lunes, julio 13, 2020

El relevante intelectual Luis de la Paz sobre la novela de Zoé Valdés PAJARO LINDO DE LA MADRUGA que aborda la figura de Fulgencio Batista y Zaldivar



PAJARO LINDO DE LA MADRUGA


Por Luis de la Paz
12 de julio de 2020

Uno de los personajes de Pájaro lindo de la madrugá (Algaida Editores, 2020) de la escritora cubana Zoé Valdés, dice: “La literatura es misterio, la historia es lo contrario. Prefiero siempre el tono literario de la historia”

Esta sentencia es primordial para entender el rigor histórico y a su vez el juego literario que campea en esta novela que se adentra en la vida de Fulgencio Batista, presidente de Cuba, tildado de dictador por unos, y por otros, de ser el político que más aportó al crecimiento de Cuba como nación. 

La novela comienza con el reencuentro de dos amigos que estuvieron cerca de Batista. Uno de ellos, Arsenio, regresa a la Isla tras 57 años de exilio con la encomienda de recabar testimonios para la tesis que prepara en Miami su nieta Ada. El otro es Elvio, que todavía reside en las montañas orientales y lleva una vida rural, específicamente en Veguitas, el empobrecido caserío donde nació Batista. El encuentro permite hacer un recuento histórico, personal y analítico, desde las vivencias de cada uno de ellos, sobre lo que representó Batista para Cuba. A esas voces se unen otras personas que ellos van a visitar, quienes también aportan su visión de lo que representó El Hombre (así se le llamaba también a Batista) para la historia de Cuba. En medio de las conversaciones se va filtrando la Cuba actual, con su miseria compartida producto del régimen castrista. Es imposible leer la novela sin que acudan constantemente comparaciones con la realidad cubana donde prevalece una tiranía brutal hace más de seis décadas.

Pájaro lindo de la madrugá (título de una canción de José Curbelo) se adentra en el entorno social, político y económico de Cuba antes de la llegada del castrismo, régimen que se ha empecinado por borrar el pasado, en el cual se apoyó para tomar el poder. Una nación donde había partidos políticos, elecciones libres, periódicos y revistas de distintas tendencias y en general prosperidad en el país, al punto, que La Habana que aun se resiste a caer en pedazos se debe a esa Cuba republicana, que el castrismo rechaza con vehemencia.

(Zoé Valdés)

Los personajes que transitan por las páginas de la novela, van exponiendo sus experiencias, permitiendo de esa manera que se haga un recorrido por las distintas etapas de la vida republicana cubana y vayan aflorando los protagonistas que han hecho la historia de Cuba, con sus aciertos y errores. Se dibuja el camino recorrido por Batista para llegar al poder, primero cuando la rebelión de los sargentos, luego tras el 10 de marzo de 1952, que se resalta que “no fue un golpe de estado”, sino “un cuartelazo”, y se establecen los matices que definen cada expresión.

Estas realidades gravitan a todo lo largo de la novela, primero, como resultado de una narración fluida, abarcadora y rigurosamente documentada; por otro, por un espíritu literario que alza vuelo, se hace envolvente y atrapa al lector. Hay momentos sobrecogedores, donde se describe la infancia de Batista, hijo de un mambí que luchó junto a José Maceo. La infancia del futuro gobernante cubano transcurrió en una casa con piso de tierra, sin apenas recursos, pasando hambre y haciendo trabajos en las plantaciones cañeras. Los interlocutores de estas páginas de Zoé Valdés, explican por qué Batista se preocupó tanto por hacer escuelas en los campos y llevar el bienestar que permitía la época a los más necesitados.

Los protagonistas de Pájaro lindo de la madrugá, y las voces que se les unen a lo largo de la Isla, hacen un recorrido histórico vivencial por Cuba, evaluando los distintos gobiernos, las luchas, los desatinos, los excesos, los avances y los errores de una nación que se iba haciendo poco a poco, a pedacitos y contratiempos, pero siempre teniendo cada gobierno de turno el ojo avizor y crítico de otros partidos políticos, de la prensa, de figuras prominentes de la intelectualidad. Una República dominada por la pluralidad, no por el dogmatismo. Por ello se imponen los contrastes con el sexagenario presente devastador.

La novela de Zoé Valdés es el retrato de Fulgencio Batista, un hombre que para los cubanos no tiene prácticamente rostro, sino una definición: dictador. Y para despejar dudas, la definición de dictador sentencia: “persona que se arroga o recibe todos los poderes políticos y, apoyada en la fuerza, los ejerce sin limitación jurídica”. Cualquier semejanza con la realidad actual es pura coincidencia. Por eso este libro es esencial para entender mejor los años de Batista, hacer un poco de justicia histórica con alguien que dejó una impronta en la vida de los cubanos.

Pájaro lindo de la madrugá, no es un apasionado alegato a favor de Fulgencio Batista, sino el retrato hablado de un hombre y su tiempo. Una novela que se construye a base de testimonios, y no se puede dejar pasar por alto, con un final encantador y simbólico.
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Fulgencio Batista llega en ferrocarril. Cuba (1943)



Nota del Bloguista de Baracutey Cubano
Una muy breve iconografía de la vida política de Fulgencio Batista y Zaldívar

Batista cuando niño ciando servía de ¨aguatero¨ en los campos de caña donde cortaba caña su padre Belisario, ex mambí de la tropa del General  José Maceo


Batista de retranquero de los trenes; ya había trabajado de niño en los campos de caña



Foto de Batista posiblemente después de alistarse en el ejército o poco antes de hacerlo; ya se observa su pulcritud en el vestir que lo acompañó toda su vida

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Batista en septiembre de 1933. En la foto más grande aparece entre  Ramón Grau y  Antonio Guiteras,
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Batista con dos de sus hijos con Elisa Godínez

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Batista con José Eleuterio Pedraza, su amigo personal y mano derecha en aquellos años 30 del siglo XX

Batista, el hombre fuerte en los años 30s y en ocasiones el poder detrás de la Presidencia


Batista con el Presidente Federico Laredo Brú


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Batista con su primera esposa Elisa Godínez y con dos de sus tres hijos

El Presidente constitucional Fulgencio Batista en 1942; época cuando fue elogiado por el Presidente mejicano Lázaro Cárdenas y al que el poeta comunista Pablo Neruda le dedicó versos apologéticos y palabras lisonjeras

************Batista en el Exilio en Daytona Beah, EE.UU., durante una Parada en su honor. Batista se fue al Exilio después que Ramón Grau San Martín alcanzó la Presidencia en 1944

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Batista al dar el Golpe del 10 de Marzo de 1952. Batista había regresado a Cuba después que el Presidente Carlos Prío Socarrás lo había invitado a que entrara a Cuba, pues Batista había sido el Senador que más votos había obtenido pese a estar en el Exilio y no haber podido hacer una camapaña electoral en igualdad de condiciones. Prío tenía el lema de ser un Presidente Cordial.

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Batista en la conferencia de prensa que dió después del ataque al Cuartel Moncada el 26 de julio de 1953.
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Mitín político a favor de Batista con vistas a las elecciones presidenciales de 1954 en las cuales la Oposición política se fue al retraimiento.

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Una foto interesante, ya que en ella aparece Batista junto a Kid Chocolate, Kid Gavilán y el esgrimista Ramón Fonts; todos grandes atletas cubanos a nivel mundial.


Batista  jugando con uno de sus  su hijos 


Batista junto a su esposa Marta repartiendo juguetes el Día de Reyes en la Beneficiencia



Foto parcial del acto de desagravio a Batista por el asalto al Palacio Presidencial el 13 de marzo de 1957



Carta de desagravio de Marta Rojas, entonces fanática batistiana y después fanática Castrista, donde felicita y adula a Batista después del asalto al Palacio Presidencial el 13 de marzo de 1957; esa carta explica el porqué Marta Rojas fue la primera periodista en entrar al Moncada después del ataque el 26 de julio de 1953 y en estar presente en los juicios de los asaltantes al Moncada: Marta Rojas era de ¨confianza¨por ser una admiradora de Batista. Por cierto, hubo un gigantesco acto frente al Palacio Presidencial donde participaron decenas de miles de habaneros en desagravio a Batista. Hubo millones de ¨Marta Rojas¨ que se convirtieron, al menos aparentemente, a admiradores de Fidel Castro el 1 de enero de 1959
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Batista en la construcción de la Plaza  Cívica José Martí con todo su complejo de edificios  gubernamentales que la rodea


Batista inaugurando el túnel de la bahía de La Habana en 1958

Batista dando información y analizando la situación política cubana en cuanto a la oposición armada y la ofensiva de las fuerzas armadas

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Batista en República Dominicana en 1959 durante su Exilio



Batista en el Exilio cuando se reunió  con parte de la familia que  formó con su esposa Marta Fernández Miranda de Batista

Batista en España, país donde murió. Se dice, no recuerdo donde lo leí, que el día que él murió llegaba a España el hoy fusilado Coronel de Tropas Especiales Antonio ¨Tony ¨de La Guardia para secuestrar o matar a Batista, por encargo de Fidel Castro, algo nada descabellado si sabemos que el asesinato de Somoza en Paraguay se planeó y se ensayó en Cuba en los polígonos y campamentos de Tropas Especiales.

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Nota del Bloguista de Baracutey Cubano

En  la sección derecha  de este blog hay una imagen que dice BOHEMIA SIN CENSURA  la cual poseen un enlace que lleva a un sitio donde usted puede  leer TODOS los números  de la revista Bohemia desde 1910 hasta el año 2013.  Respondase usted mismo si en una DICTADURA o TIRANÍA se puede escribir y publicar artículos, entrevistas, editoriales, fotos, como  aparecen en números de esa revista entre los que se encuentra entrevistas a Fidel Castro Ruz en presidio, en la Sierra Maestra, sus llamamientos desde la Sierra Maestra, etc.. Si desea puede comparar la libertad de expresión y de imprenta en el período de Batista con  las  del período Castrista y determine a cual período se ajusta la definición de DICTADURA O TIRANÍA.


 COMENTARIO DE ROBERTO A. TORRICELLA
(dejado en Cubanet  tiempo atras)

Tan culpables como los antedichos, algunos auspiciadores del triunfo comunista en Cuba entrevieron el peligro inminente pero las bajas pasiones (envidia, odio, hipocresía, resentimiento, cobardía moral y esa malsana inclinación de “pescar en río revuelto”) anularon la sensatez y al amor por Cuba. Miles de veces repetían la frase “cualquiera, con tal que se vaya Batista". Era intolerable para esa legión de necios que un hombre sin pergamino universitario, un simple sargento, dirigiera los asuntos del país. Y era tan profundo el odio clasista de tales “señoras y señores” que su animadversión era menor respecto a Castro. Cada vez que algún castrista arrepentido alude a la “traición” de Fidel, cita la promesa de éste de celebrar elecciones y de gobernar con la Constitución de 1940, como si esas circunstancias no hubieran ocurrido o estado vigente anteriormente.

DICTADURA O TIRANÍA

¿Qué es dictadura? ¿Qué es tiranía? ¿Qué es despotismo? ¿Hubo en Cuba durante la década de los 50s una situación que teórica o factualmente merezca cualquiera de esos nombres? Obviamente no. Veamos:

Dictadura es la concentración, en bien o en mal, de todos los poderes. ¿Tal era el caso en Cuba? Honestamente, no.

El Congreso ejercía sus funciones con independencia del Poder Ejecutivo y de la judicatura, con una representación oposicionista pequeña debido al retraimiento grausista en las elecciones, pero cumplió sus deberes con inteligencia y valor. En oportunidades diversas, leyes-decretos, aprobados por el Consejo de Ministros durante etapas de suspensión de garantías constitucionales y en receso el Poder Legislativo, fueron derogadas por éste al reanudar sus actividades.

El Poder Judicial (cuya independencia es suficiente para asegurar el carácter democrático de cualquier régimen), hubo de desenvolverse sin interferencia alguna, no obstante que su lenidad para con los terroristas constituía un estímulo a la sedición. ¿No se dictaron autos de procesamiento contra algunos miembros de la policía y del ejército por supuestos delitos cometidos al calor de la guerra civil? En ningún momento la estructura gubernamental, la “dictadura”, infringió la independencia del Poder Judicial.

No sólo los tres poderes del Estado eran interdependientes, sino que se desglosaron funciones del Poder Ejecutivo y se los adscribió a numerosos organismos autónomos y paraestatales cuya dirección y funcionamiento estaban a cargo de personas no vinculadas al gobierno.

Tiranía y despotismo poseen como elemento tipificador –adicional al de la dictadura- el ejercicio injusto, abusivo, anonadante de esos poderes. Contestemos con algunas interrogantes: ¿Por qué sobrevivieron Fidel y Raúl del asalto al Cuartel Moncada? ¿Por qué fueron excarcelados mucho antes de cumplir la sanción que le impusieron tribunales ordinarios? ¿Por qué la revista “Bohemia”, órgano del fidelismo, y otros, disfrutaron de las ventajas ofrecidas por bancos paraestatales creados por la “tiranía”? ¿Por qué la generalidad de los dirigentes terroristas y conspiradores claves que estuvieron en poder de la policía sobrevivieron a la “brutalidad” de ésta? ¿Por qué algunas entidades y empresas no fueron objeto de ataques o desaparecieron en aquella época a pesar de la ayuda notoria que prestaban al castrismo? ¿Por qué líderes oposicionistas recibían en el exilio las caudalosas rentas de sus propiedades? ¿Por qué periódicos, revistas, estaciones de radio y de televisión que alentaban la guerra civil no fueron allanados y destruidos sus maquinarias y mobiliario? Cualquiera que sea la respuesta, tendrá que aparecer en ella un elemento: la falta absoluta de crueldad, de prepotencia y de abuso por el gobierno existente.

¿Dónde está, pues, el dictador o el tirano?

BRUTALIDAD DE LA POLICÍA

La acusación de crueldad atribuida a la fuerza pública es la que más daño hizo ante la opinión pública internacional. Es, sin embargo, la más infame e infundada. La represión de los cuerpos policíacos fue una respuesta y rara vez se practicó descaminadamente. Aun así, como un exponente de que ni el ardor de la lucha ni la conciencia de que estaba en juego la vida, deshumanizaron la actuación del gobierno, ya que muchos pudieran confeccionar una extensa lista con los individuos a quienes protegió, escondiéndolos y atendiéndolos en sus casas, consiguiendo su excarcelación, facilitando su salida del territorio nacional, mientras que se mantenían a sus familiares en las posiciones públicas.

No puede aceptarse que la policía castigara con la muerte a quien produce la muerte indiscriminada con un aparato explosivo, pero no puede aceptarse tampoco que mientras se condene la acción policiaca, se cohoneste y aplauda la del terrorista. No puede aceptarse moralmente que el mayor número de víctimas producidas por un “revolucionario” merezca un alto grado en la jerarquía rebelde y que igual acción realizada por un miembro la fuerza pública merezca el pelotón de fusilamiento.

EL PELIIGRO DE CUBA

El peligro de Cuba no fue Fidel Castro ni su movimiento 26 de Julio. Lo fue la mayoría de la ciudadanía elite, clase media, y de profesionales, con cultura y patrimonio, que ciegamente y por odio apoyaron a un gánster de reconocida procedencia asesina. Será mucho más fácil rectificar el daño y la destrucción causada por la tiranía castrista que alimentar el sentido común y el juicio racional a una ciudadanía no pensante, fanatizada por tener a este tipo de criminal como su indiscutible líder cuando, en realidad, en Cuba no se requería ni había la necesidad de una sangrienta revolución terrorista. El problema es mucho más profundo y mucho más serio que Castro ya que él es una simple herramienta y síntoma del comunismo internacional que nos conquistó y destruyó a Cuba. Colocar la culpa solamente en el castro-comunismo no debe servir para cegarnos de la vasta cofradía de ignorantes que lo hicieron su príncipe. La república
sobrevivirá a Fidel Castro y sus secuaces pero es menos probable que sobreviva a la multitud de necios irresponsables como los que lo convirtieron en su Robin Hood.
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¿Qué es dictadura? ¿Qué es tiranía? ¿Qué es despotismo? ¿Hubo en Cuba durante la década de los 50s una situación que teórica o factualmente merezca cualquiera de esos nombres? Obviamente no. Veamos:

Dictadura es la concentración, en bien o en mal, de todos los poderes. ¿Tal era el caso en Cuba? Honestamente, no.

El Congreso ejercía sus funciones con independencia del Poder Ejecutivo y de la judicatura, con una representación oposicionista pequeña debido al retraimiento grausista en las elecciones, pero cumplió sus deberes con inteligencia y valor. En oportunidades diversas, leyes-decretos, aprobados por el Consejo de Ministros durante etapas de suspensión de garantías constitucionales y en receso el Poder Legislativo, fueron derogadas por éste al reanudar sus actividades.

El Poder Judicial (cuya independencia es suficiente para asegurar el carácter democrático de cualquier régimen), hubo de desenvolverse sin interferencia alguna, no obstante que su lenidad para con los terroristas constituía un estímulo a la sedición. ¿No se dictaron autos de procesamiento contra algunos miembros de la policía y del ejército por supuestos delitos cometidos al calor de la guerra civil? En ningún momento la estructura gubernamental, la “dictadura”, infringió la independencia del Poder Judicial.

No sólo los tres poderes del Estado eran interdependientes, sino que se desglosaron funciones del Poder Ejecutivo y se los adscribió a numerosos organismos autónomos y paraestatales cuya dirección y funcionamiento estaban a cargo de personas no vinculadas al gobierno.

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