EL SEÑOR DE LOS BOMBILLOS ( Humor)
Nota del bloggista:
"Mein Kampf" "Mi Lucha" ( Capítulo 15 DEL Tomo II, o Capítulo 27 cuando dicha obra se presenta en un solo volumen)
El Señor de los Bombillos
No hay dudas: literalmente la Isla ha crecido y ahora está más cerca de Haití.
Enrisco , Nueva Jersey
jueves 26 de enero de 2006
Todo el que ha tenido que chocar con ella, sabe que la realidad es dura como el alma de un jefe de sector, o como pasar la Nochebuena en casa de unos vegetarianos. Por eso, cada cual trata de escapar de ella por diferentes medios: el alcohol, las drogas duras, las telenovelas o las estadísticas, como es el caso del gobierno cubano.
Para fin de año, por ejemplo, el ministro de Economía y Planificación, José Luis Rodríguez (más conocido como "El Puma… de las Estadísticas"), salió por televisión para anunciar muy complacido que el país había experimentado un crecimiento del 11,8 por ciento. O sea, una tasa de crecimiento mayor que la que tenían en Taiwán antes que descubrieran lo que significan las palabras "vacaciones" y "ausencia por enfermedad".
Realmente es mucho más reconfortante leer o escuchar estadísticas de ese calibre que, por ejemplo, mirar dentro del refrigerador. De todas formas habrá quien piense que el ministro sacó sus cuentas a partir del contenido de su propio refrigerador. Posiblemente se trata de un crecimiento literal y la Isla, en efecto, se haya estirado un poco desde el cabo de San Antonio hasta la punta de Maisí. Y posiblemente sea así: Cuba cada vez está más cerca de Haití.
Claro que para llegar a alcanzar tan robustas y estimulantes estadísticas, no se limitó a producir y producir como locos. También fue necesaria mucha imaginación a la hora de sacar las cuentas. La nueva revolución del concepto de ahorro que embarga al país ha permitido incluir en el cálculo de la tasa de crecimiento factores que han tenido un gran auge en los últimos tiempos, por ejemplo, la exportación de servicios: médicos a Venezuela y camareros a Miami.
Gracias a este esfuerzo estadístico, también se ha conseguido reducir la tasa de desocupación a un ínfimo 1,9 por ciento, sólo comparable con Auschwitz en los tiempos en que le encontraban empleo a todos, incluyendo a las cenizas. Alguna mente prodigiosa se debe haber dado cuenta de que no podía haber desempleo en un país donde se pasa tanto trabajo por cualquier bobería.
Método creativo y contagioso
Así que todo se ha aprovechado para las estadísticas. No sólo el esfuerzo de nuestros aguerridos jineteros y jineteras. También el de los perseguidores de guaguas, que con su entusiasmo dan sentido al transporte público de la Isla, el de los que pedalean incansablemente en sus bicicletas "Forever", el de los heroicos especialistas de la bolsa negra y hasta el de sus clientes, que ahora se tiene en cuenta en las tasas de crecimiento a fin de que no se pierda tanto sudoroso esfuerzo.
Cosas que en una sociedad obsesionada con el consumo, como la capitalista, son desechadas sin miramientos, gracias a este nuevo concepto de la economía pasan a formar parte del Producto Interno Bruto (más conocido como Pedro Ross): latas de leche vacías, ideologías en desuso, pomitos de compota, tribunas abiertas, ropa de segunda mano o una novela de Abel Prieto.
Después de todo, se pueden poner de moda de nuevo y hasta se pueden reexportar (con la excepción de los libros de Prieto), con lo que pasarían a formar parte del Producto Externo Bruto (más conocido como Pérez Roque).
Ese creativo método de utilizar las estadísticas ha contagiado al resto de los compatriotas, según se puede ver en los resultados del último Censo de Población y Viviendas. Uno de los datos más interesantes es aquel que nos informa que el 65 por ciento de los cubanos son blancos, el 10 por ciento negros y el 24,9 por ciento mulatos y mestizos, lo que permite concluir que en realidad alrededor de un 30 por ciento de la población es daltónica.
No sólo Cecilia Valdés, sino hasta el propio José Dolores Pimienta se debe haber declarado blanco, dejando la condición de mulato para gente como el actor Alden Knight. Esperamos que para el próximo censo la revolución pueda ver satisfecha cómo uno de sus objetivos primordiales, acabar con el racismo, ha sido finalmente cumplido: para ese entonces todos los cubanos se habrán declarado blancos.
¿Libres, mártires o martirizados?
Y no sólo de estadísticas vive el hombre: también están las promesas. Ahora el Comandante ha prometido que a mediados de 2006 a Cuba le "sobrará electricidad", gracias a un programa de inversiones que incluye la instalación de grupos electrógenos en todas las provincias y la ampliación de plantas generadoras.
También ha dicho que este año por fin serán repartidas las ollas, los bombillos, los refrigeradores y los ventiladores que prometió el año pasado. Lo de la campaña de ahorro va en serio y uno piensa que es una lástima que en Cuba nunca hayan existido sillas eléctricas, porque así los fusilamientos, en vez de ser criticados por Amnistía Internacional, serían vistos como un renovador método de ahorro.
Siempre habrá gente desconfiada, como aquella cuya opinión citó el propio Comandante en un discurso: "Fidel está prometiendo, vamos a ver si tiene con qué resolver". En respuesta, el jefe de la revolución energética, el Electrón en Jefe, indicó textualmente: "Bueno, no creo que voy a quedar mal, hace rato que no quedo mal, todo lo que he prometido he tratado de cumplirlo siempre, desde que allá en México dijimos en 1956: 'Seremos libres o seremos mártires'". En eso ha cumplido, porque desde entonces sus compatriotas se pueden quejar de cualquier cosa, menos de que haya dejado de martirizarlos por un momento.
Si hay algo que todos, más allá del sexo, la raza, la religión o el origen nacional, debemos reconocer, es que el Comandante nunca nos ha fallado con sus promesas: siempre se está apareciendo con promesas nuevas. En el último medio siglo, el Comandante no ha dejado de prometer cualquier cosa que le pasara por su cabeza: que nadaríamos en café, que nadaríamos en leche, que nadaríamos en carne de puerco o que nadaríamos en petróleo.
Si esto no ha ocurrido todavía, es, por supuesto, por culpa del imperialismo y eso explica de paso por qué no hemos tenido todavía ningún campeón mundial en natación. Eso sí, todas esas promesas nos han permitido llegar a la firme convicción de que el día en que el Comandante diga que nadaremos en agua salada, eso significará que podremos llegar caminando hasta la Florida.
Algún día…
Durante años el Comandante se esforzó denodadamente por llevar la electricidad a todo el país y cumplió: es extraño el rincón del país adonde no haya llegado la electricidad al menos una vez al mes.
El apagón, en principio un fenómeno fundamentalmente urbano, se ha convertido en un claro símbolo civilizatorio de nuestros campos. A pesar de eso, ahora se anuncia que los tradicionales apagones serán eliminados gracias a los esfuerzos del Comandante. "Todo eso que dijo Fidel, lo creo cuando lo vea", opinó un ciudadano que no quiso dar su nombre ni quitarse la máscara de El Zorro que llevaba.
Enterado de esta opinión, el Señor de los Bombillos respondió por televisión: "Está bien, correcto. No me voy a poner bravo por eso [nótese la ecuanimidad], al contrario, siento la satisfacción de que un día van a ver algunas de esas cosas".
Así que el desconfiado podrá estar seguro de que el Comandante cumplirá con su palabra y cualquier día podrá comprobarlo con sus propios ojos. Según aseguran expertos en el tema, en Villa Marista hay calabozos donde nunca se apaga la luz.
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