gusanos, rejuvenecidos, con dólares en los bolsillos y muchos regalos, los hijos pródigos del barrio. Regresaron convertidos en flamantes mariposas.

Esa es la historia. Hipocresía de toda una época. Ya no existen los gusanos, porque todos desean serlo. ¡Pero mira que los hicieron sufrir!

La discriminación, el vejamen, el abuso físico, las torturas y los asesinatos han lacerado el alma de las últimas generaciones de cubanos. Ha sido una confrontación civil no declarada tan cruel como la más.

Quienes aún hoy la apoyan y justifican, aquí o en cualquier región del mundo, son sus cómplices.

Las mariposas volverán a colorear los paisajes vívidos de la Isla liberada del dolor. Para contemplarlas hará falta claridad, y las mentes turbias permanecerán en la penumbra.