ADAM SUTLER EN LA HABANA, EL FILM " V FOR VENDETTA "
Tomado de Cuba Encuentro.com
Cine
Adam Sutler en La Habana

Alexis Romay, Nueva Jersey
viernes 14 de abril de 2006 6:00:00
Al salir del cine en la noche de estreno, una amiga me comentó que le había gustado muchísimo V for Vendetta, a pesar de tratarse de una película de ciencia ficción. Estoy de acuerdo y a la vez en desacuerdo con ella. Sí, me gustó mucho la película. No, no es ciencia ficción.
Para muchos de los espectadores, la trama se desenvuelve "en una futurística (sic) Gran Bretaña totalitaria", una sociedad devastada por la crueldad y la corrupción gubernamental. Para mis compatriotas, el mismo miedo a la crueldad y la corrupción del gobierno, el mismo canal de televisión transmitiendo sin cesar las ideas y opiniones del Canciller Infalible, la misma eterna omnipresencia de la policía política y esa necesidad de mostrar una cara que diga "sí", mientras todo adentro dice "no": todos estos elementos "futuristas" son parte de la vida diaria y lo han sido durante 47 largos años.
Los paralelos entre la ficción tan brillantemente dirigida por James McTeigue y la maquiavélica realidad orquestada por Fidel

Al igual que el canciller Adam Sutler en la hipotética Inglaterra del futuro, Castro controla todos los medios de comunicación en Cuba. Al igual que Castro, el canciller Sutler tiraniza con mano dura a una sociedad altamente militarizada, y tiene un archienemigo declarado, al que sólo se le conoce un pseudónimo: "V" (de vendetta).
<--- Cartel V for Vendetta Por su parte, Castro ha movido cielo y tierra para convencer tanto a la población bajo su yugo como a la prensa internacional de que la causa de cualquier problema, desde los apagones diarios hasta la escasez de sal (¡en una isla!) o la creciente disminución de su capacidad oratoria, es culpa de su adversario favorito, su doctor Moriarty, a quien podríamos llamar "A" (de América: sinécdoque, en el mundo anglo, de Estados Unidos de América). Coincidencias Las similitudes abundan entre el dictador cubano y su homólogo británico: ambos profesan un gusto desmedido por la estética fascista en general y por Adolph Hitler en particular. El Mein Kampf de Castro se titula La historia me absolverá —frase tomada de uno de los primeros discursos de Hitler—. A ambos les encantan las consignas fáciles de recordar: "Inglaterra vencerá" puede ser un equivalente directo del redundante "Patria o muerte". Ambos señores son homofóbicos y racistas: en la alborada de la revolución, Castro instituyó las UMAP (Unidades Militares de Ayuda a la Producción): campos de concentración a los que eran enviados —y una vez allí, forzados a trabajar— homosexuales, rockeros, testigos de Jehová y toda suerte de personas acusadas de exhibir "diversionismo ideológico"; todavía en la actualidad es ínfima la presencia de hombres o mujeres de la raza negra en posiciones de poder en la Isla. El canciller Sutler y su gemelo cubano tienen otras cosas en común: ambos gozan de una audiencia "cautiva"; los dos adoran gritar ante las cámaras de la televisión y esconden el rostro tras

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