CUBA. Donde termina el embargo y comienza el bloqueo
Donde termina el embargo y comienza el bloqueo
Por Odelín Alfonso Torna(PD)
LA HABANA, Cuba, agosto (www.cubanet.org) - El domingo 8 de agosto el mal tiempo retrasó los vuelos de Miami a La Habana. Desde varios puntos de la ciudad, y en lo que fuera posible transportarse, decenas de personas llegaban a la terminal aérea número 2 del aeropuerto José Martí. Fui testigo de una larga espera a la intemperie. Me protegí del sol y de un vendaval que llegó en las primeras horas de la tarde. Pero esto no mermó la presencia de quienes esperaban a sus familiares procedentes de Miami.
Pasada la una de la tarde comenzaron a arribar los vuelos. Tres aviones aterrizaron en un lapso de media hora. Las multas de aduana por exceso de equipajes (desde 300 hasta 800 dólares) provocaron la ira de los cubanoamericanos. La calle, el parqueo y las áreas aledañas eran los “salones de espera” de familiares y amigos.
No entiendo por qué la remodelación de las instalaciones de la terminal 2 del aeropuerto se mantiene estancada desde el año 2008. A esta terminal llegan alrededor de cuatro a seis vuelos diarios, repletos de pasajeros -mayoritariamente cubanos exiliados- procedentes de Miami y New York. Además de la recaudación de divisas que estos vuelos y los exiliados que en ellos vienen, reportan al país, hay que sumar las ganancias que el gobierno obtiene mediante la operación del estacionamiento, las tiendas y las cafeterías. Si se tiene en cuenta lo lucrativo de la instalación como negocio, su abandono y el desinterés oficial por mejorar las pésimas condiciones que en ella prevalecen sólo son entendibles si tenemos en cuenta el bloqueo interno que nuestro gobierno mantiene contra los nacionales.
Me gustaría ver un reportaje de la prensa oficial que refleje las pésimas condiciones de esta instalación, en manos de la aeronáutica civil, que brinda servicio básicamente para cubanos de aquí y de allá. Que pregunten por qué el viajero que arriba desde Miami tiene que esperar tres horas por el chequeo, o por qué los empleados de aduana usan más las señas que los intercomunicadores.
No acabo de entender por qué permanece dividido el salón de despedidas con una cinta y varios custodios, simulando la frontera entre el norte y La Habana, o la prolongación de un reencuentro entre los que se van y los que se quedan.
Obviamente, la terminal 2 de Rancho Boyeros no es lugar para el protocolo del canciller que viene de visita oficial, o para la llegada de un presidente; tampoco llegan por ella los turistas europeos que arribas a Cuba y dejan sus euros entre mojitos, Panataxis y son montuno. Es precisamente ahí donde se acaba el embargo y comienza el bloqueo, donde los dólares traídos por cubanos llegan -con el gravamen- en cada vuelo, mientras la remodelación de la terminal se pospone a más no poder.
Como todo queda entre cubanos y el negocio de los vuelos va viento en popa y a toda vela, es posible que olvidemos quién le pone zancadillas a temas tan esenciales en la agenda bilateral Cuba-Estados Unidos, tales como la emigración ordenada de cubanos hacia el vecino del norte y los permisos de viajes entre ambas orillas.
Todas las escenas que presencié ese domingo fueron deprimentes, desde el abuelo que no veíamos en veinte años hasta la persistencia del maletero que lo escoltaba en busca de unos dólares. Gritos y sollozos de emoción, la foto familiar y el auto rentado sellaban el recibimiento.
Me gustaría regresar a la terminal 2 el día que no haya puertas, salones divididos o aduaneros y maleteros a la caza de divisas. Espero no tener siquiera que recibir o despedir al pariente exiliado después de horas bajo el sol de agosto y sin poder sentarme. Entonces embargo, bloqueo y todo lo demás habrán llegado a su término.
odelinalfonso@yahoo.com
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