Gerardo Reyes periodista colombiano devela historia oculta tras "Vuelo 495" de Cubana de Aviación la historia del avión que salió de Miami a Varadero el 1ro. de noviembre de 1958, y cayó al mar muriendo varios de los pasajeros y tripulanntes por ser secuestrado por seguidores de Fidel y Raúl Castro
Realmente ese fue el primer secuestro de avión cubano en vuelo internacional (fue un avión Vicrets Viscount de fabricación inglesa de Cubana,) el cual cayó a las 17 y 20 horas del 1ro de Noviembre de 1958, pues ya con anterioridad se habían secuestrado 2 DC-3 de vuelos nacionales cubanos por órdenes de Raúl Castro para incorporarlos supuestamente a la Fuerza Aérea Rebelde que radicaba en la Sierra Cristal. Esos avione,s según una fuente, fueron posteriormente destruidos pos la aviación del régimen de Fulgencio Batista en unos raids aéreos; otra fuente plantea que el avión del vuelo que investigó Gerardo Reyes fué el segundo secuestro y que el primero y tercero aterrizaron en la Sierra Maestra yque la compañía Cubana pagó por el rescate. Me imagino que esa fuente haya querido decir Sierra Cristal y no Sierra Maestra.
Periodista colombiano devela historia oculta tras "Vuelo 495" de Cubana de Aviación
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Gerardo Reyes presenta el fruto de su investigación en la Feria del Libro de Miami, la historia del avión que salió de Miami a Varadero el 1ro. de noviembre de 1958, y nunca llegó a su destino.
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noviembre 21, 2015
En este libro del sello Grijalbo, el experimentado periodista indaga sobre las circunstancias que rodearon la desaparición del vuelo 495, que salió de Miami a Varadero el primero de noviembre de 1958 y nunca llegó a su destino en Cuba.
En nombre del grupo "26 de Julio", el movimiento que lideraba el comandante guerrillero Fidel Castro, cinco jóvenes secuestraron el avión, en el que es considerado el primer acto de piratería aérea en la historia de Estados Unidos y por el que murieron más de la mitad de los pasajeros.
"Esta historia, como muchas otras historias cubanas, están esperando por un escritor que las saque a la luz. Esta en particular llegó a mí cuando trabajaba en (el periódico de Miami) El Nuevo Herald y tuve la oportunidad de entrevistar a una de las supervivientes de esta tragedia", dijo a Efe Reyes.
Este siniestro, que quedó en el olvido, llamó la atención de Reyes, ganador este año del Premio Ortega y Gasset de Periodismo, y quien trabajó el material durante una década guiado por lo que muchos cubanos le decían repetidamente: que nadie los escuchaba.
"El testimonio de esa superviviente fue el punto de partida para muchas otras entrevistas, entre ellas con uno de los secuestradores, además de artículos y material que recopilé de los Archivos Nacionales de Washington", agregó.
Aunque reconoce que cuando se escribe este tipo de libros se tiene la constante tentación de novelar un poco, este no fue el caso.
"Quería aferrarme a la historia lo más fielmente posible, considerando que el libro envuelve la denuncia de una operación de encubrimiento de un hecho y la impunidad en la que quedaron los responsables de la tragedia", señaló.
Reyes, actual director de la Unidad Investigativa de Univisión, asegura que pertenece a la escuela de periodistas que no espera "grandes desenlaces" de los hechos que denuncia, sino que asume como su deber sacarlos a la luz.
"El primer secuestro aéreo de este país fue un hecho que se produjo en un momento en que a Estados Unidos no le convenía presentarlo en su verdadera dimensión, y menos cuando dos meses después triunfaba la revolución", explicó el autor.
En su opinión, el papel del periodista algunas veces es exhumatorio: "es llegar a un sitio cuando ya no hay cámaras, cuando a la gente se le ha olvidado y se queda con la versión oficial, entonces le toca empezar por la pregunta básica: ¿qué pasó?".
Reyes es uno de los autores que participa en la 32 edición de la Feria Internacional del Libro de Miami, que culmina este domingo 22 de noviembre y cuenta con la participación de más de 70 escritores en lengua española.
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La historia olvidada del primer secuestro aéreo
EL PRIMER SECUESTRO AÉREO DEL MUNDO. LO ORDENO REALIZAR FIDEL CASTRO
Por Gerardo Reyes
Cuando Omara González sintió que a su vida le quedaban pocos minutos, sacó de su cartera un rosario de cuentas de madera que le regaló su padre y se lo puso en el cuello. Uno de los asaltantes que llevaba un brazalete del Movimiento 26 de Julio, le ordenó a los pasajeros que se apretara el cinturón de seguridad y que doblaran el tronco del cuerpo hacia delante con la cabeza sobre las piernas.
En medio de un forzado descenso, el avión Viscount de cuatro turbohélices de Cubana de Aviación se partió en dos y Omara González salió volando por el agujero del fuselaje hasta caer en las aguas infestadas de tiburones de la bahía de Nipe, cerca al pueblo de Preston en la provincia de Oriente, Cuba. Eran aproximadamente las 9 de la noche del primero de noviembre de 1958. El mundo no sabía lo que era el secuestro de un avión. La palabra más cercana a terrorismo era sabotaje.
En algún lugar de la Sierra Maestra, el comandante revolucionario del Movimiento 26 de Julio, Fidel Castro, esperaba noticias del desvío del vuelo 495 que había salido de Miami con destino a Varadero y que él había ordenado secuestrar. En el interior de la aeronave, sus compañeros de causa, Edmundo Ponce de León, Erasmo Aponte, Raúl Rolando y Pedro Lázaro Valdés, llevaban pistolas, carabinas, granadas, varios litros de repelente para mosquitos R-33 y otros pertrechos que serían usados en la ofensiva final contra el gobierno de Fulgencio Batista. La encomienda jamás llegó a su destino. Aunque los piratas anunciaron a los pasajeros que su acción ''nunca se había producido en el mundo'', ni ellos ni Castro pasaron a la historia por la macabra inauguración.
Ahora, 47 años después, alguien quiere poner la tragedia del vuelo de Cubana de Aviación, -donde murieron tantas personas- en los radares de la historia del terrorismo. Ella y sus familiares creeen que un mundo en el que la gente está oscultando en el pasado el origen de las amenazas terroristas de hoy, este episodio tiene que ser rescatado.
La lista del Departamento de Estado de Estados Unidos de incidentes terroristas significativos comienza con el secuestro de un avión de National Airlines el primero de mayo de 1961 que fue desviado a Cuba por un puertorriqueño. No hubo muertos.
''Fue un acto terrorista al que no se le dio la importancia que merecía'', comentó el historiador Juan Clark quién está reuniendo información sobre el episodio para la próxima edición de su libro Cuba: mito y realidad.
OMARA GONZALEZ, hoy única sobreviviente del desvío y caída de un vuelo de Cubana de Aviación, realizado por miembros del Movimiento 26 de Julio de Fidel Castro en 1958. ---->
Por ahora, Omara González Rodríguez, sobreviviente, espera que el mundo sepa que Castro fue el primer profesor' de los secuestros aéreos, y que a los pocos meses de la tragedia, cuando el Movimiento 26 de Julio llegó al poder, Castro la llamó para justificar la acción en nombre de la revolución.
Castro me pide que le relate qué había pasado. Y entonces me dice:
`Mira, el sabotaje es así, te tocó a ti y te tocó, yo estoy ahora con una bomba en un cine y mi mamá llega y está ahí, pues le tocó a ella''.
González ha presentado su caso ante la fundación Judiciary Watch con la esperanza de que sea anexado como antecedente grave del patrocinio del gobierno de Cuba al terrorismo. En su casa de Coral Gables, acompañada por su madre y un primo hermano que la despidió en el aeropuerto de Miami de la calle 36, esa tarde del primero de noviembre, Omara relató en frases frenadas por su miedo inconsciente a revivir el drama, las horas de angustia a bordo del Viscount secuestrado.
Omara tenía 16 años. Regresaba con su maleta llena de ropa nueva a su casa en Varadero, de donde había salido dos días antes en compañía de su abuelo José Manuel Atanasio Rodríguez y su primo de 12 años Luis Sosa para pasar un fin de semana de compras en Miami. Era un viaje corto y barato. El pasaje de ida vuelta costaba 45 dólares y el vuelo se demoraba 25 minutos. Sólo se necesitaba la visa americana. La tía Julia los esperaba en Miami.
En esos años, el sur de la Florida era un hervidero de disidentes y perseguidos de Batista que enviaban armas y municiones a la isla, algunas veces con el apoyo secreto del gobierno de Estados Unidos, para apoyar a la guerrilla de Castro.
“En el negocio de la compra de armas, decía una crónica de la época,
los rebeldes veían a Miami como una ama de casa mira al supermercado''.
El vuelo de Cubana salió retrasado del Aeropuerto Internacional de Miami, situado entonces en la calle 36. Estaba programado para las tres de la tarde y despegó a las 4:46. Las sillas no estaban entonces numeradas. Como todos querían tener asiento con ventana, González se sentó en la segunda fila, su primo en la primera y su abuelo de 62 años en la tercera. Los últimos en subir fueron el empresario norteamericano Osiris Martínez, su esposa Betty Jane y sus hijos Tony, de dos años, Byron de cuatro y Carl de cinco. Martínez había sido trasladado por una compañía estadounidense a gerenciar una fábrica de papel en Cuba.
González recuerda que cuando la azafata Ana Reina terminó de repartir las declaraciones de aduana, cuatro jóvenes se pusieron de pie y pistola en mano gritaron a los pasajeros que no se movieran. Uno de ellos se apostó en la parte delantera del avión y le apuntó con una pistola en la cara. A los pocos minutos los secuestradores levantaron la alfombra del pasillo delantero del avión, y abrieron una escotilla de la cual extrajeron unos uniformes verde oliva con brazaletes alusivos al 26 de Julio. Según un reporte de la revista Gente, uno de los secuestradores dijo:
''No se muevan de sus asientos. Estamos haciendo algo que nunca se ha producido en el mundo. Podrán contarlo porque nos apearemos en una pista mejor que la de Varadero'' .
Los secuestradores se desnudaron hasta quedar en calzoncillos y se pusieron los uniformes delante de los aterrorizados pasajeros. Uno de los piratas, el más agresivo, recuerda González, llevaba zapatos blancos. Desde un comienzo, insistía en que quería tomar el mando del avión. Aparentemente se trataba de Edmundo Ponce de León, ex piloto de la Fuerza Aérea de Estados Unidos. Pero el veterano capitán de la aeronave, Ruskin Medrano, se negaba a cederle el puesto. ''Tendremos que matarlo'', escuchó la muchacha. Uno de ellos dijo que le daría un tiro, pero los demás le ordenaron que lo hiciera con cuchillo.
GERARDO REYES, MICHAEL SALLAH y ALFONSO CHARDY
El Nuevo Herald
PEDRO PORTAL/ EL NUEVO HERALD
Osiris Martínez, sobreviviente del accidente del avión secuestrado, muestra un artículo que narra el suceso.
Antes de que el avión se estrellara contra el mar en medio de la noche, Omara González fijó en su mente una imagen que la persigue hace 50 años: los duros ojos del secuestrador y sus zapatos blancos.
"Hay cosas que una no olvida'', dijo llorosa, recordando los 14 muertos y 4 heridos del secuestro. "Todavía puedo verlo con aquellos zapatos parado ante la puerta de la cabina''.
Mientras la mujer de Coral Gables recuerda las imágenes del incidente que transformó su vida hace medio siglo, ahora enfrenta un inesperado giro del desastre: el presunto secuestrador vive cerca de su casa.
Edmundo Ponce de León, que llegó a Miami procedente de Cuba en 1994 sin ninguna dificultad, es uno de los pocos sobrevivientes del famoso secuestro de un avión de Cubana de Aviación el primero de noviembre de 1958.
Los expedientes del Departamento de Estado obtenidos por El Nuevo Herald indican que el individuo, de 72 años, y otros cuatro, fueron identificados como los secuestradores del avión a punta de pistola durante un viaje de Miami a La Habana, el primer secuestro internacional desde suelo estadounidense.
El avión --secretamente cargado de armas para los rebeldes de Fidel Castro-- se estrelló en las costas de Cuba al quedarse sin combustible. El hecho causó conmoción en Miami y La Habana. Nadie fue acusado del delito.
Ponce de León dice que estaba en el avión esa noche pero insiste en que no era uno de los secuestradores. "Estaba en un viaje de vacaciones'', dijo en una entrevista en su casa. "Sólo iba por unos días'''.
Pero algunos testigos contactados dijeron que el fue uno de los secuestradores que luego se sumó a las fuerzas revolucionarias en La Habana, según los expedientes del Departamento de Estado.
El surgimiento de su nombre en el caso representa un nuevo dilema en una de las primeras investigaciones de secuestro de aviones en Estados Unidos, que fue con mucho uno de los más letales.
Aunque el caso fue investigado por el FBI y el Departamento de Estado varias semanas, nunca se cerró oficialmente, según los expedientes.
Dado que Ponce de León y otros secuestradores permanecieron en Cuba tras el incidente, la fiscalía federal concluyó que no podía encausar a nadie porque los sospechosos estaban fuera de la jurisdicción estadounidense, según los expedientes del Departamento de Estado.
Un portavoz del Departamento de Justicia declinó decir si se reabriría el caso. ‘‘Simplemente no comentamos sobre si pensamos abrir o reabrir una investigación'', dijo Alicia Valle, portavoz de la fiscalía
El suceso prácticamente quedó en el olvido hasta principios de este año, cuando hubo una discusión entre Ponce de León y su hermana sobre la propiedad de la casa de la madre de ambos.
Un abogado de la hermana presionó para entrevistar sobrevivientes sobre el secuestro, pero el caso terminó con un acuerdo amistoso.
Varios ex fiscales federales dicen que el caso presenta retos para el sistema de justicia debido a las protecciones del proceso debido, pero hay algo que nadie puede discutir: el asesinato no prescribe.
"Hay sobrevivientes'', dijo Christopher Bruno, ex fiscal federal en Washington''. Que hayan pasado años no significa que hay que cerrar el caso''.
En los días posteriores al incidente, el FBI y el Departamento de justicia dieron prioridad a la investigación del secuestro.
Los sospechosos fueron identificados rápidamente, entre ellos Ponce de León, veterano de la Fuerza Aérea de Estados Unidos nacido en Cuba y criado en Nueva York y Miami, donde estudió en la secundaria Edison.
El avión de fabricación británica era uno de numerosos que cubrían los vuelos entre Miami y Cuba en una época de relaciones normales entre ambos países.
Pero la situación en Cuba se deterioraba: los rebeldes de Castro avanzaban y el presidente Batista parecía listo para entregar el poder. El cuatro de noviembre, la noche anterior al vuelo, hubo elecciones para escoger a su sucesor.
Durante días, funcionarios de la embajada estadounidenses entrevistaron a los sobrevivientes y testigos que ayudaron a rescatar los cuerpos del mar.
Uno de esos sobrevivientes, Osiris Martínez --que hora vive en Miami-- identificó a Ponce de León por una foto que los investigadores le mostraron cinco días después del secuestro.
Martínez tiene ahora 81 años. Su esposa y sus tres hijos de 2, 4 y 5 años, murieron cuando el avión se estrelló en el mar. Martínez dice que está seguro de que Ponce de León fue uno de los hombres armados que secuestraron el avión.
"No hay ninguna duda'', le dijo al Herald en una entrevista la semana pasada. "Lo reconocí inmediatamente''.
Martínez, que ahora dice tener más dificultades para reconocer al hombre en las fotos, dijo que él y otros pasajeros estuvieron en el avión con los secuestradores varias horas.
"Los vi cuando estábamos en el avión y los volví a ver cuando saltaron del avión'' cuando el fuselaje se partió en el agua.
Omara González, que entonces tenía 16 años, reconoció a Ponce de León de las fotos que el Herald le mostró la semana pasada. "Ese es él'', dijo al ver la foto en blanco y negro de los años 50 y otra tomada recientemente. "Puedo ver sus ojos. No los olvidaré mientras viva''.
González, cuyo abuelo murió en el incidente, dijo que observó a los secuestradores varias horas.
"Todos estábamos en pánico'', declaró en una entrevista. "No sabíamos qué iban a hacer''.
Los hombres, que abordaron el Viscount W-755 vestidos con ropa de calle, saltaron de sus asientos unos 20 minutos después del despegue y gritaron que se estaban apoderando del avión, según González y Martínez.
Los secuestradores arrancaron un compartimiento del piso y sacaron grandes bolsas llenas de pistolas, ametralladoras y munición, dijo Martínez.
Se desvistieron y se pusieron uniformes verde olivo y brazaletes rojinegros del Movimiento 26 de Julio.
"Nos dijeron que no nos moviéramos'', recuerda González, que estaba sentada junto a un primo de 9 años.
Gonzáles dijo que el hombre que reconoció como Ponce de León tenía zapatos blancos. ‘‘No eran tenis'', dijo. "Zapatos blancos''.
En lugar de dirigirse a Varadero, en la costa norte de la provincia de Matanzas, el avión se dirigió a la provincia de Oriente, donde planeaba aterrizar en la Sierra Cristal para entregar las armas a Raúl Castro, explicó Martínez.
Pero pasaron las horas y llegó la noche.
El piloto trató de encontrar una pista pero no pudo dada la oscuridad y lo montañoso del terreno.
"El avión subía y bajaba, subía y bajaba'', recuerda González.
Martínez dijo que todos los pasajeros, incluyendo a sus hijos, se marearon. "El avión subía casi verticalmente y todas las maletas salían disparadas hacia la parte trasera. Todos estaban gritando y vomitando''.
González dijo que en un momento escuchó a a uno de los secuestradores decir que tendrían "que matar al piloto''.
"Aparentemente no estaba haciendo lo que ellos le ordenaron'', dijo.
Martínez declaró a los investigadores que los secuestradores trataron de obligar al piloto a aterrizar en 10 ocasiones pero no lograba ver la pista.
Poco después de las 9 p.m. -más de cuatro horas después de despegar-- los secuestradores ordenaron a los pasajeros abrocharse los cinturones. "El combustible se agotaba'', recuerda Martínez en una entrevista reciente.
Tras chocar contra el agua, el avión se rompió en varios pedazos; algunos de los pasajeros estaban vivos en sus asientos.
"Miré a mi abuelo, que estaba en su asiento, y le escuché decir: ‘Sálvate' '', dijo González.
Ella y su primo, Luis Sosa, fueron sacados del agua por un pescador mientras flotaban agarrados a una maleta.
Martínez fue rescatado por el mismo pescador.
Dos de los secuestradores murieron al estrellarse. Sus cuerpos fueron recuperados con sus uniformes y brazaletes. Catorce personas murieron, aunque inicialmente se reportaron 17.
Al día siguiente, el embajador de Estados Unidos en Cuba, Earl Smith, ordenó una investigación y solicitó la ayuda de la oficina del FBI en Miami.
Citando a las autoridades cubanas, George Southworth, corresponsal de The Miami Herald, reportó que Ponce de León fue uno de los secuestradores.
Pero nadie pudo encontrarlo, dijo Wayne Smith, diplomático de la embajada que entrevistó a los sobrevivientes.
"No pude comenzar a identificar a ninguno [de los sospechosos]'', dijo Smith, que ahora es profesor de Ciencias Políticas de la Universidad Johns Hopkins.
Sin embargo, Smith entrevistó a un hombre que identificó como el primo de Ponce de León, Carlos Arias Agüero, quien declaró a los funcionarios estadounidenses que Ponce de León "había estado en actividades revolucionarias en Miami'', según los expedientes.
"Tenía razones para creer que Edmundo Ponce de León pudiera haber sido uno de los hombres armados que secuestraron el avión'', afirma el reporte.
Pero para entonces los tres presuntos secuestradores que sobrevivieron se habían ido a las montañas, según empleados del hospital que trataron a los heridos.
En una entrevista en su casa la semana pasada, Ponce de León --ahora sin vista en un ojo y enfermo del corazón-- dio una versión totalmente diferente de lo ocurrido antes que el avión se estrellara y de como decidió quedarse en Cuba.
Dice que subió al avión como turista y que "nunca he tenido un par de zapatos blancos''.
Según él, el secuestro ocurrió "sobre Cuba'', no 20 minutos después del despegue, y que durante el vuelo a la isla él no cree que hayan amenazado al capitán, insistiendo en que la mayoría de los pasajeros tenía simpatía por los rebeldes.
"No hubo violencia ni hostilidad en el avión'', dice Ponce de León.
Pero González dice que ella y los demás pasajeros estaban aterrorizados porque los secuestradores los amenazaron con pistolas y les ordenaron que pusieran la cabeza entre las piernas y se protegieran con almohadas.
"Todavía me dan pesadillas'', dice.
Martínez dice que el secuestro fue "un acto terrorista. Llevaban armas''.
Después que el avión cayó al mar, Ponce de León dice que nadó a tierra con los secuestradores y que después las fuerzas rebeldes lo "tomaron prisionero''. Uno de los presuntos secuestradores era Manuel Fernández Falcón, quien llegó a ser un jefe militar en Cuba.
El 29 de enero de 1959, un mes después que Castro tomó el poder, los archivos dicen que Ponce de León era teniente de las fuerzas revolucionarias y estaba "destacado en la Estación de Policía Turística de La Habana como segundo al mando''.
Ponce de León dice que nunca fue agente oficial y que después de la revolución era intérprete en la estación de policía.
Agrega que se quedó en Cuba porque decidió casarse y que se mudó en 1994 para unirse a su familia en Miami.
Aunque entró a Estados Unidos en calidad de ciudadano estadounidense naturalizado, hay expertos que cuestionan cómo lo hizo sin que lo interrogaran sobre algo tan sonado como un secuestro aéreo, aunque haya sido hace varias décadas.
"Para eso existen las alertas en la frontera'', dice Bruno, el ex fiscal federal. ‘‘De haber ocurrido eso hoy, de ningún modo habría podido entrar''.
La fiscalía federal revisó el caso en Miami a principios de 1959 pero decidió no encausar "al menos por el momento'', porque según la documentación Ponce de León y los demás no estaban en Estados Unidos.
Ricardo Bascuas, profesor de Derecho de la Universidad de Miami y ex abogado de oficio que revisó los documentos del gobierno a petición de The Miami Herald, dice que se podía encausar a los sospechosos sin que estuvieran en el país.
"Se pudo haber considerado toda clase de delitos, como asesinato, agresión física e incluso transporte de armas'', dice.
Bruno dice que una razón para abandonar un encausamiento es falta de pruebas, pero como había declaraciones juradas y evidencia en el caso, se pudo haber creado un jurado de investigación.
"Yo lo habría hecho'', dice Atlee Wampler III, fiscal federal de Miami a principios de los años 80. "Cuando alguien secuestra un avión se deben tomar medidas. Es algo peligroso''.
James Guilmartin, fiscal federal de Miami durante la investigación, murió en 1984.
Pero Bruno se pregunta si alguna influencia ajena al sistema de justicia tuvo algo que ver en el caso. Cuba estaba en un estado de turbulencia en ese momento.
Aunque Estados Unidos tenía relaciones diplomáticas con el incipiente gobierno de Castro, "uno se pregunta si el caso fue una papa caliente política'', dice Bruno.
Muchos altos funcionarios del Departamento de Estado trataban de mantener relaciones con el nuevo gobierno.
La única persona que promovía el encausamiento, Earl Smith, el embajador de Estados Unidos en Cuba y firme enemigo de Castro, renunció el 20 de enero de 1959. Los documentos muestran que un mes después la investigación se suspendió.
"Hay que pensar en esa época: fue inmediatamente después del triunfo de la revolución'', dice Bruno.
Expertos jurídicos dicen que llevar el caso a los tribunales ahora podría plantear retos.
"El gobierno sabía donde estaba él'', dice Richard Strafer, abogado criminalista de Miami. "El problema es que un acusado puede argumentar que hubo una demora en el debido proceso''.
González, quien dice que todavía está afectada por la experiencia, dice que a Ponce de León había que encausarlo entonces, y ahora. "Tiene que pagar'', dice.
"Les destruyeron la vida a mucha gente. Vivimos en Estados Unidos. Si hubiera sido un accidente, eso es otra cosa, pero fue un secuestro aéreo en el que murieron niños pequeños''.
Martínez dice que nunca lo contactó ningún fiscal federal. "En todo ese tiempo nadie se me acercó'', dice.
Y añade que cree que Ponce de León, con sus dolencias y achaques "está pagando el precio ahora. Está viejo, gordo y enfermo. Ese es su castigo''.
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* Mapa del vuelo fatal
* video VIDEO Entrevista con Omara González
* La historia del secuestro contada por uno de sus sobrevivientes
* FOTOGALERIA | Secuestro del avión Viscount de Cubana de Aviación
* Los pasajeros del fatídico vuelo
* video VIDEO Entrevista a Osiris Martínez
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