jueves, noviembre 19, 2015

Hugo J. Byrne: EL SENADOR MARCO RUBIO Y EL CUARTO DEBATE DE PRECANDIDATOS REPUBLICANOS A LA PRESIDENCIA EN LAS ELECCIONES DE EE.UU. 2016. VIDEO DONDE PARTICIPA JULIO SHILING

Nota del Bloguista de Baracutey Cubano
En política y en no pocas ocasiones  influye más la percepción que la realidad. En política, como en la vida personal y de un pueblo,  hay que aprender  mucho de las experiencias pasadas. En política eleccionaria,  lo ocurrido en el escenario del pasado reciente adquiere una particular importancia.
Es penoso y patético que personas con cierto prestigio político y/o profesional  defiendan  por ser empleados  de la  campaña política de un precandidato republicano  a un candidato   que no podrá enfrentar victoriosamente, en caso de que ese  sea elegido en las primarias para representar al Partido Republicano,    a la(s)  persona(s) que tendrá como rivales en las elecciones generales de noviembre de  2016. El Partido Republicano  tiene una gran ventaja y debe aprovecharla: conoce que su rival del Partido Demócrata será  muy probablemente Hillary R. Clinton  en caso de que no sea encausada,  desechada o renuncie a ser candidata (algo que pudiera encubrirse mediante una  enfermedad o accidente, supuesta o no) por los resultados, o supuestos resultados,  de las investigación que llevan a cabo el FBI  u otra agencia, organización, grupo privado, etc.
Analicemos que pasó en la elecciones del 2008 y 2012.
En las elecciones para seleccionar a la persona que representaria al Candidato del Partido Demócrata para las elecciones  presidenciales del 2008, se observó que Hillary y Obama se tiraron a la ¨yugular¨  pero (con telepromter o sin telepromter) el verbo y la elocuencia de Barack Hussein  Obama venció a una Hillary que  en verbo y elocuencia  fue muy superior a los que años después mostraron  en sus debates por la Presidencia y la Vicepresidenciaen en el 2012  los republicanos  Mick Romney y Paul Ryan, pese a que este último  se enfrentó al actual Vicepresidente  Biden. quién no fue nada extraordinario en ese único debate, salvo en lo que algunas personas llaman bufonadas.  En los debates por la Presidencia en el año 2008 Obama  utilizó la estrataegia de hablarle al pueblo norteamericano  como si su rival republicano  fuera George W. Bush y no John  McCain, al cual  identificaba falsamente como un  seguidor incondicional y permanente de las políticas de George Bush a la vez que  callaba  que McCain fue  partidario del trabajo bipartidista en la solución de problemas importante para el país. La estrategia  de Barack H. Obama resultó la adecuada y alcanzó la Presidencia.  Esa estrategia  en manos de Hillay ante un hermano  de George W. Bush sería probablemente exitosa, pues aunque la correcta valoración de la Presidencia de George W. Bush   ha tenido su fruto, todavía  falta camino y tiempo por recorrer para que se llegue a una total y justa valoración, aunque la prepotente y desacertada  política de Barack H.  Obama (sobre todo en cuanto a Política Exterior, en la que Hillary fue la titular) ha ayudado a que ya se reconozca en cierta medida el valor positivo que tuvo la Presidencia de George W. Bush.
Por otra parte, NO BASTA un buen expediente para salir elegido Presidente de los EE.UU, el ejemplo lo tenemos muy cerca: Mick Romney había desempeñado una buena labor como gobernador en un estado incuestionablemente demócrata, pues supo trabajar con ambos partidos; Romney es un exitoso empresario que sabe la teoría y la práctica de los negocios, lo cual era un buen aval para sacar al país  de la problemática situación económica en que se encontraba y que todavía no se ha rebasado debido a la muy lenta recuperación, la más lenta quizás de toda la historia reciente de los EE.UU.; Romney era hijo de inmigrante (parte de sus ancestros había emigrado a México debido a su religión mormona) y desde el punto de vista personal no había cometido ninguna de las llamadas ¨ locuras de juventud¨: sexo desenfrenado, alcohol, drogas, etc.. Mick Romney estaba muy claro en que la Guerra Fría no había acabado y que sólo habían aparecido o aparecerían nuevos contrincantes y que la guerra ya  se estaba calentando; Romney sabía de la necesidad  de incrementar el poderío de las fuerzas armadas norteamericanas, la cual se vió comprobada poco después por  los retos  a EE.UU. de la Rusia de Vladimir Putin en Ucrania y en Siria (reto comenzado en Georgia de manera oportunista  cuando la administración de George W. Bush estaba enfrascada en la guerra de Iraq y en Afganistán), la construcción del collar de bases militares  chinas en islotes que han sido ampliados para que  China reclame descaradamente su ¨soberanía¨  sobre esos disputados islotes y sobre los límites de las 12 millas para  así controlar una estratégica zona marítima;  la creación del Estado Islámico o ISIS  y su  ofensiva y conquista de grandes territorios y ciudades, etc.. Es decir: Mick Romney tenía casi todas las características favorables para ser la persona que dirigiera los destinos  de esta gran nación y, sin embargo, lo venció la palabrería  de Barack H. Obama  con el gran apoyo de  la prensa liberal (en el sentido norteamericano y no en el sentido europeo) norteamericana entre otros  factores.

Según las características personales del rival político y su ¨expediente¨,  el Partido Republicano debe seleccionar al precandidato  que mejor  lo pueda derrotar. El Partido Republicano tiene esa ventaja.
Los EE.UU., la cultura occidental y el mundo en general,  están en un momento decisivo. Hay que saber elegir y dejar a un lado todo aquello que vaya en contra de esta gran nación, incluyendo las simpatías y las ambiciones personales de ocupar un puesto de trabajo en la nueva administración. Dejemos a un lado los orígenes étnicos y  el partidismo. Pensemos en que sería nefasto y estúpido traer a este país las causas por las que un día salimos de nuestras patrias y de las de nuestros ancestros. No le dejemos esa maldita herencia  a los que nos sucederán en esta tierra y hogar  de los valiente y hombres libres.

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MARCO RUBIO Y EL CUARTO DEBATE

Por Hugo J. Byrne

A mi ilustre amigo el Maestro Aurelio de la Vega, en sus noventa años de elocuencia musical.

Duelo verbal en los pasillos del Parlamento Británico, durante la primera mitad del siglo XX, entre la izquierdista Lady Astor y el entonces afiliado al Partido Liberal Winston S. Churchill. Astor: “¿No le da vergüenza? ¡Está usted totalmente borracho!” Churchill: “Sí señora, estoy borracho y usted es fea, pero mañana estaré sobrio”.

La elocuencia no es un secreto pero, ¿cómo definirla? No consiste en la frase cabal, la estrofa sonora o el sonido adecuado. No estriba en la memoria, la pasión o la originalidad. Es la suma de diversas habilidades, incluyendo las mencionadas. Como se ha afirmado sobre la obscenidad, es muy difícil definir la elocuencia, pero se aprecia en cuanto ocurre.

Para ser elocuente no hace falta un libreto, un “apuntador” o un “teleprompter” (ese maravilloso “apuntador electrónico” sin el cual nuestro presidente sería mudo). La elocuencia es más que la virtud de la comunicación colectiva: muchos se refieren al finado Presidente Ronald Reagan como al “gran comunicador”. Su carrera política se inició con un discurso televisado en 1964, durante la campaña presidencial de ese año.

Reagan fue estrella de cine, aunque sin la popularidad de otros como Gable, Bogart o Flynn. En años posteriores a su carrera tuvo gran éxito como negociante y empresario. Pero fue su elocuente homenaje a la sociedad libre de trabas burocráticas y gravámenes del estado de 1964 la que disparara su carrera política. El candidato presidencial Barry Goldwater, Senador por Arizona a quien respaldaba Reagan fue barrido ese noviembre, pero de su campaña nació el mejor comunicador en una era.

La habilidad a comunicarse no emana del gesto exagerado, ni de la voz más profunda o más aguda. Se puede ser elocuente sin necesidad de hablar. Se afirma que hay silencios ensordecedores.

(Marco Rubio)

Uno de los mejores discursos jamás oídos ante la llamada “Asamblea General de Naciones Unidas” (infortunadamente aún en New York) fue recientemente pronunciado por el Primer Ministro de Israel, Benjamín Netanyahu. El premier israelita hizo pausas silenciosas en alegoría al silencio hipócrita y cómplice de ese coro corrupto que finge ignorancia ante los crímenes del terrorismo islámico.

La buena comunicación con el público demanda mutuo entendimiento. Un orador elocuente conoce siempre a su audiencia. No es lo mismo arengar a los soldados antes del combate que dar una conferencia en el ateneo. No son muchos los tenores operáticos capaces de cantar boleros, o viceversa. Pero los hay y son muy elocuentes.

Los senadores Rubio y Cruz en mi criterio han sido las estrellas de los cuatro debates republicanos. En ambos la comunicación ha sido impecable. Sin embargo, se puede prevalecer en un debate sin ser muy elocuente. Debatir es una técnica.

Creo que en un artículo anterior describí mi impaciencia presenciando hace muchos años un debate de la organización “Toastmasters”. La esencia fundamental del tema podía ser ignorada. Lo único que sumaba o restaba puntos con el jurado era supuestamente la presentación del mismo. El propósito era sólo convencer a la audiencia, en ese caso el jurado. En otras palabras: un concurso de belleza.

En el reciente cuarto debate republicano hubo un momento de pura elocuencia. Creo que fue María Bartirromo, miembro del trío de moderadores y parte de esa falange de brillantes y atractivas damas, carta de triunfo de Roger Ailes en Fox News, quien hizo la pregunta.

Senador Rubio ¿no es acaso cierto que la Secretaria Clinton tiene más experiencia pública que casi todos los candidatos aquí presentes? La expresión seria que mantiene Rubio en los debates dio paso a una breve sonrisa, correspondida por Bartirromo y por el aplauso del público, el que reía a mandíbula batiente. El intercambio de sonrisas entre el senador y Bartirromo fue, en mi criterio, el instante más elocuente del debate.

Ahora pasemos revista a la realidad sobre la “experiencia pública” de Clinton. La experiencia en cualquier actividad humana no se mide necesariamente por el tiempo dedicado a la misma. Más de la mitad de mis años de trabajo los desempeñé en compañías transnacionales de ingeniería y construcción y fui supervisor de grupos de diseño estructural. Como tal tuve que tratar con una variedad de ingenieros y superintendentes de distintas disciplinas y compañías. Aclaración: no soy ingeniero graduado y nunca he tenido licencia en un Estado de la Unión. Sin embargo, en una oportunidad el grupo asignado a mí en Bechtel Power Corp. llegó a tener diecisiete empleados técnicos de distintas categorías.

En seguida me percaté que algunos con sólo dos o tres años de trabajo en su récord, eran más capacitados y eficientes que otros con diez o más. El tiempo dedicado a una actividad no refleja necesariamente un conocimiento adecuado de la misma.

Aunque siempre con ambiciosas aspiraciones políticas, la primera función pública a nivel federal de Hillary Clinton fue adquirida por “carambola”: Primera Dama. Admito que participó en funciones públicas durante los ocho años de la presidencia de su esposo, pero esas contarían si se trataran de éxitos. Pero “Hillary Care” no sólo fracasó sino que fue parte del sentimiento negativo que culminara en la debacle parlamentaria de su partido en 1994. El resto, fueron funciones sociales o decidir el color de las cortinas en la Casa Blanca.

Cómo Senadora por New York se desenvolvió mediocremente, sin penas ni glorias. Su paso por la Secretaría de Estado se ciñe a un caleidoscopio de severos fracasos y escándalos, cuyas imágenes y consecuencias aún la persiguen.

En el asunto de sus correos electrónicos es evidente que mintió y no sólo al pueblo. Hizo declaraciones falsas bajo juramento al Congreso.

La investigación por el FBI de sus manejos arbitrarios en asuntos oficiales, continúa. En el mejor escenario para su futuro ese bagaje será un pesado lastre a su campaña presidencial. En el peor, podría ser enjuiciada, eventualidad que terminaría su escabrosa carrera política y podría sellar (literalmente) su futuro. En ese último escenario nos perderíamos la posibilidad de verla “debatiendo” con el candidato más elocuente de la oposición en mi criterio: el Senador Rubio. 

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Daniel Torres, Vilma Petrash y Julio M Shiling analizan el Tema: "Debate republicano más reciente".
Cortesía del programa "En contacto" Mundo Max. Presentador y periodista: Daniel Torres.
Invitados: Vilma Petrash, Analista político y Julio M. Shiling, Director de Patria de Martí. Programa transmitido el 13 de noviembre, 2015 por el Canal 8 de Miami.

Cuarto debate de los precandidatos republicans