miércoles, abril 03, 2024

Luis Cino Álvarez desde Cuba: A 44 años de los sucesos de la embajada de Perú. Ciro Torres Parda: El hombre que altera la historia

 Tomado de https://www.cubanet.org/

A 44 años de los sucesos de la embajada de Perú

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El régimen castrista nunca pudo recuperarse del golpe para su prestigio que significó la embajada de Perú y el éxodo de Mariel, cuando el mundo vio aquellos millares de cubanos desesperados por escapar del comunismo castrista.

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Por Luis Cino

2 de abril, 2024

LA HABANA, Cuba.- Radamés Gómez, un joven inadaptado de Lawton que ansiaba escapar a como diera lugar del manicomio castrista, cuando convenció al chofer que llamaban Francisco “El Títere” para penetrar en la embajada de Perú en La Habana a bordo del ómnibus de la 79 que manejaba en la ruta Lawton-Miramar para pedir asilo político, no pudo imaginar la crisis que le ocasionaría al régimen de Fidel Castro.

La tarde del 1.º de abril de 1980, cuando la guagua, que iba por Tercera Avenida a 65 kilómetros por hora, se estrelló contra la verja de la embajada, Radamés estaba con los ojos bien abiertos, detrás del asiento del chofer. No quiso tirarse en el piso para protegerse de las balas de los guardias, como hicieron los otros pasajeros, porque quería ver cómo era su llegada a la libertad.

Una bala que le entró por la espalda a Radamés, por centímetros no le destrozó el espinazo. Su amigo Héctor también resultó herido. Pero ya estaban en territorio peruano y según las leyes internacionales, no los podían apresar. Suponían que si no eran ya libres, estaban cerca de serlo. Que solo sería cuestión de papeleo. No contaban con la saña vengativa de Fidel Castro.

El custodio Pedro Ortiz resultó muerto por el fuego cruzado de los otros guardias. Pero Fidel Castro, enfurecido porque los diplomáticos peruanos se negaron a entregar a los tripulantes de la guagua, a sabiendas de que iban desarmados, los culpó de la muerte del oficial.

Lo que no previó Castro cuando, rabioso, ordenó retirar la custodia de la embajada, fue que en menos de 48 horas más de 10.000 personas entrarían a los predios de la sede diplomática para pedir asilo.

Entonces, continuando su rabieta, ordenó que cercaran la sede diplomática y apalearan y arrestaran a los que intentaran acercarse a ella. De no haber hecho eso, muchos miles más se hubieran sumado a los que abarrotaban el inmueble, incluso en la azotea y subidos a los árboles.

Al embajador peruano acoger, el 4 de abril, a todos los refugiados en la embajada, se produjo el mayor caso de asilo y protección diplomática de la historia.

Entonces, continuando su rabieta, ordenó que cercaran la sede diplomática y apalearan y arrestaran a los que intentaran acercarse a ella. De no haber hecho eso, muchos miles más se hubieran sumado a los que abarrotaban el inmueble, incluso en la azotea y subidos a los árboles.


Al embajador peruano acoger, el 4 de abril, a todos los refugiados en la embajada, se produjo el mayor caso de asilo y protección diplomática de la historia.

Unas semanas después, Fidel Castro autorizó que los cubanos residentes en Estados Unidos pudiesen venir en embarcaciones al puerto de Mariel a buscar a sus familiares que quisieran irse del país. Pero les impuso la condición de que tenían que llevarse también a “antisociales”. Y estos fueron, no solo los que iban saliendo de la embajada con salvoconductos, sino también presos comunes, muchos de ellos con problemas mentales, y las personas que, para poder irse del país, tenían antes que aceptar la humillación de presentarse a la policía y declararse delincuentes u homosexuales (que en aquella época, para los castristas, era casi lo mismo).

A Radamés, Francisco “El Títere” y una mujer con su niño, las autoridades se negaron a expedirles salvoconductos. Permanecieron en la embajada, incomunicados, bajo protección de las autoridades peruanas, durante cuatro años y siete meses, hasta que al fin los dejaron salir.

Como he contado otras veces, conocí a Radamés y trabé amistad con él allá por 1985, cuando trabajábamos en la construcción. Unos años después consiguió irse a Estados Unidos. Nunca he vuelto a tener noticias suyas.

Probablemente ni Radamés ni El Títere estén conscientes de cuánto influyó en la vida de los cubanos aquel acto desesperado que cometieron hace 44 años.

En septiembre de 1980, cuando cerraron el éxodo por el puerto de Mariel, unos 125.000 cubanos habían arribado al sur de Florida. Antes, tuvieron que soportar insultos, golpizas y todo tipo de vejámenes por parte de las turbas alentadas por el régimen a realizar los llamados “actos de repudio”.

A pesar de eso y de las dificultades que enfrentaron en sus primeros tiempos en Estados Unidos debido a los prejuicios contra los “marielitos”, no se arrepienten de haber escapado del castrismo.

Tengo muchos amigos que afirman que cuando llegaron a las costas norteamericanas en 1980 fue como si hubiesen vuelto a nacer. Y tienen razón. No se reconoce ya en ellos a aquellos seres angustiados y sin ilusiones que se fueron apedreados, pateados y escupidos por las turbas. Muchos, que en Cuba eran marginados y considerados como “lacras sociales” por el régimen, lograron cumplir sus sueños y convertirse en profesionales o artistas. Y los que no consiguieron exactamente lo que soñaron, al menos pudieron vivir libres y con dignidad.

El régimen castrista nunca pudo recuperarse del golpe para su prestigio que significó la embajada de Perú y el éxodo de Mariel, cuando el mundo vio aquellos millares de cubanos desesperados por escapar del comunismo castrista.

Con los actos de repudio, quedó al desnudo la vileza y la barbarie de que es capaz este régimen. Todavía son una herida sin sanar, que abochorna no solo a muchos de los que participaron en ellos, sino también a los que por miedo, los presenciaron sin chistar. Máxime hoy, que muchos de ellos, para no morirse literalmente de hambre, dependen de las remesas y los paquetes de los parientes y amigos a los que ayer, para no perjudicarse, ni siquiera se atrevieron a despedir y desearles suerte.

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UN CRIMEN CASI DESCONOCIDO DEL CASTRISMO: EMBAJADA DE  VENEZUELA, 1979, EL CUAL FUE UN ANTECEDENTE  A LA ENTRADA DE MÁS DE 10 000  PERSONAS A LA EMBAJADA DEL PERÚ

Parte I


Parte II



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DE LOS ARCHIVOS DE BARAUTEY CUBANO

Nota del Bloguista de Baracutey Cubano


Las balas que mataron a Pedro Ortiz Cabrera, custodio de la Embajada del Perú  eran de armas utilizadas por sus compañeros; dado que en esos días  se habían producidos  incidentes de  civiles cubanos tratando de entrar a embajadas embistiendo vehículos contra su puerta de entrada, las postas habían sido reforzadas. Uno de esos incidentes, si mal no recuerdo,  fue contra la entrada de la Embajada de Venezuela, donde hubo civiles muertos por los guardianes  Castristas de esas embajadas.

Desde el triunfo de la Revolución el 1 de enero de 1959 comenzaron los actos de repudio en Cuba y los éxodos masivos, sólo cambiaron  a quiénes se les hacía y las cantidades  de personas involucradas.  Tampoco los viajes de la ¨comunidad¨ cubano-americano  provocaron el éxodo de ¨El Mariel¨, lo provocó la orden de  Fidel de  quitar las postas de la embajada del Perú y la implícita aprobación de que la dictadura autorizaría la salida del país a los que entraran en ella.  Orden originada por un malísimo error de cálculo y soberbia de Fidel Castro que nunca pensó que se iba a producir un éxodo tan masivo, el cual casi inmediatamente trató de minimizar o frenar mediante golpizas, vejaciones y hasta muertes mediante actos de repudios apelando a lo más bajo de la sociedad cubana y a las más bajas pasiones exacerbadas mediante la manipulación de las masas, ese conglomerado maleable de personas tan utilizado por dictadores, sátrapas y tiranos.

 No por gusto  ya en los primeros años  después del triunfo de la Revolución  la tiranía Castrista IMPUSO postas militares armadas en las entradas de las  embajadas de los diferentes países en Cuba y les negó durante meses y años la salida del país a aquellos que habían buscado ASILO POLÍTICO  dentro de ellas;  asilo político que había sido muy utilizado por aquellos  que se oponían al régimen de Fulgencio Batista de manera violenta colocando bombas en lugares públicos y matando a tiros a militares y a políticos, ya que en América Latina el asilo político era tradicionalmente  acatado y respetado en los diferentes países, incluyendo a países donde había dictaduras,  como era el caso de República Dominicana  con Rafael Leónidads Trujillo. Hay una carta de Frank País al cónsul norteamericano en Santiago de Cuba dándole las gracias por haber salvado y sacado del país al ¨gordo¨, cuyo nombre  era Léster Rodríguez, que era perseguido por su actividad violenta contra el régimen de Batista.

Si antes de los viajes de la ¨comunidad¨ Fidel Castro hubiera  dado esa orden de quitar las postas de las embajadas, la posibilidad de salir del país mediante una embajada a aquellos que estaban asilados  y que los jóvenes en edad militar pudieran irse del país,   muchos centenares de miles de cubanos  se hubieran ido de Cuba antes de  esos viajes de la ¨comunidad¨.  Otras medidas  que habían impuesto la tiranía desde esos primeros años para  frenar la salida del país era:

  • Calificar como  delito contra la Seguridad del Estado las salidas ilegales del país, las cuales eran juzgadas por  los temibles Tribunales Revolucionarios donde las garantías procesales no existían en la práctica y donde las sentencias ya estaban dadas antes de comenzar el juicio.
  • Sacar de su trabajo y enviar para campamentos (¨Campamentos Johnson¨) o centros  de trabajo  lejanos a realizar labores ajenas a su oficio y profesión  a aquellos hombres que pidieran la salida definitiva del país hasta que les llegara el permiso de salida, el cual podía tardarse AÑOS; el compositor y cantante Meme Solís tuvo que esperar 18 años por ese permiso. Fidel Castro había dicho en  uno de los primeros aniversarios de los CDR, que ¨el camino para Miami pasa por la agricultura¨.
  Es un mito decir que los viajes de la comunidad provocaron el ¨Éxodo del Mariel¨. José Martí expresó:

¨La  tiranía ahuyenta a los pueblos, la libertad los atrae¨

Fidel Castro en Camagüey el 4 de enero de 1959 había expresado:

¨Patria es el lugar donde no se explota al ciudadano, porque si explotan al ciudadano, si le quitan lo que le pertenece, si le roban lo que tiene, no es patria.

Precisamente la tragedia de nuestro pueblo ha sido no tener patria. Y la mejor prueba, la mejor prueba de que no tenemos patria es que decenas de miles y miles de hijos de esta tierra se van de Cuba para otro país, para poder vivir, pero no tienen patria. Y no se van todos los que quieren, sino los pocos que pueden. Y eso es verdad y ustedes lo saben (exclamaciones).

Luego, hay que arreglar la República. Aquí algo anda mal o todo anda ma
l (exclamaciones de ¡todo!)

En este video al final se ve un acto de repudio al principio de la Revolución; se reconoce por el uniforme de miliciana que usa la mujer que golpea y que después fue golpeada así un miliciano hombre que estáa su lado.  Hay un acto de repudio cuando llega ¿ Justo Carrillo o Aureliano Sánchez Arango ? a Cuba a principios. No recuerdo bien, pero hubo ¨piñazeras¨entre las partes, no es como ahora que solamente los Castristas golpean ..

En el videohablan  con fuertes palabras el Capitán Carlos Cajaraville, fallecido hace años en el Exilio en EE.UU.,  y a Dariel Alarcón ¨Benigno¨, recientemente fallecido en Francia.



Los secretos de CastroParte 5


 En este video se ven dos actos de repudio en diferentes épocas

Los secretos de Castro.
 parte 1


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Nota del Bloguista de Baracutey Cubsano

En la entrevista que le hizo el amigo Jorge Ferrer
( que se puede leer en http://www.cubaencuentro.com/jorge-ferrer) escribí lo siguiente:

Tomado de http://baracuteycubano.blogspot.com

El entrevistado y yo tenemos la mi edad.

El entrevistado contesta:¨Al otro día, había cientos de camiones repartiendo una chapa metálica donde decía «Esta es tu casa, Fidel». ¡Qué manera más dramática de calmar el dolor de las madres que les llevaron a los hijos al UMAP! Los únicos que no aceptaron esas chapas fueron los Testigos de Jehová. Hasta en mi casa recuerdo ver leído una…* .

Realmente entre esos cartelitos y la UMAP hay varios años de diferencia. El cartelito es del 1959 ó 1960 y la UMAP fue por el 1965.

Nadie en el Ministerio del Interior tenía, y tiene, esa¨ mandarria ¨ de enviar a una persona a una ¨Siberia ¨ cubana si no es un ¨comecandela ¨ comprobado y comprometido mediante acciones y hechos que lo avalen de manera indiscutible, y que no haga necesaria el contraste cruzado de la información suya con la de otros ¨chivatientes ¨.

A las prostitutas de buen aspecto, al igual que a las domésticas, las enviaban a bancos y a otras oficinas, y a las menos agraciadas a otras tareas, como manejar unos pequeños transportes colectivos de color marrón oscuro y fabricados en Checoeslovaquia que se conocían como guaguitas checas o ¨La Maricona ¨ porque el público montaba ( fue una de las primeras ¨tareas de choque¨para los fidelistas) por detrás y le habían asociados estos versos:

¿ No has visto la nueva Ruta ?
La de los techos de lona
Le dicen ¨La Maricona ¨
y la montan los hijos de puta

Ya que iban en contra de la tradición cubana del transporte de aquella época y en contra del transporte privado de¨ boteros ¨ y taxistas; no recuerdo si todavía existía la Cooperativa de Omnibus Aliados o COA. La UMAP vino después pero, no recuerdo que hayan habido Unidades Militares de Apoyo a la Producción para mujeres; granjas para mujeres sí habían. Lo de esas guaguitas fue entre 1960 y 1962 aproximadamente

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Tomado de http://eichikawa.com

El hombre que altera la historia

Por Ciro Torres Parda
Mayo 6, 2010

Ayer se apareció en la televisión de Miami (María Elvira Live, Mega TV, Canal 22) el hombre que entró (abril 1, 1980) con un ómnibus de la ruta 79 en la embajada del Perú para solicitar asilo político y terminó yéndose por el Mariel (mayo 16, 1980).

Héctor Sanyustiz o Sanjustiz (foto) fue entrevistado por Fabiola Santiago (The Miami Herald, septiembre 6 de 1988), quien escribió: «Los peruanos llevaron urgentemente a Sanyústiz y a [su cómplice Radamés] Gómez al Hospital Militar Carlos J. Finlay para que les curaran las heridas (…) .Para su sorpresa, representantes de los gobiernos cubano y peruano le hicieron una oferta de que se fuera calladamente a través del puerto de Mariel. Sanyústiz pensó que era una trampa para quitarle su protección diplomática. Repetidas veces rehusó la oferta, hasta que su escolta peruano lo convenció de que era verdadera. Entonces les dijo que sólo se iría si su esposa Lucía y su hijo de cinco años, Héctor, también se iban. El funcionario cubano que negociaba con él y con los peruanos aceptó, pero con una condición: Sanyústiz no le podía decir a nadie quién era».

Al ser entrevistado por Jorge Ferrer (diciembre 5, 2008), Sanjustiz contó que «a la hora de estar allí sangrando, se apareció Isidoro Malmierca, Ministro de Relaciones Exteriores, haciendo preguntas que yo contesté de mal humor, hasta hacerlo callar, y decirme: “Mira, firma este documento para que puedas ser atendido en un hospital cubano”».

Amén del canciller y su documento, Sanjustiz narró que a su cama de convalecencia vino «un general alto y corpulento de la raza negra y me amenaza con que si no me entrego antes de las seis de la mañana, el pueblo se iba a meter en el hospital y me sacaría a pedazos». Dice Santustiz que reaccionó así: «Me cago en su madre y le digo que sus tropas especiales, no el pueblo, podían venir por mí, pero de seguro al menos a uno yo me lo comía vivo, y en eso empecé a golpear la pared».

( Héctor Sanyustiz o Sanjustiz )

Al desfile del canciller y el general no podía menos que seguir este episodio sublime: «En la madrugada del 16 de mayo apareció alguien, en mi libro está su nombre, y me dijo en tres palabras que me iba al día siguiente por el Mariel y si no lo hacía me atuviera a las consecuencias. Con la misma, salió de la habitación. Uno de los que lo acompañaban regresó un instante después y me dijo que no se me fuera a ocurrir decir nada de aquello a nadie, ni siquiera al oficial que estaba al frente de mi caso».

En «su» libro The man who altered history (2006), que flota en Internet bajo la autoría de José Paredes [a quien Sanjustiz presenta como su agente literario], el nombre de ese alguien apareció por vez primera: Fidel Castro. Y así lo ratificó anoche Sanjustiz a María Elvira Salazar frente a las cámaras. Ni siquiera se lo había dicho a Mirta Ojito, de quien Sanjustiz asevera: «Me pidió que le contara de mí. Lo hice con la condición de que no podía escribir nada de lo que yo le contara y me engañó, porque hizo todo lo contrario». Ojito dio a imprenta Finding Mañana (2005) sin aludir al significativo pasaje de Castro vis-a-vis con Sanjustiz, quien confirmó a María Elvira Salazar algo que ya había dicho a Ferrer: «Estaba loco por que llegara el 1 de mayo. Llegó el desagradable día y en el hospital pusieron el discurso a todo lo que daba. No olvidaré nunca cuando dijo que nosotros jamás abandonaríamos el país, que habíamos sido la gota que había derramado la copa, por la muerte del custodio Pedro Ortiz Cabrera».

Sólo que en ese discurso Castro se refirió una sola vez al desdichado custodio: «Hasta que se produjo la muerte del soldado Ortiz Cabrera (APLAUSOS), hasta ahí llegó la paciencia, hasta ahí. Se había llegado al punto en que no podíamos tolerar más, y dijimos: que a cualquier precio —y entiéndase bien—, a cualquier precio había que ponerle fin a las provocaciones». Y no hizo ni una solita referencia a la tripulación del ómnibus, sino que echó mano al socorrido argumento: «detrás de todas estas provocaciones está la CIA». Castro abordó en perspectiva: «Está por resolver el problema todavía de qué se hace con los que penetren por la fuerza en una embajada (ALGUIEN GRITA: “¡Retirarle la custodia!”) Ahora no tiene mucha importancia retirarla, porque le hemos retirado la custodia a la Península de la Florida, que es mucho más grande (APLAUSOS)».

Así que Sanjustiz no pudo haber oído lo que dice que dijo Castro. Y esos dimes y diretes incuban la sospecha de que tampoco vio a Castro ni al general negro ni al canciller. Lo atendió el diplomático germano-peruano Ernesto Pinto-Bazurco Rittler, el personal médico cubiche y algún oficial.


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