sábado, agosto 07, 2010

Juan González Febles. GUAYABAS VERDES; EL GENERAL MANDÓ A PARAR

GUAYABAS VERDES; EL GENERAL MANDÓ A PARAR




Por Juan González Febles
Periodista independiente.
juanchogonzal@gmail.com

Lawton, La Habana, 5 de agosto de 2010, (PD) El viejo refrán cubano dice que cuando la diarrea es indetenible no valen guayabas verdes. Si se trata de ser fiel al decir popular, diríamos de forma directa y sin subterfugios que, ‘cuando el mal es de cagar, no valen guayabas verdes’. Ahora se entiende mejor.

En su breve comparecencia ante el coro, perdón, el parlamento cubano, en su más reciente performance, el presidente heredero de la república y siempre general supremo, Raúl Castro declaró al ‘socialismo irrevocable’. Habló de que fueron liberados y autorizados a abandonar el país ‘unos presos contrarrevolucionarios’. No dijo presos políticos, porque según su docta apreciación, eso que llama contrarrevolución, no es una actividad política (¡!) y los que resultan encarcelados por este rubro, simplemente no son presos políticos.

También aclaró o ensombreció el concepto cuando dijo, que ninguno de tales presos, había sido encarcelado por expresar sus ideas (¡!), sino por, “estar al servicio de una potencia extranjera”.

Eso de declarar al socialismo enfermedad incurable eterna, de jugar con el futuro o de usar en la forma extravagante e irresponsable en que lo hacen, las viejas nociones de eternidad aprendidas con jesuitas en los años mozos, resulta patético. Pero lo es aún más, que personas que detentan todo el poder económico, el poder político y el poder militar, hayan establecido en su momento en una constitución, el apego y fidelidad a una potencia extranjera: la antigua Unión Soviética. Pues hoy, estas mismas personas, se refieran a sus adversarios políticos, ¡como servidores de una potencia extranjera!

El ‘socialismo irrevocable’ fue revocado en Europa y en Asia. En China y Viet Nam, sobrevive una versión fascista de izquierda, de un capitalismo de estado anti democrático, que por su aliento totalitario guarda más relación con la Alemania nazi que con el engendro leninista. El socialismo real, no sirvió, no sirve y jamás servirá. Pero de vueltas con las guayabas y los viejos verdeolivo, el viejo general supremo volvió a amenazar de forma velada, como ya es costumbre de las últimas cinco décadas.

Quizás su última alocución pública, aclare cosas tanto a la Unión Europea como al resto del mundo. En esto deben ser incluidos tanto la iglesia católica y su cardenal-alguacil, como todos los que desde dentro y desde fuera vieron, sabe Dios por qué, al general supremo en función de cambiar en algo, las difíciles condiciones que el ‘irrevocable socialismo’ trajo a esta tierra.

El general supremo nos dejó otra vez con ganas de saber bajo qué condiciones se produjeron las últimas excarcelaciones que no son amnistía, ni indulto, ni ninguna otra condicionante legal conocida. El cuartito está igualito. Nada cambiará mientras se mantenga al mando el ancianato gobernante.

Mientras, el pueblo se las ingenia para sobrevivir como de costumbre. Con la clarividencia o el sexto sentido que recorre las arterias populares, en las calles, ya se captó el sentido real de la alocución del presidente.

Como ya es sabido, las desgracias nunca llegan solas. Entonces, regresó el Comandante. La apoteosis del regreso parece ser un nuevo bodrio realizado bajo el aliento profesional de la experimentada Katiuska Blanco. ‘La Victoria Estratégica’, llegó y el mal, ciertamente no contempla alivio con guayabas verdes. La frase que recorre las calles y los corrillos populares es la ampliamente popularizada: ‘No hay más na’; ¡se acabó el querer!

Sobre la anunciada liberación del trabajo por cuenta propia, también existe creciente escepticismo. Un vendedor de aguacates me dijo a modo de conclusión:

-Esta gente siempre acaba por joderlo a uno. Lo que venga, no puede ser bueno…

En Cuba, el mal es de guayabas verdes y la mierda irrevocable. ¡Volvió el Comandante y el general mandó a parar!

juanchogonzal@gmail.com