jueves, enero 23, 2014

Miguel Saludes: ¿A qué neocapitalismo temen Fidel y Raúl Castro?

Nota del Bloguista de Baracutey Cubano

Eusebio Leal dijo: “Ha surgido para bien de Cuba un mundo de competencia. Ha llegado el momento en que lo que no de resultados económicos tiene que ser cerrado sin compasión ninguna. Hoy esto es de vida o muerte, o hacemos las cosas bien hechas o desaparecemos”

Parece que desconoce que en países capitalistas  hay competencia y empresas que  no son rentables y ellas son subsidiadas por el gobierno del país; un ejemplo es que en los propios EE.UU. la transportación  por  los trenes y parte de la agricultura son subsidiadas por el  Estado; además:  la tiranía Castrista desaparecerá hagan lo que hagan y cómo lo hagan.
Cuba será libre !
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¿A qué neocapitalismo teme Castro?

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Eusebio Leal dijo que competencia y exclusividad conformarán un binomio imprescindible para la sobrevivencia
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Por Miguel Saludes
enero 18 de 2014

MIAMI, Florida – En su discurso con motivo del 55 Aniversario de la Revolución Raúl Castro llamó a defender el proceso de poderosas fuerzas dominantes en el ámbito social y nacional, así como aquellas que desde el exterior están poniendo en peligro valores humanos, identidad nacional y esencia cultural cubana. Según el mandatario cubano la amenaza se materializa en una avalancha de ofertas que buscan desideologizar la sociedad para imponer el individualismo, el egoísmo o el interés mercantilista. El General Castro señaló en su alocución que la agresión se verifica a través del pensamiento neoliberal en sutil propuesta del “capitalismo neocolonial” dirigida a las nuevas generaciones.

La distinción del liberalismo neocolonial hecha por Raúl Castro manifiesta una aparente preocupación del gobernante hacia la nocividad de esta fase capitalista a la deben prestar particular atención sus conciudadanos por la capacidad subversiva que encierra. Pero teniendo en cuenta los recientes movimientos llevados a cabo bajo la actual dirección raulista queda abierta la interrogante sobre el llamado de alerta teniendo en cuenta las reformas que comienzan a implementarse en Cuba para salvar al socialismo de partido único.

En días recientes, previos al discurso de Castro en Santiago de Cuba, apareció reseñada en la prensa de la Isla una conferencia de Eusebio Leal Spengler advirtiendo sobre los tiempos difíciles que se avecinan.  El Historiador de La Habana, quien además ejerce como un eficaz ejecutivo turístico, dijo en su charla a los trabajadores de Habaguanex que  en el nuevo escenario económico del país competencia y exclusividad conformarán un binomio imprescindible para la sobrevivencia empresarial.

“Ha surgido para bien de Cuba un mundo de competencia. Ha llegado el momento en que lo que no de resultados económicos tiene que ser cerrado sin compasión ninguna. Hoy esto es de vida o muerte, o hacemos las cosas bien hechas o desaparecemos” dijo Leal al auditorio compuesto por especialistas culinarios y administrativos de la firma. “Hay que tener en cuenta que el tiempo del gigantismo ha terminado que hay que ganar en pequeños espacios, que hay que prepararse para ese desafío y para esa competencia”,  Y subrayó que vienen tiempos difíciles para el mundo en general y para los cubanos en particular.

Aunque Leal se refirió a cuestiones de producción y comercialización como retos a superar para entrar en el juego competitivo, quedan implícitas otras posibilidades de las que no habló pero que son ineludibles en ese mundo duro de la libre  competencia, motor de desarrollo capitalista. Es el mismo que ha hecho moverse a cientos de empresas desde países desarrollados hacia lugares como China, Bangladesh o La India buscando más producción con mínimo salario y contando con las ventajas que significan la ausencia de derechos laborales y sociales. Es el capitalismo neocolonial del que advierte Raúl Castro pero que se implementa en Cuba desde hace varios años.

En los inicios de los noventa el experimento, si es que se le puede llamar así, tuvo entre sus focos la Empresa Nacional de Astilleros en La Habana. La puesta en práctica de un proceso corporativo con Curazao llenó de ilusión a los desprevenidos obreros de la empresa cubana. Pensaban que se les iba a pagar generosamente por el trabajo realizado en las nuevas condiciones y la inversión del capital extranjero de los hermanos curazaleños (como los llamó entonces la entonces la dirigente sindical de la empresa cubana) redundaría en beneficio del Dique habanero. La realidad fue muy distinta. Jornadas laborales brutales, despidos masivos y retiros adelantados para sustituir mano de obra calificada por otra quizás menos experimentada pero menos exigente y con mayor disposición a aceptar las condiciones impuestas así como el flujo de trabajadores hacia la isla caribeña, no pocas veces en función de rompehuelgas, para recibir el mínimo de lo que devengaban los que menos recibían en aquel sitio, fue la cara fea que no se exhibió en un principio sin contar otras muchas que fueron apareciendo con el desarrollo del trabajo conjunto.

Acaso fue aquel intento inversionista un acto preocupante de la presencia de ese capitalismo neocolonial que no entiende de reclamaciones sindicales ni derechos e impone la ley de la competitividad que paga, no tan bien, a costa de un esfuerzo demoledor.

Es imposible pensar en cambios económicos en Cuba sin que ellos estén vinculados de alguna manera a reformas que tengan en su esencia la forma de producción capitalista. Pero que estas lleguen en un sistema donde solo existe un partido político a quien responden todas las organizaciones sociales, estudiantiles y sindicales, incluyendo los medios informativos bajo el control del gobierno, supone el engendro del verdadero peligro de un capitalismo explotador in extremis. Es el paso del socialismo castrista al castro capitalismo con todas las ventajas que el cambio tiene para los que detentan el poder y la indefensión para quien tiene que someterse al nuevo estatus.

Eusebio Leal lo advirtió a sus trabajadores. Castro pone en guardia contra el mal apuntando hacia la dirección falsa al presentar como preocupación lo que sería la mejor prevención de ese adefesio que se aproxima. La mejor forma de contrarrestar sus efectos es una sociedad empoderada donde los ciudadanos ejerzan la libre expresión y puedan organizarse para defender sus derechos. Es la única manera de enfrentar al capitalismo “neocolonial” contra el que el General Castro previene a los cubanos.