viernes, abril 07, 2006

DENUNCIA DE RAFAEL BARDAJÍ, DIRECTOR DE INTERNACIONAL DE FAES

Tomado de Libertad Digital.com

DENUNCIA DE RAFAEL BARDAJÍ, DIRECTOR DE INTERNACIONAL DE FAES


<--- Zaldívar recomienda a Moratinos alentar una política antiestadounidense en la Cuba post Castro Alonso Zaldívar, embajador de España.

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Un rumor aparecido en Internet alertaba sobre la muerte del dictador cubano Fidel Castro. La falsa noticia llegaba a los medios diplomáticos que, por precaución pusieron en marcha los planes de contingencia para "el día después" de la muerte de Castro. Entre esas representaciones que habrían tomado "precauciones" destaca la embajada española en La Habana bajo responsabilidad de Carlos Alonso Zaldívar. Este diplomático –según informa el director de Política Internacional de FAES, Rafael Bardají– mantiene que el papel de España en la transición de Cuba debe basarse en la confrontación con EEUU, considerado adversario de los intereses españoles en la isla . (Libertad Digital) Según analiza Rafael Bardají en un artículo titulado "Castro se muere" y publicado en ABC, el reciente rumor sobre la inesperada muerte del dictador cubano Fidel Castro, ha desvelado la estrategia que el Gobierno español tendría para encabezar la transición a la democracia en Cuba. El sábado dos de abril, según informa la agencia EFE, varios medios de comunicación del mundo se hicieron eco de una noticia colgada el 29 de marzo, miércoles, en un portal de Internet en Argentina. El texto anunciaba la inesperada muerte de Castro en su residencia de El Laguito a causa de un infarto. El rumor llegó a los medios diplomáticos iberoamericanos y europeos que, tomando las precauciones necesarias, habrían ordenado poner en marcha los planes de contingencia. La falsa noticia, que no se reflejó en la prensa oficial cubana, ha puesto de manifiesto la estrategia que el Gobierno español, a través del Ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación pondría en marcha para el "día después" de Castro. según escribe Bardají, la intención de la cartera de Miguel Ángel Moratinos es encabezar la transición en Cuba. La "avanzada" estaría encabezada por el actual embajador ante La Habana, Carlos Alonso Zaldívar. Bardají dice que en "un larguísimo" telegrama de 150 puntos Zaldívar explica a Moratinos cómo debería de ser la política española "en los últimos días de Castro. Según el analista, la intención se resume en la confrontación con Washington, considerado el verdadero adversario de los intereses de Madrid en Cuba. Son dos sus recomendaciones: "El principal adversario de los intereses españoles en la isla es EEUU, no la dictadura de Castro" y, dos, "convendría que España pusiera en práctica una política antiamericana, alimentando incluso las fuerzas antiimperialistas del interior de la isla para, llegado el momento, hacer más difícil la penetración americana (por estadounidense) en Cuba". Esa postura provoca las críticas de Bardají que resalta la incongruencia de Zaldívar al desconocer "el peso de la geografía": la proximidad de la isla ante "la potencia más dinámica del mundo actual. "España como amigo podría hacer mucho, pero como enemigo, la línea actual del Gobierno, no puede hacer nada", dice y añade que "es más grave la deriva moral que le lleva a alinearse con los antidemócratas y totalitarios" contrarios a los opositores que en Cuba sufren el régimen totalitario castrista. *******
Tomado de: http://www.abc.es/opinion/index.asp?ff=20060407&idn=1421059359114

Castro se muere

Por RAFAEL BARDAJÍ

Los servicios de Inteligencia afirman que Castro está muy grave y que le queda poco tiempo de vida. Aunque uno no debe creerse todo lo que dicen los servicios secretos, la inusual ausencia pública del «comandante» en los últimos tiempos apoyaría la idea de que está en fase terminal. Sea como fuere, la realidad es que las cancillerías de medio mundo se han puesto, frenéticas, a elaborar planes de contingencia para el día siguiente. También la nuestra. El entorno del ministro Moratinos querría encabezar la reflexión sobre la transición cubana.

Uno de los cerebros de la diplomacia española sobre este tema parece ser -o querer ser- nuestro embajador en La Habana, quien ha hecho llegar al ministro español un larguísimo telegrama con sus ideas de lo que debe ser la política española hacia la Cuba de los últimos días de Castro.

Los casi ciento cincuenta puntos de Carlos Alonso Zaldívar se pueden resumir fácilmente en dos: uno, el principal adversario de los intereses españoles en la isla es Estados Unidos, no la dictadura de Castro; y dos, convendría que España pusiera en práctica una política antiamericana, alimentando incluso las fuerzas antiimperialistas del interior de la isla para, llegado el momento, hacer más difícil la penetración americana en Cuba. Es malo que el embajador español en Cuba -alguien que en plena Guerra Fría defendía guardar la equidistancia estratégica entre Occidente y la Unión Soviética- no entienda el peso de la geografía y la proximidad de la isla a la potencia más dinámica del mundo actual, los Estados Unidos, frente a la que España como amigo podría hacer mucho, pero como enemigo, la línea de su actual Gobierno, no puede hacer nada.

Pero es mucho más grave la deriva moral que le lleva a alinearse con los antidemócratas y totalitarios. La libertad en Cuba es un fenómeno imparable y serán los propios cubanos quienes juzguen a Zaldívar y la línea política que quiere para el Gobierno español y que ya ha llevado, de hecho, a que nuestros principales aliados sean ahora Castro y Chávez. Ahora bien, como la Historia nos enseña, la transición a la democracia en la cuba post Castro difícilmente seguirá los esquemas que se hagan desde despachos oficiales o universitarios. La realidad es siempre mucho más compleja y rica. Hay que evitar ideas rígidas y pensar que los verdaderos actores del cambio son ya hoy caras conocidas. Por eso es muy importante que, en contra de lo que defiende el Gobierno español a través de su embajador ante Castro, las democracias liberales apoyen a quienes están dentro de la isla sufriendo el régimen totalitario cubano. Hay que alimentarles y defenderles porque ellos, quienes viven hoy en Cuba, serán los auténticos protagonistas. Pero hay que apoyar a los buenos, no a los malos. Que no nos confunda Zaldívar.