sábado, agosto 20, 2016

El Senador Barack Obama criticó duramente y de manera injusta al Presidente George W. Bush cuando el huracán Katrina pero ha estado ausente como Presidente durante las presentes grandes inundaciones de Louisiana que han provocado decenas de muertes.Where's Kanye West? Isn't he gonna make a commercial saying Obama hates blacks like he did for Bush

Nota del Bloguista de Baracutey Cubano

Cercanas  las elecciones  presidenciales del 2012 El Presidente Barack H. Obama  se desplazó a New Jersey por los estragos de un huracán que pasó por esa región; ya Obama no puede tener una reeleción más. luego no  se siente precisado a  ser hipócrita ni oportunista  y tener que dejar de jugar golf para atender la ayuda  a Louisiana por las grandes inundaciones que ha tenido. En el siguiente video, con subtítulos en idioma inglés, podemos  ver al ambicioso Senador Barack Hussein Obama atacando al entonces Presidente George Bush por supuestamente desatender lo ocurrido en New Orleans cuando la azotó  el huracán Katrina en el año 2005.

Debajo aparece la transcripción del video. 



 Presidente Barack Hussein Obama  mientras tanto vacacionando y golfeando en  Martha's VineyarD.  LA PRENSA LIBERAL EN SILENCIO
*************
Obama Ripped Bush For Katrina, Noticeably Absent During Louisiana Flooding



Two questions:

Where's Kanye West? Isn't he gonna make a commercial saying Obama hates blacks like he did for Bush

-------
Published on Aug 18, 2016

Video Transcript:

The mainstream media are all reporting on the devastating Louisiana floods, but there's been no mention of President Obama.

LESTER HOLT: Now to the flooding disaster still impacting tens of thousands of people in the south. That massive tropical system that devastated Louisiana is now bringing new flash flood watches to Texas.
DAVID MUIR: Authorities tonight saying the flood damage is now the worst natural disaster to hit the U.S. since superstorm Sandy.
SCOTT PELLEY: A historic week of rain is giving way to months of misery ahead.
GINGER ZEE: Historic flooding in Louisiana could lead to the state's biggest housing crisis since Hurricane Katrina.

Flashback to Obama berating President Bush for what he thought was a slow response to Hurricane Katrina.

OBAMA: I can say from personal experience over the last week, how frustrating it has been, how unconscionable it has been to be unable to find somebody in charge so that we can get medical supplies, doctors, nurses and other supplies down to the affected areas quickly enough. We're going to have to do some hard thinking about how we could have failed our fellow citizens so badly and how we will prevent such failures from ever occurring again. Because when the people of New Orleans and the Gulf Coast extended their hand for help, help was not there. When people looked up from the rooftops, for too long they saw an empty sky. When the winds blew and the floodwaters came we learned for all of our wealth and our power something wasn't right with America. We can talk about what happened for a few days in 2005 and we should. We can talk about levies that couldn't hold, about FEMA that seemed not just incompetent but paralyzed and powerless, about a president who only saw the people from the window of an airplane instead of down here on the ground trying to provide comfort and aide.

So where is Obama for "the worst flooding since Katrina?" Oh, he's in Martha’s Vineyard playing his 9th round of golf in 13 days.
***********
Tomado de http://gees.org

Katrina: la manipulación mediática de un desastre

(FRAGMENTOS)

Por Alberto Acereda *
8 de septiembre de 2005

El paso del huracán Katrina por el sur de los Estados Unidos y los sucesivos desastres naturales y humanos han recibido un tratamiento mediático que merece alguna valoración. En él percibimos la huella de una orquestada campaña por desvirtuar a la derecha norteamericana y la figura del presidente George W. Bush. Los medios de comunicación nacionales e internacionales más opuestos a los principios de la derecha liberal-conservadora norteamericana han aprovechado la situación para atacar no sólo ya a la administración Bush, sino a algunos de los valores básicos del modo de vida estadounidense. El desastre natural más grave de la historia de la nación norteamericana sirve ahora de coartada a las izquierdas para avanzar una agenda política e ideológica antiliberal y anticonservadora sobre la base de una manipulación mediática. Vale la pena considerar lo ocurrido en los últimos días, desenmascarar tal tergiversación mediática y ofrecer algunos ejemplos a nivel transatlántico. Sólo así es posible comprender el calibre de dicho trasfondo ideológico amparado en las opiniones sesgadas y politizadas de tan lamentable desastre.

Los hechos y la información sobre el desastre

Partiremos del reconocimiento de que las diferentes escalas del gobierno norteamericano, desde las instancias federales a las locales pasando por las estatales fallaron estrepitosamente en los primeros días posteriores a la tragedia. El sistema operativo de rescate y salvamento sufrió de una notable falta de comunicación en los primeros días, que resultaron tan lamentables como injustificables. El mismo presidente Bush -y su equipo coordinado por el ministro de seguridad Michael Chertoff- así lo ha reconocido varias veces. Lo mismo puede decirse de los gobernadores de los diferentes estados implicados (en especial los de Louisiana, Alabama y Mississippi) y los alcaldes de las ciudades afectadas (particularmente Nueva Orleans). Las razones que explican la cadena de errores cabe buscarlas en la inexistencia de un plan claro y coordinado por parte de los gobiernos locales y su falta de comunicación con la administración federal. A eso cabe añadir, particularmente para el caso de Nueva Orleans, la ruptura de las barreras de contención acuática, las consiguientes dificultades de acceso a muchas de las áreas inundadas -el 80% de la ciudad de Nueva Orleans- y la aparición en escena de algunas pequeñas bolsas de ciudadanos al margen de la ley que infundieron el pánico entre las víctimas y que complicaron más aún las labores de rescate. La depuración de responsabilidades en todos los niveles será una tarea que, sin duda, se llevará a cabo. Habrá de empezar por el papel de FEMA (Federal Emergency Management Agency), la agencia gubernamental creada precisamente para solventar estas situaciones y conectar los operativos entre las autoridades locales, estatales y federales.

Cabe matizar que este desastre natural es ante todo un asunto y un problema nacional que trasciende el partido político al que pertenecen los responsables de los respectivos gobiernos locales, estatales o federal. Es por ello que no estamos ante un problema exclusivo del gobierno Bush, ni de la administración estatal demócrata o republicana, ni siquiera de un partido político concreto. Se trata de una tragedia en la que las ciudades, los condados y los estados implicados tienen también una parte de responsabilidad que incluye a toda la clase política, cuya razón es servir y representar al conjunto de la ciudadanía estadounidense. Por eso, y frente a la lentitud inicial de las labores gubernamentales, resultan muy aleccionadoras las primeras acciones de ayuda y rescate realizadas por el esfuerzo de individuos y entidades privadas (como la tan criticada cadena de tiendas Wal-Mart que ha donado ya varios  millones de dólares), iglesias de diferentes creencias y ayudas de comunidades locales, así como  organizaciones del sector privado. Pero si resulta preocupante la apatía inicial de los diversos escalafones de los gobiernos, más peligroso resulta comprobar cómo en medio de este trágico desastre aparece con claridad, una vez más, la bancarrota moral de las izquierdas norteamericanas e internacionales al manipular política e informativamente una tragedia como el caso Katrina.

Ya sabemos que los medios de comunicación ligados a las izquierdas norteamericanas -espoleadas por los radicalismos sectarios infiltrados en el Partido Demócrata- han venido realizando desde la llegada de Bush a la presidencia en 2001 una permanente campaña de acoso y derribo contra su figura, contra los valores de la derecha liberal-conservadora y contra el Partido Republicano. Los españoles reconocerán bien esta situación si recuerdan el acoso sufrido también por José María Aznar y el Partido Popular entre 1996 y 2004. En todos los casos se trataba, igual que ahora, de acusar siempre a la derecha liberal-conservadora de todos los problemas a fin de crear un ambiente de crispación destinado a liquidarla. En Estados Unidos, la Guerra de Irak ha sido la partitura contra Bush planeada por la izquierda aunque afortunadamente sin resultados positivos. Ahora, el caso Katrina abre a las izquierdas una nueva ventana de oportunidades para atacar a Bush y a los valores liberal-conservadores. Contemplamos así la misma práctica malsana de unas izquierdas demagógicas hasta en los desastres naturales y en el dolor humano. Es por ello que la inmensa mayoría de los medios de comunicación ligados a las izquierdas han ignorado conscientemente un factor clave en todo este desastre: que la responsabilidad inicial en todas las situaciones de desastres naturales empieza, según la Ley, en el gobierno local -el alcalde-, luego en el estatal -el gobernador- y finalmente en el federal -el presidente-. Por eso apuntábamos arriba que este desastre implica a todo el espectro político estadounidense y no sólo al gobierno Bush. La ciudad más afectada, Nueva Orleans, tiene a Ray Nagin como alcalde, y a Kathleen Blanco como gobernadora de Louisiana. Los dos son políticos alistados en el Partido Demócrata y los dos han fallado también estrepitosamente en su labor. Como alcalde, Nagin era el primer responsable del bienestar de sus ciudadanos de Nueva Orleans. El era quien debía haber trazado un plan obligatorio de evacuación, quien debía haber acelerado el traspaso de competencias al gobierno federal y quien, en suma, debía haber estado al frente desde el inicio, tal y como hizo el alcalde de Nueva York, el republicano Rudy Giulani, tras la matanza terrorista del 11-S. Pero Nagin prefirió hacer unas declaraciones a la radio local culpando a Bush y alarmando aún más a la población.

Si miramos bien, hay que estar muy cegado para no darse cuenta de la politización de las informaciones que la gran mayoría de las agencias de noticias y los medios de comunicación han venido ofreciendo al hilo del huracán Katrina. En el seno de Estados Unidos encontramos a los mismos medios de comunicación de siempre aprovechando cualquier momento para atacar y culpar a Bush de todos los males. Algunas cadenas televisivas como la CNN, NBC, CBS o ABC, canales de radio como Air America y otros tantos diarios como The New York Times o Los Angeles Times se han ido llenando desde antes incluso del desastre de editoriales, opiniones y comentarios que revelan un rastrero sectarismo. Mencionaremos, por ejemplo, el  editorial titulado “Waiting for a Leader”, aparecido en The New York Times (1 de septiembre de 2005), donde Bush era presentado -una vez más- como culpable absoluto de todo, donde se ridiculizaba el primero de sus discursos tras el huracán y donde el lector acababa con la impresión de que todo en los Estados Unidos había sido perfecto hasta el 21 de enero de 2001 cuando juró su cargo como presidente un monstruo llamado Bush. Lo mismo hay que decir de otros varios y sectarios artículos en el mismo diario y con idéntica línea y tono, como el de Paul Krugman (2 de septiembre de 2005) censurando a Bush como gobernante ineficaz, o el de Maureen Dowd (3 de septiembre de 2005) titulado “Los Estados Unidos de la Vergüenza”. Se trata de los columnistas de la progresía norteamericana amparados en el diario neoyorquino que cada vez está perdiendo más lectores entre la ciudadanía norteamericana.

........
........
........
Las implicaciones ideológicas y políticas
........
.......
.......
En el momento de escribir estas líneas, el operativo de rescate ha funcionado ya y la ciudad de Nueva Orleans ha quedado ya desalojado. Las operaciones de limpieza y arreglo de infraestructuras llevarán todavía muchos meses y muchos esfuerzos. Se calculan en torno a una decena de miles de muertos, pero estamos ante datos todavía por confirmar. Lo lamentable de todo esto, además de la ineficacia inicial en las labores de rescate, radica fundamentalmente en las  implicaciones ideológicas y políticas subyacentes al tratamiento informativo en torno a este desastre natural. Una mirada atenta a un gran sector de los medios informativos confirma, como señalamos, que estamos ante un esfuerzo de las izquierdas transatlánticas para usar esta desgracia natural y atacar a la derecha liberal-conservadora en un nefasto uso de fines ideológicos y políticos. Es así que desde el seno mismo de las izquierdas en Estados Unidos dicho uso trasciende fronteras y halla en los enemigos de la democracia norteamericana un caldo de cultivo tan suculento como repugnante y falaz. Es harto sintomático el hecho mismo de que las agencias de prensa hayan denominado “refugiados” a los afectados por el huracán, como si se tratara de personas que a consecuencia de guerras, revoluciones o persecuciones políticas estuvieran obligadas a buscar refugio fuera de su país. Tal no es el caso, pero el mensaje subliminal ahí queda, casi sin darnos cuenta, con una inconsciente carga semántica y simbólica.

En esa misma línea de la politización se inserta un aspecto todavía más preocupante: el uso arbitrario y sectario de la cuestión racial -fatídicamente manipulada- en lo que desde las izquierdas más intelectualmente empobrecidas se ha calificado ya por algunos de “holocausto” de la población negra de Nueva Orleans. En ese giro de tuerca ubicado en el permanente discurso de la victimización -tan grato a las izquierdas- se habla de una especie de complot por el que los damnificados por el huracán no fueron atendidos por el gobierno Bush apropiadamente, ni con la prontitud necesaria, por la única razón de ser negros y pobres. Es así cómo la cuestión racial y socio-económica aparece una vez más entre las huestes del Partido Demócrata y hacen suya las izquierdas norteamericanas a nivel internacional. Un grupo de líderes y activistas civiles de la comunidad negra se apresuraron pronto a recriminar al gobierno Bush la discriminación ejercida contra la comunidad negra de afectados por el huracán. A todo ello y a la crítica contra Bush se han unido no sólo algunos famosos de la órbita de Hollywood -como el rapero Kanye West, Michael Moore o George Clooney, entre otros-, sino especialmente los líderes políticos izquierdistas negros del Partido Demócrata, como Al Sharpton o Jesse Jackson (el buen amigo de Hugo Chávez), quienes prosiguen con el mismo discurso de los tiempos de la segregación racial.

Frente a tanto manipulador del dolor humano, vale decir que no resulta muy difícil observar que precisamente son de raza negra los componentes del gobierno local y municipal de Nueva Orleans -desde su alcalde a otros cargos- y de varias de las ciudades afectadas. Tal es la hipocresía de la tergiversación mediática de esas izquierdas apañadas en la estupidez de lo políticamente correcto. Para estos personajes todo vale con tal de alcanzar el objetivo de la descalificación y la demolición de las derechas liberal-conservadoras. Todo sirve para quebrar la raíz de un sistema norteamericano que antepone la responsabilidad individual a la socialización, que no desea un enorme gobierno sustentado en altos impuestos y en poca libertad individual y económica. Como parece lógico, si el 67% de la población de Nueva Orleans es negra no resulta extraño que la mayoría de los afectados sean justamente negros. Podrán debatirse otras cuestiones, pero una vez más la carta de la discriminación por raza, por clase o por género resulta ser uno de los mitos más persistentes de esas izquierdas antiliberales que tan bien conocemos en Europa. Desde las filas opuestas al pensamiento de la derecha liberal-conservadora, todo o casi todo se sigue viendo bajo el prisma de ese trío sociológico de raza-clase-género inculcado por la demagogia, el victimismo y la tergiversación de los hechos. La realidad de los hechos permite ver más claro y observar que quienes están ayudando desde el inicio al rescate de las víctimas del huracán Katrina son personas de todas las razas (blancos, asiáticos, hispanos, negros…), de los dos géneros (hombres y mujeres), de todas las clases sociales directa o indirectamente con ayuda personal, física o económica. Quienes están ayudando son fundamentalmente dos grandes estamentos: el militar y el eclesiástico, justo dos de los sectores más odiados por las izquierdas. Y es que es justamente en esa fraternidad humana, sustentada en la libertad individual y en la igualdad de oportunidades para todos donde las grandes sociedades han podido florecer moderna y contemporáneamente por mucho que se empeñen en decirnos lo contrario estas izquierdas colectivistas tan lamentablemente incompetentes. Porque es justamente en países como Estados Unidos donde se mira adelante y donde tras la destrucción se reconstruye -igual que se reconstruirá Nueva Orleans, igual que se reconstruyó Galveston en Tejas o San Francisco en California hace un siglo y como ha ocurrido en tantos y tantos otros lugares de Estados Unidos azotados por desastres naturales-.

A la manipulación mediática de las izquierdas no le interesa ver jamás el lado positivo de las cosas porque el concepto mismo de su ideología está abocado a la socialización, al quebrantamiento de la individualidad y a la creación de un igualitarismo artificial dirigido por inmensos aparatos recaudadores de poder. Ante la esperanza de una futura reconstrucción tras el desastre, las izquierdas son siempre negativas, siempre acusatorias contra el avance individual. Así se entiende el fallido discurso utópico de las izquierdas que se torna apocalíptico y requiere de una permanente vuelta atrás en el tiempo. Por eso las izquierdas reinventan la historia, la cuentan a su manera y no avanzan ni creen en el verdadero progreso ni en el optimismo para la humanidad. Creen en el absoluto control gubernamental, en el traspaso del dinero del bolsillo del ciudadano a las arcas del Estado. Juzgan incapaz al individuo para tomar sus propias decisiones y se constituyen en grandes maquinarias burocráticas donde el ciudadano se convierte en inquilino del estado. Para las izquierdas, todo es Apocalipsis, todo es negación, todo es racismo, injusticia, abuso, discriminación, lucha de clases. Y todo eso lo encarnan ahora en la derecha, en Bush y en su equipo de “neo-conservadores”. Pero cabe advertir muy en serio que bien hará Bush y los republicanos en olvidar los cantos de sirena de las izquierdas y regresar de una vez por todas a los ideales de las derechas reduciendo la burocracia, el déficit y los gastos gubernamentales. Katrina nos lo ha confirmado.

Ahora entendemos que es precisamente por eso, por la falta de confianza y respeto de las izquierdas en el individuo, que su ideología socializante no avanza, que el Partido Demócrata tampoco, que pierde las elecciones una y otra vez y que sigue añorando y viviendo en Vietnam, en los años de las revueltas civiles y raciales. Es por eso también que la izquierda española sigue enfrascada en el discurso antifranquista y en los falsos mitos de la Guerra Civil; obsesionada con derribar estatuas y con subir los impuestos para tapar los parches de vergonzantes derroches. Y es por eso también por lo que esa izquierda española tiene que tapar de forma vergonzante los hechos ocurridos y perpetrados desde el GAL hasta el 11-M. Por eso y porque las izquierdas internacionales no han creído nunca, ni creen ahora tampoco en el individuo ni en la libertad. Basan su discurso en la creación de un gran gobierno y apoyan su agenda en la recaudación de grandes cantidades de dinero bajo el fantasma de la socialización y en la falsía del gran papá gobierno responsable de solucionar todos los problemas de los ciudadanos. Y aun así, resulta muy significativo señalar al hilo del caso Katrina que desde el sector oficial del gobierno socialista español ha habido un prudente silencio y un cuidadoso manejo de cuanto se decía ahora directamente sobre el gobierno Bush. Las razones cabe hallarlas en la estrategia en Moncloa de congraciarse nuevamente con la Casa Blanca como único medio de obtener una soñada entrevista Zapatero-Bush. Sólo así se justifican las recientes actuaciones y misiones “humanitarias” ordenadas a los soldados españoles desde el Ministerio de Defensa tanto en Afganistán como en Irak.

Si algo ha demostrado el huracán Katrina es que ni siquiera los gobiernos más avanzados, poderosos y democráticos de la tierra tienen la respuesta para todos los problemas. Ahí aparece la responsabilidad individual y la búsqueda de la propia dependencia económica como forma de responder a los retos humanos. Esa es la base del pensamiento liberal-conservador, siempre dando prioridad y confiando en el individuo frente a la vaguedad de los colectivismos socialistas y los estados dirigidos y controlados por enormes gobiernos plagados de burocracia y de impuestos. No cabe lugar al engaño y se hace necesario contextualizar lo que acaba de ocurrir mediáticamente en Estados Unidos con esta tragedia natural. A través de ella ha vuelto a aflorar el ataque a la libertad y el asalto que a inicios del siglo XXI se sigue dando al sistema de vida capitalista. Porque el antiamericanismo -incluso dentro del seno mismo de Estados Unidos- es una patología que sobrevive también con dosis mediáticas de un permanente ataque al ideario liberal-conservador: justo el ideario que tanto éxito y tanto progreso humano ha dado a la civilización occidental. El caso Katrina y la manipulación informativa presentando a Bush como único culpable ejemplifica el deseo de aprovechar cualquier cosa, incluida una tragedia humana de miles de muertos, para lanzar su odio innato a la derecha y para desmontar a golpe de martillo a la democracia liberal-conservadora.
......
......
......


* Alberto Acereda es catedrático en la Arizona State University, escritor y analista político, especialista en temas culturales transatlá -

***************************


Patrullaje aéreo de zonas inundadas  cuando Katrina. (Foto: Departamento de Defensa de EE.UU.)


Nueva Orleans, la Tragedia de una Leyenda

(FRAGMENTO)

Por JESUS HERNANDEZ CUELLAR

......
......
......

Errores y Responsabilidades

Ante cada revés, el sentido común tiende a buscar un culpable. En esta ocasión, los enemigos políticos del presidente George W. Bush han enfilado sus críticas hacia la Casa Blanca, por la presunta incapacidad del gobierno federal de impedir la tragedia y por la lentitud de los primeros esfuerzos de ayuda a las víctimas.

La primera baja de la administración fue Michael Brown, el jefe de la Oficina de Servicios de Emergencia (FEMA, por sus siglas en inglés). Brown fue relevado de su cargo a principios de septiembre, y luego renunció. Se le acusa de no tener experiencia alguna en el manejo de emergencias, y se critica a Bush por haberlo nombrado para ese cargo, sólo porque el funcionario hizo un buen trabajo a su favor durante la campaña electoral de 2000.

La bancada demócrata del Congreso, con el caucus afroamericano y la senadora Hillary Clinton a la cabeza, la emprendieron de inmediato contra Bush. Las acusaciones relacionadas con la lentitud de la ayuda, fue asociada por algunos círculos con el hecho de que gran parte de la población del sur es de raza negra.

El 12 de septiembre, Bush respondió a estas acusaciones de manera enérgica.

"Mi posición es esta: la tormenta no discriminó y no lo hará tampoco ninguno de los esfuerzos de recuperación. Cuando la Guardia Costera llegó (...) estaban rescatando gente de los techos y no se fijaron en el color de la piel de las personas. Ellos querían salvar vidas", manifestó el presidente.

Bush dijo también que hubo reclamos "ridículos" de que la guerra en Irak había perjudicado la ayuda en recursos militares al dejar muy pocas tropas disponibles para aliviar el caos provocado por el huracán.

"Tenemos tropas más que suficientes para hacer ambas cosas", dijo Bush durante un recorrido por las áreas devastadas por Katrina, en Nueva Orleans.

Entre otras críticas a Bush, se menciona el hecho de que el Cuerpo de Ingenieros del Ejército, encargado de prevenir estos desastres, sufrió un recorte presupuestario que hizo bajar sus finanzas de 36.5 millones de dólares a 10.4 millones en el último año fiscal, y que dicho cuerpo había estado alertando a Washington de los problemas en los sistemas de diques de Nueva Orleans desde mucho antes de la tragedia.

Dos encuestas hechas en medio de la crisis provocada por Katrina, dieron al presidente Bush un 38 y un 39 por ciento de popularidad, respectivamente. Esta es la peor caída del nivel de popularidad del mandatario, que disfrutó de hasta el 80 por ciento de las preferencias de sus compatriotas, inmediatamente después de los ataques terroristas de 2001.

Pero no sólo Bush ha recibido críticas. Al alcalde de Nueva Orleans, el demócrata Ray Nagin, se le acusa de no haber ordenado el uso de los dos mil autobuses del sistema escolar municipal, para evacuar a quienes no tenían vehículos pero estaban listos para abandonar la ciudad.

La prensa informó que Nagin, tras recibir una advertencia del director del Centro Nacional de Huracanes, Max Mayfield, día y medio antes de la llegada del huracán, no ordenó la evacuación hasta 15 horas después. Finalmente, le dijo a los residentes que la marea aparejada con el ciclón "probablemente va a destruir nuestro sistema de diques", a las 10 de la mañana del domingo 28 de agosto, cuando Katrina estaba a las puertas de la ciudad.

La gobernadora de Louisiana, la demócrata Kathleen Blanco, también fue criticada por sus rivales republicanos por no ordenar a tiempo la salida a las calles de la Guardia Nacional, para ayudar en las tareas de evacuación y protección contra los saqueos. Poco despues del comienzo de los saqueos, Blanco convocó a cuatro mil efectivos de la Guardia Nacional, un número insuficiente si se le compara con los 30 mil que se necesitaron en los días que siguieron al desastre.

Antes de los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001, FEMA hizo una lista de los tres desastres más catastróficos que podría padecer Estados Unidos, que eran un ataque terrorista en Nueva York, un gran terremoto en San Francisco y un huracán en Nueva Orleans. En diciembre de ese año, el diario The Houston Chronicle publicó un artículo sobre el tema en el que dijo que "el escenario de un huracán sobre Nueva Orleans podría ser el más mortífero de todos".

Se calcula que proteger a Nueva Orleans, antes del huracán, habría costado dos mil 500 millones de dólares. Ahora, los daños materiales ocasionados por Katrina podrían llegar a los 150 mil millones.

Katrina permanecerá en la memoria del mundo como una gran lección, pero sólo el tiempo sanará las heridas de los sobrevivientes..., y algunos rendirán tributo a quienes murieron en los remolinos de agua, de hambre, de sed o presa de las enfermedades.

© CONTACTO Magazine
Publicado el 3 de septiembre de 2005


Etiquetas: , , , ,