MILES DE PEREGRINOS PIDEN PROSPERIDAD PARA CUBA
Miles de peregrinos piden a San Lázaro prosperidad para Cuba
LA HABANA, 17 Dic 2008 (AFP) -
Miles de peregrinos caminaron durante horas este miércoles hasta El Rincón, a 30km de La Habana, para pedirle a San Lázaro cura para sus cuerpos, así como "prosperidad" y "mejoría" para Cuba, fuertemente afectada por tres huracanes.
"Terminamos un año difícil, de grandes pruebas", en que la isla fue azotada por "tres ciclones" que dejaron pérdidas por 10.000 millones de dólares, dijo el cardenal Jaime Ortega, en su homilía en el Santuario del Rincón, en la que llamó a los cubanos a despojarse "del egoísmo, la maldad, el corazón endurecido".
En ese mismo púlpito, hace 10 años, el papa Juan Pablo II dedicó la misa al "mundo del dolor", durante su histórica visita a Cuba en enero de 1998.
Fieles y "pagadores de promesas", quienes se arrastraban de espaldas, caminaban de rodillas, cargaban piedras o llevaban velas encendidas, ofrendas y flores -sacrificios que fueron "prometidos" al santo a cambio de los favores pedidos- rindieron culto a San Lázaro Obispo, según los católicos, y a la Babalú Ayé, según los practicantes de la Santería Cubana..
Pero para una gran mayoría de fieles, "el viejo Lázaro" es una deidad creada por la imaginación popular cuya imagen, sacada de una parábola bíblica, es un mendigo de muletas, con las piernas llenas de llagas, que son lamidas por perros.
Ataviada con ropa de tejido de yute y sentada junto a una columna del templo, Eisel Echemendía, ama de casa de 57 años, reza frente a 17 velas y una pequeña imagen del santo: "No pido riquezas, sólo que tengamos el sustento de cada día y que podamos superar esta situación de calamidad".
"Rezo por los míos, por mi comunidad y por todos los necesitados", declaró a la AFP Echemendía, oriunda de un pueblito de la provincia de Sancti Spíritus -400 km al este de La Habana-, y quien visita el santuario desde hace 17 años cuando decidió encomendar a San Lázaro la salud de su madre, entonces muy enferma.
Al santo se le atribuyen propiedades curativas de enfermedades de la piel, lepra, sida, viruela, cólera, problemas gástricos, úlceras, gangrenas, embolias y amputaciones.
A escasos metros del altar mayor, Juan Carlos Calviar, un pintor de 23 años, soporta que 17 velas se derritan sobre su cuerpo: es el sacrificio que le prometió al santo que haría a cambio de que cure a su hermano Adrián (12), que padece un cáncer de médula, mal que ha sumido a la "familia en la tristeza".
Otras pruebas resultan más dolorosas. Milay Díaz, un ama de casa de 29 años, hace que su pequeño Erislay (2) camine descalzo el kilómetro que separa al pueblito del templo: "Venimos desde el año pasado y ya no es el niño enfermizo que era, se lo debemos a San Lázaro", sostiene la mujer con fervor.
Lázaro Pérez, de 44 años, cubre la misma distancia pero arrastrándose de espaldas, mientras que su mujer Glendis (33) le limpia el camino con una rama. Fue así que impidió, según afirma, que a su madre diabética le amputaran las dos piernas como habían pronosticado los médicos.
Dentro del pequeño templo, los fieles se apretujan cada 17 de diciembre para rezar o poder entregar sus ofrendas "al milagrero": un habano cuyo humo purifica, un trago de ron o un saquito repleto de monedas reunidas durante un año. Moverse dentro del templo es prácticamente imposible.
"San Lázaro es el santo al que más le pedimos los cubanos y también al que más le tememos cuando no le cumplimos", asegura Regla Hernández, una tabaquera de 69 años, quien paga una promesa hecha por un hermano, ya fallecido, vistiendo ropas morado obispo, el color de San Lázaro.
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