¡ QUÉ MARAVILLOSA INAUGURACIÓN DE LOS JUEGOS OLÍMPICOS PEKÍN 2008 !
¡Qué maravillosa inauguración de los Juegos Olímpicos Pekín 2008¡
Por Julio San Francisco
aficionado al olimpismo
¡Qué monumentalidad¡, ¡qué majestuosidad¡, ¡qué espectacularidad¡, ¡qué modernidad¡, ¡qué fantástico¡. ¡Qué fidelidad a la Historia¡, ¡qué amor por la tradición¡, ¡qué respeto a la Cultura¡. ¡Qué masividad¡, ¡qué cobertura¡, ¡qué difusión¡, ¡qué de espectadores¡. ¡Qué éxito de las ONU, del COI, de China¡, Asombroso, sencillamente, asombroso.
¿De qué sirve todo esto a los a los chinos?, ¿De qué sirve todo esto al mundo? A muchos, para salvar un día aburrido y sin principios. A otros muchos, de nada.
En el instante histórico en que se perpetraba esta fastuosa inauguración, muchos disidentes chinos, que luchan por algo más bello y perdurable que un espectáculo deportivo-político-mediático, la libertad, y lo hacen en el mismo tiempo histórico humano, otro y el mismo instante, que equivale a una pobre vida humana -a su vida, a la nuestra-, no pudieron ver esta ceremonia. Están tras las rejas y frente a un cancerbero. Otros deportistas chinos que han tenido que emigrar su su país, tampoco pudieron, ni podrán sudar sobre ninguna pista de ninguno de los estadios. Los disidentes chinos que han perdido su patria, tampoco llenarán ninguna grada.
De modo que estos juegos, brillantes, impresionantes, sólo servirán para propagandizar la grandeza de un gobierno comunista, tiránico y, por tanto, anti democrático que viola los derechos humanos fundamentales de su propio pueblo. Que no crean ni los ingenuos ni los idiotas de siempre que esa grandiosidad se logró por el amor al trabajo del pueblo chino, ni por la milenaria Cultura del pueblo chino. Esa grandiosidad se logró por la represión constante y sistemática comunista durante casi un siglo. Qué no crean -los mismos- que esto adelantará nada el camino hacia la libertad en ese gran país. Que no crean los visitantes, los ilustres y no ilustres visitantes, que con su presencia van a inocular el virus contagiable de la libertad. El comunismo -y lo ha demostrado con clases prácticas y magistrales- es el mejor antídoto contra el virus de la libertad.
El único gran beneficiado de estos Juegos Olímpicos es el actual partido-gobierno chino. Así quedó demostrado con las Olimpiadas de Moscú y con todos los grandiosos eventos deportivos cubanos, o sea, de mi patria usurpada por un tirano de la misma estofa. El que no lo quiera constatar (es constatable y contrastable) o es un imbécil o un malvado.
Igual ocurrió en Cuba cuando se efectuaron Juegos Centroamericanos y Juegos Panamericanos. El mismo andamiaje organizativo y mediático, mientras en las cárceles cubanas había presos con la boca cocida a aguja y a mano. Y otros, afuera, veíamos las inauguraciones y se nos aguaban los ojos y sentíamos, incluso, el profundísimo deseo de que los nuestros perdieran todas las competencias. Es falso que un éxito, de cualquier tipo, de una tiranía, engorde el amor nacional. Sólo alimenta el odio a quien oprime. Allí siguen los malvados, como, después de estos Juegos, seguirán en China.
( Una muestra del fraude chino en la olimpiada de Beijing 2008 :la niña de izquierda es la niña Lin Miaoke, una ¨veterana¨ de la televisión de 9 años de edad, que fue la que apareció aparentemente cantando Oda a la Patria ( “Ode to the Motherland” ) en las pantallas de la TV durante la ceremonia inagural y no Yang Peiyi, la niña de de la derecha, la verdadera cantante de 7 años de edad, ya que según los organizadores chinos, Lin Miaoke daba mejor imagen; nota del blogguista )
Pero hay algo más grave que el hecho de que se hayan -o se estén- celebrando. Es que se les haya otorgado. Es que se lo hayan otorgado hombres libres si es que puede ser un hombre libre alguien que no piense, se comprometa y luche por la libertad de todo ser humano y, contrariamente, se convierta en cómplice del carcelero. Me refiero al Comité Olímpico Internacional y a todos los Comités Olímpicos Nacionales y países que propusieron o aceptaron esa infausta sede y permitieron la participación de sus atletas. A ellos les digo, un medallero repleto no vale más que la libertad de un ser humano. A los atletas les digo, una medalla olímpica no vale más que la dignidad personal.
En los Juegos Olímpicos de Pekín están desde mi amigo George Busch, pasando por el impresentable Putin, hasta los nunca bien ponderados Príncipes de Asturias de mi patria de acogida. A Putin y demás, no tengo nada especial que decirles. A Busch, que aunque aprecio en toda su grandeza el apoyo de su gobierno a los demócratas cubanos, de los que tengo el honor de ser uno más, sí tengo algo que decirle: Señor Presidente, querido amigo: los demócratas chinos también son mis hermanos. Usted, con su presencia en ese show de la infamia -aún cuando allí haya exigido libertad- ha herido profundamente mi sensibilidad como demócrata de Cuba, de España, del mundo. Un plato de arroz chino Tres Delicias no vale más que una cucharadita de honor.
La Carta Olímpica es inmoral. No pueden separarse o divorciarse el Deporte y la Política. No pueden desligarse los deportistas de la política, como no pueden desligarse los intelectuales de la política. Podrá respondérseme que hay una diferencia entre intelectuales y deportistas. Sí la hay, unos se dedican a trabajar con las ideas y otros a trabajar con los músculos, pero, a este superarguemento, yo respondo con otro: tanto intelectuales como deportistas son seres humanos y, por tanto, sujetos de Derechos. Y si no pregúntenselo a todos los deportistas que han tenido que emigrar de la desmoronada Unión Soviética, de Cuba, de la propia China en busca de pistas libres y de reconocimientos honorables. Pregúntenselo a la atleta olímpica cubana, por ejemplo, Niurka Montalvo, exiliada, con quien tuve la ocasión de intercambiar criterios sobre el asunto del Deporte y la Política, recientemente en un acto en Madrid -el II Encuentro Cubano Hispano- precisamente político en el cual yo fui un orador y ella hizo las conclusiones. El deporte sirve -además de para ayudar y mantener la salud y la forma de las personas-, para hermanar a los seres humanos, no a los gobiernos libres con los gobiernos opresores, no para legitimar, como se logra con estas infames parafernalias- a las dictaduras y las tiranías.
Los únicos que enlodan el espíritu deportivo y el olimpismo son los que apoyan y organizan Juegos, sean olímpicos o no, en países bajo la égida de una tiranía. Nadie más.
Yo repito lo que repito. Digo lo que digo en relación al reciente Golpe de Estado en Mauritania: "¿Hasta cuando los países democráticos, especialmente, los desarrollados, van a permitir atropellos a la democracia? ¿Qué tendrían que hacer, cada vez que ocurra un hecho como este, todas las democracias del mundo que se consideren y auto titulen democracias?
1ro. Romper inmediatamente relaciones y retirar todo el personal de su Embajada en el país de los golpistas. 2do. Advertir de la retirada, en un plazo razonable, de todas las empresas e instituciones del país democrático en el país de los golpistas. 3ro. Prohibir inmediatamente próximas inversiones en el país de los golpistas hasta que no se restablezca en el poder al presidente derrocado. 4to. Prohibir la representación y presentación de funcionarios del país de los golpistas en eventos de toda índole en todos los países democráticos. 5to. Establecer una Comisión Multinacional ad hoc para negociar con los golpistas la rendición incondicional y el restablecimiento de la democracia. 6to. Darles un plazo para restablecer el anterior Orden Constitucional y, de no hacerlo, restablecerlo con Misiones Militares integradas por las Fuerzas Armadas de todos los países democráticos del mundo. 7to. Suministrar todo tipo de ayuda humanitaria a la población del país golpeado. 8mo. Sentar a los golpistas en el banquillo de los acusados del Tribunal Internacional. O sea, como decimos los cubanos “Cortarles la luz y el agua”.
Si siempre que ocurriera un Golpe de Estado los golpistas supieran que esta sería la respuesta internacional, de todas las democracias del mundo, se acabarían los Golpes de Estado, pero esto sería viable en un mundo donde no hubiera nada por encima del ser humano y de los Derechos Humanos, de la Democracia y la Libertad, en fin, en un mundo donde la ética no ocupara el último escalón de la política y todo tipo de intereses, empezando por los económicos, el primero.
De modo que la Organización de Naciones Unidas (ONU), el Comité Olímpico Internacional (COI), y manada se han comportado como bestias, son anacrónicos, infuncionales e inmorales.
Estas decisiones valdrían también para ser aplicadas a todas las tiranías, comunistas y no comunistas, que subsisten en pleno siglo XXI, pero todavía un barril de petróleo de cualquier empresa vale más que el voto de cualquier ser humano y hasta que el propio ser humano que pueda o no depositar una boleta libre en una urna libre en su país. ¡Vergüenza de la Pequeña Especie¡, especie paradójica, la única especie paradójica, la que tiene seres capaces de perder su vida por un desconocido y de empalar a una monja en Rumania, la que es capaz de crear algo tan extraordinario como Internet o inventar el fascismo y el comunismo y, además, apoyarlos muchos.
La Pequeña Especie, claro, es todavía muy joven. Habrá que ver cuál será la tendencia: si dentro de 2 mil años la ética pasará a ocupar el primer lugar en las relaciones humanas, entre instituciones y entre gobiernos. O si seguirán en primer lugar los intereses, casi siempre ambiciosos y mezquinos. Yo tengo la esperanza -tal vez otra utopía- de que ocurra lo primero. De ocurrir lo segundo, no habrían tenido sentido entonces ninguno de los poemas que se han escrito en la Historia de la Literatura, empezando por el más conocido mío, El desterrado. Nada tendría sentido.
Todos los que han asistido, pues, a los memorables Juegos Chinos han cometido un acto de lesa indignidad, empezando por el grupo de mis compañeros del Partido Popular que decidieron no perdérselos, por cierto, porque lo único digno que podía hacerse ante este acontecimiento era boicotearlo plenamente, totalmente. El gobierno chino, como el soviético, como el cubano, como el fascista, saldrá más fortalecido de esta ignominiosa cita deportiva. Es falso que el comunismo y el fascismo -y cualquier tiranía- por otra parte se ajuste y cumpla ese dudoso principio del olimpismo: el de no mezclar el deporte con la política. Contrariamente, todos estos sistemas violan ese principio, todos la mezclan y, lo peor, utilizan el Deporte como consigna política con el insigne nombre de "Logros deportivos del pueblo...". El nuevo balón de oxígeno se lo han obsequiado los demócratas del mundo. La Historia, que siempre se repite, se ha vuelto a repetir.
Demócratas chinos, hermanos, no sé cuántos seres humanos pensarán como yo en este planeta sobre este asunto. Por otra parte, no puedo hablar con toda libertad por nadie más que no sea por mí mismo que, como dijo el-nuestro gran Unamuno, "Soy el hombre que tengo más a mano": hay otro demócrata en el mundo que los ha tenido más presente a ustedes que lo que tendrá a todos los futuros campeones olímpicos de esta lid.
Hermanos demócratas chinos, Filípides, la autopista de la vida es larga, muy larga, puede ser incluso, difícil, muy difícil si a ella añadimos el angosto sendero de la libertad, pero sepan, cuando puedan leer estas líneas, que hubo un demócrata cubano que condenó esta infamia y los tuvo siempre presente durante los vergonzosos días que duró. Sé que es duro -¡no digo yo si lo sé¡-, pero recuerden, lo importante es llegar con la noticia. Ustedes son los verdaderos atletas olímpicos. De ustedes será la gran medalla.
Fonte: Identificada en el texto
http://www.cubalibredigital.com
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