viernes, diciembre 04, 2009

La Cuba del 59 a todo color, o de cómo nos embromamos

Tomado de http://abiculiberal.blogspot.com

¡Adelante cubanos! De cómo nos embromamos

La Cuba del 59 a todo color, o de cómo nos embromamos

Por Jorge A. Pomar, Colonia

Le robo sin recato a mi tocayo Ferrer (El Tono de la Voz, Justify Full29-11-2009) este elocuente kinescopio del efímero interludio de ilusión nacional-corporativista del castrismo durante su primer año de desgobierno, cuando aún el pasado republicano conservaba todo su esplendor y sólo unos pocos empresarios suspicaces temían lo peor. Corría el primer año de la nueva era, con sus lemas nacionalistas al estilo "Consumir lo que el país produce es hacer patria".

En meteórica sucesión, a los batistianos ya expropiados (euforia) seguirían los monopolios gringos (ovación), los terratenientes y empresarios nativos (delirio tremendo), la clase media artesanal, comercial y profesional (signo de interrogación con discreta alegría por el mal ajeno) y la aristocracia obrera (pánico).

Al final les tocó el turno a los trabajadores, campesinos, marchantes e intelectuales, que veían atónitos cómo salarios, parcelas, ofertas, poder adquisitivo y libertad de expresión empezaban a constreñirse cual piel de zapa balsaciana hasta la actual fase de Período Especial en Tiempos de Obama.



Estupor seguido de balsa a toda costa o resignación permanente. Pero ya era demasiado tarde y, tapiadas las fronteras, la "maldita circunstancia del agua por todas partes" no les dejó otra alternativa que seguir batiendo palmas a la "nada cotidiana" o enrocarse en el insilio.

Nótese el desparpajo con que, a unos meses de la fuga de Batista, ya director guionista y camarógrafo venden el progreso republicano como logro del Gobierno Revolucionario. Por cierto, salvo por la consumible diferencia de que a la sazón aún se correspondía con la realidad, el tono y la jactancia del veterano locutor son los mismos hasta la fecha.

Todavía el grueso de la incauta patronal, de las alebrestadas clases medias profesionales y del exultante proletariado creían a pies juntillas llegado su momento de concordia y esplendor. Pronto, a la abolición de la plusvalía seguiría la de salarios, sueldos y honorarios; al abaratamiento de los precios, la escasez y la cartilla de abastecimiento. El cuento de la lechera: para sorpresa de casi todos, al cortar de un tajo el vientre de la gallina republicana de los huevos de oro, habían abierto sin querer una caja de Pandora que ya nadie se atrevería a tapar.

Paralelamente, el martiano "con todos y para el bien de todos" cedía paso al G-2, los Comités de Defensa de la Revolución y las doscientas y tantas ergástulas prefabricadas. A todas éstas, rato hacía que ya no daban abasto los pelotones de fusilamiento y las viejas prisiones. Pero ni modo, ya el daño estaba hecho y al ingenuo Liborio del caricaturista antiimperialista Ricardo de la Torriente no le quedó más remedio que aferrarse con dientes y uñas al único "producto cubano" disponible en cantidades asequibles: su yuca...



Se filmaron millares de documentales por el estilo. Pero la inmensa mayoría de ellos deben de haberse echado e perder o han sido destruidos adrede. Habida cuenta de que, de cara al actual estado de "estática milagrosa" en que se encuentra la Isla, constituyen una inapelable condena arqueológica del Nuevo Régimen.

Leídos a la distancia de medio siglo, título, Adelante cubanos, y epílogo Esto no es el FIN... Es el principio, suenan a ironía o embrome. En efecto, se avecinaba un brusco acelerón hacia el futuro luminoso en permanente marcha atrás por el "camino correcto" de turno.

Única solución, chillan al unísono nuevos cantamañanas, trepadores y sicofantes: rebobinar el carrete a toda mecha, borrar la película y recomenzar el rodaje bajo la batuta de Raúl y/o la promisoria, glamorosa generación cibernética de las yes y sus promotores. So pena de volver a ser tildado de envidioso, inmaduro, contraproducente, rastrero, reaccionario, escéptico, insidioso, narcisista...

Desde luego, siempre a partir de los supuestamente traicionados ideales originales del castrismo, de las nobles intenciones primigenias de aquel éxtasis de cambio del 59 que ahora mismo discurre ante nuestros ojos en el documental futurista de José A. García Cuenca.