domingo, febrero 26, 2023

Abel R. Castro Figueroa: MATEMÁTICAS EN CUBA (2-A)

 MATEMÁTICAS EN CUBA (2-A)

Por Abel R. Castro Figueroa

24 de febrero, 2023

acastro@iteso.mx

Tener éxito no es casual,

es una variable que depende del esfuerzo.

Sófocles

 Antes de que los matemáticos franceses comenzaran a dar cursos en La Habana, habían empezado a visitar la Universidad matemáticos soviéticos. Sin dudas, el más relevante fue Anatoly Gardiévich Kostyuchenko (+). Era un gran especialista en Análisis Funcional y Operadores Diferenciales, profesor de la Lomonósov, y Presidente de la Sociedad de Matemáticas de Moscú. Tenía, según recuerdo, dos premios Lenin, uno de ellos secreto porque concernía al campo militar. Pasó tres meses en La Habana en el año académico 1966-1967, y después siguió vinculado a la Escuela Matemática de Cuba durante muchos años más. No sabía español, pero estaba acompañado del profesor hispano soviético (doctor de  primer nivel) Carlos Vega, que había sido su estudiante y servía de traductor. Ahí nos enteramos de que Tolya es el diminutivo de Anatoly. Tuvo una influencia muy grande en algunos matemáticos cubanos, sobre todo en Andrés Fraguela y Miguel Jiménez. No sé qué produjeron en los demás sus conferencias, pero ante tanta sabiduría varias veces me hizo sentir tan insignificante como una hormiga que podría salirme del salón por la ranura bajo la puerta. Andaba con un gran maletín que yo imaginaba lleno de libros, y en una ocasión, en un receso, aproveché para husmear, porque había dejado el zipper medio abierto. Tremenda sorpresa: lo que contenía era su equipo de buceo, que usaba todos los días en las playas cercanas a La Habana, una enorme delicia para él. Todo aquello de lo que hablaba el individuo en sus clases lo tenía en su cabeza.

            En 1968, varios destacados matemáticos de Francia asistieron al Congreso Cultural de La Habana, entre ellos Laurent Schwartz, que había ganado la medalla Fields en 1950 y era uno de los matemáticos más importantes y famosos del mundo. Impartió una conferencia en la Escuela de matemáticas y también se presentó en televisión. Un grupo de estos matemáticos  formó el Comité de Liaison para apoyar la educación superior en Cuba. Didier Dacunha-Castelle fue el primer presidente de este comité, que inició Escuelas de Verano intensivas ese mismo año. Algunos franceses, como Claude George y Claude Mutafian, permanecieron en La Habana dos años. Todos fueron excelentes profesores. Aclaro que en aquellos cursos participaron especialistas de una variada gama, y hubo unos cuantos que ni siquiera conocí y no menciono.

            Diederich Hinrichsen, de la República Federal de Alemania (RFA), fue contactado por Dacunha-Castelle, que buscaba a alguien para enseñar topología general. Diederich (a quien decíamos Didi) llegó a La Habana en 1970 para una estancia de un año, en la que inició una regular y fructífera relación con matemáticos cubanos. Dictó conferencias y realizó seminarios tanto en la Universidad de La Habana como en el Instituto Pedagógico, y ayudó de diferentes maneras, por ejemplo, logrando que llegara a Cuba una computadora personal. También dirigió la escritura de un magnífico libro de Topología. Los alemanes pronto formaron su propio grupo de apoyo, el KOWIZUKU. Por entonces también fue a Cuba Egbert Brieskorn, que había sido candidato a la Medalla Fields, con quien el que escribe asistió a un bello curso de Sistemas Dinámicos. Mis peripecias como su contraparte las cuento en El País de la Siguaraya. Brieskorn no fue enviado por el KOWIZUKU, sino por la propia IMU que contaba con diferentes comisiones. Estos profesores eran simpatizantes de la Revolución Cubana, y casi todos de izquierda. Ambos comités se extinguieron en poco tiempo; me consta que al menos uno de los europeos se desencantó al ver en realidad cómo eran las cosas, y por su parte, ya el gobierno cubano también prefería el acercamiento a los soviéticos. Esta postura se acentuó después de la entrada de Cuba en el CAME, en 1972.

            Aquí hablaré de compañeros brillantes, pero eso no implica la inexistencia de otros tan brillantes como ellos que, por diferentes razones, algunas relacionadas con el sistema de gobierno imperante en Cuba, no pudieron aplicar su inteligencia para obtener resultados matemáticos y grados científicos. También aclaro que mi conocimiento es limitado; si alguien discrepa de lo que aquí afirmo, o piensa que falta algo imprescindible, le ruego que me lo haga saber a través de la dirección electrónica que figura bajo el título: seré presto para subsanar errores y remediar omisiones. Aclaro también que no me referiré a quienes se han dedicado de modo fundamental a la Educación Matemática, las Matemáticas Aplicadas, la Computación, o la Física. Por último, anuncio otro escrito que le seguirá a este dentro de unos meses, donde hablaré de otros matemáticos cubanos relevantes y podré agregar enmiendas de ser necesario. Aclaro que aquí aparecen hechos objetivos, que como tales no tienen discusión, y algunas opiniones que son de mi entera responsabilidad.

En esta parte me referiré a los matemáticos cubanos con segundo doctorado (esto se precisa más adelante) que, o son los más destacados en los últimos 20 o 30 años, o están entre ellos. En el breve período 1989-1993 lo alcanzaron Guillermo López Lagomasino, Andrés Fraguela Collar y Miguel Jiménez Pozo en ese orden. En 2008 lo obtuvo Juan Bory Reyes, y en 2012 Ricardo Abreu Blaya. A continuación, comentaré brevemente sobre ellos. También alcanzó este grado José Ruiz Schulcloper, pero aquí no lo tomo en cuenta porque entiendo que su trabajo es de Matemáticas Aplicadas.

            Este Segundo Doctorado no es otro doctorado, sino un doctorado de nivel superior. Existe en varios países; Francia, por ejemplo, es uno de ellos, y tal vez donde primero se definió tal grado (en 1808). En ese país se denomina Doctorado de Estado. De los franceses del Comité de Liaison tenían doctorado de estado Didier Dacunha-Castelle y Claude George. En la antigua URSS ese segundo doctorado se conocía simplemente con el nombre de doctor, y por eso el que alcanzaba lo que en todas partes se llama doctor, homologable al Ph.D., en Cuba se llamaba candidato en ciencias (кандидат наук) o simplemente candidato. Esta situación creaba inconvenientes, sobre todo en los cubanos que visitaban otros países, pues del título de "Candidato" nadie infería que se hubiese alcanzado algún nivel superior a la licenciatura, solo que tal vez la persona algún día podría ser doctor. Además, los que ya habían alcanzado el segundo doctorado no eran debidamente estimados. Durante demasiado tiempo esta denominación se mantuvo en Cuba; la precisión tardó hasta 1992, cuando se creó el segundo doctorado y se definieron los conceptos y la nomenclatura por la Comisión Nacional de Grados Científicos. El primer doctorado se denota por D.C. y se llama "doctorado en ciencias en determinada especialidad", por ejemplo, haciendo referencia a una persona, se dice que es doctor en matemáticas. El segundo doctorado se denomina Doctorado en Ciencias, y se denota mediante Dr. Cs. Es claro que, para alcanzar este grado, además de muy inteligente, hay que ser, como diría un amigo español con cierta ironía, un pelín obsesivo.

            La escritora norteamericana Kate Sanborn dio una conferencia en California en 1893 titulada “¿Qué es el genio?” donde, refiriéndose a los escritores, expresó que “el genio es inspiración, talento y transpiración”. Más tarde Edison, el inventor, emitió una expresión más cuantificada, repetida por muchos otros, que es la que sobrevive: “El genio es un uno por ciento de inspiración y un noventa y nueve por ciento de transpiración”. Como sea, para obtener logros hay que esforzarse, y eso se aplica a cualquier ámbito, como se sabía al menos desde Sófocles, de acuerdo con el epígrafe.

 

Guillermo Tomás López Lagomasino entró en la carrera el curso siguiente al mío, pero teníamos diferentes planes de estudio y nos graduamos ambos en 1971. Como mi plan se reajustaba, tuvimos alguna asignatura común, tal vez el semestre de Álgebra Multilineal de Claude Mutafian. Magnífico profesor, a pesar de su tartamudez, que era capaz de conseguir que nuestra intuición llegara hasta lo más abstracto. Mutafian publicó varios tomos de Álgebra Moderna que eran una delicia. Por esa época era muy popular un libro del periodista y político francés Jean-Jacques Servan-Schreiber llamado "El Desafío Americano", lo que hizo que Mutafián titulara su serie de tres libros "El desafío algebraico". Hablaba del "placer orgásmico de una demostración", pues defendía la idea de que primero se debía entender todo intuitivamente, y por qué se hacían las cosas de cierto modo, para que luego el sentido de las definiciones y demostraciones resultara una consecuencia natural. Esto chocaba con la presentación bourbakista que estaba de moda, pero sus clases iluminaban nuestros pensamientos.

            En una asamblea que se celebró en el Anfiteatro de Biología donde se elegían dirigentes de la Federación Estudiantil Universitaria (FEU), Guillermo mismo explicó improvisando su "trayectoria revolucionaria" como se llamaba entonces, iniciada nada menos que en los Estados Unidos, donde había participado de adolescente en manifestaciones de apoyo a Cuba junto con su familia. Después sería presidente de la FEU de la Facultad, hasta tiempo después de graduarnos. De inmediato comenzamos a trabajar como profesores en el Departamento de Matemáticas Generales, que entonces estaba dirigido por José Luis Fernández Muñiz (+). Lagomasino fue Segundo Jefe del Departamento hasta 1974.


Guillermo López Lagomasino exponiendo en un seminario en la URSS

            En 1978 defendió en Moscú su tesis para el primer doctorado bajo la supervisión del Académico Andrei A. Gonchar. De regreso a Cuba trabajó, de 1980 a 1995, como editor de la revista Ciencias Matemáticas, fundada por la Sociedad Cubana de Matemáticas y Computación (SCMC) en acuerdo con la Universidad de La Habana. Esta asociación era necesaria, pues las Sociedades Científicas en Cuba no son personas jurídicas: por ejemplo, no pueden comprar ningún material de oficina ni pagar salarios, eso tenía que hacerlo el llamado Organismo Rector, que era alguna institución estatal. En ese período fue de nuevo Segundo Jefe de Departamento, después Jefe, y luego Vicedecano de Investigaciones.

            No sé si Guillermo recordará que en una ocasión (gracias seguramente a una asignación del sindicato o algo semejante) compartimos con nuestras familias por unos días una casa en la playa de Bocaciega ("el mejor lugar del mundo para vivir", afirmó alguna vez Lichi Diego). No soltaba el lápiz y el papel, siempre analizando algún asunto de matemáticas que ya hasta tal punto le interesaban. En su condición de jefe del Departamento, el que yo haya logrado alcanzar mi doctorado se lo debo a él y nunca lo olvidaré; me complace dejar esta constancia pública. Recuerdo también una oportunidad en que nos citaron al Aula 9 y dirigió la reunión un personaje de cuyo nombre me alegro no acordarme, creo que era vicerrector, que después de utilizar frases tan impropias para su rango como "Vienen dando jan" —jan es una vara de madera rematada en un clavo que no se usa, como dice el Diccionario de la RAE (confundiéndolo con la coa) para hacer hoyos en la tierra, sino para picar a los bueyes— quiso captar voluntarios para participar en las brigadas de respuesta rápida, pero su lenguaje no era claro, se trataba de una de esas cosas que en ocasiones convenía solo insinuar, o tal vez tanteaba para ver la reacción. La voz de Guillermo se alzó nítida desde el fondo del salón, expresando lo que casi todos los demás pensábamos y ninguno se atrevía a decir: "¡Si lo que quieren es que vayamos a darle palos a la gente, conmigo no cuenten!". Enseguida fue secundado por otros. El vicerrector cambió el tema de inmediato y no presencié otra ocasión en que se hiciera ese intento en la Facultad.

            En el bienio 1987-1989 Guillermo fue investigador visitante en el Instituto Steklov de la antigua Unión Soviética, y defendió su segundo doctorado. Fue el primero de los cubanos en hacerlo. Entre los resultados de su Tesis se contaba la demostración de una conjetura del académico Gonchar que no se había podido demostrar desde su aparición diez años antes. En 1991-92 pasó un año sabático en España, con el respaldo del ministerio de educación de ese país, y un semestre en la Universidad Carlos III de Madrid (UC3M), donde empezaría a trabajar como profesor fijo (pasando por diferentes nombramientos al principio) desde 1995, año en que se radicó definitivamente en España.

            En Cuba fue acreedor de diferentes reconocimientos, como el Premio Pablo Miquel, máximo reconocimiento que otorga la SCMC, la Distinción Especial del Ministro de Educación, y la Orden Nacional Carlos J. Finlay, además de otros concedidos por diferentes instituciones. En 1988 fue considerado uno de los tres trabajos más valiosos de ese año en el Instituto Steklov, donde pasó dos años como investigador invitado.

            También ha sido invitado, como profesor, por las universidades norteamericanas de South Florida y Vanderbilt (esta última en tres ocasiones), y varias veces por períodos de algunos meses por la Universidad de Coimbra, la UC3M —naturalmente, antes de formar parte de su planta— y la Universidad Politécnica de Madrid (UPM). Como investigador ha estado invitado en las universidades de Orsay (3 meses), Bremen (1 mes, en 3 ocasiones; es aquí donde trabajaba Didrich Hinriksen), y en la Complutense de Madrid (1 mes). Para estancias más breves y la impartición de cursos cortos, ha estado más de dos veces en las universidades españolas de La Laguna, Almeria, Granada, Sevilla, Zaragoza, La Rioja, Santander y Vigo, y en la universidad portuguesa de Aveiro.

 Fue por cuatro años Director del Departamento de Matemáticas de la UC3M. También Profesor Emérito, cargo que esa universidad reconoce por tres años a algunos de sus profesores que llegan a la edad de jubilarse, y es Profesor Honorífico de la misma. Guillermo encabezó el grupo GAMA (No confundir con MAGA; hablo del Grupo de Análisis Matemático Aplicado) apoyado por el gobierno español, hasta su jubilación en 2022.

Pertenece al Consejo Editorial de Journal of Aproximation Theory, la revista más reconocida en esa especialidad, y cuenta con gran cantidad de publicaciones, particularmente en el tema de los Aproximantes de Padé, rama de la teoría de aproximación donde ha dejado su impronta. Después de jubilarse sigue en esta posición.

            Guillermo intercambió varias veces con la Universidad de Jaén y con su revista dedicada a la aproximación, que publica desde 2009. Esta universidad realiza anualmente una Jornada de Aproximación. Muchos latinoamericanos no están familiarizados con la expresión española "Irse por los cerros de Úbeda" para referirse a alguien que se sale del objeto que se discute. Pues bien, Úbeda no sólo existe, sino que es Patrimonio de la Humanidad, y fue en esta ciudad que se celebró la Jornada número IX, en 2018, que fue dedicada a los 70 años de Lagomasino.

            Este no fue el único reconocimiento. La UPM y la UC3M, donde trabajaba hasta su jubilación, celebraron también en 2018 una conferencia internacional, el 7o Taller Iberoamericano de Polinomios Ortogonales y Aplicaciones, que también le fue dedicado a Guillermo por su aniversario. Los trabajos presentados fueron publicados en el libro Orthogonal Polynomials: Current Trends and Applications. Proceedings of the 7th EIBPOA Conference. Como es natural, Guillermo tuvo una participación destacadísima en el evento.

            Ha formado parte de cerca de veinte proyectos de Investigación financiados en convocatorias públicas, como responsable en varios de ellos. Entre las instituciones de respaldo se encuentran la Academia de Ciencias del Tercer Mundo (TWAS), el Centro Internacional de Física Teórica de Trieste, el Programa de Ciencias de la OTAN, e instituciones de España y Portugal. Ha publicado varios libros como Proceedings de eventos, pero desde su época estudiantil colaboró eon un libro de Claude Mutafian sobre Álgebra Multilineal. Cuenta con unos 130 trabajos publicados, que tienen más de 2,260 referencias. Dirigió 16 trabajos de doctorado, contando el último que estaba en proceso cuando se escribían estas líneas.

            Me he enterado de que Lagomasino en su adolescencia era bueno en el béisbol. Tal vez las Grandes Ligas se perdieron un buen integrante. De lo que no hay dudas es de que Cuba ha tenido en él un brillante matemático. Para más detalles sobre su vida académica invito a visitar la página:

 https://sites.google.com/view/lagomasino/

       

Andrés Fraguela Collar era conocido desde estudiante como uno que le daba duro al estudio, al punto de que era catalogado como docentista, en la época un supuesto defecto ideológico que se aplicaba a los que ponían la tarea de la adquisición de conocimiento sobre otras actividades. Así siguió, y así ha seguido. También dibujaba muy bien, y al parecer ha conservado esa costumbre. Aquí podrán ver uno de sus últimos dibujos. Como profesor de la carrera, buscaba siempre los resultados más generales y abstractos.

            Trabajó como profesor en la UH de 1972 a 1980 y fue Jefe del ICIMAF (Instituto de Cibernética, Matemáticas y Física de la Academia de Ciencias de Cuba, ACC) entre 1980 y 1992. Como vicepresidente de la Sociedad de Matemática participó en la organización del Primer Congreso, realizado en 1982, que se ha mantenido con periodicidad trienal. Entre sus distinciones en Cuba se encuentran el Premio Pablo Miquel, el Premio Nacional de Ciencia y Tecnología “Manuel F. Grant” de la ACC, y el Premio al mejor trabajo de Ciencias Técnicas, Físicas y Matemáticas, también de la ACC.

Pintura de Andrés Fraguela Collar

Fue nombrado Representante de Cuba en el Consejo Científico del Instituto Stephan Banach de Matemáticas del CAME, el Consejo de Ayuda Mutua Económica (donde el autor del presente escrito pasó un semestre dedicado a los Sistemas Dinámicos). Fraguela también fue Asesor del Ministro, y miembro del Consejo Científico de la ACC durante varios años. Defendió su tesis de Doctorado en Ciencias Matemáticas y Físicas en la Universidad Estatal de Moscú en 1980 (el tutor fue el mencionado A. G. Kostyuchenko) y el Doctorado de Estado en 1991, en colaboración con el Instituto Steklov.  

Andrés Fraguela Collar al terminar su primer doctorado

El CONACYT de México inició en 1992 el primer grupo del Programa de Cátedras Patrimoniales, con apoyo de la National Science Foundation de los Estados Unidos, para invitar a  investigadores de alto nivel, casi todos con segundo doctorado. Aprovechaba México de esa manera a los que querían emigrar de lo que había sido el campo socialista. Más de 20 rusos, un búlgaro y un cubano fueron invitados. Ya saben de qué cubano se trata: Fraguela, a quien debieron haberle dado un estipendio adicional, pues era el único que sabía español y con frecuencia tenía que actuar como traductor. Los búlgaros son algo atravesados, y no lo digo porque se hayan encaprichado en ponerle nada menos que a su capital un nombre español; si usted quiere decir “si” o ”no” en Bulgaria moviendo la cabeza, sepa que debe hacer el “otro” movimiento, no el que tiene usted por costumbre. Pero el matemático búlgaro, por supuesto, también hablaba ruso. A Fraguela lo habían solicitado de tres instituciones diferentes, de manera que pudo escoger, y seleccionó la BUAP (Benemérita Universidad Autónoma de Puebla). El tiempo ha demostrado que fue un gran acierto.

Por solicitud del rector organizó el Posgrado de Matemáticas y creó el grupo de investigación en Modelación Matemática y Ecuaciones Diferenciales, considerado por el CONACYT como un grupo de alta productividad. En este grupo se han formado más de 60 doctores de varios países. Personalmente Fraguela ha asesorado y graduado 19 doctores y más de 30 Maestros en Ciencias que trabajan en diferentes Universidades de México. 

A partir del año siguiente recibió una estrecha colaboración de Miguel Jiménez y también participaron los doctores cubanos José Luis Fernández Muñiz y Francisco Guerra,, así como tres especialistas rusos, todos invitados por Fraguela. En este marco, ha participado en medio centenar de proyectos, nacionales e internacionales, de los que ha dirigido unos 35. Ha sido nombrado Visitante Distinguido de las Ciudades de Puebla y Atlixco en México y también el reconocimiento de Visitante Distinguido de la Universidad Complutense de Madrid.

Ha sido coordinador del Centro Multidisciplinario de Modelamiento (sic) Matemático y Computacional de la Universidad Autónoma de Puebla. Fue invitado como representante de Latinoamérica al Congreso de la Unión Matemática Africana celebrado en Luanda, Angola, en 2019. Es miembro de la Academia de Ciencias de México y del Sistema Nacional de Investigadores (SNI, nivel II) de ese país.

Andrés Fraguela Collar con la Ministra de Educación de Angola y el Secretario de  Estado de ese país

Las cinco personas de que aquí hablo, con mayor o menor alcance, han intentado realizar investigaciones aplicadas, pero Fraguela ha demostrado una especial habilidad para atraer (o dejarse atraer) por especialistas de diferentes ramas del conocimiento científico, y ha logrado convocar a personalidades destacadas y trabajar con ellas en equipos multidisciplinarios con magníficos resultados en áreas como geofísica, epidemiología, y diversas ramas de la medicina y la física. Eso, sin olvidarse de las investigaciones teóricas.

            Ha dedicado también muchas energías a la formación de profesores. Tiene una amplia experiencia en la enseñanza de Matemáticas en todos los niveles educativos y en varios países. Se destaca su contribución en México, donde ha sido Coordinador del Programa de la Secretaría de Educación de México para definir los Marcos de Referencia en Pensamiento Lógico Matemático para el ingreso a la Educación Superior en México. Fundó el “Programa Integral de Formación de Maestros” (PIFMA), que está patentado con derecho de autor y se ha aplicado en México, República Dominicana y Angola. Me sorprendió gratamente ver que aplicaba la Inteligencia Artificial antes de que ChatGPT se pusiera de moda. Fue invitado a la República Dominicana por el Banco Mundial y el Ministerio de Educación de ese país. Recomiendo la visita al website de PIFMA donde se encontrarán detalles: www.pifmaeducation.com.

            Cuenta con unos 150 papers y capítulos de libros, y unos 8 libros. Por supuesto, ha realizado ponencias, conferencias, cursos, etc. El 11 de Septiembre de 2020 la BUAP le organizó un homenaje por su 70 aniversario, en plena epidemia de COVID. Este homenaje se recogió en un video que también puede ser visto en este blog Baracutey Cubano mediante el siguiente enlace:

 https://baracuteycubano.blogspot.com/2020/09/video-del-homenaje-al-relevante.html

 Aquí hay un enlace a dos de sus libros: uno dedicado a la enseñanza que describe el PIFMA, y uno dedicado al COVID, del que es Editor.

 https://drive.google.com/drive/folders/10O43MMNlNqHF0MEC22cW8KINO0AQ1Znz?usp=sharing

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