Abel R. Castro Figueroa: MATEMÁTICAS EN CUBA (2-B)
Miguel Antonio Jiménez Pozo presenta un
ejemplo evidente de "obsesión": su propia confesión respecto del día que conoció
el Teorema de Korovkin. He aquí sus palabras: Aquella noche no pude dormir. La
verdad, a mí también me impresionó mucho el teorema. ¿Cómo podía ser posible que, si una sucesión de operadores
lineales positivos convergía uniformemente en las funciones 1, x, y x2
a ellas mismas, entonces tenía que ocurrir lo mismo en todo el espacio de
funciones continuas sobre el intervalo [0,1]? Sin embargo, en mi caso me había
olvidado del teorema a los pocos minutos; Miguel no dejó de pensar en él, no
porque no entendiese la demostración, sino porque a su juicio no comprendía la
esencia del asunto, el porqué de la asombrosa propiedad. Lo que había afirmado
era una verdad literal: se fue a dormir a las siete de la mañana. Pero entonces
ya había llegado al meollo del asunto, lo que daría lugar a su definición de
las funciones de prueba, sobre las que escuché alabanzas de Kostyuchenko.
Comenzó la carrera con 26 años, cuando se supone que el cerebro no está ya muy "fresco" para tal emprendimiento. Sin embargo, desde un inicio se destacó. Fue alumno de Celiar Silva, cuyos conocimientos supo aprovechar como ningún otro (alguna vez me dijo que Silva lo apreciaba mucho, no dudo que en algún período haya sido su alumno predilecto; cuando comenzaron a llegar los especialistas europeos, uno de los mejor preparados para aprovechar sus conocimientos era seguramente Jiménez.). Dos años más tarde era lo que entonces se llamaba Instructor No Graduado (ING) al igual que otros estudiantes, pero él al mismo tiempo mantenía un trabajo de gran responsabilidad en las Telecomunicaciones en Cuba. Su pertenencia como trabajador al Ministerio de Comunicaciones se debió originalmente a su trabajo de telegrafista, habilidad hoy olvidada que también había adquirido. Los cursos de Kostyuchenko le dieron a Jiménez el empujón que necesitaba para dedicarse al Análisis Funcional (“todo lo aplicaba a algo”, me decía Jiménez del profesor ucraniano).
La carencia de profesores en la
carrera se percibía con claridad. Alguno de los franceses impartió el curso de
Teoría de la Medida y, al parecer, los estudiantes cubanos que mejor lo
asimilaron fueron Concepción Valdés Castro (Conchita) y Jiménez; finalmente se
pidió a Jiménez que lo impartiera, porque le habían encargado las notas. Esto
constituyó un mérito extraordinario y después fue prácticamente olvidado.
Jiménez años antes había
defendido una Maestría (el Presidente del Tribunal fue el Dr. Egbert Brieskorn; se aprovechó la presencia
del brillante matemático alemán en Cuba; su oponente fue el también alemán ¨Didi¨, apodo del Dr. Diederich Hinrichsen), y unos cinco de nosotros pensábamos
estar haciendo una Maestría con Kostyuchenko en una segunda visita de éste.
Resolvimos un problema que él nos planteó a cada cual, pero como ya Cuba
copiaba el sistema soviético, que no contemplaba las maestrías, aquellos
trabajos no fueron considerados como tales. Muchos años después las maestrías
se crearon de nuevo, principalmente para extranjeros.
Jiménez
presentó su trabajo que le valió el grado de Candidato a Doctor (como se
llamaba entonces) en Matemática en 1979 en la Universidad de Lomonósov, con el
Dr. Potapov como tutor formal. No fue quien le planteó el problema de
investigación; sin embargo, le dio buenos consejos y lo apoyó. Años después, en
1993, obtuvo en Cuba el grado de Doctor en Ciencias.
En varios aspectos Jiménez fue
pionero. Fue el primer matemático cubano que después de la convulsa década del
sesenta obtuvo resultados originales propios, el primer presidente electo de la
Sociedad de Matemáticas (Lagomasino y Fraguela fueron vicepresidentes), el
primero en alcanzar la maestría en Cuba (entiendo que antes el profesor Carlos
Bouza, de Matemáticas Aplicadas, la había obtenido en Yugoslavia), el primero
que alcanzó el doctorado (Ph. D.) sin la ventaja de gozar de una beca, (y lo
mismo con el Doctorado en Ciencias), el primero en recibir el Premio Pablo
Miquel, y el primer matemático en ganar la Orden Carlos J, Finlay, la
distinción científica más importante que otorga Cuba.
Fue
presidente de la Sociedad Cubana de Matemáticas durante 9 años, es decir, fue
reelecto dos veces (y lo hubiera sido más veces si no hubiese decidido
retirarse del cargo). En ese tiempo, la sociedad realizó eventos de suma
importancia, como la realización del histórico Primer Congreso, donde se
entregó por primera vez el merecido reconocimiento de Miembros Eméritos a seis
personas que antes de 1959 habían contribuido al desarrollo de las Matemáticas
en Cuba y se encontraban en el país: Luis Davidson San Juan, Robertina
Maquieira Mayans, Roberto Peña López, Raimundo Reguera Vilar, José Borges
Badell y Joaquín Melgarejo Rodríguez. A partir de este Congreso la Sociedad
comenzó un serio trabajo, primero de expansión al interior del país, y después
de establecimiento de relaciones internacionales.
Para
el Segundo Congreso de la Sociedad hasta se recibió una carta de Fidel Castro; después de este congreso
aumentó sustancialmente la matrícula en la carrera. La iniciativa de que se
celebrara la Olimpiada Mundial de Matemáticas en Cuba fue también de Jiménez;
ayudado por Davidson, Reguera y Luis Campistrous presentaron su plan al
Ministro y fue aprobado. Al año siguiente de la Olimpiada Mundial se celebró la
Olimpiada Panamericana.
A
partir de 1994 Miguel ingresó en la Facultad de Ciencias Físico Matemáticas de
la BUAP, donde ya se encontraba Fraguela, invitado también mediante Cátedra
Patrimonial de Excelencia del CONACYT. Jiménez ha desarrollado una variada gama
de actividades académicas, de investigación científica y de aplicaciones de la
matemática tanto industriales como en otras disciplinas científicas. También
fue por 16 años (2000 a 2016) Profesor Catedrático Visitante de la Universidad
de Jaén, España, que se había desgajado de la Universidad de Granada. Durante
casi todos esos años trabajó en Jaén 2 o 3 meses. En esta universidad fue
miembro fundador y editor jefe de la publicación indizada Jaen Journal on
Approximation, en la que continúa trabajando. Es lo que se llama un alumni
de la Universidad de Humbolt, en Alemania, Profesor Honorario de la Universidad
Técnica de Cluj-Napoca, Rumanía, miembro del Sistema Nacional de Investigadores
de México, Nivel II, y miembro regular de la Academia Mexicana de Ciencias. Ha
sido Profesor Invitado de prestigiosas universidades tanto de Europa como de
Las Américas, y organizador de diferentes eventos nacionales e internacionales.
Miguel es una persona cuidadosa de ciertos aspectos de la vida que son importantes, pero muchos olvidamos. Aquí pienso en que para la exposición de su Tesis de Candidatura en la UH invitó a su viejo maestro de primaria, o en que fue quien tuvo la iniciativa de solicitar que se suspendieran las clases cuando falleció el Doctor Roberto Peña (el único que había sido profesor en la UH antes de 1959 y se había mantenido como tal; los otros habían sido atraídos de diferentes Institutos y Colegios) para que los estudiantes pudieran asistir a su sepelio. También fue de quien surgió la idea de organizar los reconocimientos de Fraguela y Bustamante en la BUAP, en sus respectivos septuagésimos aniversarios.
Los intereses de Jiménez dentro de las Matemáticas están principalmente en el Análisis Armónico, la Teoría de Aproximación y la Teoría de Optimización. Pero también se ha interesado en las aplicaciones, como por ejemplo en el caso de la industria extractora de petróleo. Ha impartido cursos cortos y largos en diversos lugares y oportunidades. Resaltan sus cursos sobre Aproximación en Jaén y el de Análisis Multirresolución con ondeletas (wavelets) en Caracas.
Jiménez
se ha destacado como matemático, pero también como profesor con más de 400
cursos impartidos (recordemos la máxima latina: docendo discitur, es decir, enseñando se aprende).
También ha sobresalido como organizador y difusor de las matemáticas, editor de
revistas, asesorías de diferentes niveles, presidente de jurado en las
olimpiadas Mundial e Iberoamericana de matemáticas, y últimamente ha dedicado
sus pensamientos y esfuerzos también a la Historia y la Filosofía de las Matemáticas y la Enseñanza de esta ciencia.
A
continuación, una lista de membresías y distinciones que ha alcanzado:
1.
Profesor honorario, Universidad Técnica de Cluj Napoca, en Rumania.
2.
Medalla de esa ciudad rumana, así como la orden de la Asociación de Inventores
e Innovadores de ese país.
3.
Presidente de la Comisión de matemáticas y computación del Concejo
Científico de la ACC.
4.
Revisor de la Zentralblatt für Mathematik durante 30 años.
5.
Catedrático Invitado a la Universidad de Jaén, España
6.
Profesor Titular en la Universidad Central deVenezuela
7.
Miembro del SNI Nivel II, en México.
8.
Antes de nacionalizarse como mexicano, fue dos veces declarado (1995 y
2002) Visitante distinguido de la Ciudad de Puebla.
9.
Presidente de la SCMC de 1982 a 1991.
10. Distinción por los XXV años de
la Educación Cubana en 1991.
11. Distinción por los XX años de la
BUAP en 2015.
12. Representante de Cuba en la
Comisión Internacional para la Enseñanza de la matemática (ICMI) en la década
de los ochenta.
13. Miembro del Consejo Científico
de la BUAP por cuatro años.
14. Oficialmente se le considera ex
alumno de la Universidad de Lomonósov.
15. Fue cofundador (en 1987) y
miembro del Comité Ejecutivo de una serie de trece congresos sobre Aproximación y Optimización en el Caribe.
Todo lo que en este escrito se
registra lo alcanzó con un serio factor en contra, que operó durante varios
años en sus inicios; cito el magnífico resumen de la trayectoria vital y
académica de Jiménez que puede consultarse en la revista Matemáticas y sus
aplicaciones, #9, de la BUAP, con motivo de sus 80 años, en 2018:
Hoy,
con 85 años, Miguel sigue lleno de vitalidad. Tal vez no convendría que, como
otrora, hiciera entrenamiento de judo con la selección nacional cubana de ese
deporte, pero ojalá yo llegue a esa edad con su misma salud mental. A él me une
una amistad bastante estrecha a pesar de la distancia y el escaso trato, pero
sé que no me dejo llevar por ese afecto cuando afirmo que, habiendo sido él
profesor de los otros dos doctores de segundo nivel mencionados antes, y de
muchos otros matemáticos menos conocidos, ha sido una especie de patriarca de
las matemáticas cubanas en los últimos años, al menos en el occidente del país.
Juan
Bory Reyes y este servidor coincidimos alguna vez en reuniones,
probablemente de Planes y Programas, en provincias que no eran La Habana; en
Cuba decíamos "del interior" pero la expresión no es feliz. En
esencia era un desconocido para mí, y empecé a conocerlo ahora mediante
documentos que registran su trabajo, aparte de algunos emails que hemos
intercambiado. Me parece una magnífica persona y seguramente me hubiera gustado
disfrutar de su amistad. Al principio temía, conociéndolo menos, no poder ser
tan exhaustivo como con los tres anteriores, que son mis amigos y a quienes
conozco desde hace mucho, aunque las relaciones hayan sido escasas por años. Espero
exponer sus logros con justicia y equidad.
Alcanzó el primer doctorado (Dr. C) en 1988 y
el de Dr. Sc. en 2008. Graduado de la UO, es el cuarto de los matemáticos
cubanos y el primero de la región oriental en alcanzar el segundo doctorado. Su
primer doctorado, relativo a un problema de contorno de Riemann, lo obtuvo bajo
la dirección de Belarmino González Diéguez, el primer doctor en Matemáticas de
esa Universidad, quien hace tiempo vive en La Florida y actualmente trabaja en
la Universidad de Miami. El segundo doctorado correspondió al área del análisis
de Clifford.
Bory ha alcanzado los siguientes premios y distinciones (de Cuba
relaciono solo los nacionales):
1.
Premio Pablo Miquel de la SCMC.
2.
Distinción Especial del Ministro de
Educación Superior de Cuba por la Destacada Labor Científica, en cuatro
ocasiones.
3.
Premio Especial del Ministerio de Educación
Superior de Cuba al Resultado Científico de Mayor Trascendencia y Originalidad,
años 2010 y 2011.
4.
Premio Nacional de Salud. Investigaciones
Básicas. Ministro de Salud Pública de Cuba, 2013.
5.
Premio Anual de Salud. Artículo Científico.
Ministerio de Salud Pública de Cuba, 2022.
6.
Miembro de por vida de la International Society
for Analysis, its Applications and Computation.
7.
Miembro Emeritus de la SCMC.
8. Premio Nacional de la ACC en siete
años diferentes.
9. Orden "Frank País" en
segundo grado.
10. Medalla "Carlos J. Finlay”.
11. Distinción
Juan Tomas Roig.
12. Distinción de la Comisión
Nacional de Grados Científicos por su tesis de Doctor en Ciencias.
13. Medalla "José Tey" del
consejo de Estado de la República de Cuba.
14. Distinción "Por la Educación Cubana" que otorga el Ministro de Educación Superior.
15. Medalla entregada en ocasión del sesquicentenario del surgimiento de la Real Academia de Ciencias Médicas, Físicas y Naturales de La Habana.
16. En el IPN logró el Estímulo de
desempeño de investigadores Nivel IX (el máximo).
17. Es investigador del SNI del
CONACYT mexicano. En el presente año 2023 alcanzó el nivel III (el máximo).
En
cuanto a responsabilidades administrativas y científicas, ha sido
Jefe de Departamento de Matemáticas en la Facultad de Ciencias Naturales y
Matemáticas de la Universidad de Oriente (UO), Vicedecano de esa Facultad, y
Vicerrector de la Universidad. Académico Titular de la Academia de Ciencias de
Cuba por doce años, Vicepresidente del Tribunal Nacional de Defensas de
Doctorados en Matemáticas y Computación, en Cuba, durante el periodo 2006-2014.
Miembro del Tribunal de Otorgamiento del Premio Nacional “Pablo Miquel" de
la SCMC, en el 2007 y 2009, y miembro del Comité Editorial de la revista
“Ciencias Matemáticas entre 1998 y 2003.
Bory ha dirigido hasta el momento 13 tesis de D.C. o Ph. D. Cuatro de
sus estudiantes han sido cubanos, siete mexicanos y dos belgas. Ha publicado
más de 167 artículos con revisión de pares, con coautores de 17 países
diferentes. Ha sido árbitro de más de 25 revistas internacionales de prestigio.
He
aquí una síntesis de su trayectoria laboral, donde se aprecia que ha sido invitado
en diferentes países. No es fácil discriminar entre la actividad docente y la
científica en muchos casos; solo intento no repetir.
§ U. O. Cuba. Licenciatura, Maestría y Doctorado en
Matemáticas. 1981- 2014.
§ Universidad
Autónoma de Zacatecas. México. Febrero-Junio de 1991.
§ Universidad
Autónoma de México (UAM). Tutor de maestría y doctorado en el área de
análisis del posgrado en ciencias matemáticas (IM-UNAM).
§ Profesor
colaborador del programa de maestría en matemáticas aplicadas (UAM-UAGRO).
§ Escuela Superior de Física y Matemáticas (ESFM) del
IPN, México. Programas de Maestría y Doctorado en Ciencias Fisicomatemáticas. Desde
2015.
§ Invitado al Instituto Politécnico Nacional de México (IPN) (a la ESFM) en los años 2004,
2009, 2010, 2013.
§ Invitado
al IMPA, Rio de Janeiro. Cuatro
estancias entre 2007 y 2011.
§ Universidad
de Aveiro, Portugal. 2009 y 2010.
§ ITESM (Instituto Tecnológico y de Estudios
superiores de Monterrey). Años 2013 y 2014.
§ Escuela Superior de Ingeniería Mecánica y Eléctrica,
Zac. IPN, México, de 2014 a la fecha.
Bory ha participado en más de
veinte proyectos de investigación, y ha sido responsable de unos doce de ellos.
Estos proyectos han sido financiados o apoyados principalmente por
instituciones de Cuba, México y Brasil.
Es coautor del libro
Algebra Cuaterniónica y algunas aplicaciones. Con elementos de historia de
la ciencia. En el JCR (Journal of Citation Reports) figura un total de 830
citas de sus trabajos. En su caso es también interesante observar que ha
publicado en colaboración con autores de más de una decena de países: Cuba
(22); Bélgica, (6); México (24); Haití (1); Rusia (1); Portugal (3); Chile (1);
Ucrania (1); Turquía (2), España (1), Israel (2), Argentina (2), Santo Domingo
(2), EE. UU. (1), Republica Checa (2).
A
lo largo de su trayectoria profesional ha participado y participa actualmente
en la labor de formación de recursos humanos a nivel de Licenciatura y de
posgrado (Maestría y Doctorados): En Cuba (12 Tesis de Licenciatura; 1 Tesis de
Maestría y 3 Tesis de Doctorado), México (16 Tesis de Maestría y 10 Tesis de
Doctorado) y Bélgica (2 Tesis de Doctorado), en las siguientes áreas del
conocimiento: Educación Matemática, Matemáticas Aplicadas, Ingeniería de
Sistemas, Ciencias Fisicomatématicas y Matemáticas. Para plantear y dirigir las
tesis a que hacemos referencia, Bory tiene que haber alcanzado un conocimiento
profundo en cada una de esas áreas; espero que el lector aprecie este hecho.
Bory ha colaborado de varias maneras con el CONACIT
y el IPN, sobre todo como evaluador para diferentes actividades.
Ha asistido a gran cantidad de eventos, algunos
de ramas muy específicas, como Ingeniería mecánica, biomedicina,
electromagnetismo, etc. Los países donde ha asistido a estos eventos son Cuba,
México, Rusia, República Dominicana, España, Italia, Japón, Bélgica, China.
Estados Unidos, Canadá, España, Portugal, Holanda, Colombia, Inglaterra,
Austria. Ha asistido como ponente en muchas de ellas; en varias como coautor.
Estamos ante una labor científica destacadísima, y por suerte, debidamente
reconocida.
Ricardo Abreu Blaya. En el verano de 1965 iba yo en
el tren más grande que haya abordado, con cerca de 300 vagones, para el viaje
más largo que jamás hice en ese vehículo: de La Habana hasta Guantánamo, tres
días completos. De ahí seguiríamos hacia Baracoa para recoger café. La
algarabía de las decenas de adolescentes que iban en cada vagón se detenía
cuando el tren estaba próximo a una de sus paradas, y en una de ellas, pasó
alguien voceando el nombre del lugar: ¡Cacocum!, ¡Cacocum! Vaya nombres que se
gastan los orientales —pensé: tres sílabas, y cada una con su ce fuerte. Era
como Pirindingo, el pueblo de los chistes de Eloísa Álvarez Guedes, con sus
tres íes.
Faltaban
cuatro años para que Ricardo Abreu Blaya naciera en ese lugar. El nombre
pegajoso del pueblo se había escuchado en toda Cuba, pero con seguridad hoy es
mejor conocido porque allí fue donde Ricardo vino al mundo y sus habitantes
sentirán por él lo que yo llamo “orgullo ajeno”, por oposición a la “vergüenza
ajena”, expresión que tanto se escucha. Puede que las otras cuatro personas de las que hablo
aquí no comprendan muy bien lo que digo, porque vivieron su niñez en ciudades.
Tal vez los ayude la lectura de Por los extraños pueblos, de Eliseo
Diego, donde se habla del
sacramento gozoso de la lluvia
en el humilde cáliz de mi parque.
Mi
parque, qué duda cabe, es el parque de mi pueblito. Perdonen el desvío
lírico (se me sale lo de guajirito pueblerino) y volvamos a Ricardo.
¿Cómo
se podía, en aquel pueblito, al que si acaso el rimbombante nombre salvaba del
olvido en el occidente del país, encontrar alguna cosa para aguzar el ingenio,
algo que alimentara la inteligencia? No podía hacer mucho; tal vez empezó por
jugar damas españolas, pues su padre era “campeón” del pueblo, sin torneo y sin
corona. Por suerte para Ricardo contó con algo mejor: ese papá tenía inclinación
al pensamiento abstracto, le gustaban los problemas matemáticos y logró
inculcarle amor e interés por esa ciencia con lo que tenía a mano: los
acertijos matemáticos. Tal vez por eso Ricardo estudió el preuniversitario en
la escuela vocacional de la zona, y cuando fue seleccionado para estudiar con
una beca, escogió la carrera de Matemáticas y fue a comenzarla en Praga, la
ciudad más acogedora del mundo, según la opinión pobremente justificada, pero
firme, de quien escribe.
Antes de que terminara la carrera
tuvo lugar el traumático proceso político iniciado por Gorbachov, que produjo
la caída del muro de Berlín y la descomposición de la URSS. Los vientos de la Perestroika
lo empujaron de nuevo hacia el Caribe, pues el gobierno cubano decidió que
todos los estudiantes en países socialistas regresaran a Cuba por temor a la
posible contaminación ideológica. Como Ricardo había avanzado en la carrera,
decidió seguirla en Cuba en la institución más cercana a su casa que la
ofrecía, es decir, la UO, en Santiago de Cuba.
Al terminar la licenciatura
comenzó a dar clases en la Secundaria de Cacocum, y de inmediato comenzó el
primer doctorado. Esto ocurrió en 1994, cuando un profesor se lo propuso,
entusiasmado por la forma en que Ricardo había resuelto un problema de su Tesis
de Licenciatura. No es difícil adivinar quién fue ese profesor: Juan Bory. Hay
distancias temporales y geográficas que deben salvarse, pero yo asocio esta
situación con la guía a Mario González por parte de Pablo Miquel.
Este primer doctorado no estuvo
exento de dificultades, como el hecho de que por entonces no existía beca para
algo semejante, y Ricardo tenía que ir a Santiago a consultar a Bory en un tren
que al regreso debía abandonar en marcha. No pretendo provocar con esto ni
lástima ni admiración; en plena juventud no resulta una gran proeza, pero sí un
hecho que se debe constatar.
En
la entrevista que le realizó la periodista Liudmila Peña Herrera, publicada en Cubadebate,
Blaya cuenta que, junto con un amigo brasileño, pensó en que existía la
posibilidad de aplicar el análisis de Clifford al fenómeno de conducción del
calor de una forma novedosa. Le dice:
Te confieso que padecí de un insomnio
terrible, porque son muchas emociones y decepciones: pensaba que lo tenía,
estaba súper emocionado, pero había un error.
El lector imaginará lo que pensé
(recordando a Jiménez y el Teorema de Korovkin): otro que se desveló una noche
completa por un problema matemático. Me pregunto si no le habrá ocurrido
también al profesor Silva con el Teorema de Fermat. A Blaya, por lo que cuenta,
debe haberle pasado también con un hueso más duro: la Hipótesis de Riemann
sobre la distribución de números primos, que está en el folklore de las
Matemáticas desde 1854 y les ha roto los dientes a muchos que quisieron
hincárselos. Es uno de los siete problemas del milenio cuya solución se premia
con un millón de dólares. Aclaro, para quienes no están familiarizados con esta
nomenclatura, que inicialmente este tipo de propiedades imaginadas se llaman Conjeturas.
Cuando se trabaja en una de ellas y no se pueden demostrar ni su certeza ni su
falsedad, pero la mayoría de quienes se dedican a la rama en cuestión piensan
que es cierta, pasa a llamarse Hipótesis. Naturalmente, si es
demostrada, se habla de un Teorema.
La
secundaria de Cacocum se vistió de lujo con tal profe de matemáticas, pero la dicha en casa
del pobre no dura demasiado. Ricardo saltó de dar clases en la Secundaria a
impartirlas en la Universidad de Holguín (UHO). Alcanzó el Doctorado en Ciencias
Matemáticas en 1999 en la UO y el Doctorado en Ciencias, el de segundo grado,
en 2012, en la UHO.
Veamos
algunas de sus distinciones,
nombramientos y reconocimientos:
1. Premio de la Academia de Ciencias de Cuba
en seis oportunidades.
2. Premio
“Pablo Miquel" en 2005.
3. Distinción Especial del Ministro de
Educación Superior por la Destacada Labor Científica, Cuba, en los años 2002,
2006, 2009, 2012, 2015.
4. Premio de la Academia de Ciencias del
Tercer Mundo (TWAS) a Joven Matemático Cubano, en 2005.
5. Premio Especial del Ministerio de
Educación Superior de Cuba al Resultado Científico de Mayor Trascendencia y
Originalidad.
6. Premio Anual por la Tesis de Doctor en Ciencias defendida en el período comprendido entre el 1 de septiembre de 2012 y el 31 de agosto de 2013.
7. Miembro Titular de la Academia de
Ciencias de Cuba.
8. Experto del Programa Nacional de
Proyectos de Ciencias Básicas del CITMA, Cuba.
9. Miembro del Tribunal Nacional Permanente
de Defensas de Doctorados en Ciencias Matemáticas.
10. Miembro vitalicio de la Sociedad
Internacional para el Análisis, sus Aplicaciones y Computación (ISSAC).
11. Es miembro del Consejo
Científico Asesor de la UHO.
La mayoría de los trabajos de
Blaya corresponden a las Ecuaciones en Derivadas Parciales. Rebasa ya los 180
artículos publicados, cifra respetabilísima, sobre todo si se considera su
relativa juventud, y en consecuencia, que le falta aún buen tramo por recorrer.
Ha realizado varias
estancias académicas en diferentes centros, y ha participado como conferencista
en eventos nacionales e internacionales. Fue profesor Titular de la UHO entre
los años 2000 y 2018, y en la actualidad es profesor investigador de tiempo
completo de la Facultad de Matemáticas de la Universidad Autónoma de Guerrero,
en México. También es ya miembro del SNI de México, Nivel I.
Noticia de última hora: Ricardo Abreu
Blaya acaba de ganar (el 17 de febrero de 2023) el IX concurso literario de
sonetos “Por una sonrisa un cielo” (nombre tomado de una rima de Bécquer)
organizado por el sitio Mundo Escritura. Los dejo con el soneto ganador. Blaya nos
anuncia que prepara un libro de poesías “algo no euclidianas”.
Simples mortales
No pasamos de ser simples mortales.
De qué vale intentar tocar la gloria,
si al final nos quedamos sin historia.
Relativos. Inertes. Opcionales.
Hay muchísimos más irracionales
que estúpidas razones. La victoria
es una construcción de la memoria.
Los cromañones y los neandertales
nos hacen titubear. No existe clave.
Pensar es nuestro juego favorito.
Alguna puerta espera por la llave
que en vano se le entrega al erudito.
Por grande que sea un número, se sabe
que es más próximo a cero que a infinito.
Etiquetas: Blaya, Bory, cuba, Doctorados, Doctores, Fraguela, Jiménez, Juan Bory Reyes, Matemática, matemáticas, matemáticos, Miguel Jiménez, relevantes, Ricardo Abreu Blaya, segundo nivel
2 Comments:
Encantada de leer este homenaje literario donde, según mi punto de vista, se realza la parte humana de cada una de estas figuras matemáticas cubanas. No se puede olvidar "el Jiménez", como decíamos al libro de "Medida, integración y funcionales" que hemos usado casi todos los matemáticos cubanos de mi generación y muchas de antes y seguramente, muchas después. Puedo decir con orgullo que conozco personalmente al (siempre) "profe Bory" y al (siempre) "tutor" Richard y no podré nunca estar más agradecida por su contribución a mi formación.
Excelente texto que resume el quehacer científico de estos cinco matemáticos cubanos. Estudié por el reconocido libro de teoría de la medida de Jiménez Pozo y se nota en este la profundidad y pasión que le impregna a sus trabajos, no he tenido el placer de conocerlo en persona. A Fraguela sí lo conocí en Acapulco en un seminario de matemáticas aplicadas. No he tenido tampoco el placer de conocer a Lagomasino, es muy bueno que se hable de ellos ya que hay cierta tendencia en la actualidad a olvidarse de los que han ayudado al desarrollar de las ciencias en Cuba. Actualmente, los doctores Ricardo Abreu y Juan Bory me asesoran en mi tesis doctoral. Sinceramente creo que es poco lo que se dice de ellos comparado con toda la investigación y labor pedagógica que han llevado y llevan a cabo. Es impresionante el cúmulo de artículo de ambos que muestran sin dudas la muy sólida formación científica en más de veinte subdisciplinas de las matemáticas. Tengo el honor de haber colaborado con ellos en ya varios trabajos y nutrirme de sus experiencias y enseñanzas. Creo que es un merecido reconocimiento a sus trayectorias y espero que no sea el último de estos porque los homenajes y los aplausos se dan en vida. Aparte de sus amplios y exagerados currículum cabe destacar el valor humano de ambos (algo que es bien difícil de encontrar en estos tiempos y más en personalidades con semejante estatus), eso los hace aún mucho más grandes y si fuese poco gozan de la cualidad que más admiro de un científico: humildad.
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