Comentaristas cubanos indignados con los carteles "Patria y Vida" durante el partido de béisbol
Fidel Castro dejó una huella profunda y contradictoria en el deporte
(fragmento)
Por Jorge Morejón
26 Nov, 2016
Algunos de los más fieles exponentes del deporte cubano en el último medio siglo, como el tricampeón olímpico de peso pesado en boxeo, Teófilo Stevenson, o la bicampeona mundial de 800 metros planos Ana Fidelia Quirot, fueron manipulados a su antojo por el gobernante.
Por razones políticas, Castro les negó a Stevenson y Quirot el sueño de coronas olímpicas, al sumarse al boicot soviético a los Juegos de Los Angeles 1984.
Cuatro años más tarde, el propio gobernante trató de probar su liderazgo a nivel internacional y convocó a un boicot a la edición de Seúl 1988, que sólo fue secundado por Nicaragua y Norcorea.
Stevenson habría ganado un cuarto título en 1984, tras sus triunfos en Munich 1972, Montreal 1976 y Moscú 1980, mientras que Ana Fidelia no tenía rival en el mundo en 1988, ni en 800, ni en 400 metros planos.
Pero un caprichoso Castro los dejó a ambos en casa, mientras el mundo celebraba la fiesta olímpica por todo lo alto.
Stevenson y Quirot son dos de los ejemplos más notables, pero junto a ellos, el gobernante les cortó de golpe los sueños a una generación de deportistas, sin importarle los años de esfuerzos y entrenamientos, muchas veces en condiciones bien distantes de las ideales.
Y ¡ay! de aquellos que osaran escapar en busca de decidir su destino por sí mismos. Sobre ellos caía el repudio del gobierno, que los trataba como traidores a la Patria, como desertores, como si se tratara de un ejército.
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Propaganda política en el estadio ¨Jose Antonio Huelga¨ . Sancti Spiritus, Cuba):
Dirigentes del Partido Comunista de Cuba abanderando equipos, cuadros y frases políticas en estadios...:
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La Federación Cubana de Béisbol sufre de amnesia histórica
(José Antonio Echeverria y otros estudiantes se lanzaron al terreno de pelota del Estadiun del Cerro con un cartel en contra del gobierno de Fulgencio Batista mientras se efectuaba un juego entre los equipos Habana y Almendares el 4 de diciembre de 1955. En la foto se ve a un policía y a un árbitro intentando poner orden para que el juego continuara; el árbitro parece ser Amado Maestri; el juego estaba siendo televisado. Foto y comentario añadidos por el Bloguista de Baracutey Cubano.)
Por Yoani Sánchez
La Habana
01/06/2021
Decía el escritor Eliseo Alberto Diego, Lichi, que "la historia es una gata que siempre cae de pie". Habría que advertirle a la Federación Cubana de Béisbol sobre esa capacidad para erguirse que tiene el pasado, esa manera de sortear el silencio y la manipulación.
La entidad oficialista ha protestado por los sucesos ocurrido en el partido de este lunes del preolímpico de béisbol entre los equipos de Cuba y Venezuela. En una exaltada nota cataloga de "inaceptable que personajes contrarios al espíritu propio de un evento deportivo atenten contra la concentración del equipo".
La rabieta viene dada por los carteles con la frase "patria y vida", "Free Cuba" y críticas a Miguel Díaz-Canel que se vieron en las gradas del estadio de West Palm Beach durante la transmisión del partido y que la televisión oficial no pudo evitar que se colaran en el canal Tele Rebelde. Pero resulta que lo ocurrido ayer se inserta en una tradición cívica de protestas en terrenos de pelota que el propio régimen ha ensalzado cuando ocurrieron en la Cuba republicana.
Un 4 de diciembre de 1955, un grupo de jóvenes se lanzaron al terreno del estadio del Cerro, mientras se disputaba un partido entre los equipos de Habana y Almendares. Llevaban una tela con reclamos contra la dictadura de Fulgencio Batista, el momento fue captado por las cámaras de la televisión que transmitía el partido y las imágenes llegaron a la pantalla de miles de espectadores en toda la Isla.
Para el discurso oficial cubano, aquella acción estaba más que justificada y la rememoran a cada rato como una hazaña revolucionaria, pero en lo ocurrido este lunes reprocha a los guardias del estadio en Florida por no haber actuado "como establecen los protocolos de seguridad"...
Nada, que la historia es una felina de mirada penetrante que da una voltereta en el aire para terminar aterrizando con sus uñas sobre la susceptible piel de los que quieren esconderla y tergiversarla.
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