miércoles, abril 05, 2017

Waldo Acebo Meireles: Sobre el marxismo esotérico y otras ideas afines

Tomado de http://www.cubaencuentro.com/4

Sobre el marxismo esotérico y otras ideas afines

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¿Cómo hacer corresponder con las ideas de Marx declaraciones tales como: crearemos riquezas con la conciencia y no conciencia con las riquezas?
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Por Waldo Acebo Meireles
Miami
05/04/2017

Si quieren no me lo crean, pero un estimado amigo me contó que hace algunos buenos años por las tierras del Ariguanabo existía un personaje que decía que él era un materialista esotérico. Aquella declaración de principio siempre me resultó no sólo simpática, atrevida e incoherente, sino de hecho imposible.

¡Qué equivocado andaba yo por esa época! Aquel personaje estaba clarísimo, su autoproclamación no encerraba ninguna antinomia filosófica; ni tenía ninguna pretensión provocativa; no era el producto de una mente desquiciada, por lo menos en el plano individual; ni era una aberración personal. Era, en realidad, la preclara síntesis de la filosofía no oficial de la “dirección” política de Cuba. Era el desquiciamiento, la enajenación, la aberración abominable de todo un país, hasta ese momento más o menos cuerdo.

Oficialmente la declaración de marxista-leninista, materialista consecuente y demás palabrería quedaba desmentida en la práctica diaria, en la cotidianidad del quehacer político, social y económico, en particular en este último.

¿Cómo hacer corresponder con las ideas de Marx declaraciones tales como: crearemos riquezas con la conciencia y no conciencia con las riquezas? O esta otra: con las convicciones del pueblo trabajador elevaremos la producción. Si eso no es esoterismo encubierto, no tan escondido, en declaraciones “marxistas”, no me imagino que otra cosa puede ser.

Uno de los supuestos marxistas más connotados y que dejó algunos miles de páginas, publicadas en dos gruesos tomos después de su muerte en Bolivia, realizó algunas definiciones tautológicas. En uno de sus panfletos más estudiados sobre “el hombre nuevo” decía cosas como la siguiente: somos más plenos porque somos más plenos. Al parecer no asistió a las clases de lógica formal cuando estudió el bachillerato en Córdoba.

El mismo concepto de hombre nuevo, “homo novensis” está en la esencia misma del marxismo esotérico, si Marx resucita se vuelve a morir, ni cuando joven cometía esa pifias anti-marxistas, pero bueno alguna vez él declaro que no era marxista, así que sabe Dios.

(Carlos Marx)

Declaradamente, o no, el “aparato” pasó por el nacionalismo, el antimperalismo, el trostkysmo, el tercer-mundismo, el anti-sovietismo, el latinoamericanismo, y no recuerdo cuantos ismos más, al parecer el penúltimo es el bolivarismo. Pero en esencia nunca han dejado de ser unos redomados esotéricos, viviendo en las nubes, en “la luna de valencia” y evitando tropezar con la concreta, con la realidad objetiva como diría cualquier profesor de marxismo.

En la práctica diaria se fue pasando lentamente de la certeza en el triunfo de las ideas marxistas, a la confianza en la revolución y ya en los últimos tiempos a la fe en nuestros dirigentes. Fue un progreso evidente hacia la confirmación del esoterismo como teoría del Estado.

Falta por lo menos un último y definitivo desarrollo y este ya se comienza a vislumbrar cuando se empieza a decir que un cadáver está efectivamente gobernando y al tanto de todos los problemas del país. Más adelante presiento, yo también tengo mis inspiraciones, que comenzarán las sesiones espirituales para recibir las orientaciones de nuestro querido líder, [esperemos que no aparezca en forma de pajarito] que desde el más allá nos seguirá alumbrando el camino con su sabiduría.[1]

(Clavelito)

Semejante forma de filosofar ha dejado su impronta en el ser del cubano, y sus consecuencias futuras, ya que las presentes son evidentes, las desconocemos, pero no auguran nada bueno.

¡Pal cará, Clavelito[2] en el poder!, quien se lo hubiese imaginado.

[1] Hace un cuarto de siglo, más o menos, una amiga —quizás no era tan amiga— se me acercó para proponerme integrar el grupo de estudio del pensamiento de Fidel en el Instituto de Historia de Cuba, no recuerdo como me pude deshacer de tan ‘generosa’ oferta; quizás ese grupo de estudiosos sean hoy los que tienen asignada la tarea del establecer contacto con el difunto, ellos se lo merecen.
[2] Clavelito fue un ‘repentista’ ‘milagrero’ que tuvo un éxito rotundo en la radio de los años 50, llegando a postularse para Representante a la Cámara, iniciaba su programa con estas afamadas decimas: “pon tu pensamiento en mí, verás que en este momento mi fuerza de pensamiento ejercerá el bien sobre ti”.
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A CLAVELITO NO LE DA EL SANTO- TRIO SERVANDO DIAZ



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Tomado de http://www.cubanet.org

De Clavelito a Fidel

Por Tania Díaz Castro
Febrero de 2005

LA HABANA, febrero (www.cubanet.org) - El 5 de agosto de 1952 el pueblo cubano no dejó de tener fe en Clavelito, aquel nuevo Mesías nada imaginario, de cuya intervención esperaba la solución a todos sus males: los del cuerpo, el alma y el bolsillo. Mi abuela paterna, como tantos otros, continuó poniendo un vaso de agua sobre el equipo de radio, encomendándose a Clavelito.

Ese día, varias instituciones vinculadas a los medios de comunicación prohibieron su programa radial "El buzón de Clavelito", que se transmitía diariamente para responder él mismo a las miles de cartas que se recibían todos los días en la emisora Unión Radio. Hasta allí llegaba la gente del pueblo a protestar por la cancelación del programa.

Es curioso cómo Miguel Alfonso Pozo -ése era su nombre-, aceptara aquella medida y se retirara a la paz de su hogar, donde apenas atendía a quienes después de muchos esfuerzos daban con su vivienda, en las afueras de la capital cubana.

No dudo que aquel hombre de pequeña estatura, hijo de veteranos de la guerra de independencia y de cuna muy humilde, haya sentido miedo ante la avalancha de cartas que le enviaban los oyentes -en una ocasión más de 50 mil en una semana-, las colas compuestas de cientos de personas, sólo para verlo, tocarlo o mirarle a los ojos.

Seguramente jamás tuvo el propósito de convertirse en santo, y en santo se convirtió para el pueblo. Algo sagrado, inviolable, perfecto. Es muy posible que él haya sido el primero en alegrarse. Se libraba de una carga demasiado pesada.


Para sorpresa suya había comenzado a realizar milagros: curaba enfermedades con un vaso de agua y cantando aquello de "Pon tu pensamiento en mí"; propiciaba el premio gordo de la lotería nacional, daba paz y armonía a los hogares pendencieros, casaba a la más fea y sacaba de la prisión al inocente.

Era un poeta que componía décimas, no un político capaz de fusilar, reprimir y mentir. Lo vi muchas veces en la calle, rodeado de multitudes o escapando como podía, siempre con su sonrisa franca. Luego desapareció hasta convertirse en una leyenda capaz de seguir influenciando en la vida nacional.

No pudo regalarle un radio a cada familia, como hizo Adolfo Hitler en Alemania, pero tuvo más adeptos que cualquier santo de calendario cristiano, el babalao o el curandero del barrio.

Si comenzó a perderse en la memoria del cubano, fue en enero de 1959, cuando entraron los nuevos Mesías a pueblos y ciudades hablando de justicia social, democracia, respeto a la Constitución de 1940, libertad y felicidad para todos; cuando vimos cómo una paloma se posaba en el hombro de Fidel Castro, tal vez la misma que jamás pudo entrar volando a la cabina radial de Clavelito. Murió en 1975, olvidado por todos.

AGUA DE CLAVELITO



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1 Comments:

At 3:59 p. m., Anonymous Realpolitik said...

Hace bastante tiempo que veo el penosísimo fenómeno de "Clavelito" como un precursor o antecedente de la locura del pueblo cubano por Fidel Castro y el suyo. Se trata, en el mejor de los casos, de una credulidad infantil y falta de sensatez, por no decir comeduría de mierda. Desgraciadamente, por "inocente" que fuera, eso puede tener muy graves consecuencias, y las tuvo.

 

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