miércoles, febrero 22, 2023

El Caso Padilla. Video íntegro de la filmación de la autoinculpación del escritor Heberto Padilla , ordenada por el tirano Fidel Castro y mantenida oculta por décadas, ha sido difundida en YouTube por Jorge Ferrer

La Autocrítica de Heberto Padilla: con Juan Manuel Cao y Andres Reynaldo


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 Nota del Bloguista de Baracutey Cubano

Hace años oí,  o leí,  que en los primeros años después del triunfo de la Robolución Heberto Padilla fue informante del G-2 o Seguridad del Estado de la tiranía Castrista; me parece recordar que algunos miembros del semanario  Lunes de Revolución  sospechaban de él. De ser cierto eso, una manera más que tenía la Seguridad del Estado de  presionar sicológicamente a Padilla para que se autocriticara tan humillantemente  era amenazarlo con mostrar los informes o denuncias que él había escrito sobre muchas de sus amistades...

No se la razón por la cual  esa noche estábamos reunidos muchos alumnos de la carrera  en el edificio de la Universidad de La Habana donde estudiábamos.  Recuerdo que había un ambiente raro y  murmullos en los que participaban algunos de nuestros profesores franceses,  los cuales todos eran de izquierda y habían ido a Cuba creyendo  que en Cuba se estaba verdaderamente llevando a cabo la utopía socialista;  Quizás por verme despistado  se me acercó Cristy, que no estudiaba la carrera,  la cual era, o había sido, pareja  de mi amigo el cantautor Carlos Gómez y me pone al tanto de lo que estaba pasando en la UNEAC. Ese día empezó a desmoronarse el  Comité de Enlace Franco-Cubano (Liaison Committee) que tuvo en total una duración de 5 años ya que los franceses, y su valiosa ayuda,  se fueron callada y discretamente de Cuba ya que habían  chocado con  la realidad cubana; sólo quedaron las relaciones interpersonales.

Jorge Ferrer

Feb 17, 2023

El 27 de abril de 1971, el poeta cubano Heberto Padilla intervino ante un grupo de miembros de la Unión de artistas y escritores de Cuba (UNEAC) para confesar sus "actividades contrarrevoilucionarias". Su detención y esta confesión motivaron el llamado "Caso Padilla", que marcó el distanciamiento de la Revolución cubana de muchos intelectuales de izquierda que la habían apoyado hasta entonces

Video  COMPLETO de la autoinculpacion de Heberto Padilla

Primera Parte


Segunda Parte


Tercera Parte


Cuarta Cuarte


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Tomado de https://diariodecuba.com/

Salen a la luz las imágenes originales del 'mea culpa' del poeta cubano Heberto Padilla en 1971

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La filmación, ordenada por Fidel Castro y mantenida oculta por décadas, ha sido difundida en YouTube por el escritor cubano Jorge Ferrer.

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DDC

Madrid 19 Feb 2023

El metraje con buena parte de la filmación original de la tristemente célebre autoinculpación del poeta cubano Heberto Padilla, uno de los episodios más crueles de la represión de las artes y el libre pensamiento bajo el régimen de Fidel Castro, fue difundido en YouTube.

El escritor cubano Jorge Ferrer publicó en cuatro partes la mayor parte de ese material, mantenido en secreto hasta que el cineasta Pavel Giroud lo sacó a la luz parcialmente en su documental El caso Padilla (2022).

"Los comparto, porque a ello me autorizan las manos que me los han hecho llegar", comentó Ferrer en su blog El tono de la voz. "Y porque a ello me obliga la historia compartida, que es a la vez la mía y la de todos". 

La publicación se produce después que varios cineastas, escritores y periodistas cubanos demandaran que Giroud difundiera el material que utilizó para su película, y que supone el registro casi íntegro de lo ocurrido la noche del 27 de abril de 1971 en la sede de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC).

La filmación estuvo a cargo de un equipo dirigido por el documentalista Santiago Álvarez y habría servido para que Fidel Castro presenciara lo ocurrido a posteriori. De ese material solo habían salido a la luz algunos fragmentos como parte de la campaña de asesinato de reputación del poeta, cuyo delito fuera escribir el libro Fuera del juego y manifestar opiniones críticas del régimen.  

Al respecto de la exigencia de liberar el material, Giroud comentó en el muro de Facebook del escritor Orlando Luis Pardo Lazo: "Lo debió haber sido desde el minuto cero. Y lo verás. Pasa que para hacer cine en serio, se firman contratos, se hacen acuerdos y se le dan garantías a quienes apuestan por un proyecto (un proyecto rechazado por todo fondo internacional al que aplicamos, ya supondrás por qué)".

"Una de las garantías que di a los pocos que aportaron el dinero de su bolsillo y sus recursos, fue que el material del que partimos se haría público después de circular la película, que también tiene pactada una ruta de compromisos y estrenos. (...) Además, te informo, que hay más copias que la que yo poseo, que está incompleta (le falta mas de media hora). Hay gente que ha visto otra", agregó.

El metraje difundido por Ferrer tiene en total 85 minutos, por lo que se correspondería con alrededor de la mitad de lo filmado y ocultado durante más de medio siglo.

Durante la sesión en la UNEAC Padilla se acusó a sí mismo, en coincidencia con otros célebres procesos de purga ocurridos en regímenes totalitarios, y además señaló a otros de sus colegas y a su propia esposa por sus dudas y críticas al régimen castrista.

El poeta había estado preso en Villa Marista, centro de tortura de la Seguridad del Estado cubana tras su detención el 20 de marzo de 1971. La policía política le ofreció liberarlo a cambio de su confesión, un método que utiliza hoy contra opositores, activistas y periodistas independientes, a quienes extorsiona y amenaza con encarcelarlos si no expresan públicamente su arrepentimiento.

El hoy conocido como "Caso Padilla" supuso el fin definitivo de la luna de miel entre la intelectualidad progresista internacional y el régimen de Fidel Castro. Tras conocerse el proceso contra Padilla, en varias cartas suscritas por figuras destacadas de las artes, entre ellos Italo Calvino, Mario Vargas Llosa, Carlos Monsiváis, Juan Goytisolo, Alberto Moravia, Pier Paolo Pasolini, Alain Resnais, Juan Rulfo, Susan Sontag y Jean-Paul Sartre, mostraron su ruptura con el castrismo.

Al conmemorarse medio siglo de esos hechos, en 2021 la oficialista Casa de las Américas publicó una "relectura" del caso en la que el exministro de Cultura y exasesor de Raúl Castro, Abel Prieto, y el escritor Jaime Gómez Triana volvieron a atacar al poeta y ofrecieron una versión en la que aseguran que la "confesión respondía a un plan preparado por el propio Padilla" y la calificaron como "gran maniobra promocional" que "contó con el apoyo entusiasta de la gran prensa y de los hinchados egos de muchos de los intelectuales extranjeros implicados".

"A esto hay que sumar las ingenuidades y torpezas de funcionarios del MININT, del Consejo Nacional de Cultura y de la UNEAC de entonces, que consideraron honesta la 'autocrítica' y creyeron que su difusión sería conveniente para la Revolución", señalaron. 

Sin embargo, en su revictimización del poeta, ambos funcionarios obvian que la polémica suscitada a raíz del fenómeno que alcanzó escala internacional sirvió de pretexto y contexto a la antes prevista sovietización de la política cultural del régimen castrista, cuyas consecuencias aún siguen vigentes.

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Tomado de https://www.facebook.com/belkis.cuzamale

Retrato del otro Heberto Padilla

AHORA QUE ACABA DE FALLECER JORGE EDWARDS, QUIZÁS ESTÉN INTERESADOS EN LEER ESTE ARTÍCULO MÍO. JORGE FUE TESTIGO EN LA  HABANA DE NUESTRA BODA, EL  25 DE ENERO DE 1971.  Y PENSÉ QUE ERA UN AMIGO SINCERO. ME EQUVOQUÉ,  COMO TANTAS VECES..

La autora responde a un artículo publicado en 'El País' por el escritor chileno Jorge Edwards.

Por Belkis Cuza Malé

Fort Worth 22 Dic 2014


Con tristeza y asombro he leído el artículo ''Disidente despistado'', de Jorge Edwards, publicado en El País. Con tristeza, porque Heberto no fue ni remotamente ese hombre que intenta mostrarnos el amigo Jorge Edwards.  Y asombro, porque su diatriba está llena de inexactitudes y tergiversaciones.

Heberto no fue funcionario de Cuba en la Unión Soviética en los años 60, sino periodista y corresponsal de Prensa Latina y como tal trabajó allí y en la publicación en español de la revista Tiempos Nuevos. Tampoco ''se hizo'' amigo de Evtushenko, como si hubiese buscado su amistad y la de esos disidentes que dice Edwards a los que se acercó. Y no se soñó dirigiendo la disidencia cubana. Tenía un carácter abierto, era espontáneo, pero no un desenfrenado, ni un despistado. Era, sin duda, un hombrre brillante, que atraía por su personalidad.  Estaba más claro que el agua, y por eso escribió todo aquello que sentía y que vio venir para Cuba, tras su temprana estancia en la Unión Soviética. Nunca, jamás, buscó encabezar vanidosamente ninguna posición. A Heberto no le interesaban ni la fama ni la gloria. De sencillo que era, prefería la conversación amena de seres que nada tenían que ver con la literatura y el arte, sino con la vida misma.  Sus poemas fueron un aldabonazo en la cabezota dura de la Revolución, y del Máximo Líder, y se anticipó a la época, aunque él negase en uno de sus versos que sería un poeta del porvenir. Pues sí que lo es.

(Heberto Padilla, muy probablemente con su primera esposa y su hija, y el poeta soviético Evtushenko en el año 1963)

Me pregunto a qué se está refiriendo Edwards cuando señala que Heberto pensaba que su presencia en La Habana lo podría ayudar. ¿Ayudar a qué?  ¿A interceder ante Fidel Castro por un poeta disidente? ¿O a que sacase por valija diplomática su novela En mi jardín pastan los héroes? ¿O estará sugiriendo que en algún momento Heberto le iba a pedir le ayudase a comprar mercancías, comida, en la tienda de los diplomáticos?  Nada de eso ocurrió, por supuesto. ¿En qué podía ayudarlo Edwards, un diplomático mal visto por la Revolución, precisamente por tratarse de un intelectual, un escritor, palabra que de por sí levantaba sospechas en las altas esferas del Gobierno, no importaba que fuese un diplomático de Salvador Allende?  ¿Despistado porque se expresara francamente con él y le comentara sobre la situación cubana?

(Heberto Padilla y Norberto Fuentes posiblemente en EE.UU.)

Recuerdo perfectamente la noche de la despedida de Edwards, a la que él hace referencia. Heberto me había pedido que, pasada una hora, lo llamase al hotel Riviera para confirmar si estaba allí, pero que lo hiciera no desde nuestro teléfono, sino que bajase a la calle y lo llamase desde uno público. La reunión sería también con Saverio Tutino y Norberto Fuentes.  Norberto no era amigo de Heberto, sino un antiguo compañero mío en el periódico Granma,  y un agente de la Seguridad del Estado, que con el pretexto de los últimos acontecimientos —tras la detención del fotógrafo francés Pierre Golendorf—,  se había pasado tres días visitándonos, conversando con él, preparando sin duda su informe sobre el poeta de Fuera del juego. Fueron los tres días que precedieron nuestra detención; que no ocurrió esa noche, como dice Edwards, sino a la mañana siguiente, el 20 de marzo de 1971.

La autocrítica de Heberto no se debió al despiste del poeta, sino a la única opción posible, para evitar consecuencias mayores, entre otras, que fuésemos acusados de agentes de la CIA, como tramaba Fidel Castro, y que se nos condenase a largos años de cárcel. Pero la idea de la autocrítica, y su imposición, fueron parte de los planes de Fidel Castro, que sin duda deseaba la humillación del poeta. Tanto Heberto como yo habíamos sido torturados en la prisión de la Seguridad del Estado, al extremo de que los últimos días de su encarcelamiento los pasó en el Hospital Militar, con problemas renales, producto de las inyecciones de pentotal que le administraban en las venas para lograr que confesara.

(Heberto Padilla y su esposa Belkis Cuza Malé)

Sin embargo, Heberto logró convertir la autocrítica en una acusación contra el régimen, como hemos visto. Cualquier persona con dos dedos de frente sabe que una declaración como aquella dejaba muy a las claras su parentesco con los procesos de Moscú. Sentados allí entre el público, los policías de la Seguridad del Estado, vestidos de civil, vigilaban atentamente la escena, mientras las cámaras del ICAIC grababan aquel degradante espectáculo, que luego iba a ser mostrado al Comandante en Jefe.

Edwards no entendió nunca a Heberto, como se puede ver por la forma en que escribió sobre él en su Persona non grata. Y es triste que al cabo de 14 años de su fallecimiento quiera seguir mostrándolo como un enloquecido, o un tonto, cuando fue sin duda uno de los intelectuales cubanos más lúcidos de los últimos 50 años, y con una cultura política superior a muchos que se consideran especialistas en la materia.

En su autobiografía La mala memoria (que escribió a regañadientes, pues el tema le producía náuseas) no quiso ahondar en detalles, y prefirió enfocarla desde la experiencia más bien literaria del que se mira a sí mismo como si se tratase de otro. De ahi que en inglés el título se acerque más a su intención:  Self-Portrait of the Other (Autorretrato del otro). Pasados los años, y como soy la otra parte del llamado ''Caso Padilla'', he escrito mi propia versión de los hechos (ya en proceso final), de todo lo que vivimos y padecimos juntos, y la he titulado La buena memoria, porque es hora de que se sepa toda la verdad sobre Heberto Padilla y esos años de enfrentamiento contra el régimen totalitario de Cuba.

Lástima que el amigo Edwards haya contribuido a mostrar un Heberto Padilla muy diferente al que realmente existió, al gran poeta de El justo tiempo humano, Fuera del juego y otros.  Lástima, repito, que se opaque su figura de hombre honesto, sincero e inteligente, que no buscó nunca la fama, aunque para algunos, entre ellos Edwards, haya quedado en la historia por su ''mala fama'', no por su talento y su disidencia.


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