POLITICA EXTERIOR CASTRISTA: CONTUBERNIO Y CONVENIENCIA
Por: Pablo Alfoso.
05-03-2006
Política exterior castrista: contubernio y conveniencia
PABLO ALFONSO.
El nuevo Herald.
El National Security Archives (NSA), acaba de divulgar en su página de internent un voluminoso informe que documenta 18 años de 'guerra sucia', con cientos de asesinatos políticos en el México gobernado por el PRI, en las décadas de los 60, 70 y 80 el cual debe estar creando serias inquietudes en el seno de la dictadura castrista.
El documento de varios centenares de páginas, es el resultado de cuatro años de trabajo por parte de 27 investigadores de la oficina del Dr.Ignacio Carrillo Prieto, Fiscal Especial, una entidad promovida por el presidente Vicente Fox en el 2004 para investigar crímenes en contra de los derechos humanos.
'Este es un informe sin precedentes elaborado por el gobierno mexicano para esclarecer algunas situaciones desarrolladas durante esas décadas', explica una nota de prensa del NSA, organismo independiente adscrito a la Universidad Georgetown en Washington.
La 'inquietud' de La Habana se explica por la política exterior de silencios, conveniencias y contubernios que mantuvo la dictadura castrista con los gobiernos priístas de Gustavo Díaz Ordaz (1964-1970), Luis Echeverría Alvarez (1970-1976) y José López Portillo (1976-1982), acusados en ese informe de crimenes de genocidio y lesa humanidad.
REPORTAJE CENTRAL
Enero 2002
Méjico, 2 de octubre de 1968. Diez días antes del inicio de los Juegos Olímpicos, el gobierno de Gustavo Díaz Ordaz liquida a sangre y fuego la revuelta estudiantil, entre 300 y 500 jóvenes mueren masacrados por disparos del Ejército en la Plaza de Tlatelolco, también conocida como Plaza de las Tres Culturas. Más de 6.000 son detenidos.
Durante los últimos 33 años, los diferentes gobiernos del PRI mantuvieron la tesis oficial de que fueron los estudiantes quienes iniciaron los tiroteos con francotiradores colocados en los edificios de la plaza. Esa versión fue rebatida por muchos de los protagonistas e investigadores, los testimonios hablaban de lo contrario: de agentes provocadores infiltrados, de gente vestida de civil con guante blanco en la mano izquierda que iniciaron el fuego indiscriminado.
( los individuos que tienen un guante blanco en su mano izquierda eran miembros de un temido cuerpo represivo especial de la Policía mejicana ) -- >
Las fotografías, proporcionadas por un informante anónimo a la corresponsal en Madrid de la Revista mejicana «Proceso», constituyen una prueba inédita e irrefutable de lo que era un secreto a voces: la matanza de Tlateloco fue un sangriento crimen de Estado. Muestran por primera vez las caras de los verdugos, y la acción de los hombres del guante blanco del Batallón Olimpia (siempre negada por el gobierno) así como la perfecta coordinación de éstos con el Ejército. Según el informante, las fotos fueron tomadas por un fotógrafo del gobierno lo cual pone de manifiesto la convicción de total impunidad con que actuaron los verdugos que dejan ser retratados; pero también demuestran que en los archivos oficiales del Estado mejicano debe existir la documentación más que suficiente para conocer las responsabilidades y hacer justicia.
Una vez más, la lucha contra la impunidad en un país hispano puede contribuir no sólo a saldar la deuda pendiente con las víctimas y juzgar a los responsables de los crímenes de Estado; sino a destapar las tramas de la sangrienta represión que en Iberoamérica acaba siempre concluyendo en algún despacho oficial de los EEUU.
Fotos inéditas de la represión
( Se ven alguans fotos de golpeados y torturados)
Testimonio de la familia de una de las víctimas:
Romper el silencio
Diana Rivera es hermana de una de las víctimas de Tlatelolco, su hermano Guillermo (Chomy) era un adolescente de 15 años en el momento de ser abatido y muerto por tres impactos de bala. Asistió al mitin de Tlatelolco sin pertenecer a ninguna organización.
Ella también se dirigía hacia allí: «Sin embargo, ya no pudimos entrar a la plaza. Los soldados habían bloqueado la zona y nosotros nos quedamos atrás de los tanques. Unos jóvenes que huían nos dijeron: ÔEstán matando a todo mundoÕ. No había necesidad de que nos lo dijeran; nosotros escuchábamos los disparos y olíamos la pólvora.
Pensamos en ese momento que la represión era más selectiva, que sólo se disparaba contra los dirigentes. No imaginábamos que el tiroteo fuera contra el grueso del mitin». Su hermano cayó herido de muerte tras los primeros disparos, supieron que lo habían trasladado a un hospital militar y que allí falleció, persiguieron a la ambulancia que transportaba el cadáver: «Aquella persecución fue una pesadilla, no sabíamos adónde llevaban el cuerpo.
Seguimos a la ambulancia que entró finalmente al edificio del Servicio Médico Forense. Allí vi una de las cosas más espantosas de mi vida: las planchas eran insuficientes, por lo que estaban repletas de cadáveres amontonados, unos encima de otros. Había cuerpos de niños, de niñas, de mujeres embarazadas... Habría algunos 200 cadáveres de gente masacrada. La misma escena cuya foto vi después publicada en la revista ¿Por qué?, que dirigía Mario Menéndez. Esa foto yo la viví. Yo vi esa escena»
Una mentira a cambio del cadáver «Los familiares de las víctimas estábamos apiñados en el vestíbulo del Médico Forense, en la puerta había muchos soldados y policías. Era difícil encontrar un espacio para sentarse. Familias completas llorando; hombres, mujeres, niños. Ahí, en el Médico Forense, nos dijeron que solamente podíamos sacar el cadáver de mi hermano si testimoniábamos, en el acta de defunción, que había muerto por otra causa. Teníamos que elegir: decir una mentira para poder llevarnos el cuerpo, o bien, quedarnos sin él por insistir en la verdad.
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