jueves, agosto 12, 2010

EL TRISTE PAPEL DEL CARDENAL CUBANO JAIME ORTEGA ALAMINO

Tomado de http://www.nuevoaccion.com


EL TRISTE PAPEL DEL CARDENAL JAIME ORTEGA ALAMINO



Por Ernesto Díaz Rodríguez
Secretario General de Alpha 66

No sólo para mí, sino también para muchos luchadores por la libertad de Cuba, la máxima autoridad de la iglesia católica cubana, el cardenal Jaime Ortega Alamino, ha sido una figura gris, decepcionante en su actitud ante las injusticias de la dictadura comunista de Cuba. Si analizamos con detenimiento su diario quehacer, su forma de contemporizar sumisamente con quienes hace más de medio siglo han venido manteniendo una política de aniquilamiento físico y moral contra la indefensa población, llegamos a la conclusión de que un cardenal de esa naturaleza quizás resulte muy valioso para el régimen tiránico de los hermanos Castro, pero nada le sirve al resto de la oprimida población, a las víctimas del diabólico castrismo, ni en el fortalecimiento del espíritu ni en la sublimación de la fe en los valores de la iglesia católica.

Hace apenas un mes pudimos conocer que el cardenal Jaime Ortega, coincidiendo con las gestiones de Don Miguel Ángel Moratinos, ministro de relaciones exteriores de España, se reunió con el tirano de turno, Raúl Castro. El resultado visible fue la conciliación de un acuerdo a través del cual un grupo de prisioneros políticos cubanos quedarían en libertad en el transcurso de unos cuatro meses. La noticia de las excarcelaciones nos llenó de alegría. Sin embargo, varios días después, con la salida hacia España de un reducido grupo de presos políticos y las declaraciones que hicieron a la prensa del mundo libre, pudimos comprobar que el régimen de Cuba mantenía su práctica de destierro forzoso, como única opción de dejar atrás los barrotes. Lamentablemente nada había cambiado desde la época en que, casi veinte años atrás, los hombres que integraron el histórico Presidio Político Plantado, también en un proceso escalonado, se vieron obligados a montar en un avión, rumbo al destierro, sin siquiera tener la oportunidad de despedirse de los seres queridos que dejaban atrás en incierto destino, y a los que nunca más, probablemente, volverían a ver.

(cardenal Jaime Ortega Alamino)

Nada más ha podido conocerse de lo tratado entre el camarada Raúl Castro y el máximo líder de la iglesia católica cubana. Si hubo compromisos de favores humanitarios, como seguramente gustará de definirlos el bondadoso Jaime Ortega, no lo sabemos. Pero tampoco puede interpretarse como una simple coincidencia, que a unos pocos días del mencionado encuentro el cardenal viajara a la capital norteamericana para entrevistarse con funcionarios de la administración del presidente Barack Obama.

Desde mi punto de vista, no creo que haya sido simplemente, como lo ha hecho en múltiples ocasiones, para abogar por el levantamiento del embargo económico que el gobierno de los Estados Unidos mantiene contra la dictadura comunista de Cuba, en principio, a consecuencia de las incautaciones, sin compensación económica, de las propiedades norteamericanas en nuestro país. Después, entre otras razones, por las sistemáticas violaciones a los derechos humanos, por la negativa del régimen a dar pasos concretos de apertura que conlleven, a través de elecciones pluripartidistas y enteramente libres, a un proceso genuino de democratización. Un proceso de verdadera democracia representativa, donde todos los sectores de la población tengan la oportunidad de estar representados y sean respetadas todas las filosofías, religiosas, ideológicas y políticas. Se debe también el parcial aislamiento de los Estados Unidos al régimen comunista de Cuba, a la obstinada negativa del sistema opresor a dejar en libertad a todos los que guardan prisión por hacer uso de su derecho a expresar sin temor sus opiniones y a censurar públicamente los atropellos y los crímenes de la tiranía. A todos los que tuvieron el valor de enfrentarse, a través de los medios a su alcance, contra las injusticias de un sistema de gobierno aberrante y sombrío. Por último, a pesar del amplio abanico de concesiones en materia de medicamentos y en la venta de productos alimenticios, motivado por la tangible realidad de que tradicionalmente el régimen comunista de Cuba no suele pagar las deudas a sus acreedores.

Pero a pesar de todas estas razones, de todas estas realidades que justifican y mantienen la política de aislamiento parcial del gobierno de los Estados Unidos contra la dictadura de los Castro, el cardenal Jaime Ortega continúa aferrado a la absurda filosofía de servir a los intereses de la tiranía castrista. Y en su absurdo lineamiento no tiene reparo el cardenal en regresar a Washington, a pedir esta vez, como vocero de la tiranía, beneficios carcelarios para los cinco espías del régimen cubano, sancionados a largas condenas por sus delitos de espionaje.

Lamentablemente, entre el temor a causa de las represalias, el adoctrinamiento político impuesto a las generaciones que han crecido atrapadas en las trampas de la asfixiante tiranía, y otras diversas razones, la iglesia católica cubana ha sido seriamente afectada durante este largo período de totalitarismo perverso y ateo. Ojalá no demore mucho más la prolongación de esta etapa de miseria y dolor, de lágrimas y cruel sufrimiento que ha sumido al pueblo de Cuba en la desesperanza y en la falta de fe, hay que reconocerlo, en la institución religiosa a la que nos abrazamos por amor y por hermosa tradición, a través de los años, la inmensa mayoría de la población cubana.

Ojalá Dios ilumine al cardenal Jaime Ortega y le de sabiduría y valor para abandonar su triste actitud de complacencia y el sutil ejercicio de su autoridad eclesiástica en vergonzosa sumisión a la tiranía comunista de Cuba.

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ALGUNOS COMENTARIOS DEJADOS

Nausea ha dejado un nuevo comentario en su entrada "EL TRISTE PAPEL DEL CARDENAL CUBANO JAIME ORTEGA A...":

Es mucho peor que triste, aunque triste es. Y noten bien que Ortega no es independiente, pues responde plenamente al Vaticano, aunque le sirva de correveydile a la dictadura castrista.

1 Comments:

At 5:14 p. m., Anonymous Nausea said...

Es mucho peor que triste, aunque triste es. Y noten bien que Ortega no es independiente, pues responde plenamente al Vaticano, aunque le sirva de correveydile a la dictadura castrista.

 

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