MIEL AMARGA
Por Reinaldo Cosano Alén, Sindical Press

El Almirante, según se cuenta, se dio un chapuzón en el río caudaloso, en cuyas márgenes se levantaría años después la Ciudad Primada.
Luego que Colón dio las primeras brazadas, exclamó:
-¡Este río es miel!
Desde entonces se le llama Miel al río que baña la ciudad. Pero la miel de aquellas aguas se tornó amarga debido a la contaminación de los tres últimos kilómetros de Miel, antes de desembocar en el Atlántico.
La Poza de los Millonarios, exactamente en las arenas donde se abrazan el río y el mar, a la que acudían los más acaudalados de la ciudad, ya no sirve ni a ricos ni pobres para refrescar los ardientes días de verano.
“Se han construido durante los últimos años muchas viviendas en las márgenes del río, contraviniendo las normas del medio ambiente y constructivas. Las aguas albañales de las casas y el hospital van directamente al río, así como las del poblado Boca de Miel” –dijo Vladimiro Guilarte, nacido en Baracoa, quien fuera trabajador del Ministerio de las Ciencias, Tecnología y Medio Ambiente del municipio Baracoa.
Guilarte afirma que el molino de piedra del barrio Cabacú, próximo al Miel, continúa produciendo grava con destino a la construcción. La materia prima se extrae del lecho del río. El ministerio de ocupó durante años de reforestar las márgenes del río, pero la apatía oficial malogró buena parte de esa labor.
Y por si fuera poco, en las aguas del río se lavan autos y camiones. ¡Qué amarga se ha vuelto esta miel, Almirante!
cosanoalen@yahoo.com
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