Arnaldo M. Fernández: Los cortocircuitos anticastristas en el asesinato de JFK. . La comunidad de inteligencia estadounidense concluyó que ni Castro ni el Kremlin tenían nada que ver con el asesinato de JFK
- “Marxista, Oswald lo era desde su estancia en el cuerpo de los marines”. Philip H. Melanson demostró que LHO no era ningún marxista, sino que forjó esa leyenda “con cartas cargadas de política y actuaciones públicas en solitario” [3]. Nunca se relacionó personalmente con ningún camarada, sino con anticomunistas de pura cepa como George de Mohrenschildt y David Ferrie, quienes coincidirían en aparecer suicidados a poco de llamarlos el HSCA a testificar. Ser marxista heterodoxo no explica que desertara en 1959 a la URSS, voceara en la embajada americana que revelaría a funcionarios soviéticos los secretos relacionados con su servicio militar como operador de radar en la base de los aviones espías U-2 (Atsugi, Japón) y regresara a la patria en 1962 —con viaje pagado por el Departamento de Estado y el privilegio de traer a su esposa soviética— sin que nadie pidiera cuentas por traición.
- “El intento posterior de asesinato a través de una mirilla telescópica, el 10 de abril de 1963, del general Edwin Walker (…) se enmarca en esa idea…”. Gerald McKnight demostró cómo la Comisión Warren colgó tal antecedente criminal a LHO [4] a pesar de que la bala ocupada por la policía en casa del general Walker era calibre 30.06 [7.62 x 63 mm] revestida de acero y el rifle con mira telescópica atribuido a Oswald es un Mannlicher-Carcano, que usa balas calibre 6.5 x 52 mm revestidas de cobre.
- “Lo esencial de su acción se desarrolló en el seno del Fair Play for Cuba Committee [FPCC]”. James DiEugenio demostró cómo LHO repartía en 1963 la primera edición (1961) del panfleto del FCPP “The Crime Against Cuba”, que no pudo adquirir por sí mismo en 1961, ya que estaba en la URSS, ni a su regreso a USA, pues la edición se había agotado, sino a través de la CIA, que había comprado 45 ejemplares de esa primera edición [5]. En 1963, la CIA y el FBI principiaron una operación conjunta contra el Comité Pro Justo Trato a Cuba (FPCC, por sus siglas en inglés) para desacreditarlo vinculándolo al Partido Comunista de USA (PCUSA) y a Moscú por regla transitiva. Al debatir sobre el FPCC en la radio local (WDSU, Nueva Orleans) el 21 de agosto de 1963, LHO subrayó que —por haber vivido cierto tiempo en la Unión Soviética— tenía excelente calificación para rechazar la tacha de que el FPCC estaba bajo control comunista. A la semana dejaba en carta al CPUSA el rastro documental del vínculo que había negado en el aire: “Frankly, I have used my position [en el FPCC] to foster communist ideals”. Nunca informó al FCPP de su correspondencia con el PCUSA.
- “En el transcurso del debate, [LHO] atacó duramente al presidente John F. Kennedy”. El debate puede escucharse o leerse su transcripción. La única vez que salió JFK a relucir fue en esta pregunta a LHO: “Do you agree with Fidel Castro when in his last speech of July 26th of this year he qualified President John F. Kennedy of the United States as a ruffian and a thief?”. La respuesta de LHO dista de ser duro ataque al presidente: “I would not agree with that particular wording. However, I and the Fair Play for Cuba Committee do think that the United States Government through certain agencies, mainly the State Department and the C.I.A., has made monumental mistakes in its relations with Cuba”.
- “Hubo un altercado entre Oswald y los militantes del Directorio [Revolucionario Estudiantil], que terminó con la detención de los cuatro protagonistas [LHO, Carlos Bringuier, Miguel Cruz y Celso Hernández]. Pocos días antes, el 5 de agosto, hubo un extraño encuentro en el interior de la tienda de ropa de Bringuier[:] Oswald había entrado a ofrecerse (…) para derrocar a Castro”. Ray y Mary La Fontaine demostraron que estas acciones públicas de LHO con exiliados cubanos eran pura charada [6]. El altercado sobrevino el 9 de agosto en Canal Street, pero LHO lo había reportado ya al FCPP en carta fechada el 1 y enviada el 4 de agosto. Tras pasar la noche en el calabozo tuvo otra ocurrencia: solicitar entrevista con agente del FBI. Vino John L. Quigley, a quien dio ejemplares de volantes del FPCC y abrumó con mentiras sobre su militancia pro-Castro para dejar así otro rastro documental.
- “La participación documentada de Lee Harvey Oswald en el Fair Play for Cuba Committee fue su principal credencial para acercarse [en Ciudad México] a los diplomáticos [de Cuba] (…) Su embajada y su consulado se encontraban en el mismo edificio”. Edwin López y Dan Hardway demostraron que, como la embajada y el consulado de Cuba estaban en la misma calle [Francisco Marquez] de la Colonia Condesa, pero en edificios distintos [la embajada daba a Tacubaya y el consulado, a Zamora), la CIA tenía su puesto de vigilancia fotográfica (LIERODE) enfrente, en el tercer piso de un edificio de apartamentos, con un fotógrafo que cubría la embajada desde una ventana y una cámara de pulso cubriendo el consulado desde otra ventana [7]. Sin embargo, la CIA nunca presentó foto de LHO entrando a o saliendo de ninguno de los dos edificios. Ni entregó grabación alguna de voz de LHO, a pesar de que su centro de escucha (LIENVOY) tenía intervenidos los teléfonos de los consulados cubano y soviético. Aquella credencial —e incluso otra del PCUSA falsificada por LHO— no fue otra cosa que la extensión a Ciudad México de la charada de Nueva Orleans, a la cual se añade que la CIA tampoco reporta a un ciudadano americano que intenta viajar ilegalmente a Cuba.
- “La visita a la legación de la Unión Soviética en el Distrito Federal, situada a dos cuadras de la de Cuba, no fue sino un pretexto, o una tapadera”. El fichero de trabajo de Russ Holmes atesora las transcripciones de cinco conversaciones por teléfono relacionadas con LHO e interceptadas por LIENVOY [8]. Aquella visita era obligatoria, pues LHO pidió a Cuba visa en tránsito hacia la URSS, que no podía otorgarse sin constar la visa de destino.
- “¿Qué fue entonces a hacer en el consulado? Ese es el principal misterio”. Bill Simpich sudó la camiseta intelectual para aclararlo [9]. Oswald fue a proseguir su leyenda de Lee el Rojo y Harry el Castrista en medio de la operación conjunta CIA-FBI para desacreditar al FPCC. Sólo que oficiales de inteligencia al tanto y con acceso a LIENVOY usaron sendos impostores de él y de Silvia Durán, empleada mexicana del consulado cubano, para llamar al consulado soviético por teléfono el 28 de septiembre de 1963. Así mismo usaron al impostor de LHO el 1º de octubre en dos llamadas a diplomáticos soviéticos. Así quedó tendida una trampa a LHO para endilgarle a su debido tiempo el asesinato de JFK vinculado a Castro y al Kremlin.
- “Varias versiones, contradictorias, han sido dadas a conocer. Una es la de Gilberto Alvarado (…) Otra versión es la de Sylvia Durán”. The Mary Farrell Foundation comprobó hace rato que Durán fue veraz y Alvarado no pudo ser más mentiroso, como tantos otros [10].
- “[Durán] fue interrogada una primera vez por la policía mexicana y luego, al haber intentado abandonar el país con destino a Cuba, una segunda vez, el 27 de noviembre”. El expediente de la CIA “Personal Information Taken from Silvia Tirado Bozan de Duran” [11] acredita que fue arrestada el 23 de noviembre de 1963 —a instancia de la estación de la CIA— y al ser amenazada con extradición a USA “to face Oswald”, Durán replicó que “she had no fear of a confrontation with him”. También acredita que el intento de escapar a Cuba fue la excusa que dio a la CIA su agente LENVOY 2 [el ministro de Gobernación mexicano Luis Echeverría] tras arrestar inconsultamente a Durán el 27 azuzado por el embajador americano Thomas Mann. Durán fue interrogada el 28 y liberada el 29 sin que diera jamás indicio de huir a Cuba. Por el contrario, la CIA no dejaría a “any American to confront Silvia Durán or to be in contact with her”. Así fue: ningún americano tuvo acceso a ella hasta que el periodista Ron Kessler (Washington Post) logró entrevistarla en 1976. Aunque Durán era testigo clave en la investigación del asesinato del presidente Kennedy, la Comisión Warren dispuso tan sólo de las versiones alteradas de sus respuestas a la policía mexicana. Así quedó escondido —hasta que el HSCA pudo tomarle declaración el 6 de junio de 1978— que la llamada registrada como suya y de LHO al consulado soviético el 28 de septiembre de 1963 era obra de impostores.
- “Oswald, sin embargo, pudo rellenar un formulario de solicitud de entrada (…) al Ministerio de Relaciones Exteriores en La Habana (…) La respuesta habría llegado el 5 de octubre [y] tanto la solicitud como la respuesta oficial, no son originales sino traducciones al inglés, lo que plantea serios interrogantes sobre su fiabilidad (…) Esas planillas han sido sin duda elaboradas (…) después del asesinato de Kennedy”. La Comisión Warren recibió ambos originales en español [12]. El formulario de solicitud está fechado el 27 de septiembre de 1963 en el consulado y refleja el 30 de septiembre como fecha prevista de arribo a Cuba; la respuesta está fechada en La Habana el 15 de octubre y tiene cuño de salida de correspondencia el 17 del mismo mes. Ni la CIA ni el FBI detectaron falsificación.
- “Aunque no declararan ante la Warren Commission, [los cónsules cubanos] Azcue y Mirabal, así como de nuevo Sylvia Durán (…) sí lo hicieron [ante el HSCA en 1978] (…) La aceptación por el gobierno cubano de que la Cámara de Representantes interrogara a los ex cónsules en México formaba parte de esos intentos de romper el «bloqueo»“. La Comisión Warren no llamó a declarar ni a Durán ni a los cónsules cubanos, como tampoco llamó al agente de la CIA Boris Tarasoff, quien nada tenía que ver con el bloqueo pero había transcrito las llamadas del 28 de septiembre y del 1º de octubre al consulado soviético. Así compartía con Azcue, Mirabal y Durán la calidad de testigo de un hecho crucial que la CIA ocultaba: la presencia de un impostor de LHO en Ciudad México [13].
- “[En el HSCA] lograron sacarle al ex cónsul Eusebio Azcue [que LHO] había ido directamente el viernes 27 de septiembre al consulado de Cuba antes de ir a pedir una visa a la embajada soviética [y] no había estado allí solo dos veces ese viernes, (…) sino tres [y] la tercera fue un sábado (…) Pero aún más sospechosas fueron sus explicaciones sobre las distintas copias del formulario que rellenó Lee Harvey Oswald[:] Eran seis copias, (…) pero no coincidían entre ellas: en otros términos, habían sido falsificadas”. Al testimonio del cónsul saliente Eusebio Azcue ante la HSCA [14] puede dársele las vueltas que vengan en ganas, pero la Comisión Warren sabía ya que LHO visitó primero el consulado cubano y el HSCA no pudo sacarle a Azcue que la tercera visita fue el sábado 28, porque Azcue no escondía nada. Simplemente no recordaba la secuencia, que sí recordaron Durán y el cónsul entrante Alfredo Mirabal como tres visitas el viernes 27. Mucho menos puede concluirse que los ejemplares de la solicitud de visa de LHO fueron falsificados, porque las disparidades fueron explicadas por Azcue: como los formularios venían impresos en papel grueso, no se mecanografiaban de una sola vez en original y cinco copias —usando papel carbón— sino tres veces en original y copia. HSCA mandó a peritar y no detectó falsificación, pero sí que la firma de LHO era auténtica.
- “El ex cónsul Azcue fue convocado rápidamente no por el Ministerio de Relaciones Exteriores sino por el Ministerio del Interior. Tuvo largas conversaciones allí con el temible comandante Manuel Piñeiro, apodado «Barbarroja», entonces jefe del Departamento América del Comité Central del Partido Comunista de Cuba”. Azcue testimonió que, al irrumpir LHO en las noticias, acudió enseguida al titular del MINREX [Raúl Roa], quien por razón del asunto mandó a Azcue a ver a Barbarroja. Por muy temible que fuera, Piñeiro no podía ocupar en aquel entonces la jefatura del Departamento América, que asumiría el 25 de diciembre de 1974. En 1963 no había ni Comité Central.
- “Oswald quizás no estuvo solamente en los consulados de la Unión Soviética y de Cuba, según ciertos testimonios (…) Uno de ellos llama particularmente la atención: el de la escritora Elena Garro (…) Varios representantes [de la HSCA] apuntan, sin embargo, a otro escritor, el inglés Comer Clark, quien tuvo un encuentro con Fidel Castro en 1967”. Por supuesto que el testimonio de Garro llama mucho la atención. Oswald habría ido a twist party en Ciudad México y allí fue incitado al asesinato por Durán, agente de la DGI. Nadie mejor que el jefe de estación de la CIA, Winston Scott, despachó a este respecto a la laureada escritora mexicana: “She is also nuts”. Y desde luego que cabe apuntar a Clark, quien reportó haberse encontrado con Castro cuando este salía de una pizzería y en la acera, rodeado de gente, el quídam confesó: “Sí, yo oí hablar del plan de Lee Harvey Oswald para matar al presidente Kennedy. Hubiera podido salvarlo, pero no lo hice”.
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