martes, agosto 10, 2010

Matanzas: Los Caballeros de Colón, los Caballeros de Pedro Betancourt y el Cardenal de Jagüey Grande

Tomado de http://eichikawa.com



Matanzas: Los Caballeros de Colón, los Caballeros de Pedro Betancourt y el Cardenal de Jagüey Grande


Por Frank Rodríguez
Agosto 9, 2010


Una vez fui Caballero de Colón. No de Colón, Matanzas, de Colón como en el Almirante. Durante su discurso ante los Caballeros de Colón en Washington, el Cardenal se refirió en inglés como “convicts” a “unos prisioneros excarcelados en Cuba que se dice que son prisioneros de conciencia”.

Con esta “claridad” moral el Cardenal se ofrece a mediar entre el capitalismo y el comunismo, sistemas que él equipara moralmente. Me imagino el despiste que logró sembrar el Cardenal ante estos bien intencionados caballeros que desean lo mejor para sus correligionarios en Cuba. El Cardenal hasta habló de volver a tener Caballeros de Colón en un país donde por más de medio siglo no se ha reverenciado a Colón, ni a Jesús, ni la caballerosidad, aunque sí se han resucitado los coches a caballo y el tasajo clandestino.

Los Caballeros de Colón, la respuesta católica a los Masones, han seguidos fieles a la causa de la libertad de Cuba en el exilio. Con su organización juvenil, los Escuderos de Colón, tuvieron un gran impacto en mí de joven en un Miami donde se mantenía la cubanía mediante eventos culturales y patrióticos.

Pero hoy en día yo prefiero a los Caballeros de Pedro Betancourt: Francisco, Guido, Miguel y Ariel Sigler Amaya, tres de ellos fuera de prisión, dos fuera de Cuba y Guido aún en prisión en Cuba, ya que parece que el Cardenal es de Morón cuando llega el momento de sacar presos.

( Guido, Juan Francisco, Miguel y Ariel Sigler Amaya; foto de archivo )

Se trata de un Cardenal que de joven estuvo en los campos de castigo de la UMAP y que hoy se encarga de avisarles a los presos –que nunca llamó ni visitó– que pronto sus carceleros los dejarán salir, salir obligados de Cuba.

Yo creo que los caballeros que necesita Cuba hoy son de la Orden de Caballeros de Pedro Betancourt, hombres indoblegables, indómitos, que se fabrican ellos mismos una jaula para dentro de ella –en el portal de su casa– poder defenderse de la jauría comunista mientras ellos denuncian los atropellos que se efectúan en la calle de Fidel, esa calle ensangrentada que pasa por todos los pueblos de Cuba.

Y mientras tanto las Damas de Blanco, desde La Habana hasta Banes, continúan la lucha mientras Guillermo Fariñas se recupera. Reyna Luisa, recibe los golpes y los insultos de los que adoctrinaron a Elián González, a pesar de las gestiones de Moratinos y los “cambios” de Raúl Castro.

Sí, la solución está en los cuentapropistas, cuando cada cuál tome cuenta propia de su deber como hacen los Caballeros de Pedro Betancourt. No es fácil ser valientes, es difícil reclamar los derechos con que nacimos antes de Castro, antes de las matanzas de patriotas en los paredones. En Matanzas, la provincia del Cardenal, se yergue una familia insigne. Y como un día caminará Ariel, un día caminará la Libertad por la calle de Fidel.

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ALGUNOS COMENTARIOS DEJADOS

Anónimo Anónimo dijo...

Estoy con Frank. Yo también me quedo con los caballeros sin miedo y sin tacha de Pedro Betancourt. FF

5:28 PM

SuprimirAnónimo dijo...

Hermano Pedro Pablo en Cristo:

He estado un tanto omiso últimamente en cuanto a mis bendiciones sabatinas o dominicales, pero Baracutey Cubano sigue siendo mi sitio de referencia. Porque aquí el amor cristiano se conjuga en presente progresivo y con los pies en la tierra.

No se ha debido mi ausencia a falta de voluntad o deseos, sino al hecho de haber estado sumido en un riguroso retiro espiritual, con dejación voluntaria de todos los asuntos terrenales. Ya se sabe, psicoterapia de soledad y reflexión lejos del 'mundanal ruido', del barullo global que a veces nos agobia.

La vuelta del Anticristo algo ha tenido que ver con mi apartamiento temporal de la cosa política. No lo niego. Aunque lo disimulemos con mecanismos de defensa que incluyen la negación y la racionalización, haber visto al Satán anunciando el Apocalipsis con fijación monomaníaca, pero en definitiva hablando, nos ha deprimido en alguna medida.

Una prima de Miami me llamó casi llorando. Tiene que ser un doble, me insistía aferrada a su negación de la realidad. No, le respondí. Es él mismo, pero sin su misma mismidad. Es él pero ya no es él; es su reducción al absurdo en forma y figura de abuelo chocho que anuncia el fin del mundo tras una inminente rebambaramba nuclear. Es la caricatura de sí mismo, su parodia senil, su choteo irreversible.
Y que lo dejen aparecer ante las cámaras, que el que mucho habla mucho yerra y se chotea mucho más. Mejor aún si es en vivo y en directo, sin edición ni posproducción piadosa, para verlo patinar por la Des-Unión Soviética y creerse que está en la época de Brezhnev. O incluso en los tiempos en que se escondía de las balas allá en lo alto de una loma donde plantó su campamento de comandante araña.
Estoy por pensar que es buena noticia la reaparición mediática más comentada del momento. Y no tanto por una supuesta dialéctica de confrontación Fidel vs. Raúl, en la que mucho no creo, sino por el hecho mismo de verlo derrapar en su monotemática senectud.
Si cuando tenía cuarenta años y estaba en la flor nunca le faltaron apodos peyorativos, ahora, cuando del carisma no le queda ni el recuerdo, el pueblo lo llama la Momia. El olor a muerte de la momia apocalíptica no hay colonia amansaguapos ni siete potencias que se lo quiten.
La bendición de Fray Franelo


3 Comments:

At 5:28 p. m., Anonymous Anónimo said...

Estoy con Frank. Yo también me quedo con los caballeros sin miedo y sin tacha de Pedro Betancourt. FF
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At 5:32 p. m., Anonymous Anónimo said...

Hermano Pedro Pablo en Cristo:

He estado un tanto omiso últimamente en cuanto a mis bendiciones sabatinas o dominicales, pero Baracutey Cubano sigue siendo mi sitio de referencia. Porque aquí el amor cristiano se conjuga en presente progresivo y con los pies en la tierra.

No se ha debido mi ausencia a falta de voluntad o deseos, sino al hecho de haber estado sumido en un riguroso retiro espiritual, con dejación voluntaria de todos los asuntos terrenales. Ya se sabe, psicoterapia de soledad y reflexión lejos del 'mundanal ruido', del barullo global que a veces nos agobia.

La vuelta del Anticristo algo ha tenido que ver con mi apartamiento temporal de la cosa política. No lo niego. Aunque lo disimulemos con mecanismos de defensa que incluyen la negación y la racionalización, haber visto al Satán anunciando el Apocalipsis con fijación monomaníaca, pero en definitiva hablando, nos ha deprimido en alguna medida.

Una prima de Miami me llamó casi llorando. Tiene que ser un doble, me insistía aferrada a su negación de la realidad. No, le respondí. Es él mismo, pero sin su misma mismidad. Es él pero ya no es él; es su reducción al absurdo en forma y figura de abuelo chocho que anuncia el fin del mundo tras una inminente rebambaramba nuclear. Es la caricatura de sí mismo, su parodia senil, su choteo irreversible.
Y que lo dejen aparecer ante las cámaras, que el que mucho habla mucho yerra y se chotea mucho más. Mejor aún si es en vivo y en directo, sin edición ni posproducción piadosa, para verlo patinar por la Des-Unión Soviética y creerse que está en la época de Brezhnev. O incluso en los tiempos en que se escondía de las balas allá en lo alto de una loma donde plantó su campamento de comandante araña.
Estoy por pensar que es buena noticia la reaparición mediática más comentada del momento. Y no tanto por una supuesta dialéctica de confrontación Fidel vs. Raúl, en la que mucho no creo, sino por el hecho mismo de verlo derrapar en su monotemática senectud.
Si cuando tenía cuarenta años y estaba en la flor nunca le faltaron apodos peyorativos, ahora, cuando del carisma no le queda ni el recuerdo, el pueblo lo llama la Momia. El olor a muerte de la momia apocalíptica no hay colonia amansaguapos ni siete potencias que se lo quiten.
La bendición de Fray Franelo

 
At 5:37 p. m., Anonymous Anónimo said...

Hermano Pedro Pablo en Cristo:

He estado un tanto omiso últimamente en cuanto a mis bendiciones sabatinas o dominicales, pero Baracutey Cubano sigue siendo mi sitio de referencia. Porque aquí el amor cristiano se conjuga en presente progresivo y con los pies en la tierra.

No se ha debido mi ausencia a falta de voluntad o deseos, sino al hecho de haber estado sumido en un riguroso retiro espiritual, con dejación voluntaria de todos los asuntos terrenales. Ya se sabe, psicoterapia de soledad y reflexión lejos del 'mundanal ruido', del barullo global que a veces nos agobia.

La vuelta del Anticristo algo ha tenido que ver con mi apartamiento temporal de la cosa política. No lo niego. Aunque lo disimulemos con mecanismos de defensa que incluyen la negación y la racionalización, haber visto al Satán anunciando el Apocalipsis con fijación monomaníaca, pero en definitiva hablando, nos ha deprimido en alguna medida.

Una prima de Miami me llamó casi llorando. Tiene que ser un doble, me insistía aferrada a su negación de la realidad. No, le respondí. Es él mismo, pero sin su misma mismidad. Es él pero ya no es él; es su reducción al absurdo en forma y figura de abuelo chocho que anuncia el fin del mundo tras una inminente rebambaramba nuclear. Es la caricatura de sí mismo, su parodia senil, su choteo irreversible.
Y que lo dejen aparecer ante las cámaras, que el que mucho habla mucho yerra y se chotea mucho más. Mejor aún si es en vivo y en directo, sin edición ni posproducción piadosa, para verlo patinar por la Des-Unión Soviética y creerse que está en la época de Brezhnev. O incluso en los tiempos en que se escondía de las balas allá en lo alto de una loma donde plantó su campamento de comandante araña.
Estoy por pensar que es buena noticia la reaparición mediática más comentada del momento. Y no tanto por una supuesta dialéctica de confrontación Fidel vs. Raúl, en la que mucho no creo, sino por el hecho mismo de verlo derrapar en su monotemática senectud.
Si cuando tenía cuarenta años y estaba en la flor nunca le faltaron apodos peyorativos, ahora, cuando del carisma no le queda ni el recuerdo, el pueblo lo llama la Momia. El olor a muerte de la momia apocalíptica no hay colonia amansaguapos ni siete potencias que se lo quiten.
La bendición de Fray Franelo

 

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