BARACUTEY CUBANO

Por José Antonio Fornaris
Periodista independiente.
fornarisjo@yahoo.com

Managua, La Habana, 4 de noviembre de 2010, (PD) El martes 26 de octubre, durante su comparecencia en la ONU, el canciller del régimen comunista de Cuba, volvió a calificar de mercenarios a los que en el interior de la isla desean la democracia.

En esa propia sede y en otros escenarios, su antecesor, Felipe Pérez Roque, antes de que sus propios titiriteros lo declararan individuo indigno, utilizó ese mismo calificativo contra la oposición pacífica y la prensa independiente. Rodríguez Parrilla, más de una vez lo hizo de nuevo en esta ocasión.

El canciller ha argumentado sobre la definición de genocidio basándose en lo legislado internacionalmente al respecto; pero sin embargo, ni él ni sus patronos hacen lo mismo con el término de “mercenario”.

No habría nada más fácil para los Castro, dueños de los tribunales, si la definición de los organismos internacionales se ajustara en algo, que enjuiciar a sus oposicionistas declarados por el delito de “mercenarismo”. Como el asunto no es posible, acuden siempre a la propaganda sucia.

Desde antes de la era cristiana, el término “mercenarismo” está relacionado o responde a cierto tipo de actividad militar muy parecida a la que hicieron, por ejemplo, el Che Guevara y sus guerrilleros en Bolivia.

Rodríguez Parrilla, viene de una familia donde se conoce bien qué cosa es ser mercenario. ¿O va a decir él que no sabe de las directrices, en su momento, de la Tercera Internacional para el Partido Comunista en Cuba en las que se ordenaba crear las condiciones para una guerra civil?

Este vocero del castrismo para asuntos internacionales, en su nueva intervención en la Organización de Naciones Unidas, mencionó también “la libertad y el bienestar equitativo de los cubanos” que presuntamente disfrutamos.

¿Qué libertad y bienestar es ese cuando no es posible siquiera salir del país sin la previa autorización gubernamental y sin el pago de una cuota en divisa al Estado y cuando hay millones de ciudadanos que subsisten hacinados en inmundos inmuebles, mientras los más “pobres” de los allegados a la cúpula de poder residen en confortables casas o apartamentos en las mejores zonas o barriadas del país?

Al mismo tiempo dijo que en Cuba había “participación democrática de los ciudadanos en las decisiones del país”. Eso merecería una respuesta en que se utilicen términos del argot popular, pero no es estrictamente necesario. Con recordar nada más que en la isla existen los mismos gobernantes hace casi 52 años y que sólo es permitido el Partido Comunista, queda demostrado que en Cuba funciona a toda máquina el apartheid político y que los ciudadanos no tienen ni siquiera la posibilidad de hacer planes sobre sus vidas o las de sus hijos porque todo depende de la casta gobernante que se convirtió por la fuerza en dueña y patrona de los destinos de la nación.

( Carlos Rafael Rodríguez)

Sin tener que divagar mucho sobre el tema, Parrilla, quien supuestamente es representante del pueblo cubano, emitió una réplica verbal a los pronunciamientos hechos por la delegación de Estados Unidos y la representación de la Unión Europea en lo concerniente al debatido tema en esa reunión de la ONU sobre el embargo al régimen castrista. Todavía en Cuba no se ha publicado una sola palabra de lo que esas personas dijeron. ¿Entonces de qué democracia y participación ciudadana se habla que existe en Cuba?

Iguales o parecidos argumentos utilizaron en esa misma tribuna los antecesores de Parrilla. Pero como los Castro y sus más cercanos colaboradores no tienen en cuenta ningún tipo de pedigrí cuando de mantener el poder se trata, algunos de ellos fueron defenestrados. Nada augura que el actual ministro de relaciones exteriores vaya a correr mejor suerte.
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