El 10 de octubre. Una fecha olvidada en nuestros tiempos.
Por el Doctor Alberto Roteta Dorado.
9 de octubre, 2020
Santa Cruz de Tenerife. España.- Resulta difícil poder precisar con exactitud cuándo fue que el 10 de octubre dejó de tener la importancia que tuvo en otros tiempos, aunque sí, con seguridad podemos estimar que el día que marca el inicio de las luchas independentistas de la nación cubana, conocido también como el día del Grito de Yara, fue perdiendo su protagonismo desde el fin de la década del setenta, para pasar a ser una fecha de museo con la llegada del nuevo siglo.
¿Podrán decirnos las llamadas “nuevas generaciones” el significado de este día para los cubanos? Recuerdo que cuando ejercía el magisterio en Cuba, pregunté a mis estudiantes de cuarto año de la carrera de medicina en la parte inicial de una clase – tal y como recomiendan los expertos en el arte de enseñar- y la respuesta más cercana a lo real solo llegó a la idea de la libertad de los esclavos; pero qué esclavos, por qué fueron liberados estos esclavos y ante todo, quién liberó a dichos esclavos, ya era mucho pedir a aquellos nobles muchachos que se esforzaban por aprender el oficio de sanar y lo hacían bien; aunque las “lagunas” que arrastraban en otras áreas del conocimiento eran tan grandes que resulta bien difícil poder insertarles en la categoría de hombres cultos, a los que se refirió el delirante comandante en su empeño por convertir a Cuba en el país más culto del mundo.
Pero cómo hombre de bien y como maestro que enseñó por amor a la profesión, lejos de criticarles y señalarles para siempre, como habitualmente se hace, preferí comentarles algo acerca del hombre ejemplar que dejando detrás todas sus posesiones – que no eran pocas- , su privilegiada posición como hacendado acaudalado y su prestigio como hombre de leyes, emprendió el camino junto a un puñado de esclavos, a los que liberó, y tomó las armas para liberar a su patria del yugo español, siendo este el inicio de la guerra de los diez años o de la gesta del sesenta y ocho, como también se le conoce, o dicho con propiedad y de acuerdo a las circunstancias actuales, como se le conocía en el pasado, cuando la historia patria se enseñaba con dignidad en los colegios sin dispersarse tratando de enseñar sobre supuestos héroes que en realidad son espías, derrotas que se han convertido en triunfos de ideas, o justificaciones de los llamados errores cometidos.
Pero retomemos la olvidada fecha para cuestionarnos entonces acerca del por qué los cubanos de hoy han olvidado el significado del 10 de octubre, y desconocen al llamado Padre de la Patria.
Un análisis de las posibles causas nos conduce inevitablemente a un breve recorrido por ciertos hechos de nuestra historia. Hacia el final del siglo diecinueve José Martí se encargó desde el exilio de que el trascendental hecho permaneciera como algo viviente entre los cubanos. Sus sendos discursos en Nueva York cada 10 de octubre, ente 1887 y 1891, en el Masonic Temple y en el Hardman Hall, son una muestra de lo que representaba el 10 de octubre para el colosal cubano.
Esta evocación al día del inicio de la heroica gesta se mantuvo durante la primera mitad del siglo XX a pesar de que ya no estaba el apóstol para evocarlo con su inigualable elocuencia, su don de la palabra y aquel ímpetu que electrizaba a todos los que le escuchaban. Pero aun así la fecha siguió manteniendo su vitalidad durante los años de la república. Céspedes era respetado, había ganado un digno lugar en la historia de la nación cubana, y las autoridades políticas, los historiadores y maestros, los periodistas y estudiosos, y de manera general, la inmensidad de los cubanos de aquellos tiempos, conocían de su vida y obra y de su papel en la gesta independentista de los diez años.
A pocos años de haberse instaurado el régimen comunista en Cuba se conmemoraba el centenario del 10 de octubre. El dictador Fidel Castro organizó un pomposo acto en La Demajagua, Manzanillo, pronunciando uno de sus extensos discursos, en el que además de referirse a la acción de Céspedes, intentó relacionar su altruista gesto con los hechos protagonizados por los barbudos rebeldes en la década del sesenta del siglo veinte, no sin perder la oportunidad de arremeter contra su fantasmal eterno enemigo imperialista -que siempre “pretende adueñarse de todo y de todos”- durante su participación en la naciente república.
Acudiendo a todos los recursos de la oratoria y la retórica caudillista se refirió a la idea de una continuidad desde los tiempos de Céspedes hasta el presente: “en Cuba solo ha habido una revolución: la que comenzó Carlos Manuel de Céspedes el 10 de Octubre de 1868. Y que nuestro pueblo lleva adelante en estos instantes”.
Así se recordaba el centenario del comienzo de la heroica hazaña, y al propio tiempo se mezclaban los sucesos de las heroicas luchas emancipadoras contra el yugo español con las fechorías de los revoltosos rebeldes dirigidos por el megalomaníaco tirano que se apoderó del poder sin ser electo por nadie. Comienza así a desplazarse todo aquello que no fue liderado por las tropas rebeldes, por lo que fechas como el 10 de octubre, día del grito de Yara, inicio de las luchas independentistas, y hasta el 20 de mayo, verdadero día de la independencia cubana a partir del nacimiento la República de Cuba, quedarían sepultadas.
En su lugar aparecieron el primero de enero, día del llamado triunfo de la revolución cubana, y el 26 de julio, día de la rebeldía nacional, a los que se les daba un protagonismo inmerecido, pero a fuerza de una reiteración desenfrenada, al propio tiempo que los acontecimientos del pasado se dejaban a un lado, dichas fechas fueron reemplazando a los tradicionales e históricos días en los que ocurrieron acontecimientos que contribuyeron a la reafirmación del nacionalismo cubano.
De esta forma los cubanos actuales son desconocedores del significado de una fecha determinante en el curso de nuestra historia. Alguien se encargó de variar no solo los designios de la historia de una nación, sino además sus héroes, sus fechas históricas, sus costumbres, y hasta su pensamiento.
Un “hombre nuevo” se fue forjando bajo las garras de un comunismo que se les dispersa cada día, hasta quedar enterrado para siempre. El restablecimiento de un orden democrático con plenitud de libertades nos devolverá la esencia de la real historia de nuestra nación. Pronto los cubanos volveremos a recordar el día de nuestra verdadera rebeldía nacional y al gran Padre de la Patria, cuya inmensidad volverá a ser evocada cada 10 de octubre.
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Valoración crítica pocas veces abordada sobre la persona de Carlos Manuel de Céspedes y del Castillo y su alzamiento en armas el 10 de octubre de 1868
Nota del Bloguista de Baracutey Cubano
General español Juan Prim y Prats (12 de diciembre de 1814 – 30 de diciembre de 1870)
Quizás la relación de amistad entre Carlos Manuel de Céspedes y del Castillo (Carlos Manuel Perfecto del Carmen de Céspedes y López del Castillo nacido en Bayamo el 18 de abril de 1819 y muerto en la Sierra Maestra el 27 de febrero de 1874) y el General español Juan Prim y Prats (12 de diciembre de 1814 – 30 de diciembre de 1870) haya sido un factor importante para que Céspedes se adelantara en el alzamiento sin contar con el jefe de la conspiración (Francisco Vicente Aguilera) ni con los otros conspiradores para los cuales, que yo sepa, no hubo ningún telegrama para ser detenidos por las autoridades y mucho menos un telegrama similar al que supuestamente emitió desde La Habana el Capitán General de la isla, notificándole al gobernador de Bayamo que detuviese a Céspedes por estar conspirando.
Veamos a continuación la relación entre Céspedes y Prim con la posible autonomía o independencia de Cuba.
Si mal no recuerdo, en la revista
Masas, de la que fue Director el entonces joven Carlos Rafael Rodríguez, se publicó que Carlos Manuel de Céspedes y el que sería
General Juan Prim se conocieron en España y su amistad continuó con los años. En la mencionada revista se decía que entre Carlos Manuel de Céspedes y Juan Prim se hablaba sobre el futuro de Cuba en su relación con España.
Se conoce que Céspedes se vinculó a una conspiración en la que participaba Juan Prim. Al fracasar la conspiración, Céspedes tuvo que abandonar España en 1843. Se sabe que Juan Prim, por sus misiones y responsabilidades militares, estuvo en La Habana a principios de los años 60 de ese siglo XIX.
A finales de septiembre de 1868 triunfa en España la Revolución conocida como La Gloriosa en la que Juan Prim tuvo mucho que ver. La Revolución fue fruto de la unión de unionistas, demócratas y progresistas con el fin común de derrocar a Isabel II, pero con diferentes intereses y objetivos políticos en otros aspectos políticos:
¨El 17 de septiembre Prim, Sagasta y Ruiz Zorilla desembarcaron en Gibraltar. Al día siguiente comenzó oficialmente la Revolución. Prim aceptó que el general Serrano figurase al frente de la misma. La población gaditana se sumó a la sublevación. Poco después Sevilla y Almería se unieron a la misma.
En Madrid el Gobierno de González Brabo fue sustituído por el marqués de la Habana. A finales de septiembre Madrid cedía a la revolución y la reina Isabel II partía para Francia. A los ojos del pueblo, el héroe de la Revolución era Prim.
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Los demócratas se subdividían en varios grupos, los republicanos federales, los republicanos unitarios o los cimbrios a favor de la monarquía.
La Revolución creó dos órganos de poder, el Goberno provisional que reunía a militares y partidos progresista y unionista, y las Juntas revolucionarias, formadas por demócratas y el apoyo popular. Eran un medio para dirigir y controlar la sublevación. Las Juntas revolucionarias querían la implantación de la República.
El Gobierno provisional quedó formado por el general Serrano como Presidente y Prim en el Ministerio de la Guerra y con cinco ministros progresistas y tres unionistas.¨
Posteriormente se estableció que hasta que se encontrara un nuevo Rey, el General Serrano sería Regente (ocuparía el lugar del Rey) y el General Juan Prim sería el Presidente del Gobierno y Ministro de la Guerra.
En el anterior enlace también se lee:
¨Tras la llegada de Prim al poder pronto apareció el problema de Cuba que buscaba también su independencia de España. Prim intentó llegar a un acuerdo, pero la intromisión norteamericana, la revuelta independentista y el rechazo en España al envío de tropas que era necesario si se quería mantener Cuba dificultaron dicha solución. Prim sabía que la independencia de Cuba era cuestión de tiempo. Pero España seguía pensando que Cuba era parte de la patria. También los españoles en Cuba tenían mucha influencia en la prensa y en los ámbitos financieros del país.
Primero se envió al general Dulce a La Habana como capitán general en 1869. Los intentos de pacificar el país fueron inútiles debido, sobre todo, a la intransigencia de los revolucionarios. Se intentó después por la fuerza. Caballero de Rodas sustituyó a Dulce y la lucha se recrudeció. Casi 50.000 soldados fueron enviados a Cuba. Al mismo tiempo comenzaron las negociaciones con Estados Unidos que llegó a ofrecer 125 millones de dólares por la autonomía de Cuba. Sin embargo la premisa era que los insurrectos depusieran las armas, cosa que no se logró.
Hacia finales de 1870 Prim ya tenía asegurado a Amadeo de Saboya como nuevo rey y es posible que no quisiera cargarle con el problema de una guerra en Cuba, lo que suponía desprenderse de la misma. Quizás estas intenciones fueron conocidas en La Habana, lo que provocaría el rechazo de los españoles residentes allí.
En España y en Cuba habían grupos políticos y económicos que por disímiles razones deseaban la muerte del General Prim; en el artículo al que lleva el enlace se puede conocer y profundizar quienes y porqué le deseaban la muerte. El 27 de diciembre de 1870 se llevó a cabo un atentado contra el General Prim, el cual murió el día 30 de dicembre de ese año. Aún hoy dicho magnicidio no ha sido resuelto; ninguna herida era mortal y se cree que murió de septicemia. No se llamó al mejor cirujano que vivía en Madrid.
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(fragmento)
Carlos Manuel de Céspedes, el mal llamado ¨Padre¨ de la Patria, era un abogado arruinado, que había dilapidado el patrimonio paterno en viajes por el mundo.
Cuando se quedó sin dinero, regresó a Cuba al Ingenio la Demajagua que estaba completamente quebrado, era una ruina total con un puñado de esclavos que apenas se podían alimentar.
Para Céspedes fue un alivio quedar como que liberó a los esclavos... y no que perdio a los esclavos porque se quedó sin dinero. Cualquier cosa antes de pasar por la verguenza de que estaba arruinado.
Es Francisco Vicente Aguilera el que debería ser nombrado el verdadero ¨Padre de la Patria¨, porque fue el verdadero organizador del alzamiento por la independencia.
Aguilera, era además el hombre más rico en todo Oriente y quizás de la isla, con grandes contingentes de esclavos y con una fortuna en metálico que se calculaba en varios millones de pesos en oro.
Poseía fincas rústicas en Bayamo, Jiguaní, Las Tunas y Manzanillo, en las cuales había varios ingenios y extensísimas zonas dedicadas al cultivo agrícola y a la crianza de ganado de muy diverso tipo.
Sus fincas urbanas no eran menos. En Bayamo eran de su propiedad el teatro de la ciudad, dos casas de pisos múltiples, muchas otras casas de menor tamaño y un almacén de víveres. En Manzanillo otras varias casas y un almacén para mieles. Era el patricio verdadero, que sacrificó todo por Cuba.
Francisco Vicente Aguilera visitó cada ciudad de la provincia de Oriente para el alzamiento.
Fue Aguilera, el que convenció a Céspedes para que entrase a formar parte de la conspiración, y así llegó Céspedes a ser parte del Comité Revolucionario, representando a Bayamo. Todos los conspiradores acuerdan hacer el levantamiento para una fecha determinada.
Carlos Manuel de Céspedes, inútil pero ambicioso, para robarle el protagonismo histórico que ya tenía a Francisco Vicente Aguilera, se adelanta en 3 meses sin contar con nadie.
El 10 de octubre, en su quebrado ingenio de La Demajagua, se alza en armas, y al grito de ¡Viva Cuba Libre!, llamado Grito de Yara, proclama la independencia de Cuba y le da la libertad a un puñado de esclavos.
Mas tarde Carlos Manuel se declara jefe de la revolución.
El gobierno colonial no podía confiscar gran cosa a Céspedes, pero si arruinó por completo a Francisco Vicente Aguilera, muriendo en la total miseria.
A raiz de este cuestionamiento historico del por qué Carlos Manuel de Cespedes se adelantó a la fecha acordada, los descendientes de la familia Cespedes se sacaron de la manga un correo y encontraron a un Ismael Céspedes, que curiosamente era sobrino de Carlos Manuel, que ademas, para suerte del ¨padre de la patria¨, era telegrafista en el correo de Bayamo y pasó por sus manos el telegrama que venía del Capitán General Español, que desde la Habana notificaba al gobernador de Bayamo que detuviese a Céspedes por estar conspirando.
El sobrino se lo comunicó a Carlos Manuel, y por ese motivo se alzó en armas sin avisarle a nadie.
Eso no se lo cree, ni el propio Carlos Manuel de Cespedes, un poco mas y le mandan un correo eléctronico.
Los revolucionarios de 1868 convinieron en que Céspedes positivamente se adelantó a Aguilera para llevarse todo el protagonismo, en pocas palabras Céspedes traicionó a Francisco Vicente Aguilera.
Lo que le hizo Cespedes a Francisco Aguilera, quizas sea el primer Golpe de Estado de la Nacionalidad Cubana
Por este y otros motivos, sus ansias constantes de protagonismo, asi como el hecho de querer perpetuarse como Presidente de la Republica en Armas, fue destituido mas tarde.
Estrada Palma admirador y seguidor de Aguilera, fue uno de los que apoyó la destitución, ya que era amigo personal de Francisco Vicente Aguilera.
Otro hecho curioso es cuando es hecho prisionero su hijo Oscar por las tropas españolas.
Los españoles le envían el mensaje a Céspedes que dejarían en libertad a su hijo si renunciaba a continuar la lucha por la Independencia.
Céspedes responde:
"Dígale al general Caballero de Rodas que Oscar no es mi único hijo: soy el padre de todos los cubanos que han muerto por la Revolución."
El 3 de junio de 1870, Oscar, era fusilado. Por esa razón los cubanos llaman hoy a Céspedes: Padre de la Patria
Finalmente poco puede querer a su patria aquel que no ama su familia.
Salvando las distancias históricas y las diferencias, Stalin hizo exactamente lo mismo, cuando los Alemanes capturaron a su hijo Yákov Dzhugashvili.
Hitler propuso el canje de su hijo por el Mariscal Friedrich Paulus. Stalin se negó diciendo que no cambiaba Mariscales por Soldados.
Yákov moriría en extrañas circunstancias el 15 de abril de 1943 en un campo de concentración.
A Stalin también despues de esto, se le nombró el "padrecito" de la patria
****************INFORMACIÓN RELACIONADA
Carlos Manuel de Céspedes y del Castillo e Ignacio Agramonte y Loynaz
Quizás la más notoria de todas las reacciones en contra de Céspedes, la hizo el General Ignacio Agramonte, primo de Ana de Quesada, quien se declaró abiertamente enemigo de Céspedes, escribiéndole una carta a la Cámara el día 26 de Abril de 1870 en la que incitaba a deponer al Presidente.
(Ignacio Agramonte y Loynaz)
A continuación fragmentos de esa carta:
«… ¿Hasta dónde nos llevarán las contemplaciones y la falta de energía de la Cámara de Representantes? ¿Hasta cuándo aparecerá impasible ante tantos abusos? ¿Esperará que Carlos Manuel y sus Secuaces arruinen el país, para proceder con energía?
No parece sino que se quiere acabar con el Camagüey para poder decir luego neciamente, cuando se le haya reducido a la impotencia, que no hace nada, que el enemigo se pasea impunemente en su territorio; y en tanto sus Representantes que conocen el mal, que lo palpan como yo, y como todos, sufren y callan por contemplaciones que se avienen mal con la marcha firme y enérgica que exige toda revolución y la conciencia de todo buen patriota.
Piensen, amigos míos, que contraen responsabilidades ante los hermanos cuya confianza tienen, ante su conciencia y ante la Historia, los Representantes del Camagüey que permiten se les sacrifique en aras de celos mezquinos y de un encono injustificable; y de una vez pongan coto á esa explotación y á esa devastación inmotivada que amenazan hundir el país y la Revolución»
De V. V. de corazón. — Ignacio Agramonte y Loynaz.
Quemado de Cubilas, Mayo 21 de 1870
*********************II) Tomado de http://www.historyofcuba.com/
Carlos Manuel de Céspedes
An excerpt from
CUBA: FROM COLUMBUS TO CASTRO
by Jaime Suchlicki
from Part Two - Towards Independence
Born in Bayamo, Oriente on April 18, 1819, Céspedes attended secondary schools in Havana and later enrolled at the University of Havana. He traveled to Spain to attend college and receive a bachelor of law degree from the University of Barcelona and a doctorate of law from the University of Madrid.
In Spain Céspedes had his first taste of revolution. The Iberian nation was undergoing a period of political turmoil and Céspedes joined the conspiratorial activities of Army General D. Juan Prim against the regime of Baldomero Espartero. The failure of an anti-Espartero uprising in 1843 forced Céspedes to leave the country.
From Spain Céspedes traveled throughout Europe, finally returning to Cuba in 1844. The handsome, cultured, and energetic Céspedes opened a law practice and engaged in business in Bayamo. But law soon gave way to politics, as a strong anti-Spanish movement began to develop in Cuba. Narciso López's unsuccessful filibuster expeditions against Spanish power in Cuba and his subsequent execution in 1851 had an impact on the young Céspedes. Arrested because of his anti-Spanish statements and banished from Bayamo, Céspedes began to organize a war for independence in Oriente province.
After the 1868 "Glorious Revolution" in Spain, he saw an opportunity for revolt in Cuba and called for immediate revolutionary action, claiming that "the power of Spain is decrepit and worm-eaten" and that if it still appeared great and powerful to Cubans it was because "for more than three centuries we have looked at it from our knees."
Céspedes and his group were determined to strike a blow at Spanish control of Cuba. When they learned that their conspiratorial activities had been discovered by the Spanish authorities they were forced to act. On October 10, 1868 Céspedes issued the historic "Grito de Yara" from his plantation, La Demajagua, proclaiming Cuba's independence. He soon freed his slaves and incorporated them into his disorganized and ill-armed force and made public a manifesto explaining the causes of the revolt. Issued by the newly organized Junta Revolucionaria de Cuba, the manifesto stated that the revolt was prompted by Spain's arbitrary government, excessive taxation, corruption, exclusions of Cubans from government employment, and deprivation of political and religious liberty, particularly the rights of assembly and petition. It called for complete independence from Spain, for the establishment of a republic with universal suffrage, and for the indemnified emancipation of slaves.
The manifesto was followed by the organization of a provisional government with Céspedes acting as commander-in-chief of the army and head of the government. Céspedes' almost absolute power as well as his failure to decree the immediate abolition of slavery soon caused opposition within the revolutionary ranks. Facing mounting pressure, Céspedes conceded some of his power and called for a constitutional convention to establish a more democratic provisional government.
Delegates from several eastern towns met at Guáimaro in April 1869 and adopted a constitution that provided for a republican-type government. Unhappy with Céspedes and fearful of concentrating too much power in the office of the president, a faction led by Camagüey's rebel chieftain, Ignacio Agramonte, obtained a large degree of authority for the House of Representatives, including legislative power and control over presidential decisions. This group, as long as it retained power, was also able to legalize the abolition of slavery by introducing Article 24 of the constitution which declared "all inhabitants of the Republic to be absolutely free." Céspedes was elected president of the new republic and Manuel Quesada was appointed commander-in-chief.
Etiquetas: 10 de Octubre 1868, carlos manuel de céspedes, cuba, España, grito de yara, guerra de los 10 años, Guerra de los Diez Años, Ignacio Agramonte, La Gloriosa, Prim
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