¿ QUIÉN GANÓ EN HONDURAS ?
¿Quién ganó?
Ricardo Arias Calderón
Ex Vicepresidente
República de Panamá
En el conflicto hondureño hubo momentos en que el comportamiento dudoso de la OEA favoreció a Zelaya pues muchos gobiernos latinoamericanos rompieron relaciones con Honduras. Sin embargo, la firmeza de la institucionalidad hondureña y la raíz auténticamente democrática de su dirigencia política hicieron imposible la demagógica pretensión de Zelaya y el Grupo ALBA.
El ganador evidente es el Pueblo Hondureño y la verticalidad del Presidente Constitucional Roberto Micheletti Baín quien ocupará un lugar en la historia hondureña cercano al de Ramón Villeda Morales.
Los perdedores: Zelaya, quien jugó por momentos un papel caricaturesco y en cuya elección de 2005 la participación electoral estuvo 7 puntos por debajo de la celebrada el domingo 29 de noviembre pasado; el coronel Chávez -quien nunca ha logrado que más del 50% del electorado vote en sus comicios, cuando en cambio el voto en Honduras, alcanzó una participación de 61.3%-; el comandante Ortega, que ganó su última elección con sólo el 38% del total de votos, únicamente 5 % sobre su contendor lo que arroja la conclusión de que una gran mayoría que votó en su contra si se cuentan los votos dados a los otros candidatos, las abstenciones y los votos nulos; la señora Kirshner en cuya elección se registra el porcentaje de participación del electorado más bajo desde 1983 cuando retornó la democracia a Argentina, y Correa que tuvo que ir a una segunda vuelta para poder lograr la 56.67% de los votos emitidos para ser presidente.
Evo Morales y Lula Da Silva pueden bien ser contados en esta triste comitiva que se opuso a la voluntad de un pueblo que comprende que el irrespeto a una Constitución democrática es sólo compatible con la aceptación de una pseudo democracia como aquella con la que quieren ellos infestar la América Latina, proponiendo otro engaño histórico, a saber, el Socialismo del siglo XXI; y pretenden entorpecer el avance de los hondureños rechazando el resultado de las elecciones en donde se escogió como nuevo presidente a Porfirio Lobo.
¿Terminará la OEA del lado de los perdedores o de los ganadores?
El 4 de diciembre se sabría si optaba por mantener la democracia representativa y participativa o por seguir sosteniendo, en contra de la libre voluntad todo un pueblo, el régimen autoritario disimulado del antifaz democrático del ALBA.
De esta experiencia centroamericana surgen algunas consideraciones de importancia:
-Es imprescindible que la OEA esclarezca el concepto que maneja de democracia, pues el actual grado de indefinición se presta a toda clase de injusticias y politiquerías en asuntos de suma gravedad. Debe elaborar mecanismos de eficiente aplicación, positiva o negativa de esta noción.
-Permitir que en algunos casos se prolonguen las crisis trae terribles y serias consecuencias a los pueblos. En un mundo de globalización a favor de unos y en perjuicio de otros, los países pequeños no tendrán mucho que decir si se les aísla y presiona para que sigan las directrices de los poderosos y no sus propias y convenientes decisiones.
Si la crisis hondureña hace movernos en cualquiera de estos sentidos podemos considerarla providencial y sería un legado digno de proponer por el Secretario General de la Organización de Estados Americanos el chileno José Miguel Insulza cuyas acciones han sido controversiales por decir lo menos.
La democracia cuando se torna en una mentira muere y sólo sobrevive cuando es fiel a sí misma.
Este artículo es el cuarto de una serie que han sido publicados sobre el tema por Ricardo Arias Calderón. ariyan@cableonda.net.
1 Comments:
"La bandera sigue al dólar, y los soldados a la bandera", declaró el ex mayor general estadounidense, Smedley D. Butler, en su libro "War is a Racket". Nacía la filosofía con la que el imperio yanki intervino con su marina de guerra en casi todo el continente. Aseguraba así la incipiente expansión de sus transnacionales en América Latina durante la primera mitad del siglo XX.
Y mientras aplicaba la "diplomacia de las cañoneras", invertía y otorgaba préstamos, compraba deudas, dictaba leyes, controlaba las aduanas y no reconocía a ningún gobierno que no respondiera a las pretensiones imperiales. En 1913, la embajada norteamericana probó el primer golpe de Estado en México. La razón: una reforma agraria.
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