viernes, agosto 12, 2022

Luis Cino desde Cuba: En Cuba también escasean las verdades

 
Nota del Bloguista de Baracutey Cubano

Dios no castiga. Esa concepción de un Dios castigador y que nos pone pruebas corresponde al Viejo Testamento.  Jesucristo, que es el culmen de la revelación, no dice, entre otras cualidades de Dios,  que Dios es un padre amoroso. Dios al hacernos a su imagen y semejanza en cuanto a dignidad y libertad, respeta las decisiones que tomamos y nuestra propia naturaleza es la que nos pone a prueba.

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Tomado de https://www.cubanet.org/

En Cuba también escasean las verdades

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Triste situación la que estamos viviendo los cubanos. Hasta Dios y la Naturaleza parecen estar en contra nuestra, flagelándonos.

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Por Luis Cino

11 de agosto, 2022

LA HABANA, Cuba. —  Los voceros del régimen castrista, sin hacer distingos, califican como “odiadores” a todos los que en las redes sociales se refieren a la caótica situación en el país y se quejan de las torpes  políticas gubernamentales, que, lejos de solucionar los problemas, los agudizan.

Para los mandamases, que no soportan las discrepancias ni ser cuestionados, decir la verdad sin ambages es odiar. Dicen que “los odiadores”, creando angustia y desconcierto con lo que postean, pretenden minar la confianza del pueblo en los dirigentes, fomentar el descontento, desestabilizar el orden.

Como si la dura situación que vivimos los cubanos cada día —desde que nos despertamos hasta que hambreados nos acostamos a dormir, si es que podemos soportar con los apagones el calor y los mosquitos—, no fuera suficiente para enervar al más paciente y beatífico de los cubanos y hacerle desear que revienten y vuelen al infierno los obesos y arrogantes mandamases repetidores de consignas triunfalistas que nos exigen nos sacrifiquemos sin chistar.

No obstante, hay que reconocer que es cierto que en las redes sociales algunos desaprensivos, con tal de irle en contra a la dictadura a como dé lugar, exageran en lo que postean, y lo que es peor, mienten.

Eso, lejos de perjudicar al régimen, lo beneficia. Les da argumentos a sus voceros, como los talibanes del infame programa televisivo Con Filo, para ridiculizar a los detractores del castrismo, ponerlos en solfa, tenderles trampas y restarles credibilidad.

Con un régimen capaz de tantos disparates, desfachateces y políticas antipopulares de desastrosas consecuencias, exagerar y mentir, más que innecesario, es contraproducente.

Ahora, que casi a diario ocurren protestas antigubernamentales en distintos puntos del país, no debemos incurrir en exageraciones ni ilusionismos que hagan pensar que el régimen está contra las cuerdas, agonizante.

Podría repetirse lo que ocurrió el 7 de agosto de 1933, cuando la falsa noticia propagada por el ABC —una organización fascistoide que, con métodos terroristas, combatía al régimen de Machado— de que el dictador había huido del país provocó que centenares de personas se lanzaran a las calles y fueran masacradas por la policía y los porristas.

Al régimen le interesa hacer creer que los que se le oponen se alegran aviesamente de todo lo malo que sucede en Cuba, sea un accidente, una epidemia o una catástrofe natural.

Se vive en tal estado de crispación que a cualquier hecho que ocurra, por trágico que sea, tanto el régimen como algunos opositores, en detrimento de la responsabilidad y la decencia más elemental,  tratan de utilizarlo para el provecho de su causa.

Muy pocos confían en las versiones oficiales. En el mejor de los casos, se muestran escépticos. Esa desconfianza es producto de tantas décadas de opacidad, mentiras, medias verdades y manipulación de la información por parte de un régimen que aplica al pie de la letra  los principios  que empleó Goebbels en la Alemania nazi.

Ocurrió cuando la explosión del Hotel Saratoga y está ocurriendo ahora con el incendio en la Base de Supertanqueros de petróleo en Matanzas. Alguna gente habla de sabotaje y hasta de castigo divino. Y son más, muchos más, los que acusan de negligencia, incompetencia  e irresponsabilidad criminal a las autoridades, sobre todo por la pérdida de vida de bomberos muy jóvenes, casi adolescentes, que fueron enviados, desprovistos de medios adecuados, a enfrentar el siniestro.

Triste situación la que estamos viviendo los cubanos. Hasta Dios y la Naturaleza parecen estar en contra nuestra, flagelándonos. Porque no importa la salación de la que diga ser víctima Díaz-Canel desde que se inició su mandato en el año 2018, somos nosotros, los de a pie,  los principales dolientes de tanto desastre.

Lo que algunos llaman salación, osobbo, jettatura, es el resultado de la insistencia del régimen continuista en sus políticas fallidas a pesar de los sucesivos descalabros. Cada vez, y lo vemos a diario, son peores las consecuencias. Y para colmo de males tenemos que nadar en un océano de falsedades. Porque en Cuba también están en falta las verdades.

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1 Comments:

At 4:19 a. m., Anonymous Realpolitik said...

Escaea la verdad, pero, como hace tanto tiempo, hay una gran abundancia de miseria humana.

 

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